![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfu3Ix7RP1J7vfcxZmsWx1RyOr_LKCI6VYXQTGpCwxbAJgT1oLKrB3ByzULKGqRSN0uzzVizh1H3r28PTgsKT413l3b6MJQmaE8HDPvod1smICmj0EFk8x04s-tDq09RmA0yryb8n71_s/s280/Jos%C3%A9+Tom%C3%A1s+5+de+Junio+copia.jpg)
Otro día estaría consultando mis notas y me dispondría a intentar dar mi visión de la corrida, pero hoy no necesito apuntes, ni acordarme de esto o de aquello. Hoy todo se resume en “ha sido una basura” y la feria de San Isidro del año 2010, también ha sido una basura. Nos prometían que iban a hacer un esfuerzo mayor por conseguir subir el nivel de la feria de Madrid, lo cual ya es un contrasentido. ¿Es qué hasta entonces no se habían hecho todos los esfuerzos posibles? Se supone que es la feria más importante del mundo, se supone que los matadores punteros y las ganaderías más importantes se matarían por estar en Madrid. Pues no. Nos han hecho tragarnos unos carteles que entre los tres toreros juntaban cuatro tardes el año anterior, matadores que en lugar de venir a satisfacer al aficionado, venían a intentar salvar su temporada, en el mejor de los casos, o su carrera, como ha quedado patente en muchos casos. Las ganaderías eran verdaderos saldos más propios del matadero que de una plaza de toros y las tres o cuatro que han merecido saltar al ruedo para que sus toros fueran lidiados como un toro bravo, se han encontrado con ineptos pegapases, que no distinguen entre lo que es torear y lo que es protagonizar una pantomima del toreo. Ineptos semidioses que desconocen los más mínimos fundamentos de la lidia. Ineptos semidioses que tras fracasar estrepitosamente lo único que se les ocurre decir es que el ambiente estaba muy en contra, o que ellos no vienen a matar ese tipo de ganado o que están muy orgullosos porque han dado todo lo que llevan dentro. Pues o tienen un interior muy vacío o muy pequeño.
Pero aparte de la afición, nos roban cualquier posible esperanza de que eso pueda cambiar y que empiece a mejorar. A los que pensamos y hablamos en los términos en que yo lo hago en este momento nos tildan en el mejor caso de idiotas, cuando no de reventadores con premeditación y alevosía, además de ignorantes y desconsiderados. Nos quieren bajar a los infiernos porque no hemos toreado nunca un toro, porque no sabemos el miedo que se pasa y lo difícil que es esto del toreo. Pues muy bien, seguid así y entonces las plazas de toros estarán sólo abiertas para vosotros, para esos que os habéis puesto delante de un toro. Estupendo, pero pensad que no se cobra lo mismo cuando en una plaza entran 24.000 personas, que cuando sólo caben 200 a todo meter. Y si esto es para expertos, quizás a las televisiones no les interesará pagar para retransmitir un festejo a 10.000 personas, incluyendo en esta cifra a los vendedores de refrescos. Quieren un espectáculo de masas mudas, ciegas, sordas y tontas, pero que paguen.
Nunca me habría pensado que se me pasara por la cabeza no volver a renovar mi abono. Esto que para mí es parte de mi vida. Esto que es parte de mí, mis libros, mis dibujos, mis cuadros, mis paseos viendo toros por el campo, la ilusión de ir el domingo a los toros porque te interesa tal o cual ganadería, o tal o cual torero. Esta afición en que todavía te ilusiona llevar a la plaza a tus hijos pequeños de la mano, con la esperanza de que se lleguen a aficionar y que disfruten y sientan la misma emoción que alguna tarde has podido vivir en los toros. Esa ilusión de ver todos los meses de abril el taco de entradas para toda la feria. Todo eso nos lo están robando
Nos quedaba el clavo ardiendo de José Tomás, el único que en la actualidad podría rescatar la fiesta del muladar al que la han arrojado. O Morante de la Puebla, aunque éste parece que ya sólo hace arte ante cabritas aborregadas. Pues un toro en Aguascalientes nos ha cortado toda posibilidad de ver torear este año a alguien en Madrid. ¿Y los sustitutos? Pues uno Miguel Ángel Perera y el otro el Juli. Uno, el extremeño, la vulgaridad con medias rosas que no ve más allá de sus narices o de los alrededores de la burbuja en la que vive y que no le permite comprender a nadie que no le aclame como un dios. El otro, el de Velilla, un joven con amor propio, pero incapaz de hacer arte delante de una bobona y mucho menos de un toro. Ninguno de los dos ha visto un toro de verdad de cerca desde hace años y si hablamos de toro encastado, ni saben lo que es, bueno sí, una especie a la que habría que mandar al matadero. Pero al final, los que vamos a ir al matadero somos nosotros, los aficionados que van a los toros a ver torear, no a ver pegar pases y mucho menos a merendar, pero esta panda del lumpen del toreo nos están robando la afición.