![]() |
A ver si alguien le cuenta a algún maestro, lo que es asomarse al balcón. Eso sí, sin violines, ni serenatas |
Si en esto de los toros, nada más anunciar un festejo, ya empezamos diciendo lo que no es, empezamos mal. Que en festejo del día se decía que saltarían al ruedo 6 toros 6 y lo que echan son 6 cebones 6. Descastados que no guardaban dentro ni un gramo de casta, de eso que debe ofrecer un toro de lidia, que en el mejor de los casos igual iban y venían, si no decidían pararse a mirar el panorama y eso, contando que aguantaran en pie. Que hablar de cómo ha transcurrido el tercio de varas es una utopía, un imposible, porque poco se puede hablar de lo que no existe y en la tarde en cuestión, ni estaba, ni se esperaba. Que ha habido toros, con perdón, que hasta los han ovacionado de salida, quizá por ese afán de querer ver mucho cuerno, aunque detrás no los acompañes un toro. Alguno cabezón, pero... Y eso es lo malo, el pero.
Habría que hablar de la terna anunciada, pero quizá antes se debería hacer un aparte del público asistente; público partidario y paisano, a los que solo les preocupaba si el chico del pueblo cortaba despojos o no. Y vean que no digo que estuviera bien, que la cosa no va de eso, la cuestión son los despojos, cuántos más, más felicidad para los mortales sentados en la piedra. Que paisanos trían Ismael Martín y Samuel Navalón, sin importar si pinchaba, si su actuación era un desastre sin sentido o si simplemente era el repertorio preparado en el hotel. Y como parece ser que el Fandi no traía a sus leales, pues se han pasado sus dos toros sin hacerle maldito caso. Una tarde y un público que jaleaba las banderillas, allá dónde el destino les diera a entender. Y anda que no ha habido pares como para no volver a parear o como para apuntarse a un curso de formación del banderillero de la Academia El Vito, para banderilleros y aspirantes a tales. Que a ver cuántos se acuerdan de quién respondía por ese nombre, aunque ya les digo que los que lo recuerden, se habrán estremecido al recordarlo. Que no era cartel exclusivo de banderilleros, solo lo eran el Fandi e Ismael Martín, pero ya les digo que se agradece que Navalón no lo fuera y que al menos sus peones devolvieran cierta dignidad al segundo tercio.
Como ya se ha dicho anteriormente, como el Fandi no debía haber llevado a su gente de Graná, los demás no le han hecho ni caso. Que no es que su toreo despierte pasiones, un toreo limitado, limitado a las ventajas habituales e incluso a eso de citar demasiado perfilero que a algunos saca de quicio. Que ha tenido que procurar que sus oponentes aguantaran en pie. Pero sí que hay que reconocerle el mérito de sujetar a los dos pupilos del Conde, evitando que corretearan inútilmente por el ruedo. Y para acabar este apartado, que afine el violín, que le rascan las cuerdas y suena como los quejíos de un gato.
El confirmante Ismael Martín, aparte de largas de rodillas, en el tercio o a portagayola, poquito más. Vulgar, más pendiente de soltar lo que trae preparado de casa, sin importarle lo que tiene delante, porque lo importante es que la parroquia se anime. Lo de que le tropiece el engaño da lo mismo o que se ponga a citar desde muy fuera, pueda o no pueda el animal con su alma. O los terrenos, que si tiene que ponerse a sus cosas en toriles, pues se pone y si decidió hace días que se iba a poner de hinojos, pues allá con ello. Una oda a la vulgaridad, a un pretendido efectismo que lo único que consigue es que los suyos se señalen en el tendido, quizá sin saber lo que es el ridículo, y que no parecían poder aguantar la emoción al ver a su ídolo entre los cuernos, como si estuviera debutando en la feria de Zorzal del Río. Pero la chabacanería taurina aún contaba con otro representante notable, Samuel Navalón, sin ningún sentido de la lidia o de los terrenos, que lo mismo se lía a mantazos frente a toriles, que se te hinca de rodillas en los medios para liarse a dar trapazos con el pico, luchando por ese cetro del rey de la vulgaridad con su compañero de terna. Méritos hizo, pico, enganchones, siempre fuera, arrimón. Que el animal está más que vacío, pues no pasa nada, él, a lo suyo y como guinda, tirar la muleta al suelo, lejos de su vista; lo más honrado, como hacen tantos que no saben por dónde cogerla y hacen lo propio. Que estos fenómenos de este turbio presente tiene “Public Relations”, “Coach”, “Marketing manager”, “Jefe de comunicación y no se cuántas cosas más, pero, ¿nadie ha pensado en tener a alguien que le diga las verdades y le cuente de qué va esto? Así, aunque solo sea a título orientativo. Pero es que uno se pone a pensar en la tarde sufrida y después de los actuantes, sus partidarios y eso que salió por toriles, solo te surge una idea, los trampantojos de toros, mejor vuelta y vuelta, con unas patatitas
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
No hay comentarios:
Publicar un comentario