Él estuvo en esta grada desde el primer día, pues que siga estándolo |
Pues sí, esta grada ya ha sobrepasado los diez años de vida
¿Quién me lo iba a decir a mí? Un día comencé a andar y con alguna parada para
descansar, hasta aquí he llegado. Viéndolo todo con perspectiva, la que da el
tiempo, no sabría decir si lo realizado coincide con lo en un principio
planeado, pero al menos sí se ha cumplido la premisa fundamental: se ha hablado
de toros. Muchas han sido las ocasiones en que me he visto con la llave en la
mano dispuesto a echar el candado, pero siempre había algún taurino profesional
que lo evitaba, siempre había unos Choperitas, un Casas, un Morante o aquellos
“Geses”, ¿los recuerdan? Que desbarraban a destiempo.
En diez años he tenido ocasión de pensar que Morante iba a
dar poco de si, de hacerme morantista acérrimo, de desengañarme, de no entender
sus cosas y hasta de ser testigo de como un personaje devoraba a un torero. La
creación se tragó al creador. Dos lustros esperando a ver la reaparición de
José Tomás en Madrid y aquí seguimos, que si quieres arroz… Que si viene a
Madrid, es con gorra, barbas, una camiseta y a la grada del 4. Eso sí, no se
paga con dinero el ver a los “aficionaos” correr como debutantas escaleras
arriba en las Ventas, para pedirle una foto al torero, que por otra parte no
parecía nada entusiasmado con la idea. También en su día se formaron los ya
mentados “geses” peleando por el bien de la fiesta, según decían, pero fue
sacar su propio beneficio y ¡plum! A la fiesta, que le vayan dando. Ahora andan
ahí, en sus cosas, unos más cabreados que otros, tanto, que hasta se cortan la
coleta; otra cosa es saber cuánto tardará en crecerles de nuevo. Dicen que los
billetes hacen milagros y que a golpe de morados, les crece hasta una cola de
caballo.
Empezamos padeciendo a los Choperitas en la plaza de Madrid
y de momento vamos a ver cuándo cae la estrella Michelín para el señor Casas,
don Simón. De la esperanza en plazas como Bilbao, Sevilla o Madrid hemos
llegado al “otra plaza que ha caído”. Eso sí, al menos han asomado más nombres,
esos que dieron en llamar toreros emergentes, que confirmaron muy rápido que
eran más de lo mismo, pero dejando respirar a las figuras, porque si se reparte
el peso, la vulgaridad se lleva con mayor comodidad. Y de entre todos, el
vendaval de Roca Rey, que dicen que es un fenómeno. Bueno, a ver si el año
próximo hay suerte y le podemos ver torear en Madrid, porque hasta el momento,
solo ha sido cuestión de que el toro pasara, siempre con el mismo ganado, que
tampoco hay que probar hierros y encastes diferentes, ¿verdad? Aunque si
tiramos por ahí, igual caemos en la cuenta de que las figuras y sus emergentes
llevan poniéndose delante de lo mismo desde antes incluso de que este Toros
Grada Seis se hubiera tan siquiera ideado.
Diez años y recuerdo a Juan Mora o Diego Urdiales, recuerdo
una cuadrilla dando la vuelta al ruedo, recuerdo a los que un día nos
ilusionaron y ya no están, Fandiño, Víctor Barrio. Aquella despedida triunfal
de Esplá, aclamado por los mismos de los que ahora reniega sin pudor. Cuantas
tardes de toros, a veces tarde- noche. Cuantos toros lidiados, cuantos toros
buenos que se fueron, cuantos que no nos dejaron ver, cuantos pseudotoros. La
consolidación de la Tauromaquia 2.0, con sus empresarios/apoderados/ ganaderos/
toreros/ opinadotes/ todo lo que se les pueda pasar por la cabeza. Y tanto
corre el tiempo, que ya casi se ha superado esa Tauromaquia 2.0, para dar paso
a este engendro que no hay cristiano que lo bautice.
Pero lo mejor, y con diferencia, han sido todas las personas
que este Toros Grada Seis me ha traído hasta esta grada imaginaria. Muchos
amigos, muy buenos amigos, compañeros de afición, de pasión, de penas y
alegrías, porque si las penas se rumiaban, las alegrías se celebraban y de qué
manera. Pocas cosas son comparables a encontrarte con alguien, que te pare y te
recuerde la última entrada, aunque si me lo permiten, voy a revelarles un
secreto. Una vez que escribo algo y lo publico en este blog, se me olvida casi
instantáneamente. Que seguro que ustedes saben más de lo que aquí se ha
publicado, que yo mismo. Recibido el regalo de amigos de Madrid, de fuera de
Madrid y hasta de México, el DF y Aguascalientes, de Perú, Dinamarca, Rusia,
Italia, que no se me olvide mi milanés. He tenido que escuchar estremecido como
una familia, ya mi familia, se agarraba a mis escritos con una frase mágica:
traigo un papel. Que me perdonen los que gastaron papel y tinta por mi culpa.
Un sabio, un maestro, que me comentaba con pseudónimo y que hasta me apadrinó
en mi primera aparición en público, mis ojos en el campo, en Trigueros. Hasta
un programa de radio me regaló este Toros Grada Seis, un programa y los que se
dejaron embarcar en él. Entiéndanme, no puedo dejar de agradecerles el estar
siempre ahí, el estar en desacuerdo y manifestarlo con tanta elegancia como
sabiduría. Y por supuesto hasta detractores he tenido, ¿cabe mayor privilegio?
A todos, muchas gracias, muchos abrazos, muchos besos y si me permiten, a quién
un día me puso en este camino de la afición a los toros, un beso muy grande allá
dónde se fuera; él que lo leía todo de toros, nunca me leyó una línea. Quizá
tenía que ser así. Y ahora a ver si ya alcanzo las mil entradas, el millón de
visitas y muchas más satisfacciones, pero eso ya se lo contaré pasados los diez
años.