El toro a la espera de acontecimientos
Se torea como se es, sentenció el maestro. Y que verdad más grande. Como muestra vale con escuchar las declaraciones “explosivas” de Juan Serrano, “Finito de Córdoba” a Tendido Cero, programa amable y delicado con todo el mundo, en especial con las figuras, en el que lo más altisonante que se ha dicho en los últimos años es que un señor estornudó en la sopa. Pues allí que se fueron a escuchar al torero catalán de Córdoba, quien se puso a soltar por la boca en un ataque de sinceridad o de tontería; eso aún está por descubrir.
Ahora resulta que a los toros se les inyecta para que se mantengan en pie.¡Maldita sea! dirán algunos después de lidiar una de Escolar o Dolores Aguirre. A estos se les ha ido la mano con la jeringa. Se les ha ido la mano con toda la camada, toda la reata y la madre que parió a ese encaste. Y si será valiente y honesto, que en todos estos años se lo ha callado y no ha pedido que se analicen las vísceras de los sospechosos y así poner luz en un asunto que de ser verdad, sería gravísimo e inaceptable taparlo bajo la alfombra. Yo había oído otros rumores, quizás leyendas urbanas taurinas, que iban en la dirección opuesta; hablaban de que a los toros se les administraban tranquilizantes, lo que explicaba el que en ocasiones los animales salieran al ruedo tambaleándose, quizás por una sobredosis de Valium. Pero eso también habría que demostrarlo ¿verdad que sí?
Pero don Finito, el señor Serrano, no tenía bastante con sus inquietudes sanitarias, sino que también se lanzó al charco del humanitarismo y la modernidad. Ahora resulta que los que crían toros encastados y los que disfrutan con ellos al verlos en el ruedo, son amantes de la tragedia, que por otra parte no es propia del siglo XXI. Pero, ¿ en qué mundo vives, Finito de Córdoba? Qué forma de confundir los términos y de confundir al personal; porque ahora parece que solo hay belleza y estética en la pantomima de él y sus colegas de la Tauromaquia 2.0. Pues si te da miedo el fuego, ¿pa’ qué te metes a bombero?
Luego están sus compis del G x, que cada vez que sacan un comunicado no aclaran nada, pero hacen que suba el pan. En el último más bien parecía que en lugar de informar de algo, solo pretendían justificarse. Vamos, no es que lo pareciera, que se justificaban descaradamente, después de haber montado la que han montado, en el momento menos oportuno, cuando ya se estaban confeccionando los carteles de las primeras ferias, cuando se estaban abocetando los de las más importantes de la temporada, cuando ya había compromisos hechos por parte de los apoderados y cuando no quedaba tiempo para reaccionar. Ellos aducen que aunque se podía haber planteado esto en otro momento y no se hizo, que alguna vez había que dar el paso. Eso está muy bien; que lo apliquen a todo y se darán cuenta de que no trae cuenta. ¿Y si a El Fandi le da la morriña y quiere hacer esquí acuático en enero en el Mar Báltico? ¿O que a don Julián se le ponga hacer una barbacoa en Cádiz un día de Levante? ¿O celebrar el Día Mundial del Madridismo en Canaletas y Neptuno? ¿O el Día del Orgullo en pleno Viernes Santo en la Castellana? Hay cosas que es mejor madurar y esperar el momento, porque a veces el momento y la forma es tan importante como lo que uno pretende hacer. Porque el que es torpe y llega tarde, es doblemente torpe e inoportuno.
Pero mientras estaban redactando el último comunicado, la encíclica taurina “Iustificatio Plena Mundi”, allí se quedaron unos cuantos solitos con el boli en la mano, porque los demás se tenían que marchar corriendo porque tenían que torear en las Fallas. Eso se llama unión. ¡Qué gran lema! “La Unión hace la fuerza! Aunque a algunos de estos Geses les suene al último éxito de Bisbal. Resulta que los que tienen apoderados empresarios no han aguantado ni un puyazo; ha sido notar el palo y cantar la gallina y allí se han ido corriendo a la querencia de los billetes y para no mosquear al que busca los contratos. Creo que El Juli y Morante se han sacado un abono para todas las corridas de Fallas, aunque queda por confirmar si irán a la plaza con un muñequito lleno de agujas, o no.
Aunque esto de los toros es tan grande, que siempre nos queda algún rincón de autenticidad en el que podamos refugiarnos. Entre tanto despendole nos vamos encontrando con las noticias de los compromisos que han asumido Fandiño, David Mora, Urdiales, Javier Castaño y Fernando Robleño. Discretamente y sin hacer ruido, unos se apuntan a un mano a mano en Madrid, aunque lo del ganado no huela demasiado bien; los otros han decidido encerrarse con seis toros de Victorino, Miura y José Escolar. Qué malas son las comparaciones ¿verdad? No sé como saldrán del envite, bien, mal o regular, pero lo que nadie les puede negar es la voluntad y el orgullo de quien se siente torero. Porque esto, aunque algunos no lo crean, no es una ciencia exacta y depende del toro, del hombre, del tiempo, de muchas cosas, pero de momento ya se han puesto los medios y se han podido ver las intenciones. Solo deseo que estas expectativas no se vean truncadas por causas ajenas a lo estrictamente taurino y que no sea utilizado por las hordas oficiales para cargar contra los toreros que de momento viven alejados de esa Tauromaquia 2.0, en la que tan cómodos se sienten los Geses y demás allegados. Eso sí, si en estas tardes de toros hay televisión, que no cuenten con Juan Serrano, don Finito de Córdoba, porque él es un amante de la belleza y no de la tragedia. Olé ahí, con un par.