jueves, 18 de mayo de 2017

Cuánto racaneo pa’ na



Algunos, más que asomarse al balcón, parecen apoyados en el quicio de la mancebía

Aquí o cambia la cosa o no vamos a ninguna parte, porque entre los díscolos ya archiconocidos que desahogan en una plaza de toros lo que no les dejan expresar en casa; un presidente que niega un cuarto par y que para más INRI niega un despojo a un torero; tres toreros que no se estiran para al menos regalarnos un capotazo o un muletazo que nos llene el ojo, da igual quién, que se pongan de acuerdo entre ellos y lo decidan; seis toros que entre todos no son capaces de aguantar un puyazo y seis picas que ni por asomo parecen decididos a dejarnos un puyazo en lo alto del morrillo, que también se pongan de acuerdo, que lo hagan a suertes, el que saque la pajita más larga, ¡Pum! Premio, a picar. Pero un poquito más de generosidad, ¡hombre! Que el personal se estira menos que una liga de madera.

Yo no sé ustedes, pero cuándo vi salir al primer Fuente Ymbro, feo y justo de trapío, como todos, una vez espabilado de su siesta, y que el Fandi le recibía con dos largas de rodillas, me: hoy va a ser el día. Que tengo yo ilusión de ver triunfar a este chico, pero no me ha durado mi neofervor fandinista ni dos suspiros, ha sido  verle un quite por, ¿cómo diría yo? ¿Chicuelifalleras? Mitad chicuelitas, mitad tafalleras, que ya me ha dejado tocado. Imposible picar a su toro, no fuera a ser que se derrumbase, pero como todos sus hermanos, que entre todos igual juntaban un raspalijón. Y feos y mal presentados, que no se imaginan. ¿Qué le habría costado al ganadero juntar una corrida medianamente presentable. A unos los cría con maíces raros, pero a estos les debió dar altramuces. Tras ese no tercio de varas, el Fandi calentó motores y tomó las banderillas. ¡Ufff! Que lo de las carreras uno ya lo tiene asumido, pero clavar todas las veces desde el costado. Menos racanería y un poquito de generosidad con el aficionado. Y como el tercero le salió cuchuflús, pidió permiso al usía para que le dejara poner el cuarto y yo les confieso que me pareció que se lo dio, pero que el maestro no se enteró y siguió rogando, pero para esos momentos el del palco ya dijo que nanay, porque sí. Cómo se puso el Fandi, y con razón, que la tenía, porque no le dejaron destrozar otro par. Estaba tan muerto el bicho, que casi no permitió que le metieran el pico, ni casi trapazos, pero en el cuarto se desquitó. A este empezaron dándole dos mil capotazos, mantazo arriba, mantazo abajo, pero él erre que erre, que buscaba la querencia de manso. Nuevo show en banderillas y esta vez, el granaino, que otra cosa no, pero avispado es un rato, en la tercera entrada cogió dos pares y como los anteriores, también los destrozó, incluido el del violín. En la muleta el Fuente Ymbro iba y venía que era un gusto, al más puro estilo toro de la modernidad. Anda que no le endilgó series Fandila, ya no nos quedaban dedos en las manos para contar las tandas y al que contaba los muletazos a ley le sobraron los diez dedos y los reservas de las extremidades inferiores. De rodillas empalmados que no ligados, por el izquierdo sacando el culo, con perdón, por el derecho, por todas partes, para terminar en toriles, amablemente invitado por el mansito noblón. Bajonazo dejándole el trapo tapando el sitio de la espada y petición que el señor presidente no escuchó. ¿Había pañuelos? Vaya usted a saber. ¿Había méritos, incluyendo el sablazo y los dos descabellos? Pues no. Pero el Fandi se habrá ido pensando que hay muchas racanería por aquí.

Miguel Ángel Perera ha estado, ¿cómo se lo diría yo? ¿Recuerdan ustedes las faenas del último lustro de este torero? Pues igual, pero aún con menos ganas. Ni el mimo de Curro Javier en la lidia del segundo le animó. Mucho trapazo intercalado de carreras, para eso, para no llegar a nada, si acaso a un bajonazo trasero, más allá incluso de la paletilla. A su segundo, el quinto, que fue el que más se empleó en el caballo, que no quiere decir que le aplicaran castigo alguno, le aplicó la misma faena, con las mismas carreras, con los mismos retorcimientos y la misma muleta atravesada. El toro tampoco tenía mucho, pero como este torero, al igual que muchos, parece que trabaja con taxímetro, pues nada, se lio a dar rodeos y más rodeos, para justificar la factura por su actuación.

El tercero era José Garrido, al que para abreviar se le podía casi aplicar lo mismo de siempre y del toreo moderno, pero con ademanes de artista consumado. A su aire en el primer tercio, mal colocado, a veces circulando por el ruedo como un bulto sospechoso. Con la muleta inició desde los medios, llamando al Fuente Ymbro que andaba entretenido en las tablas. Tandas nada templadas, abusando del pico, brazo estirado y teniéndose que recolocar a cada momento, haciendo con las piernas lo que no consigue con la muleta. Si bien es cierto que los muletazos iban ralentizándose, no por mando, sino porque el animalito ya se estaba quedando parado. Quizá tenía una orejita en el esportón fruto de ese toreo modernista de masas, cuando un pinchazo hondo y dos golpes de verduguillo acabaron con sus ilusiones. Asomaron pañuelos vociferantes, pero el usía estaba rácano, no había manera. ¿Qué más le habría dado a él? Ni que pagara él la juerga. Ya en el sexto no quedaban ganas pa’ na. La misma historia del caballo y a la muleta, que es lo que vale hoy en día. No había hecho nada más que mostrarle la pañosa al toro y al suelo rodando. Pues sí que empezamos bien. Mucho retorcimiento, mucha vulgaridad, enganchones y falta de todo, lo recomendable, y abundancia de todo, lo no recomendable. Y así acabamos otra más, con el run run del cuarto par, de la oreja no otorgada y el no permitir la felicidad en el personal que con tanta ilusión había ido a ver a los de Fuente Ymbro, al Fandi, Perera y Garrido y es que al final, cuánto racaneo pa’ na.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Torea Perera al gusto de Madrid? o por el contrario, ¿Lo hace siempre al hilo, sacando el brazo y sin cruzar? Igual estoy equivocado y veo cosas que no ocurren. Un saludo. Rigores.

Enrique Martín dijo...

Rigores:
Torea de una manera que hasta a él le aburre y no se abuchea, pues por no acabarse de deprimir.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Ole con la gente exigente, con esta manera de analizar la corrida, se desprende lo que tiene usted que padecer en las plazas de toros, si le gusta sufrir siga, yo lo dejaria

Anónimo dijo...

Bien se podría afirmar que el público de Madrid estuvo cicatero y canalla con El Fandi ayer...¿Qué habrá que hacer ahora para complacer a esa "afición" tan engreída?...¿dejarse matar por un aburridor elefante de esos, de rodillas, sin capote, con los ojos vendados y a porta gayola?...Nunca ha sido santo de mi devoción pero, coñas aparte, estuvo ayer sensacional el siempre esforzado granaíno (con perdón de don Júpiter tronante) y no se merecía esos desfiguros del mamoncísimo presidente y del voluble público venteño ahora ausente del tendido pero posando muy pijo por si la lente del Hola se fija en su corbata y su aire cool, con un ojo al móvil, una oreja al gritón del matadero y su cachito de alma castiza rendido a los céfiros que esparcen por todo el coso los pedos del siete...

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
Bueno, ya sé lo que haría usted en caso de padecer y sufrir en una plaza de toros. Cuándo yo padezca y sufra, ya veré lo que hago.
Muchas gracias

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
Veo que es usted un profundo conocedor de la plaza de Madrid. Quizá al Fandi solo le haría falta una cosa para alegrar al 7, al 8. al 9 y a todos los números, primos, no primos y múltiplos de 7, bastaría con que toreara y no se entretuviera en esa retahíla de trapazos ventajistas que él practica con tanta maestría. Ignoro cuál es su plaza, ignoro a qué plaza o plazas acude, que igual gustan estas maneras; pues no lo dude, jaleele hasta agotarse, pídale las orejas que guste y páseselo en grande, pero no pretenda que eso ocurra en Madrid. Y precisamente los ausentes no son los aficionados de Madrid, que ya son pocos, igual los ausentes son los de esas plazas en las que el Fandi, siempre tan esforzado, triunfa.
Un saludo

Anónimo dijo...

Eminencia: los sabios del 7, el 8, y el 9 y el N de sol y de sombra y de andanada se han emancipado; se han cubierto de gloria para gloria del oso y del madroño. Poniendo cara de Sénecas ofendidos no admiten otra cosa que el toreo "de temple" y les importa un bledo lo demás. Están en su derecho. -¡Es que lo demás no es toreo, macho! --¡Los Fandis a su pueblo, coño!...--¡Los Padillas a Torrejolines, tío!...¡Que aquí es Madríz!... Poco ha de faltar para que la docta parroquia de mantilla y gazné solicite a la empresa (o a la comunidad de Madrid si es preciso, joé) hagan una profunda reforma al graderío, colocando butacas giratorias para que el personal pueda dar la espalda al ruedo cuando la faena no contenga pases templados; que mientras, se pueda watsapear de lo lindo, y si hay temple, pues no falta quien les de el pitazo de inmediato por el mismo watsap. El diestro de turno podrá esperar para que los señores de den la vuelta con comodidad y entonces sí, ya enfocados, a templar que es lo climático ...Temple, temple, temple, señor dios de la tauromaquia devenida en rap sincopao. Puro temple, queremos temple...Al orgasmo, solo al orgasmo, vámonos directo. Oh cuantas fantasías se quedan bajo el colchón. Vámonos directo al orgasmo, como el adolescente onanista cuando logra follar. ¿Placeres y juegos pre coitales?...¿Qué es eso, pá qué carajos sirven?, solo aburren, son pérdida de tiempo, no valen, solo el orgasmo...Vámonos directos al orgasmo del temple. Y que la banda toque "la Puerta Grande" cuando comiencen los gemidos para que se vaya formando un bonito y típico reflejo condicionao Pavlov... Lo demás, lo dijo Manué Domínguez: son desperdicios, bahhh. Salud, Maese.

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
Siento que se haya explayado tanto y gastado su tiempo por aquí, cuándo podría haberse dedicado a eso del orgasmo, pero entienda que no voy a seguir hablando con un fantasma, sin conocer ni quién es, ni cómo dirigirme a él. Al menos, que le pueda llamar don fulano o señor mengano.
Un saludo