Ya llevo un tiempo sentado en este blog “Toros Grada Seis” y de lo que yo pensaba al principio y de lo que éste es ahora, se mantiene que el centro es el toro. A partir de ahí casi nada se parece a mi intención primitiva. Yo pensaba hablar de toros, expresar mis opiniones y mi idea de lo que es la fiesta, enseñar mis dibujos y poco más. Pero con lo que yo no contaba era con la exigencia de los lectores que, con mucho cariño sea dicho de paso, te llevan por donde ellos quieren, lo cual ya supone un privilegio para quien escribe.
Hace no mucho y después del hastío de las ferias de Madrid, esas que Taurodelta y la Comunidad de Madrid tanto empeño tienen en servirnos apelotonadas y que nos obligan a tragar sin tan siquiera unas patatitas, o una ensalada para acompañar y sin ofrecernos la posibilidad de empanarlas y así enmascarar el mal género que nos ponen en el plato, en ese momento me andaba yo con el sí y el no de meter a “Toros Grada Seis” en el congelador.
Me llegaron muchas y buenas palabras de ánimo y aparte de las de los estupendos aficionados que se pasan habitualmente por este espacio, recibí las de gente más joven que yo, que además de recordarme que ya no soy un niño precisamente, lo que les agradeceré eternamente, me hicieron pensar en el valor de los años. Perdonadme que no cite los nombres porque no quiero olvidarme de ninguno, pero me hizo recapacitar el hecho de que se me preguntara por la forma de torear de Frascuelo, un torero al que aún se le puede ver una tarde al año en Madrid, pero al que uno de estos aficionados más jóvenes no acababa de ubicarle en su toreo. Al intentar compararle con un torero que él conociera, dejando de lado el compromiso, me daba cuenta de que cualquier semejanza la colocaba más allá de los quince o veinte años. Que lejos tenemos cualquier referencia al toreo de siempre. ¿Cómo podemos explicar que lo de hoy no tiene nada que ver con lo puro y lo verdadero? Las mentes interesadas han moldeado el gusto del aficionado presente y se han esmerado en borrar o deformar aquello a lo que algunos nos agarramos como a un clavo ardiendo.
Quizás los buenos aficionados de más de esos quince o veinte años de que hablamos parecerán una cuadrilla de amargados que tiene por bandera y como filosofía de vida el desplegar esta amargura por el mundo y machacar la alegría festivalera del prójimo, pero de verdad que no es así. Lo que ocurre es que es muy difícil disfrutar del chopped como si fuera jamón de Salamanca, sobre todo cuando se ha podido disfrutar del jamón de Salamanca. Pocos irán a la plaza con más ganas que yo para que me guste fukanito o menganito, pero es que esto es visceral, cualquier predisposición en uno o en otro sentido salta por los aires en el momento en que salta la chispa. En esto no se puede empezar a corear los olés cinco minutos antes de lance, en esto la belleza, la emoción o la pasión, surgen como una zambullida en la jeta. El aficionado que lo siente no puede sentarse en el tendido como un juez justo e imparcial y poner nota con exactitud siuza. En la plaza no se puede uno detener en eso, porque en cuanto uno se para en andanas se pierde lo siguiente. Eso lo pueden hacer esos tan leídos y que diseccionan las "virtudes " no encontradas de un torero, siguiendo el mandato de los sesudos mercachifles del toreo de hoy. Así ahora se venera el toreo del Cordobés, Dámaso González o Paco Ojeda, con las evidentes distancias entre ellos, se pondera la espectacularidad, la quietud o la capacidad para hacer embestir a una lavadora y nadie recuerda, aparte de los Viti, Camino o Puerta a toreros como Andrés Vázquez o Rafael Ortega, será que el desprecio a la pureza viene de lejos.
Incluso puede que a los que llegamos a ver a algunos de estos toreros nos falta sentido docente o simplemente capacidad descriptiva para relatar lo que era aquella fiesta, aquella forma de torear y las sensaciones que producía en el espectador, o simplemente el comprobar que no habrá comprensión por ninguna de las dos partes. Quizás también hay que echarle su responsabilidad encima de estos distanciamientos, a la televisión que llega a todos, pero que sólo transmite la visión del gran hacedor de programas y retransmisiones, quien no siempre se rige por criterios de verdad y autenticidad y que a veces, sólo a veces, da la sensación de que se guía por otros intereses más inconfesables.
No hace mucho un lector, desde muy lejos, me recordó las obligaciones de todo aquel que pretende convertirse en un buen aficionado y una de ellas es contar como era y como debe ser la fiesta de los toros. Y no me lo pedía como un favor, sino como una exigencia. Esta exigencia me despertó de sopetón y me ha hecho pensar que no podemos dejar solos a esos que se empeñan en ser aficionados a pesar de todo, que lo que ven no les gusta, pero que adivinan que puede haber algo mejor; y realmente creo que los buenos aficionados que de pegan sus giras por este blog son capaces de seguir descubriendo la verdad de la fiesta de los toros. Yo dentro de lo que pueda les ayudaré cuanto pueda. Así que nada, sigamos por donde íbamos y contemos nuestra visión de la tauromaquia.
Enrique ¿qué te podría decir yo de esta entrada?
ResponderEliminarDices algo que me gusta mucho:
¨una cuadrilla de amargados que tiene por bandera y como filosofía de vida el desplegar esta amargura por el mundo y machacar la alegría festivalera del prójimo¨
Lamentablemente para muchos somos lo que tú dices en ese párrafo, pero lejos de ello, quién nos conoce, sabe que no es esa nuestra intención.
Solo deseo que gente como tú no se canse y siga aportando ese granito de arena que para muchos nos es tan útil.
Yo desde luego seguiré aprendiendo de aficionados que expresan libremente su opinión.
Enrique, me asusté un poco al ver los nombres de Cordobés,Dámaso y Ojeda, pero al luego leer los de ANDRÉS VÁZQUEZ Y RAFAEL ORTEGA, la cosa cambió por completo.
Un abrazo!
Buena reflexión Enrique y mejor conclusión, hay que seguir
ResponderEliminarUn saludo
Pgmacias
Iván:
ResponderEliminarTú eres uno de los que se pueden dar por aludidos y que estási ahí apretando para que sigamos, pero cuidadito que siempre hay alguien por detrás aprestando. Otro es el Toro de la Jota, que se las trae con las preguntas o Andrés, que tiene la santa paciencia de tomarse esto en serio, nada menos que desde Singapur. Pero da gusto ver la afición que tenéis. Realmente os merecéis otra fiesta mucho mejor.
Pgmacias:
ResponderEliminarMuchas gracias por los ánimos y los apoyos. Seguiremos todos juntos.
Un saludo
Enrique, en su día ya te comenté que lo triste de esto es, que la gente que quiere, o empieza a aficionarse tiene muy mal ejemplo en lo que se ve hoy día en las plazas de toros. Esta fiesta está muy desvirtuada. Lo triste es que los que empiezan a entrar en este mundillo, creen que es así, porqué así se lo muestran, por ejemplo, los Molés y compañía. Creo que el que quiera ser aficionado, como todos, debería empezar leyendo mucho sobre la historia del toreo. También está al alcance de todos, afortunadamente la opción de ver vídeos de todos estos toreros que nombras y más, así podrán comparar como se destorea hoy y como se debe torear. Las televisiones tienen gran culpa de este despropósito, pues ellos han confeccionado carteles y han impuesto modas como por ejemplo "los mediáticos", carteles verdaderamente infumables. Los periodistas, indocumentados, aportan su granazo de arena al desconocimiento total de aquellos que desean ser aficionados. No me olvido, por supuesto, de las empresas, grandes contribuyentes a que cada día nos hagamos más selectivos a la hora de elegir corridas de toros a las que ir. Hace un par de años le comentabas a un empresario que metiese a Aparicio en los carteles y te decía: ¡¿estas loco?! y fíjate tú por donde, ahora, gracias a su desgracia, ya es un torero que interesa... ¡¡que triste!!
ResponderEliminarUn abrazo y vamonos pa´lante.
Enrique:
ResponderEliminarMe encanta tu blog. Siempre es bueno que el rodaje y la veteranía nos abran los ojos a los que venimos por detrás, pero con la misma afición. Vuestras palabras nos exigen más afición y eso siempre es bueno.
En mi caso la exigencia es doble, al tener entre manos en casa uno de esos encastes minoritarios. Me hace mucha ilusión saber que merece pelear por ello estando gente como vosotros en los tendidos. ¡A ver si conseguimos volver a Madrid!
Un abrazo,
Javier
coquilladesanchezarjona.wordpress.com
David:
ResponderEliminarEn tus palabras se ve la afición de que yo hablo, las ganasa que tenéis de ver un espectáculo de verdad y la incredulidad ante lo que os dan. Pero no todo el mundo tiene esa capacidad de reflexión vuestra, por desgracia. Me has relatado tus "clavos ardiendo". La lectura, los vídeos y yo añadiría otra, las historias de viejos aficionados. Con lo anterior adquieres conocimientos, pero con los aficionados ganas alma, pasión y ganas de ver toros. Yo en más de una ocasión lo he dicho, a mi, aparte de libros y vídeos, quien me enseñó fue mi padre, que para mí era el que más sabía de toros del mundo, es más, todo lo que escribo es como si fuera suyo, yo sólo me limito a comparar y repetir lo que me contaba. Él me hizo agarrarme a esto como una religión y ha hecho que salga muchas tardes cabreado de la plaza, pero cuando salgo feliz no hay nadie más feliz, igual puede, pero más no. Y por su culpa me encuentro en estas ahora mismo.
Un saludo y sigue en tu afición. Tú al fin y al cabo tienes la posbilidad de recrear la fiesta que quieres, sólo con mover la mano. Eso es un lujo.
Javier:
ResponderEliminarMe da rubor leer tu opinión, la opinión de alguien que tiene que luchar todos los días por echar el toro para adelante. No sabes lo que se os admira a los recalcitrantes que primero seguis en el tajo y que además no cedéis ante las tentaciones del monoencaste. Daba gusto ver como hace años se anunciaba San Isidro y una de sus principales virtudes era la diversidad de encastes, pero hoy... Y es que mientras que los que mandan no se den cuenta de que hay un problema y que el problema lo arrgla el toro, no hay nada que hacer.
Sólo me queda darte ánimos y decirte que me pasaré for tu finca cibernética, por la otra ya me gustaría, que además no pilla lejos de la tierra de mi familia, Tamames, donde cuando voy de tarde en tarde, me lleno de campo y de sangre brava para aguantar todo el año en MAdrid. Un saludo y gracias por tu visita.
Enrique, acertadísimo e interesante post.
ResponderEliminarYa al leerlo me di cuenta de que mi persona y mis comentarios habían actuado humildemente de catalizador sobre tu magnífica prosa. Gracias por lo que me toca.
Viendo mi evolución como aficionado, perdón por la pedantería, veo claramente que mis criterios taurinos han cambiado a medida que iba asimilando y empapándome de todo aquello que llegaba a mis manos u oidos. Libros, familia, aficionados más expertos, ahora los blogs... y por supuesto acudir a la plaza, han hecho ir construyendo mi afición y descubro que mi idea actual nada tiene que ver con la de hace 15 años cuando empezaba a ir con mi padre a los toros. Ahora tengo en cuenta conceptos o sensaciones de las que anteriormente ni disfrutaba ni conocía y en eso tenéis parte de culpa aficionados como vosotros y blog como el tuyo de los que aprendo continuamente, aunque muchas veces no estemos complemtamente de acuerdo.
Dicho esto, quería manifestar mi desacuerdo total con esa corriente que dice aquello de "cualquier tiempo pasado fue mejor", en los toros y en cualquier ámbito de la vida. Entiendo que ahora hay cosas que se hacen mucho mejor que hace 20 o 60 años. El pasado y la historia tiene que estar para aprender de él e intentar mejorarlo.
Con sus tinieblas, esta es la Fiesta, la actual, la que me ha entrado por vena cual veneno y con la que gozo hasta límites insospechados (hasta hemos hecho un blog y todo), por lo que creo que, aunque manifiestamente mejorable en muchos aspectos, tiene que tener sus bondades y particularidades dignas de admiración.
En cualquier caso, no me resigno a una Fiesta mejor, pero reniego de la apocalipsis.
Saludos
Torodelajota:
ResponderEliminarGracias por lo que me toca y mal estaríamos si siempre estuviérmanos de acuerdo, entonces llegarías al momoenfoque del aficionado y la fiesta sería una sinfonía monocorde insoportable. Yo no soy nunca partidario del "cualquier tiempo pasado fue mejor", entre otras cosas porque el pasado se tiende a idealizar, pero en lo referente a los toros, nunca se había llegado a tal nivel de degradación. En esto hemos salido perdiendo con creces y sólo te planteo un dato, sobre el que seguro que vas a sacar tus propias conclusiones. Si analizamos la corrida actual se ha devaluado todo, excepto el tercio de muerte, que se ha convertido en una excesiva prolongación de pases y pases, especialmente a causa del toro, al que se le hace pasar de puntillas por los dos primeros tercios y al que en la muleta se le exige muy poquito y él por su parte, casi nunca exige nada al torero. Ahora el mérito no es para y poder al toro, ahora el mérito es hacer que embista. Si hay que obligarle a embestir, igual es porque este tipo de animal no es el idóneo para que lo haga. Además nos encontramos con que el otro protagonista de la fiesta, el torero, está más limitado que nunca. La técnica se limita a ese hacer ir y venir al toro sin ningún sometimeinto. El toro se ha convertido en una comparsa. La escala de valores en la actualidad la encabeza el triunfo, la salida a hombros, el indulto o las orejas, seguido del número de pases y a mucha distancia, cualquier aspecto que tenga que ver con la lidia del toro, en cuanto a poderle, no en cuanto hacerle andar. Mi opinión es que son dos fiestas distintas y una está anulando a la otra. Si hubiera la posibilidad de elegir entre esas dos opciones, yo sólo asistiría a una de ellas y la otra la obviaría porque para mi supone, siempre desde mi punto de vista personal, muy personal, una verbenaque no no me emociona. Me cuesta mucho sentarme en la plaza y ponerme a impartir justicia, porque igual que no puedo sustraerme a lo bueno que me hace saltar como un resorte de mi asiento, tampoco me puedo apasionar con lo que no me llega y a veces me gustarñia que me apasionara ver a un señor pegando pases y pases y luego liquidando a un animalito con un espadazo, lo cual supondría dos, tres o seis orejas. Por todo eso, pienso que antes había muchas cosas mejores que ahora, y tampoco hay que irse muy atrás, pero es que a lo que hemos llegado no hay por donde cogerlo.
Y me estoy dando cuenta de que te he pegado un tostón de impresión. Perdona, pero es que tienes la virtud de hacerme retorcer la cabeza para poder responder. Eres de esos toros, perdona la comparación, exigentes, encastados y a los que no hay que torear muy bien. Y no me gusta jugar a adivino, pero creo que llevas el camino de los buenos aficionados, porque no paras de buscar y de hacerte preguntas. Pero no pares, sigue así y adelante. Lo malo es conformarse. Un abrazo y perdona la chapa.
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ResponderEliminarSe que hay una Fiesta mejor que yo a penas he conocido... pero afortunadamente todavía seguimos aquí un puñado de “locos” enamorados de esa Fiesta, una Fiesta que se ve pocas tardes, pero cuando sales de la plaza y has visto una corrida de toros de verdad, con todo lo que ello supone, no te cambias por nadie.
ResponderEliminarGracias a todos esos “locos”.
Espero leerle por mi blog Enrique, será un placer poder contar con su opinión.
En Barrera:
ResponderEliminarYa te tenía en mi lista d enlaces y entre los blogs que sigo y por supuesto que ahí seguiré, apludiendo esa forma tan sincera de hablar de toros. Un saludo y seguiremos viéndonos.