viernes, 27 de marzo de 2009
La media verónica
La media verónica no es un quite en sí mismo, pero la forma de ser interpretada por los grandes maestros a lo largo de la historia, creo que hacen que le dediquemos un apartado especial de “la Lidia en Tres Tercios”.
Este lance que nace como una verónica, embarcando al toro en los vuelos del capote y cargando la suerte sobre la pierna contraria, se transforma en un remate en el que, como ya he apuntado, el torero se envuelve en el toro enroscado en la cintura. Como en todo, los hay que lo interpretan pasándose el toro a larga distancia y poniendo posturas lejos de la cara del toro, aunque la pureza y plástica de este lance, bien ejecutado, lo han convertido en uno de los pases fundamentales del toreo.
Cualquier aficionado un poco iniciado puede recordar las imágenes que nos han llegado de Juan Belmonte forzando el lance y haciendo que el toro se retuerza alrededor suyo, llegando incluso al extremo de que el pitón se enganche en el capote. Pero hoy en día yo me quedo con dos verónicas: la que el torero somete al toro, muy abelmontada, como son las de Antoñete y Andrés Vázquez, que eran como decían los antiguos, un cartel de toros. Hoy lo más próximo a esto es la media de Morante o Frascuelo, remarcándola y metiéndose mucho encima del toro, para acabar enrollándoselo en torno suyo.
El otro tipo de media era la de Curro Romero, llena de gracia y sin ser tan trágica como la anterior; más bien parecía que jugaba con el toro y que después de una tanda de verónicas escondía el capotillo sobre si mismo, como si ya fuera hora de guardarlo, como diciendo “hasta aquí hemos llegado, ea”.
Consultando el libro de José Luis Ramón, al que ya he citado en otras ocasiones, Todas las suertes por sus maestros, recuerdo la media de rodillas de Julio Robles, quien parecía que ya iniciado el lance se dejaba ir y se dejaba caer de rodillas haciendo que el toro siguiera el engaño hasta concluir el remate. Aparte quedan esos expertos del toreo distante en que parece que el toro va por allí y el capote por allá, pero que se adornan como si fueran el mismísimo Cúchares.
viernes, 20 de marzo de 2009
Casta Gallardo
La historia más reciente se puede resumir en múltiples intentos de sacar adelante este hierro legendario, a querer ver como una posible resurrección cualquier asomo de mejora, a caer y volver a caer, a un intento último por salvar el hierro como un patrimonio cultural y zootécnico a conservar, y por una venta final que nos lleva al actual Partido de Resina, antes Pablo Romero.
El toro de Pablo Romero se caracteriza por presentar una cabeza pequeña, pero ancha, corta y chatos de hocico, con la frente rizada. Al contrario de lo que ocurre con Miura, su cuello es corto, con un morrillo muy desarrollado y muy habitualmente, también con el pelo rizado. Coronados con unos pitones en forma de gancho, sin destacar por ser demasiado desarrollados, ni demasiado gruesos, aunque si suelen ser veletos, cornidelanteros y corniabiertos.
Estamos hablando de un toro profundo, ancho de pecho y con poca papada y poco badanudo. No son demasiado largos, aunque sí son de cuerpo en forma de cilindro, destacando los costillares arqueados, con un vientre muy poco marcado, acaban en una grupa musculada y desarrollada, con una cola larga y poblada. De patas fuertes, pero cortas y finas, suelen ser cárdenos y negros, y los accidentales de entrepelado, bocinegro, jirón, gargantillo, rebarbo, coliblanco, rabicano, bragao, meano y axiblanco.
De momento sólo nos queda seguir esperando y seguir intentando ver el principio del renacimiento de este encaste y volverlo a ver anunciado en las grandes ferias: A lo mejor se podía pedir ayuda a los matadores actuales, para que se apunten a esta corrida y para que esos atisbos se vayan convirtiendo en una línea de regularidad, bravura y de un sin fin de toros guapos
lunes, 16 de marzo de 2009
El toreo a la verónica
Pero no se me ha olvidado Julio Robles, que ha sido uno de los grandes con el capote. Y aunque parezca una contradicción, no es al que mejor he visto torear con el capote, pero sí el mejor. Y me explico. Los mejores lances se los vi, como ya he dicho, a Rafael de Paula, pero dos tardes, ya que según mi opinión, era difícil que se acoplara con un toro tal y como cogía el capote, largo y dejando mucho vuelo. En cambio a Julio Robles le vi muchas más, porque su forma de torear se adaptaba a casi todos los toros, porque podía y ahormaba la embestida con arte y mucha pureza. Se me viene a la cabeza un mano a mano con Ortega Cano o cualquier tarde antes de la feria, cuando los toreros se atrevían a venir a Madrid a ganarse su puesto en los carteles, no como ahora.
Después ya han venido otros como Joselito, paradigma de la variedad, o Luis Francisco Esplá, todo vistosidad y espectáculo de la lidia. Y del resto hoy en día se puede decir que torean bien, mal o regular a la verónica, incluso que a la hora de rematar dejan ver su personalidad, pero no llegan a ser esos especialistas con el capote, por los que ya merecía pagar el precio de la entrada, y eran aliciente suficiente como para justificar un cartel.
¿Dónde habrá quedado aquello de echar la pata p'alante, cargar la suerte, ir ganado terreno al toro, hacerle que se retuerza y rematar en los medios con una media enroscándoselo en la faja? Eso es casi ciencia ficción y lo peor de todo no es eso, sino que esa forma de hacer casi se desprecia por los que sólo quieren ver muchos pases y que no soportan que a su torero le censuren el pasito atrás.
miércoles, 11 de marzo de 2009
Así toreaba Julio Robles
Aún recuerdo la tarde de la despedida del Capea de novillero en Madrid en la que, en un mano a mano, cada uno expuso su forma de interpretar el toreo en los años de reinado de otro maestro de Salamanca, El Viti, cuando el ser torero de aquella tierra ya merecía ser tenido en cuenta. Y como no, el pulso que mantuvo con Ortega Cano, este todo pundonor y amor propio y Julio Robles todo torería, clase y pureza.
Que cada uno valore esta pequeña muestra de un torero muy grande, al que muchos “profesionales” de hoy tendrían que tener en cuenta al plantearse lo que quieren hacer en el mundo de los toros.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Verónicas rodilla en tierra
Siguiendo con las verónicas por bajo, que es lo que ahora nos ocupa, y comparando unas con otras, en la antigüedad como en casi toda la lidia de la época, era un toreo más defensivo. Por contra en el toreo más moderno el toro permite un mayor relajo y asentamiento del matador en la tierra. Y puede que sea por lo poco frecuente y por la belleza que este tipo de toreo ofrece, siempre son bien aceptadas estas verónicas por bajo rodilla en tierra. Al menos en estos primeros lances de recibo, el toro suele aguantar sin perder las manos.
Aquí os dejo una mezcla de toreo antiguo y moderno y que cada uno ponga fecha a los diferentes estilos de recoger al toro por bajo.
domingo, 1 de marzo de 2009
El capote
Aquí inicio una serie en la que a través de mis dibujos pretendo ilustrar en qué consiste cada uno de los tercios en que está dividida la lidia. Lógicamente, no puede ser una descripción exhaustiva, pues las diferentes suertes y sus variedades dependiendo en ocasiones del intérprete, podrían llenar un libro; cosa que ya hizo muy acertadamente José Luis Ramón en su libro Todas las suertes del Toreo por sus Maestros. Además, me atrevo a recomendar su lectura, que permite no sólo conocer las suertes, sino también a los que las inventaron o a quienes mejor las han venido ejecutando a lo largo de la historia del toreo.
Como ocurre con todos los lances del toreo, en el capote existen los pases fundamentales, como es la verónica y la media verónica, que además de arte constituyen una herramienta imprescindible para dominar al toro. A este lance hay que añadir otros que se han adaptado más a las condiciones del toro en cada momento. Si el toro viene con muchos pies se le puede torear por chicuelitas o si pretendemos que no baje la cara por faroles. Y luego también están las modas, como ocurre en la actualidad con las gaoneras de José Tomás y casi todos lo matadores y novilleros, que no pierden la ocasión de ponerse el capote en la espalda. De esta manera ya casi tienen asegurado el aplauso, y la gente empieza a vibrar en cuanto ve cómo se coloca de frente y recoloca el capote de aquella manera, en lugar de empezar el lance citando como para dar una verónica, y en el momento del embroque se lo coloca a la espalda aprovechando el viaje del toro. Pero eso es un gusto particular mío, que prefiero que la lidia vaya fluyendo sin cortes bruscos, ganando poco a poco al toro.
Y para empezar, hay que recoger al toro, observar su comportamiento, sus querencias, si remata en los burladeros. Desde el primer momento en que el animal irrumpe en el ruedo, ya muestra lo que puede llegar a ser, aunque, como todos los aficionados saben, a lo largo de la lidia puede experimentar cambios en varias direcciones. Esto es lo que obliga al matador a estar permanentemente alerta. Desde que se le toca por primera vez hay que enseñarle a embestir correctamente, hay que irle preparando, pero como ya se sabe "el hombre propone y el toro dispone".
El correr el toro a una mano no garantiza después una embestida franca y con nobleza, pero lo que si está claro, es que mal no le hace. Y aunque parezca una imagen procedente de una antigua tauromaquia, a mi se me vienen a la memoria escenas de no hace mucho con el Boni capote en mano, templando la embestida y cerrando al toro para que el maestro empiece la faena.
Espero que os guste esta nueva serie, aunque ya adelanto que no se busquen identidades de ningún torero de los dibujos porque como en una ocasión me dijo una veterana aficionada, yo no dibujo lo que veo, dibujo lo que me gustaría ver.