Parece que Fandiño va desterrando eso de tumbarse sobre el morrillo a lo que salga, bienvenido sea |
Don Iván, ¿qué vamos a hacer con usted? Anda que no ha
sabido usted colarse en todas las ferias, con esa carita de bueno que tiene,
muy serio, pero que cuando sonríe desarma al más duro de corazón. Pero usted a
lo suyo, a abrirse paso y de tal forma
lo ha conseguido, que ya hasta eclipsa los mano a mano entre las deidades
tauromodernistas, cuanto más al resto de divinidades del Olimpo de la
Tauromaquia 2.0. Perdóneme usted, pero así no se hacen las cosas, que resulta
que Talavante, don Alejandro, se enfrentó en Madrid a seis de Victorino, aunque
parecieran cualquier cosa menos Albaserrada, en una gesta digna de llenar los
anales del toreo con letras de oro; ya se encontraría el motivo para ello, pero
de momento se escribiría con áureas palabras. Que fue capaz de trapacear a un
animalito como para que el pueblo le pidiera las orejas del animalico. Que de
las mismas el señor Perera manteó hasta la desesperación a otras bregas con
plátanos en la testa, Castella nos deleitó con su misticismo, Manzanares se
mostró, Mora puso caras y alguno más crecido por las veleidades orejinales de
la plebe, pero resulta que la afición se queda con su labor en un toro, pues el
tener que pasar a la enfermería le impidió enfrentarse a ninguno más. Así que
haga usted el favor, no vayamos a tener que tomar medidas, porque estando así
las cosas, igual tendremos que prescindir de los servicios de… toda esa panada
triste, aburrida y tramposilla que se llaman artistas.
Uno piensa en su trayectoria y no puedo negar sus progresos,
ni mucho menos su disposición para querer ser torero. Eso sí que es empeñarse y
no conformarse. Hace un tiempo casi toda su labor la basaba en el pundonor, el
valor y a veces, hasta el desprecio por su integridad. Esto último sorprendía y
era digno de admiración, pero tengo que reconocerle que no acababa de
convencerme eso de que en el caso de ver próxima una oreja, sólo viera como
única opción el tirarse sobre el morrillo de forma más suicida que torera. Uno
pensaba que quizá sería más fácil y aconsejable aprender a ejecutar la suerte
suprema con pureza y verdad. Y según lo visto en los últimos tiempos, debe
haber destrozado más de un carretón. Le alabo el gusto, pues esta es una buena
muestra de que usted prefiere ser torero antes que matarife, y que no es lo
mismo pretender dejar la espada en todo lo alto, que quitarse de en medio al
toro, aunque sea de infame bajonazo, porque para la mayoría basta con enterrar
el acero, lo demás no les importa.
Al contrario que en otros casos, uno no puede poner pegas a
eso de la colocación, a eso que se dice de adelantar la pierna de salida. Casi
todos la ponen por delante al citar para el primer pase, aunque despidan el
toro para afuera, pero a continuación y exageradamente, la esconden sin temor a
que les llamen tramposos. Pero usted, en ese empeño de dejar mal a los
trileros, mantiene esa actitud de verdad de dar el medio pecho al toro. Unas
veces más y otras no tanto, por supuesto, pero lo que creo que debe ser tenido
en cuenta es la actitud. Que esto de la actitud no es cosa a despreciar pues
uno ha visto como después de no conseguir trofeos en su primer toro afirma que
será en el siguiente y cumpliendo sus palabras y precisamente por la actitud,
al final ha de salir en volandas en brazos de la cuadrilla, areneros y demás
dispuestos, camino de la enfermería. No piense de mí que soy un carnicero, nada
más lejos, pero uno valora estos esfuerzos, aunque nunca querría que tuvieran
que ir al hule, eso mejor lo evitamos, para usted y para todos los que se
visten de toreros. Igual que hasta parece sentirse orgulloso de que en Bilbao
no se le conceda una oreja, porque en su plaza no hay favoritismos.
No se crea que le voy a jalear aquí a la vista de todos el
que descubra a tanto… a tanto… a tantos otros, pero no crea que no se lo voy a
agradecer, pues siempre está bien eso de desenmascarar a quien se oculta detrás
de excusas, cosas que no son verdad, pamemas y cuentos chinos. esos que dicen
que templan una barbaridad, cuando la verdad es que sus toros no se pueden
arrastrar a mayor velocidad y entonces nos quieren convertir de que templan.
Nada más lejos de la realidad. Peo si me permite el atrevimiento, quizá estaría
bien que intentara templar un poco más a sus toros de usted, más que nada por
eso del parar, templar y mandar, que decía el otro. Aunque no sé si el origen
de todo esto se puede buscar en esa costumbre de no picar a los toros. Hay que
reconocerle el valor de dejárselos muy crudos, pero si en el caballo dejara que
les pegaran un poco más, igual los animales embestirían con menos violencia y
menos brusquedad, pero no tome esto ni como un consejo, ni como una exigencia,
simplemente es el parecer de alguien que osa escribir y mostrar lo escrito para
que lo lea el que quiera. Ya ve usted, uno que se pone a decirle que hay que
mejorar, cuando sabe de sobra que en esto del toro no se deja de mejorar y
aprender nunca. Eso sí, hay una cosa que si le pido, no compare los comentarios
que le he dedicado a usted y su toreo con los que se debería hacer a la mayoría
de los alternantes con los que comparte paseíllo tarde tras tarde. No hay
comparaciones posibles, pues a estos hay que empezar por aplicarles eso de
verdadero o falso, de toreo o manteo, de toreo o pantomima, sembrados en los
que no nos gustaría verle, porque ya sabe eso de que Iván Fandiño no es
glamouroso, ni falta que hace.