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Sigo esperando. Cuando quieran, me abren la puerta |
Al final se ha sabido, ya no han podido esconder más el
motivo real por el que hasta la fecha no se ha dado ni un solo festejo en la
plaza de las Ventas de Madrid. A ver si ya se quedan tranquilos esos que echan
culpas aquí y allá a los que llevan el timón de esta plaza. Y espero de todos
ustedes un poquito de comprensión y empatía, que antes de juzgar sobre estas
causas, que piensen en que nadie es perfecto, en que un mal día lo tiene
cualquiera. Y mal día fue el que tuvo el último que cerró la plaza allá por el
mes de octubre de… ¿Qué año era? ¿Fue en este siglo o…? ¿Fue cuándo reinó
Carolo o tres reyes después? No sé, da lo mismo. La cuestión es que ese que se
marchó el último y pegó el portazo, no solo se dejó las llaves dentro, sino que
las dejó puestas por dentro y… Para qué más. ¿Qué quieren que les diga? Que a
ver qué haces, que con la llavecita puesta no hay cristiano que la meta desde
fuera. Que ustedes me dirán que sí, que es un trastorno, pero tampoco hay para
tanto, que se llama a un cerrajero o a un okupa de carrera y con una
radiografía no hay puerta que se resista. Y que razón tienen, pero…
Que no se crean, que llamar a unos y a otros, llamaron, pero
en el momento en que les decían que puerta era, entonces vinieron las pegas,
que si era para el señor Casas, que si no cobraban por adelantado, nada de nada
y con billetes nuevos y autenticados por un notario, un funcionario del Banco
de España, otro de la Casa de la Moneda y Timbre, aunque el timbre no les valía
de mucho, que ya podían tocar y tocar, que dentro no había nadie. Y claro, sin
un profesional experto en cerraduras, allí no había quién descerrajara el coso
venteño. En mitad de tal desesperación y sin ver la luz, se empezó a buscar un
responsable a quién echarle el muerto. A ver si los areneros, no, estos no, que
por ser la última, ni plancharon el ruedo. ¿Los de las almohadillas? Nada,
estos se aviaron en un abrir y cerrar de ojos. ¿Los de los bares? ¡Huy! Estos
sirvieron el último yintonis casi desde las taquillas del metro. Ya está, los
que limpian tendidos, gradas y andanadas; tampoco, esos echaron a correr justo
cuándo les dijeron que igual cobraban con un poquito más de retraso. Y así uno
por uno y ninguno… Pero, ¿no aprovechó cierta persona para familiarizarse con
su despacho y revisar unos papeles? Si dicen que hasta se dejó la luz encendida
de lo rápido que salió de allí. Que cuándo quiso percatarse, ya eran las tantas
y tenía gente esperándole. Que había quedado para echarse un baile y eso no se
perdona por mucho que apriete el cargo. Y allá que salió el recientemente
nombrado haciendo fu como el gato y ni apagar luces, ni coger las llaves, ni
quitarlas de por dentro de la puerta. Salir, pegar un tirón de la puerta y… sin
toros ya va para año y medio.
Se preguntarán que por qué no lo dicen, que igual algún
voluntario se presenta para descerrajar las Ventas y así posibilitar que se
vuelvan a dar toros en esta plaza. Pero, ¿cómo lo iban a decir? Hay que tapar
al responsable. Que incluso se barajó el que presentara su dimisión, pero
claro, si el despacho estaba cerrado, ¿cómo iba a entrar a entregar la tal
dimisión? Que podía haberla metido por debajo de la puerta, pero claro, ¿y
quién la recoge y la tramita para que tal renuncia fuera efectiva? Pues eso, el
que se dejó las llaves puestas. ¡Cómo se puso un señor con acento raro y las
guedejas desordenadas! Qué digo desordenadas, un caos, la pelambrera de un
erizo electrocutado, empapado y vuelto a electrocutar. Que “ ega un atentado
contga el agta, contga la cultuga, contga las tgadiciones, contga su
faltgiquega”. Que no había consuelo para el pobre. Que de tal disgusto salió
corriendo y tanto y tanto debió correr, que lleva casi desde ese mismo día
desaparecido. ¿Y quién responde que pueda responder? Al olvidadizo de las
llaves le preguntaban y él siempre respondía con la misma, “que no sé”, “que
eso hay que verlo con los responsables de la plaza”, “que eso es cosa de tal o
cuál y…”, “que lo que diga la superioridad”, que… La desesperación ya había
alcanzado unos límites insoportables, así que un día decidieron hacerse
presentes en la plaza y estudiar la situación in situ. Si había que convocar al
personal y darles noticia de la situación, pues se les daba, que mejor que los
empleados supieran de la situación, antes de que se enterara hasta el sordo de
Azuqueca y todos esos amargaos que solo buscan que haya un patinazo de nada
para hacer sangre y recrearse en la suerte criticando y venga a criticar.
Llegó el día señalado y allí
concurrieron los máximos responsables de la cuestión. Frente a frente con la
dichosa puerta, pero nadie más parecía dar señal de acudir a la cita. Igual es
que no les habían llegado los comunicados correspondientes. ¿Seguro que les
llegó la misiva? Claro, si hasta me habían confirmado su asistencia. Anda que
no se pusieron contentos de saber que íbamos a juntarnos aquí todos. Por un
lado, los mandamases, por otro, la puerta. Y allí no aparecía nadie. Llegó la
hora en punto y… ¡Magia! ¡Magia! ¡Un prodigio! ¡Una puerta se abrió sola! No la
gran puerta, sino otra dentro de esa puerta ¡Loado sea…! ¿Cómo? En paciente
procesión empezaron a salir los empleados de la plaza allí citados en punto,
hora y lugar marcados. Risueños y con aire cansino, fueron apareciendo uno por
uno, porque de dos en dos no cabrían por la susodicha puerta. Se adelantaron
los que mandan e interrogaron a sus subordinados sobre el “cómo”. “de qué
manera” y “cuándo” Y con la llave puesta por dentro. La respuesta fue contundente,
para que pasara el personal no hacía falta abrir portones, bastaba con una
simple puerta. ¿Pero? De toda la vida de Dios, que igual si vinieran a primera
hora verían la entrada del personal. Y a eso poca respuesta cabía. Solo poner
cara de circunstancias, una sonrisa boba y un balbuceo más tonto aún. Eso sí,
ahora igual se piensan eso de dar toros en Madrid, eso sí, una vez se hayan
recuperado algunos del shock de ver cómo se abre una puerta desde dentro sin
necesidad ni de cerrajeros, ni de okupas de carrera. Y para aquellos que tantas
preguntas se hacían, he aquí la causa de los no toros en las Ventas.
Enlace programa Tendido de Sol del 28 de marzo y 4 de abril
de 2021:
https://www.ivoox.com/tendido-sol-28-marzo-de-audios-mp3_rf_67493615_1.htmlhttps://www.ivoox.com/tendido-sol-4-abril-de-audios-mp3_rf_68040335_1.html
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