domingo, 28 de abril de 2013

Si te engañan, te timan o te roban, SONRÍE

Hubo toreros que ni engañaban, ni timaban, ni robaban, ni tan siquiera hacían sonreír.



En estas fechas que se nos acercan de amor y fraternidad taurina, en esos días, que parecen siglos, en los que estaremos reunidos en torno al toro tanto los taurinos como los que ni se han puesto, los claveleros con los cardos borriqueros, los de los canapés con los del bocata de tres metros y los que no llevan ni pipas, los que se divierten y los que se mosquean, los que no ven nada bien y los que no ven nada, los que exigen que se pique al toro y los que no quieren ni que se le regañe, todos juntitos, en la feria de San Isidro. Aunque igual estamos menos juntitos que en años anteriores. La empresa habla de 2.500 abonos, las malas lenguas, de 5.000, y la Delegación del Gobierno dirá que sólo son 14 o 15. Lo que si es cierto es que Taurodelta ha sacado los cañones de gran calibre y se está dedicando a bombardear nuestras orejas con una campaña de radio en la que llama a los aficionados a sacarse su abono en la “Primera Plaza del Mundo”. Ver para creer, ¿quién nos lo iba a decir” Hace unos años lo cuentas, y vas de cabeza al cotolengo a que te fundan la médula con sesiones de electroshocks antes de las comidas.

Pero tengamos sosiego, después de saber esto, no vayamos ahora a protestar por cualquier cosa de forma airada, ni tan siquiera porque nos creamos robados, timados o engañados; no es tiempo de esas cosas tan desagradables. A ver si resulta que los espectadores de los toros nos creemos los más cívicos del orbe, y vamos a perder los papeles por un “quíteme allá esa borrega”. Un poquito de educación, sosiego y aguante, sobre todo, mucho aguante. Y ejemplos de esto que digo los vemos a diario en las teles con gente que les quitan sus casas, que pierden sus trabajos, que no tienen dinero para comer y se ponen cómo locos. Pero hombre, lo primero, no pierdan las formas, si con aguantar unos años, igual vuelven a tener que echarse al estómago, sin que al caer suene a hueco. No se puede ir a casa de los políticos a decirles que no van a quedar puentes para todos, no es admisible que a los muy reputados señores banqueros se les diga que te han engañado, te han timado y finalmente te han robado, que solo es dinero, oiga, ¿los ahorros de toda la vida? Hombre, es que si nos ponemos extremistas y negativos, todo se ve negro. Pues en los toros, lo mismo. Pero claro, si resulta que ya vas mosqueado por el ganado de La Dehesilla, los Bayones, Juan Pedro, Jandilla, Victoriano del Río y demás, que han protagonizado fenomenales escándalos en los últimos años, pues ya me contarán, que ni el bocata te puede sentar bien. Y total, si lo mismo ni pasan el reconocimiento, que es lo más fácil. Pero claro, salen al ruedo con su alegre trote cochinero, se desmoronan al sentir la primera ráfaga de viento primaveral y encima hay que aguzar la vista para distinguirlos del perro de TinTín, pues claro, para muchos ya es motivo de bronca.

Luego hay que contar con los actuantes, una gloriosa tropa de elegantes desaliñados con traje de luces, que están ahí más por tradición que por méritos para verse anunciados en la Feria, ese Leandro, David Mora, Tejela Rafaelillo, Fandi, Luque, Perera, Castella, Juan Bautista, Juan del Álamo, El Cid, Finito, Capea, Chechu y paro de contar, aunque podría seguir. Los que te pegan el mismo rollo desde hace años, el mismo timo y las mismas consecuencias, ellos te quieren engañar y tú les sales con cajas destempladas. Pero no hay que ser así, que esto es muy difícil, aunque a mí me da que la culpa es del público, que tiene envidia de los toreros, son unos reventadores y a la mínima ya están protestando. Lo suyo sería que una vez vista la labor desarrollada, no al final de cada toro, sino al final de la tarde, el público expresara su parecer de lo acontecido. Así, una vez concluido el festejo, los que deseen expresar su parecer tendrán que quedarse para aplaudir, protestar, guardar silencio o dejar la cosa en tablas con la división de opiniones. Al matador se le manda un “guasap” y así se enterará camino del hotel, que en su primero no estuvo mal y que recibió una cerrada ovación. Lo que no sé es si debería hacérsele volver a la plaza para salir a saludar al tercio. Quizá sería demasiado engorroso, ¿no? Pues nada, entonces creo que lo mejor sería que todo esto se hiciera al finalizar la feria, y así, como al día siguiente los señores abonados andan más despistados que el pulpo Paul en Cortilandia, podrían volver a la plaza para ejercer su derecho a la protesta o la ovación. Sería realmente edificante poder encontrarte al señor empresario y decirle “Vaya atraco el día de los borregos de fulanito, ¿eh? No se tenía ninguno en pie, pero casi fue peor la de dos días después. Y con tantos años contratando a menganito y sigue sin saber colocarse y metiendo el pico”. Y el señor empresario respondería cortésmente: “Ya si es que esos toros no eran tal cosa, eran novillos, lo que pasa es que si los comprábamos como toros, ganábamos menos dinero y al tener que repartir entre tantos, si no pegas el timo, no resulta rentable”. Ah, claro, algo así me imaginaba. Hay que ver, da gusto la elegancia con la que nos vaciáis la cartera. Y todos tan amigos ¿A ver por qué esto no puede ser posible? Pero no, siempre están esos molestos los de siempre que se empeñan en fastidiarte la tarde y cuando sienten que les están timando, ¡hala!, a gritarlo a los cuatro vientos. Si es que no tiene sentido, fijémonos en los bancos, te levantan unos buenos miles de euros en “Preferentes” y cuando te vas te despiden con una sonrisa y estrechando tu mano, y tú te vas tan feliz, aunque ya se ha visto que no los hay tan cívicos y de repente se deciden a ponerse a montar una perreta de narices. Así no vamos a ningún lado.

Así que pensemos las cosas dos veces antes de actuar y no nos dejemos llevar por el primer impulso que se nos pase por la cabeza, porque hay que reconocer que cuando a uno le timan, le engañan o le roban, hay una responsabilidad que no se puede eludir. Si no hubieras ahorrado durante toda tu vida, no tendrían dinero para robarte, o si inviertes en cromos del Coyote, lo tendrías que saber antes y no luego, a posteriori; un poco de buen gusto por favor. O esas tardes insoportables de toreo moderno, ¿qué pretenden, que los señores de las medias de colores se pongan a torear toros? Por favor, si ustedes no hubieran ido, no habrían tenido que sufrir tal escándalo, pero no, allá que van y encima pretenden exigir y echarle el mochuelo a la presidencia, la empresa, el ganadero, los toreros, y, ¿el espectador? No, ese se va de rositas y encima pretende quejarse y que las cosas se resuelvan y se hagan bien, pidiendo responsabilidades a los que pusieron en marcha los fraudes. Que falta de todo, de civismo, educación, humanidad, verdadera afición y sentido de la responsabilidad y de la solidaridad con los chorizos. Así que, por favor, por un mundo mejor, más cómodo para los golfos e injusto para los cabales, si te engañan, te timan o te roban, SONRÍE.

lunes, 22 de abril de 2013

La felicidad de ver a El Juli cogido

Vicente Pastor, pasado por el filtro de una mala cabeza


Lo que ha avanzado el mundo, el pensamiento científico y filosófico, se ha vencido a un gran número de enfermedades que en otro tiempo eran sinónimo de muerte, se han alcanzado unos niveles de bienestar inimaginables hace años, hasta el mundo tiene la apariencia de ser más seguro, pero no sé qué será lo que tiene la estupidez humana, que su desaparición parece una empresa imposible. Y anda que no molesta y por si fuera poco, destroza todos los logros del hombre y siembra la discordia entre estos, en un abrir y cerrar de ojos. Vaya como ejemplo la cogida sufrida por El Juli en Sevilla; anda que no han tardado poco en salir los memos en avanzadilla, para acusar a los aficionados que no son afines a su forma de hacer ante el toro como culpables de semejante desgracia. Resulta que al pedir que salga el toro íntegro, uno ya es cómplice de un intento de… Vaya usted a saber de qué.

Esta cornada ya deshabilita los argumentos de los que exigen la verdad en la Fiesta, de los que critican el destoreo ventajista y de los que en tanta desvergüenza y corrupción taurina ven el fin de los Toros. De la misma forma que se ve legitimada la Tauromaquia 2.0, porque, según ellos, lo que llamamos medio toro también pega, y a veces con malas consecuencias. No creo que este sea un buen campo para la batalla dialéctica, porque igual se encuentran delante los argumentos que utilizaron para desprestigiar a José Tomás y su forma de torear. Igual que en aquel momento eran una estupidez, una insensatez y un ataque injusto y desmesurado al de Galapagar, con El Juli siguen siendo una barbaridad, y además, el torero no se lo merece.

No he visto la cogida, ni la pienso ver, igual que no vi la de Padilla, porque no me interesa y porque desde el momento en que un torero tiene que ir a la cama sólo me importa su recuperación. Pero no caeré en el error de calificar la valía del torero por el hecho de que el toro le eche mano. Yo sigo pensando lo mismo sobre el toreo de Julián López, El Juli, al que alegremente se le ha colgado el cartel de figura, gran torero y de no sé cuantas cosas más, me sigue pareciendo un torero que basa su labor en tomarse todas las ventajas para él. A pesar de anunciarse con los Miura, únicamente mata un tipo de toro que lleva bajo el brazo allá donde se acartela y todo lo que sea salirse de los Zalduendos, Garcigrandes, Cuvillos o Victoriano del Río, por decir unos nombres, comporta una sonora excepción que se jalea por los cuatro confines y que genera grandes esperanzas hasta en los disidentes de la fe julista. No le ha importado montar o que se monten lamentables espectáculos en los corrales, las mañanas de corrida, ni defender sin rubor el toro chico, los novillos chicos y la saca grande, que es una figura. Pero ahora creo que no es momento de profundizar en estas cosas, caería en el mismo error de los que creen que nos felicitamos por verle ir a la enfermería, pero desde el punto opuesto. El caso es que ahora está con la pierna abierta, que a pesar de todo nos tenemos todavía que felicitar porque la cosa no haya sido peor y que lo mejor que puede pasar es que vuelva a vestir de luces y a salir al ruedo a torear. Que hay que ser muy tonto para desear que cojan a nadie, para que un torero se vea obligado a dejar el toro por una desgracia o para que los toreros, ganaderos o quien sea que no son santo de nuestra devoción se tengan que hacer a un lado por otro motivo que no sea su santa voluntad. Pero pensar que estas situaciones desgraciadas puedan alegrarnos, aparte de ser un ruin y una mala persona, lo que deja muy claro es que es un pobre bobo infeliz. Así que no se gasten ustedes, señores taurinos y afines, que jamás podrá llegar a ser posible encontrar la felicidad en ver a El Juli cogido. Es mucho más gratificante verle vestido de torero y en la plaza, y luego juzgar si es capaz de entusiasmar al respetable, al aficionado o a cualquier hijo de vecino.

sábado, 20 de abril de 2013

Reflexiones sobre ¿Qué es torear?

Torear es poder y mandar en el toro.


En esta oportunidad no voy a expresar mis ideas, ni el producto de mis observaciones o los comentarios que me surgen al leer o escuchar ciertos hechos que acontecen en el mundo de los toros. Eso sí, estoy de acuerdo en todo con lo aquí recogido y que alguien escribió en su momento, pero que es perfectamente aplicable al día de hoy. Lean estas reflexiones y luego veremos quien firmó estos párrafos.

1. Lo difícil en el toreo son los remates, rematar un pase y más rematar una faena.

2. La lidia empieza desde que sale el toro del toril. La suerte de matar empieza en el primer capotazo. Todo cuanto se hace en el ruedo, es ir preparando al toro para la muerte.

3. Esa distinción, muy de moda, del toro bueno para el torero o el toro bueno para el ganadero es la más disparatada concepción de la bravura.

4. No hay toros grandes, ni toros chicos, sino toros; toros o novillos. El toro se caracteriza primero, por su edad, y en seguida, por el trapío de su raza.

5. Si daña a la fiesta de toros la insinceridad, no la daña menos el conformismo. Llamaremos conformismo a esa falta de interés por que las cosas se hagan bien; a esa aceptación de hechos consumados, sin reacciones que obliguen a la enmienda; a esa entrega dócil al abuso y al engaño; a la renuncia fiscal que se observa en sectores que pueden ser decisivos.

Tranquilizan su afición los conformistas diciendo que es achaque antiguo, que siempre pasó lo mismo; sin analizar si es verdad que pasaba lo mismo y cómo pasaba, y si se dejaba pasar mansamente.

6. Templado no es igual a lento […]. El temple depende del toro […]. Tanto se falsea el temple por torear rápido como por torear lento.

7. El dilema que las circunstancias actuales han planteado al toreo -estatua o vulgaridad- necesita una revisión. Y en esta revisión tenemos que considerar el toreo por bajo. El toreo por bajo está preterido, abandonado, en desuso, como se desecha lo inservible y lo inútil. Al decir del torero y de algunos aficionados que hacen eco a esos toreros, el toreo por bajo no le gusta al público. ¿Pero qué toreo por bajo es el que no le gusta al público? Nosotros sospechamos que el toreo por bajo que no le gusta al público, y hace bien en no gustarle, no es el toreo por bajo precisamente, sino ese toreo agachado, encorvado, del que busca entre las arenas algo perdido -el toreo- y en el que está más bajo que la muleta. Ese no es toreo “por bajo”, sino toreo “bajo”.

8. Para ser torero hacen falta dos circunstancias esenciales: primero, ser torero (aptitud), y segundo, saber ser torero (conducta).

9. Torear es mandar en el toro, hacer lo que se quiera del toro, tener el toreo en la mano; si no se manda en el toro, si el toro no va por donde quiere el torero que vaya, no torea el torero, el que torea es el toro. Y no se puede mandar al toro si no se carga la suerte.

Pues aquí están las reflexiones de don Gregorio Corrochano, periodista y ensayista de referencia, con sus puntos más oscuros, afortunadamente, pero que tenía una clara concepción del toreo y que fue capaz de plasmarla en su magnífica obra “¿Qué es torear?”. Imprescindible.

martes, 16 de abril de 2013

A Manzanares se le ha faltado al respeto gravemente

Nos achucha un toro un poco y ya hemos perdido los papeles


Cuánta expectación había por la encerrona del Niño Manzanares, todo estaba dispuesto para encumbrar al joven torero alicantino, al que muchos habían coronado como rey del toreo, del presente, del pasado y del que tenga que venir. Un torero que arrebata por su donosura, por sus maneras, por la forma de componer y por ese mimo con que trata a los animales, como nadie podría imaginar. Qué afortunados somos de ser contemporáneos de semejante fenómeno. Un reconocimiento casi unánime de su hegemonía, exceptuando unos cuantos disidentes a los que no acaba de llenar el ojo. Y para rubricar las palabras de la afición que le sigue, decide encerrarse en Sevilla, en su plaza, con seis toros para él solito, seis toros elegidos para la ocasión, entre los que incluye el aliciente de meter a uno de Victorino Martín.

Pero la cosa no salió como se esperaba, dos orejas al último toro de la tarde, benévolas según muchos, incluidos los más fieles y al haber demostrado muchas carencias en el de Victorino Domecq Martín, aparte de las pintas anovilladas de alguno más de los que salieron por esa imponente puerta de toriles que es la de la Plaza del Baratillo. Y anda que han tardado sus detractores en sacudirle la badana, no había caído el sexto y ya se calificaba aquello como un fracaso. Otros mostraban su decepción, al comprobar y tener que reconocer que su torero fracasó, mostrando además demasiadas carencias. Aunque siempre están los cegados por el amor y que se agarran a que esos toros no se ajustaban a su forma de hacer; él necesita otro tipo de toro, ese que pone lo que le falta al torero. Si el espada no manda, se manda él, si no domina, se domina él, si no templa, se templa y hasta si es necesario, si el de luces no torea, se torea él. Pero de los seis tan minuciosamente elegidos, parece que solo se prestó a colaborar el último, un novillo según las crónicas, del que le dieron las dos orejas, aunque parece que con cierta benevolencia.

Pues bien, yo creo y lo pienso con toda la sinceridad del mundo, que se ha faltado gravemente al respeto al Niño Manzanares. ¡Caray! Dirán algunos, este también nos sale con lo del respeto. Pues sí y añado que tampoco se le ha tratado con justicia, más bien todo lo contrario. Son muy pocos, un escaso número de aficionados, los que le han tratado como debe y como se merece. Llevamos años escuchando que José María Manzanares es un torero único, de una vez, sin macula, casi perfecto. ¡Por Dios!, ni el mismísimo Gallito. Y daba lo mismo que fueran los seguidores a distancia, que a lo mejor no le han visto jamás en la plaza, que los más próximos, pasando por toda esa corte de plumillas y voceadores de radio y televisión. Todo resultaba el ideal de la tauromaquia, dominador de todos los toros nacidos de vaca y artista tocado por las nueve musas, y las de reserva, y nadie echaba cuentas de eso de “Quién bien te quiere, te hará llorar”.

A José María Manzanares se le ha tratado como un estúpido, un débil al que había que mantener ajeno a la realidad, perfecto y que sólo era criticado por los necios, envidiosos y seres dañinos que le querían perjudicar. ¡Qué barbaridad! Lo fácil que lo tendría para caer sobre él y ponerle de inútil para arriba, pero como ocurre con los niños maleducados, la culpa es de los padres, y aquí esta función la han desempeñado esa patrulla de caraduras que han buscado el beneficio rápido, sin importarles que en algún momento el torero se encontrara con una dificultad no prevista. ¿Dónde están ahora toda esa panda? Seguro que también se callarán el que un novillo de Victorino le trajera por la calle de la amargura, a él y a esa “excepcional” cuadrilla que tan bien brega con los Garcigrandes, Núñez del Cuvillo y demás ganaderías de cámara de las figuras. Creo que al que empieza, al que no sabe o al que le falta por aprender hay que enseñarle y no meterle en una burbuja de mentiras. Eso sí, si en los malos momentos estos protectores están prestos a salir en su auxilio, como los papás que les hacen los deberes a los niños y que estarán siempre a su lado incluso cuando tenga la criatura 40 años y tenga que trasplantarle el corazón a un señor más pa’llá que pa’cá. ¿Es eso respeto y confianza?

No se puede estar protegiendo a los hijos toda la vida, ni en todo momento. Ha bastado echar a José María Manzanares un toro que no es de procedencia Domecq, para que pierda los papeles y muestre unas alarmantes carencias. Pero ahí salen corriendo los protectores mal entendidos, con argumentos tan rebuscados como incoherentes y faltos de fundamento que quieren creer al torero que está en la cúspide, no sé si para bien del que expone o de ellos mismos, para continuar “aprovechando el momento”. Que si ese toro no es para él, que si no es su estilo, que no colaboraba y yo qué sé cuánta memez más. Si se oyeran, si les escuchara un aficionado de antes; igual les preguntaba que cuántos años tiene el niño, que si 5 o 6, para después echarse las manos a la cabeza al pensar que un matador de toros no es capaz de poder a un novillo con cierto picante, ni a los que no se adaptan a las condiciones de su toreo. ¿Pero la cosa no era al revés? Pues ya ven. Y estos desahogados nos exigen a los demás respeto. ¿Respeto? Pues que sepan que en el pasado, en el presente y seguro que en el futuro, estos palmeros son los culpables de que “a Manzanares le ha faltado al respeto gravemente”.

sábado, 13 de abril de 2013

La bicha insaciable

Los de doña Dolores la echarán de menos, cómo todos los aficionados.



Había una vez una serpiente grande, enorme, con unas fauces que podían abarcar el mundo entero; dicen algunos que en su voracidad un día engulló un planeta entero, un planeta lleno de belleza, de valerosos hombres elegantemente vestidos, de orgullosos caballeros que criaban unos seres muy próximos a los dioses, unas gentes entregadas al valor de unos y a la bravura de los otros, y como la perfección no existe, también andaban por allí unos tíos que se ocupaban de juntarlos a todos en torno a un anillo de oro, mientras ellos contaban lo que les quedaba de pagar a unos y de cobrar a otros, mientras había un grupito que contaba todo aquello para conocimiento de todo el Universo. Y todo esto se lo tragaba la bicha sin pensar si hacía bien o si hacía mal, porque lo quería todo, absolutamente todo y ¡ay de aquel que se resistiera!

Nadie sabía decir qué clase de ser era aquel que nunca se saciaba. Abriendo esa boca que parecía el rastrillo de un castillo, levantando esos colmillos pavorosos y lo mismo pasaban por allí los valerosos, que llamaban toreros; que los criadores;  los ganaderos de toros de lidia que la afición o que los cuenta duros de los empresarios. Y allí dentro se fueron mezclando unos con otros, y el empresario se quiso hacer ganadero y el torero, empresario; y el ganadero, torero;  y el toro,  artista;  y el aficionado,  empresario. El periodista lo quería ser todo menos toro y torero. Se formó tal lío que al final la bicha no sabía quién era ella, quien tenía dentro, ni qué hacían, sin preocuparse si sus inquilinos hacían bien su trabajo o no, sólo le interesaba que le agenciasen más víctimas que engullir. De esto se ocupaban unos espabilados que supieron librarse de verse abrazados mortalmente por los anillos que se extendían en el interior de aquella piel colorida, suave, fría y cubierta de escamas.

¿Quién gobernaba aquella situación? ¿Quién decidía los movimientos de la bicha? Pues todos a la vez y ninguno en particular. Se estableció un letal equilibrio de fuerzas que no dejaba que nadie decidiera por encima de los demás. Nadie era imprescindible, pero todos eran necesarios. Bastaría con que una tribu se uniera para erigirse en el grupo predominante y poder tomar todas las decisiones. Así de fácil, pero había un problema de imposible solución. ¿Qué hacía el que era ganadero, empresario, torero? ¿Y si además tuviera bajo su protección a otros toreros, ganaderos, aficionados y periodistas? Pues la solución era tan simple como sencilla, aunque de nefastas consecuencias. Todos mandarían y ninguno tendría el mando; un equilibrio perfecto de intereses, en el que todos salían beneficiados, y el que pusiera pegas, fuera del sistema, que además ya se encargarían los voceros de vestir la mona al gusto del poder, para que todos los ingenuos se pusieran en contra del rebelde. Con la belleza épica que rebosa el rebelde y lo que se le maltrata. La serpiente comía, comía y nunca se encontraba satisfecha, todo era poco, quería más y más, toreros valientes y de verdad, ganaderos honestos, toros encastados, aficionados respondones y la casi inexistente prensa disidente, prácticamente testimonial, todos iban entrando en aquel túnel oscuro al que daban la bienvenida aquellos colmillos. Siempre arrastrándose, siempre de forma traicionera, continuaba el holocausto.

Qué mala solución se ve a todo esto, porque cualquiera que se enfrente recibirá una buena dosis de castigo y su trabajo lo harán los ganaderos, toreros o quién sea que se pliega a los caprichos y abusos del poder. Quizá si aquellos emigraran y empezaran a vivir en otro planeta, empezando casi desde cero, recogiendo la herencia que una tradición de siglos llevó hasta ellos. Incluso, entregados a la ilusión, se podría pensar que otros cuantos, incluidos parte de los aficionados y público, podrían darse cuenta de la mentira y emigrar a ese nuevo planeta del respeto a la integridad. Sería bonito y muy emocionante. Sin pretender molestar a la bicha, con humildad y haciéndola creer que sus caminos no se cruzarían, y si esto fuera inevitable, que fuera porque fueran mayoría los emigrados y porque cada vez hubiera menos víctimas para alimentar a la serpiente. No sé si esto será viable algún día, quizá resulta utópico visto desde el punto en el que nos encontramos, pero de lo que sí estoy seguro es que hay que eliminar a ese ser que todo lo devora sin miramiento alguno. No sé quién podría erigirse en abanderado de los rebeldes, ese San Jorge Taurino que acabara con el monopolio y los abusos de la bicha insaciable.



Dedicado a una señora que no tenía otro empeño que criar toros que fueran bravos y encastados, que ha decidido marcharse a ese otro planeta para esperarnos rodeada de bravura y la integridad por la que siempre luchó. Doña Dolores, muchas gracias, va por usted. Q.E.P.D. 

domingo, 7 de abril de 2013

No nos vamos, nos echan

No les movían de su sitio ni una manada de toros detrás y han acabado haciéndolo los que dicen defender la Fiesta.



Hace ya un tiempecito que uno anda subido a esta bitácora y que se expone al juicio de los que leen estas cosas, y que con tanto respeto y cariño me tratan, desde el primer día. Gracias a esta afición y a este invento de los blogs, he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente buena, muy buena con los que además he compartido afición, opiniones, debates muy enriquecedores y hasta una buena amistad, a pesar de que a algunos les he podio ver media tarde y a otros tarde y media como quien dice. México se me ha venido a la puerta de casa, Huelva y su campo bravo lo tengo con solo asomarme a la ventana, Salamanca, Sevilla, Málaga, Zaragoza, Valencia, Colombia, Perú, Murcia, Jaén, Valladolid, Pontevedra, y tantas otras, que de repente han acortado las distancias con Madrid y las siento tan cercanas que las veo casi cruzando la calle. Y por supuesto Madrid, que gracias a esto del toro me ha regalado estupendos compañeros de grada. Todos buenos aficionados, todos viviendo los Toros de una manera muy especial, mucho más entregados que la mayoría de los que viven del toro. Todos capaces de cualquier cosa por poder acercarse a una ganadería, ir a ver a su torero allí dónde pinte o simplemente para hablar y oír hablar de toros.

Realmente uno se da cuenta del amor a algo como los Toros, que va mucho más allá de cualquier cosa. No es un divertimento, no es una forma de ocio, ni tan siquiera una forma de matar el rato, es mucho más. Son lazos fuertemente amarrados que parece imposible que nadie pueda desatar, pero esos lazos hay veces que se acaban rompiendo. Como el tajo de un bajonazo, estos aficionados se ven cada día más aislados y apartados de su pasión. desde aquellos primeros compañeros de blogs taurinos que se mantenían en la brecha cuando empecé por aquí, y de los muchos y buenos comentaristas que a veces escribían verdaderos artículos de opinión, han sido demasiados los que han dicho que hasta aquí. Los habrá que los tilden de cobardes, de comodones, de oportunistas o de mantener una pose de aficionado que no han podido mantener. Pero exceptuando a los que se lanzan como flechas a opinar, aunque no sepan sobre que lo van a hacer, cualquiera podrá darse cuenta de que tiene que haber sido una razón muy poderosa para colgar el teclado y cortarse el ratón como el que se corta la coleta, más los que llevan tiempo meditando el si es sí o si es no ¿Y todo esto por qué?

Quizá los que dejan esto sea porque se han dado cuenta de que ya no hay nada de aquello que les volvía locos, que aquéllas formas se esfumaron a golpe de triunfalismo y vulgaridad, y los que quedan será porque aún no se han percatado de que los tiempos del toro y del torero, ya no volverán. Es duro, pero creo que es real tal circunstancia. Hemos llegado a un punto en el que otra forma de divertimento, usurpando el nombre de Fiesta de los Toros, sus tipismos y sus apariencias externas, se han adueñado del reino del toreo. Igual que en el Antiguo Egipto había períodos intermedios con dinastías transitorias y períodos de oscuridad, pero sin esos renacimientos que hacían que todo fuera mejor, más resplandeciente y enriquecedor, hasta que llegó el final de los Ptolomeos y de Cleopatra. Pues nosotros estamos a punto de hacer reina a nuestra Cleopatra. Será El Juli, Talavante, Manzanares o cualquiera de los ganaderos que se dejan humillar a cambio de poder participar en las fiestas palaciegas de los medios dominantes, que como los sacerdotes de Karnak, aunque no portasen la corona de las tierras del Nilo, eran los que de verdad decidían lo que tenía que pasar en las dos orillas del río.

Por decreto debemos adorar a los ídolos que nos imponen y admitir que sus baratijas son el tesoro que durante décadas  se ha conservado en el campo bravo y en las plazas del mundo. Pretenden imponer sus dioses, que ni pueden gobernar las crecidas, ni prever los años de sequía, ni los ataques de las tribus hostiles, ni ninguno de los peligros que acechan a este espectáculo que no se acaba de saber cuánto tiene de rito, cuánto de Fiesta, ni cuánto de arte; o a la mejor tiene un cien por cien de todo. Así son los Toros, impredecibles, inabarcables y contradictorios. Pero esa ansia de mando, ese afán por tener cada día más y más vasallos a sus pies, les ha empujado a llevar esto al rincón de la uniformidad, del simplismo, de lo predecible, de la monotonía y sobre todo, de la vulgaridad. Han creado una fe en la que la el primer mandamiento es “amar ciegamente al ídolo sobre todas las cosas”, y si los medios deciden cambiarlo a mitad de sacrificio, se postran a los pies del nuevo entronizado sin dudarlo un momento. Todos se ven en la obligación de despreciar a todos los que construyeron un pasado glorioso, a los que labraron y pulieron las piedras del toro, fuertes, resistentes y dispuestas para soportar el peso del tiempo, queriendo hacernos creer que no hay nada como el adobe, porque se puede coger con las manos. Desprestigian a los tallaron las figuras de reyes y dioses, pusieron en pie obeliscos para alcanzar el cielo y los que pintaron las bellas imágenes que decoraban las tumbas y templos. Ellos prefieren las paredes lisas y si acaso con obscenos grafitis garabateados por manos torpes sin el más mínimo gusto, aunque los autores se crean los más grandes artistas, sólo por trazar líneas rectas y muy largas, en grandes cantidades y apelotonadas sin criterio, ni orden, ni armonía posible.

Ya digo que son muchos los convencidos, pero esos que aunque queriendo, nunca podrían entregarse a estas nuevas corrientes, los que mantienen el recuerdo de la grandeza pasada, los que tienen otra idea del arte y el valor, esos se van marchando. Con el dolor clavado en el corazón, mucho más que si hubieran tenido que entregar un miembro a cambio de su libertad. Dejan atrás no un brazo, una pierna o una mano, dejan una parte importante de su vida, de recuerdos con sus padres, sus abuelos, de momentos de pasión y entrega después de ver un toro en el caballo o dos naturales dibujados con tintes de oro y plata, dejan su admiración al hombre, al torero que convertía la violencia en arte y lo que es más grande la adoración al toro, que encarnaba todas las virtudes que el hombre podía desear. Así que esto va por los Civilón, Bastonito, Antonio Díaz, Iván Colomer, Marín, Sánchez López, Lupimon y tantos otros, y por los que cada día parece que les cuesta más, David Campos, Miguelito News, Isa Molina, Juselín, Paco Martínez, Amparo Gomar, Franmartin, más los que últimamente parecen haberse animado, pero a los que también ahoga ese pesimismo en torno a los Toros. Gente a la que están deseando callar, que prefieren tenerlos cuanto más lejos, mejor, y que a fin de cuentas, parafraseando al Guerra, “No nos vamos, nos echan”.

jueves, 4 de abril de 2013

Actualidad que hay que ir asimilando

Cuando la verdad de la suerte de varas es noticia, la Fiesta se refuerza.



Uno no es de tirarse cómo un lobo a la caza de noticias, ni tan siquiera para comentarlas, porque cómo he dicho muchas veces, uno necesita su tiempo; es lo que tiene el no ser demasiado rápido y la falta de estímulo que uno tiene en estos momentos, y también en otros momentos. Pero bueno, hoy me he tomado un café y me ha puesto a cien y eso que era descafeinado, que si llega a ser del bueno, estaría subido a la azotea de un salto.

-          Lo más sobresaliente ha sido sin duda lo de El Juli en Sevilla, pero hoy, será por el café o por el desánimo, he decidido sólo destacar lo bueno de este torero en Sevilla, y aclaro que me tengo que regir por lo visto en vídeo, no quiere confundir a nadie. Y de lo visionado, que es cómo se dice ahora, me gustó el terno que vestía el madrileño para su vuelta al Baratillo. De lo que vino después, …………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………. y la gran paliza que es una salida a hombros, aunque sarna con gusto no pica. Seguro que habrá habido muchas cosas buenas que me he perdido, pero por la “tele”, esto es lo que yo he visto, perdón, visionado. Uno que estaba centrado en semejante acontecimiento, va y se encuentra el comunicado de los abonados de Sevilla. ¿Pero dónde vamos a llegar? Que van y se descuelgan con que el eje del toreo es el toro. Pero, pero, y otro pero, ¿en qué país viven? Se permiten contradecir al señor ganadero de Núñez del Cuvillo, a las grandes figuras que están reescribiendo la historia, aunque de esto hablaremos otro día de los que reescriben la historia acomodándola a estos caballeros, ya desde que Pedro Romero estaba en la cuna.

-          Uno que estaba en un estado de medio shock por lo de El Juli, y van le despiertan de golpe. Señores aficionados, abonados de la Real Maestranza de Sevilla: ¡Cuánta razón tienen! Y les digo más estoy seguro que hay más aficionados de la capital hispalense que piensan cómo ustedes, seguro que muchos serán de los taurinos oficiales, y mi enhorabuena por ese intento de limpiar la imagen de su plaza. Esa plaza que muchos se empeñan en desprestigiar y convertir en una lotería. Y les aseguro que ya sé de lo que hablo, pues es lo mismo que ocurre en otras plazas, como la que me toca más directamente, la de Madrid.

-          juan Mora ha cumplido treinta años de alternativa, que si ya es una fecha para destacar, lo es más si el espada los cumple estando en activo. ¿O no lo está? Pues ahora tengo mis dudas, porque claro, si el extremeño ha sido el que mejor ha toreado en la plaza de Madrid en los últimos años, bastantes por cierto, no me entra en la cabeza el no verle anunciado en la Feria de San Isidro, ni en la del Jarte Kultura, antes Aniversario, siempre Pegote, nunca Interesante, ni en prepreferias, ni preferias, postferias, interferias, ni nada que tenga que ver con el toro en Madrid. Aunque yo que los señores Taurodelta y Cía, haría lo mismo. Sólo falta que estés queriendo meter con embudo a tus figuras, a tus borregos y lo que te cuesta “convencer” a prensa y taurinos de lo grande que es el jarte que desarrollan sus pupilos, para que venga un tío de estos y te desmonte el circo con docena y media de pases. Eso sí, que delicia fue verle desenmascarar a tanto chorizo, con tanto arte, tanta torería y esa gracia que ha tenido siempre este torero. Que también es verdad que toda la vida ha sido muy irregular y a lo mejor no le volvemos a ver nada, pero es que si ese fuera el criterio de selección, San Isidro debería ceñirse a una corrida de toros, sin toreros.

-          Luis de, perdón, Lama de Góngora estrenará vestido para la Maestranza, con diseño de la Puerta del Príncipe. ¡Apasionante! Mientras que no lo estrene con la cuesta del Duque camino de los juzgados, vamos bien.

-          Han bajado el número de abonados en Sevilla. ¿Alguien se para a preguntarse los motivos o es que se han marchado los ignorantes que no saben apreciar la Tauromaquia 2.0, aparte del sablazo que supone el pagar tu abono, que uno teme más el mes de mayo por lo que me cuesta el abono, que por lo de Hacienda.

-          Muere el toro Ratón. Pues lo siento mucho, mis condolencias a la familia.

-          También murió el toro Lagarto, de Cebada Gago, que fue cuatro veces al caballo, cada vez desde más lejos, hasta la última vara que tuvieron que darle la vuelta al ruedo artesiano, para poder ponerlo a más distancia. Esto se parece más a un toro bravo de verdad, aunque no le conozcan en las tertulias de las barras de bar en las que nunca se habla de toros.

-          En Arlés se disfruta de la suerte de varas y del toreo a caballo de los picadores, a los que muchos maestros les piden que machaquen al levantisco y arañen, si llega el caso, al moribundo. Y estando a principios de abril, esta temporada ya hemos recibido alguna buena noticia más en la que el primer tercio tomaba el protagonismo que debe tener en el toreo.

-          Ya pasaron 50 años de aquella tarde mexicana de Paco Camino con los berrendos de Santo Domingo, como cuenta Xavier González Fisher en su Aldea del Tauro. Quizá demasiado tiempo para que muchos sepan lo que es el toreo de verdad y una espera muy larga para todos los grandes aficionados que viven para el toro y que se van apartando de él, porque se ven como un bicho raro, sin entender nada de todo este circo. Pues va por ellos, por los que ahí siguen y por los que se incorporan a esta corriente que quiere la verdad y que no puede superar, ni quiere, eso de que “Es lo que hay, habrá que acostumbrarse”. ¡Coño, pues yo no me acostumbro!

Ya ven, la “rabiosa actualidad” (que ganas tenía de usar esta expresión) que por momentos no es que nos ponga rabiosos, nos pone como motos… o, ¿será por el café? … si era descafeinado.