El Parlament de Catalunya acaba de votar la prohibición de las corridas de toros en esa región española. Seguro que a nadie le ha pillado por sorpresa, y si a alguien le ha sorprendido, verás cuando se entere de lo de los Reyes Magos y el Ratoncito Pérez.
Los que han votado han sido sus señorías, pero desde hace años se lo estaban poniendo como a Felipe II. Ellos sólo han sido los puntilleros que han finiquitado un espectáculo que agonizaba desde hace años en aquel rincón de España. Se podrá opinar que es como si se hubiesen arrancado un brazo, que han tirado a la papelera parte de su acerbo cultural. Pero dejando de lado todo esto, pidamos responsabilidades a quienes allí han empujado los toros a un precipicio.
Las corridas de toros se han podido prohibir en Cataluña por haberse convertido en un espectáculo anémico, sin fuerza entre el pueblo y sin interés, lo que le convertían en una víctima ideal para sacar pecho y hacer una alarde de poder político entre un sector que alimenta su progresismo a base de prohibir lo que no les gusta o simplemente lo que desconocen. ¿Alguien cree que en un corto plazo se podría llegar a esta misma situación en Madrid, Andalucía o Castilla León y Castilla- la Mancha? Evidentemente, no; pero cuidado, que hace diez años, quizás se pensaba lo mismo en Catalunya y miren ustedes en las que estamos ahora.
Los señores taurinos se estarán rasgando las vestiduras y se presentarán como víctimas de una situación propiciada y alimentada por ellos mismos, que han abandonado la fiesta en esa región por no resultarles rentable, igual que la están abandonando en el resto de España, exprimiendo la gallina de los huevos de oro mientras no se la alimenta, no se la cuida y no se reconoce que cada día está más famélica. Ellos, al contrario, la ven rebosante de salud, gordita, bien criada y que da mejores huevos, ¡manda güevos!
La solución podría ser tan inmediata como promulgar una ley de carácter estatal y andando, pero no volvamos a caer en el mismo error. Lo que está claro es que en Catalunya, por muy territorio español que sea, han dejado de interesar los toros y la forma de hacer que vuelvan, no pasa por decretos, leyes o imposiciones. La cosa es más difícil que eso. Hay que ir conquistando alma por alma y asentarles la afición con hormigón armado, a prueba de ciclones, terremotos y vendavales antitaurinos que le pasaran por encima. Por delante debe ir la realidad de una región y a continuación la legislación.
La cosa no es nada fácil, está más cerca de lo imposible que de lo real, pero si empezamos a no creer en las utopías, apañados estamos. Seguro que habrá quien me responda que si los catalanes, que si los antitaurinos, que si el toro, que es un animal único, lo que queramos, pero el caso es que estamos en las que estamos. Estoy convencido que la Mesa del Toro, la silla y todas las asociaciones que se nos pasen por la cabeza convocarán manifestaciones, coloquios y lo que queramos, pero si nos pasamos el tiempo en saber si son galgos o podencos, poco vamos a progresar en revertir esta situación.
¿Y qué es lo peor de todo? Pues que lo mismo en Catalunya, que en el resto de España, si juntamos en una misma corrida a los Juli, Manzanares. Castella, Juan Bautista, Salvador Cortés, Perera, El Fandi, Morante, el Cid y Ponce (los nueve primeros en el “Escalafón del aficionado” de Juan Medina, más Ponce, que va por libre) con los torillos que suelen ellos matar, igual no llegábamos a los tres cuartos de plaza, siendo optimistas. Eso sí, si el anunciado es José Tomás con el Pochi y el Cuchi, se llenarían dos plazas. A lo mejor hay que ir pasito a pasito y empezar a echar toros encastados, y el que aguante, pues que aguante, y el que no, pues que viva un glorioso retiro contando milongas a sus obnubilados seguidores.
Sé que incluso habrá buenos aficionados que no verán la situación tan negra como la veo yo ahora, pero si nos atenemos a lo que ha pasado en el Parlament, ¿por qué no va a acabar pasando en toda España, o en gran parte de ella? Hace años que vengo diciendo que los pequeños de hoy no llegarán a vivir la afición de sus padres con el secreto deseo de equivocarme, pero a lo mejor estamos más cerca de eso que de cualquier otro panorama más esperanzador. Cuidemos Galicia, las Baleares, Cantabria o Asturias. De momento ya se ha consumado el primer sacrificio, ojalá que sea el único.
Los que han votado han sido sus señorías, pero desde hace años se lo estaban poniendo como a Felipe II. Ellos sólo han sido los puntilleros que han finiquitado un espectáculo que agonizaba desde hace años en aquel rincón de España. Se podrá opinar que es como si se hubiesen arrancado un brazo, que han tirado a la papelera parte de su acerbo cultural. Pero dejando de lado todo esto, pidamos responsabilidades a quienes allí han empujado los toros a un precipicio.
Las corridas de toros se han podido prohibir en Cataluña por haberse convertido en un espectáculo anémico, sin fuerza entre el pueblo y sin interés, lo que le convertían en una víctima ideal para sacar pecho y hacer una alarde de poder político entre un sector que alimenta su progresismo a base de prohibir lo que no les gusta o simplemente lo que desconocen. ¿Alguien cree que en un corto plazo se podría llegar a esta misma situación en Madrid, Andalucía o Castilla León y Castilla- la Mancha? Evidentemente, no; pero cuidado, que hace diez años, quizás se pensaba lo mismo en Catalunya y miren ustedes en las que estamos ahora.
Los señores taurinos se estarán rasgando las vestiduras y se presentarán como víctimas de una situación propiciada y alimentada por ellos mismos, que han abandonado la fiesta en esa región por no resultarles rentable, igual que la están abandonando en el resto de España, exprimiendo la gallina de los huevos de oro mientras no se la alimenta, no se la cuida y no se reconoce que cada día está más famélica. Ellos, al contrario, la ven rebosante de salud, gordita, bien criada y que da mejores huevos, ¡manda güevos!
La solución podría ser tan inmediata como promulgar una ley de carácter estatal y andando, pero no volvamos a caer en el mismo error. Lo que está claro es que en Catalunya, por muy territorio español que sea, han dejado de interesar los toros y la forma de hacer que vuelvan, no pasa por decretos, leyes o imposiciones. La cosa es más difícil que eso. Hay que ir conquistando alma por alma y asentarles la afición con hormigón armado, a prueba de ciclones, terremotos y vendavales antitaurinos que le pasaran por encima. Por delante debe ir la realidad de una región y a continuación la legislación.
La cosa no es nada fácil, está más cerca de lo imposible que de lo real, pero si empezamos a no creer en las utopías, apañados estamos. Seguro que habrá quien me responda que si los catalanes, que si los antitaurinos, que si el toro, que es un animal único, lo que queramos, pero el caso es que estamos en las que estamos. Estoy convencido que la Mesa del Toro, la silla y todas las asociaciones que se nos pasen por la cabeza convocarán manifestaciones, coloquios y lo que queramos, pero si nos pasamos el tiempo en saber si son galgos o podencos, poco vamos a progresar en revertir esta situación.
¿Y qué es lo peor de todo? Pues que lo mismo en Catalunya, que en el resto de España, si juntamos en una misma corrida a los Juli, Manzanares. Castella, Juan Bautista, Salvador Cortés, Perera, El Fandi, Morante, el Cid y Ponce (los nueve primeros en el “Escalafón del aficionado” de Juan Medina, más Ponce, que va por libre) con los torillos que suelen ellos matar, igual no llegábamos a los tres cuartos de plaza, siendo optimistas. Eso sí, si el anunciado es José Tomás con el Pochi y el Cuchi, se llenarían dos plazas. A lo mejor hay que ir pasito a pasito y empezar a echar toros encastados, y el que aguante, pues que aguante, y el que no, pues que viva un glorioso retiro contando milongas a sus obnubilados seguidores.
Sé que incluso habrá buenos aficionados que no verán la situación tan negra como la veo yo ahora, pero si nos atenemos a lo que ha pasado en el Parlament, ¿por qué no va a acabar pasando en toda España, o en gran parte de ella? Hace años que vengo diciendo que los pequeños de hoy no llegarán a vivir la afición de sus padres con el secreto deseo de equivocarme, pero a lo mejor estamos más cerca de eso que de cualquier otro panorama más esperanzador. Cuidemos Galicia, las Baleares, Cantabria o Asturias. De momento ya se ha consumado el primer sacrificio, ojalá que sea el único.
Dice un amigo mío que voy siempre al revés, que lo que tengo es cabezonería. Siempre soy pesimista y hoy creo que hay que ser optimistas. Venirse arriba. Hay que pensar que va a nacer una nueva etapa, que al taurinismo le va a entrar ya el canguelo en serio, y que tenemos una oportunidad de oro, -sin excusas- para cambiar las cosas. Está en nuestra mano. Creo que con mucho trabajo se pueden hacer de los toros algo apetecible a las masas de este tiempo. Hay que empezar por la divulgación, explicar lo que es y cual es el cometido de una corrida de toros. Enseñar la otra cara la del campo y sus historias.
ResponderEliminarPara empezar, los antitaurinos ya nos han hecho un favor: nos han calificado como malditos y nos han prohibido. Con lo que eso seduce... Estoy seguro que habrá gente a la que los toros ni fú ni fá, y que sólo por esta prohibición se van a interesar. Otros, los que ya estamos dentro vamos a empezar a valorar -tanto lo malo como lo bueno- lo que vemos en su justa medida. Basta ya del `todo vale´ y del `si no es hoy otro día será´.
Estabamos acomodados, emplazados alegremente en el centro del ruedo, sin hacer caso a capotes ni banderilleros. Ahora, de pronto, nos acaban de pegar un puyazo en tó la yema. Ya sabes lo que toca, venirse arriba con bravura o pegar el culo a tablas y dejar que vengan a matarnos a nuestra querencia. Yo lo tengo clarísimo...
Saludos
Antonio:
ResponderEliminarTe tengo que confesar que en el momento de la votación me he quedado helado y cabreado con esos monigotes que ahora se echan las manos a la cabeza. A ver si de verdad espabilan y se ponen a trabajar en favor de la fiesta y no en beneficio suyo exclusivamente. Pero ¡es que son tan tontos! Igual todavía piensan que la cosa no va con ellos.
Un saludo
Antonio, has conseguido que me venga un poco arriba. He sacado algo de castita. Estaba triste, desapesadumbrado. No por esperado me ha dejado de afectar.
ResponderEliminarMe ha gusado mucho tu visión positivista.
Ánimo a los dos.
El dontancredismo de los taurinos se lo ha puesto a huevo a los antis. Los moralistas sólo echan la pata pa'lante cuando se ven en mayoría. Aunque, como dice Antonio, podría ser una oportunidad, si el taurinismo le empieza a ver las orejas al lobo, y a la gente le entra el morbo de ir a ver ese espectáculo prohibido.
ResponderEliminarSaludos.
Enrique: Desde este lado del mar yo no tengo motivos ni suficientes conocimientos de la situación interna para ser optimista, porque veo a un Gobierno Nacional que se hace a un lado en todo lo que huela a fiesta y por el otro, un Gobierno Catalán que sin decirlo abiertamente, tiende al separatismo.
ResponderEliminarLuego, los "profesionales", los que afirman "saber de esto", se sentaron a esperar lo que sucediera, sin cabildear, sin proponer una defensa jurídica de lo que se supone es su modo de vida, sin defender la tradición de la que recibieron el testigo y hoy, como Boabdil el Chico, más de alguno llorará la pérdida de su particular Granada...
Y nosotros... Aquí, ladrándole a la luna. Podremos llenar la Monumental cada día en el que se ofrezcan toros en ella (sí es que se ofrecen) durante el "año de gracia" que nos han dado, pero, los que tienen el mango de la sartén para hacer la defensa de esto, ¿lo defenderán o solamente buscarán el modo de arramblar con unas cuantas perras más antes del apaga y vámonos?
Un pesimista saludo desde Aguascalientes, México.
Hola Enrique y Antonio "alea jacta est", se consumó políticamente lo que ya era una realidad patente, pero estoy con Antonio, es un puyazo en todo el morrillo.
ResponderEliminarPero lo más importante de todo este culebrón para la supervivencia de la Fiesta en todo el orbe taurino en la que aún existe, es que otra fiesta es posible, como se demuestra cuando sale el toro en plenitud en aquellas pocas plazas en las que aún hoy sucede este cuasi milagro, en contraposición a la situación de degeneración y fraude, en todo su amplio espectro, a la que la han llevado los de dentro, los que “viven” del agonizante, convirtiéndola, con visión miope y egoístamente mercantilista, en una pantomima en la que el toro ha pasado de ser su protagonista, produciendo emoción y miedo por su fiereza, poder y bravura, a ser humillado dando lástima y pena y el torero de ser un héroe por el riesgo que afrontaba ante ese bello animal. con ética, torería, valor y conocimiento de la lidia a ser un funcionario de la estética ante el medio toro de raza cuasi ovina
Pero hay que seguir en ruta y a ver si despiertan de una vez quienes la han llevado a esta lamentable situación
Un saludo
Pgmacias
David:
ResponderEliminarCoincido contigo en que Antonio me ha hecho venirme arriba y no te voy a decir que me rebose el optimismo, pero me ha ayudado mucho y con el comentario que me ha dejado en el blog de Juan Medina (El escalafón del aficionado) me ha hecho reír a carcajadas, y de paso me ha dejado preocupado.
Un saludo y de nuevo enhorabuena por tu videoblog en "El toro de la Jota".
Juan:
ResponderEliminarMi problema es que veo a los taurinos tan ineptos, que me queda poca confianza para repartir entre ellos.
Un saludo
Xavier:
ResponderEliminarYa ves como estamos por este lado del mar, arrancándonos los brazos de cuajo y encantados de la vida porque ya no tenemos que gastar en mangas. Unos señores polítcos que votan sí sin declarar la causa verdadera de su voto y otros que votan no, con miedo a que algien les pregunte el motivo, e intentando echarle el muerto al otro, después de no haber puesto los medios para remediar lo que hoy ha pasado. Mi pregunta es ¿reaccionarán los que tienen la llave de todo esto?
PGmacias:
ResponderEliminarYo tengo una teoría que no sé si compartirás, aunque me da a mí que sí, por lo que te vengo siguiendo y por lo que comentas aquí. La cosa es muy sencilla, la mejor forma de defender la fiesta es: primero con toros y después con toreros que sean capaces de enfrentarse a esos toros y además hacer arte. Algo tan sencillo y algo tan dificil de aplicar.
Un saludo
Enrique:
ResponderEliminarNo me dirás en serio, que esperabas que los toros se mantuvieran en CataluÑa (con Ñ de España)?
Esto era la historia de una muerte anunciada.
Pero si dentro de esta parafernalia de toreo hay gente como Salvador Boix, que dice: "es evidente que CataluÑa no es España" y se posiciona a favor del estatut(o) acudiendo a la manifestación en contra de la resolución. Ahora dice que es una venganza política por lo del estatut(o). Como argumento para atacar a esta banda de indocumentados, me parece bien, pero creo que aunque lo del estatut(o) se hubiera resuelto a favor de él, los toros también se hubieran acabado en esa región española. Para ellos hubiesen sido 2 victorias (¡anda que no les gusta ganar!) sobre España.
Donde hay partidos nacionalistas y gentes que le ríen las gracias, ESTAMOS JODIDOS. Aquí, en Galicia, desgraciadamente, ya podemos poner las barbas a remojar. Un saludo
Creo que a estos tíos hay que joderlos donde les duele, que es el dinero. A partir de ayer, estoy a favor y practicaré la religión de no comprar productos catalanes, creo que es lo mejor. Ya está bien de tanta tontería. Hasta aquí hemos llegado. Un abrazo.
David:
ResponderEliminarSi que lo creía al principio, pero después, a medida que iba viendo los movimientos de unos y de otros, ahí me empecé a desengañar.
Me parece muy oportuna tu puntualización sobre la "Ñ", y siempre que escribo en castellano pongo el nombre de un país, ciudad o región, en castellano, pero en este caso he querido mostrar este signo de acrecamiento, para a continución repetir y dejar muy claro, que por el momento es una región de España, escriban como escriban el nombre de ésta, con "Ñ" o sin "Ñ". En lo referente a los productos catalanes, yo quiero tomarme mi tiempoñ, pero te confieso que el sentimiento que tuve ayer en este sentido, igual que contra los políticos, no lo había tenido nunca. Por eso me quiero tomar mi tiempo y ver las cosas en frío y con distancia.
Un abrazo
Hazme caso. Donde más les duele, hay que darles donde más les duele. Tiene que ser de inmediato. Más oportunidades no. Estoy harto, por no decirte otra cosa que supongo te imaginarás.
ResponderEliminarHay que hablarles su mismo idioma y no es el catalán precisamente. Estoy muy convencido. Tenemos que dejar de ser sus marionetas y quitarles esa "superioridad" que, no se, quien coño se la atribuyó. Hay que bajarlos de la parra, ya. Habrá quien piense que no tiene nada que ver una cosa con la otra. Yo también lo pensaba, pero ahora estoy plenamente convencido. Ten en cuenta que a ellos les ha importado 4 cojones el cargarse años de historia y un patrimonio cultural tan antiguo cono es la tauromaquia. Al que no le guste que le eche azúcar. Un saludo.
David:
ResponderEliminarVeo que sigues fiel a tus conicciones. Pero tampoco me gustaría seguir siendo mariontea, aunque dirigido por otras manos, pero siendo un muñeco al fin y al cabo.
Un saludo
Enrique, supongo que ya lo habrás leído, pero por si acaso, te dejo el enlace:
ResponderEliminarhttp://www.abc.es/20100730/cultura-toros/frascuelo-toros-francia-201007301153.html
David:
ResponderEliminarMuchas gracias por el enlace. Acabo de leer el artículo y no por decir cosas que todos sentimos tiene eso menos importancia, al contrario, adquieren mayor categoría por lo dicho y por la forma de decirlo, desde la sencillez, sinceridad y cariño a esta fiesta, que como él dice, no es cosa de los toreros exclusivamente. Eso es entender la fiesta.
Un saludo y gracias
Un abrazo muy grande, Enrique.
ResponderEliminar¡No os desaniméis!
LolaMu:
ResponderEliminarMuchas gracias por los ánimos. Seguro que vendrán tiempos mejores, o no.
Un abrazo de todos los afectados.