Qué lejos aquellos días de felicidad con José Tomás
Volvemos ala cuestión José Tomás. es asomar la patita y ya
nos volvemos locos. Y este que habla se considera josetomasista, lo que no
quiere decir que se entusiasme con verle rascarse una oreja, porque a lo mejor
mi vecino se la rasca mejor y no le hacemos la ola cuando nos le cruzamos por
la escalera. Realmente creo que todo está desbordado en lo que se refiere a
este torero. Quizás más debido al ser considerado como el último clavo ardiendo
que le queda al aficionado, que por otra parte sigue entregado a él, mucho más
de lo que él mismo parece estar entregado a la causa del aficionado.
Uno personalmente le
tiene como retirado y no cuenta con él para nada en esto de relanzar la Fiesta.
No parece muy decidido a ello. Y no es que sea un caso raro en eso de toreo
tres o cuatro, vuelvo pero sin volver, es lo que han hecho muchos otros, unos
que no se resignaban a quedarse en casa y otros que poco a poco veían bajar el
interés de las empresas y los públicos por ellos. La gran diferencia puede
estar en que le panorama de la Fiesta es más que desolador y se piensa en él
como el único capaz de despertarnos de esta pesadilla. Capacidad tiene para
ello, pero no parece muy decidido a meterse en camisa de once varas.
Él es muy dueño de hacer lo que mejor le parezca, pero
quizás debería pensar un poco y darse cuenta como se resiente su imagen y la
del toreo clásico frente al moderno, cuando se anuncia en carteles con
compañeros muy elegidos y con toros mucho más escogidos aún. Que todo el mundo
entiende que en Badajoz no va a matar el toro de Madrid, ni en Villafeliz, ni
Cascalosmontes, pero hombre, ¿tanto cuesta en estos momentos darse una vuelta
por Sevilla o Madrid? Qué repito mi incondicional adhesión a este torero,
aunque ya no es tanto a este, como a aquel que hace años nos enloqueció dos
fines de semana seguidos en Las Ventas. Y podría uno callarse y seguir
recordando aquellos días, pero visto lo visto, a uno le cuesta.
Puede que el aficionado esté muy equivocado y haya esperado
más de lo que otros estaban dispuestos a dar. Algunos habríamos deseado que se
enfrentara en el ruedo, uno por uno, con todos los geses, con los pegapases,
los tramposos y cualquiera que no camine por los caminos de la integridad y si
es con el toro de verdad, mucho mejor. Que tampoco se pide que maten los Miura,
pero al menos algo que no sean las borregas de Zalduendo, los Cuvillos,
Garcigrandes y esas vergüenzas que saltan a la arena cada tarde. Pero si a
alguien le queda la más mínima esperanza, que se la vaya borrando de la cabeza.
Como todos, sigue esa ley no escrita de no agresión, de no molestarse lo más
mínimo entre ellos. Querrán vestírnoslo con el traje de la dignidad de la
solidaridad con los compañeros, como
cuentan las malas lenguas que pasó el San Isidro pasado araíz de los conflictos
de la televisión; eso está muy bien, pero ¿no hay nadie que practique esa misma
solidaridad con el aficionado? ¡Ay! el aficionado, ese ser molesto del que uno
se aprovecha según las necesidades del momento. Si hay que escalar posiciones,
no paramos de echarle flores y cuando nos exige lo más mínimo y queremos estar
acomodados, entonces decimos que ha cambiado, que es ignorante y malvado y nos
quedamos tan panchos.
Hasta el momento José Tomás no ha llegado a tanto, y puede
que tarde pues las plazas que visita son esas en las que nunca pensaron que
podrían verle en directo y que a la mínima enloquecen y se echan en brazos del
ídolo. Así ellos también podrán decir que vieron a un José Tomás sublime. Los
demás vemos vídeos muy cortitos, como si nos asomáramos por el ojo de una
cerradura, esperando que en cualquier momento nos echen el cerrojazo al otro
lado de la puerta. y nadie duda que dentro de unos años el de Galapagar quedará
en la historia como uno de los más grandes, pero ¡amigo! se está esforzando
demasiado en quitarnos la ilusión a todos los que creímos en él. Que lo hecho
no lo puede borrar nadie, pero no nos podemos quedar con este mal sabor de
boca.
Ya digo que yo le considero como un torero retirado, una
retirada forzosa provocada por aquella cornada de Aguascalientes, que nos hizo
pensar primero que se lo llevaba por delante, luego que aún salvando la vida,
perdería la pierna y al final hasta volvió a ponerse delante del toro. En su
reaparición estaba claro que se iba a probar, cosa muy lógica, aunque en muchos
casos se les fue la mano al escoger el ganado, pero bueno, seamos benévolos por
una vez, pero ¿en qué estamos ahora? ¿Se sigue probando? ¿Está poniendo a
prueba la paciencia del aficionado? Si yo tuviera que dar una respuesta,
confieso que no sabría que decir. Yo me encuentro totalmente perdido, uno no
sabe que pensar. A veces hasta parece que lo que hace es ir al cajero a sacar
dinero, para luego volverse a casa. Pero la realidad es que no tengo ni idea, aunque
más parece a veces que se mueva para ir contra los que tanto mal le han hecho,
que son muchos y que por oscuros intereses le han negado el pan y la sal, pero
que por una vez se acuerde de los más fieles, que nos tenga en consideración y
que nos dé una alegría. Tiempo al tiempo y de momento, pues a seguir agarrados
a este clavo ardiendo, mientras continuaremos con esa cantinela… de José Tomás,
¿Hasta cuando?