Tuvo que ser un banderillero el que sacara su orgullo de torero, que si tenemos que esperar a los jóvenes que vienen, la espera puede ser muy larga |
Cómo dicen los leídos, la Comunidad Educativa anda revuelta,
que si huelgas, que si planes de estudio de locos, que si recortes, que si
becas, que si… ¿Y para los toros? No hay becas, ni docentes, ni planes de
estudio para los que pretenden llegar a ser matadores de toros? ¡Aaaah, no!
Claro, tal y cómo está esto montado, la beca es la que pague el ponedor, papá,
tío entregado, pariente con posibles o todos a la vez; y el plan de estudios
depende de hasta dónde llegue la pasta. Luego, igual que en la LOMCE, los
chavales pueden pasar curso con… con una morterada de asignaturas; eso sí
siempre que estas no sean de las consideradas fundamentales, a saber: lucir
palmito, poner poses de soberbia, descalzarse por las buenas, desvestirse a
gusto del consumidor y pegar cabezadas hacia atrás, como si la cuestión fuera
autodesnucarse entre aspavientos exagerados y nada discretos. Que así anda
nuestra novillería. Y por si algo faltaba, están los que han desarrollado una
insultante habilidad en justificar a los pupilos de los que pagan, porque a los
que no, a esos cera, más que en todos los cirios de una catedral. Que si esos
novillos son una exageración para Madrid, que en muchas plazas pasarían por
toros, lo cuál desgraciadamente es verdad, pero más bien por la casi nula
exigencia de otras plazas; que si a los chicos se les quita la ilusión, como si
eso de llegar a torero, a matador de toros fuera un derecho inalienable
amparado por la Constitución garantizado para todo ciudadano que pretenda
vestir de luces.
Y entre si nos quedamos con el sí a la LOMCE Taurina o con
el no, se abrió la feria de Madrid del año en curso, con una novillada de
Guadaira, que si les digo que la han picado más que a muchas corridas de toros
en plazas de primera, igual se frotan las manos creyendo que los seis han sido
un espectáculo en varas. No, no vayan tan rápido y no quieran frotarse las
manos. La cosa no fue más allá de que alguno hasta medio cumplió en el caballo,
pero de aquella manera. Los más peleones derrotaban como posesos y hacían sonar
el estribo como si fueran las campanas del Pilar de Zaragoza. Que el que mejor
comportamiento tuvo fue el segundo, que curiosamente para afuera, buscando la
libertad tiraba cornadas al peto y para adentro, con todo el campo libre para
la huída, hasta mostró fijeza. Pero ya les digo, no se me entusiasmen. Que ya
hemos llegado a eso de la tauromaquia de bisturí hasta en la suerte de varas,
que durante un pestañeo el toro muestra fijeza y ya estamos pidiendo día
festivo. Así estamos de “necesitaos”. Luego, en la muleta iban y venían, hasta
que se paraban definitivamente, en algunos casos gracias a la pesadez
manifiesta de sus matadores y una continuación insufrible de trapazos, más
trapazos y de postre, otra de trapazos. Pero como en la LOMCE Taurina pone que
subrayes la palabra mantazo y la comentes con tus compañeros, algunos hasta
creyeron que con los suyos ya aprobaban por curso, sin tener en cuenta que la
media no les daba ni para la repesca.
Abría David Garzón, al que, igual que sus compañeros,
parecían haberle convalidado la asignatura de capote por los créditos
presentados por sacudir mantas, manteles y sábanas y demás ajuar, al viento. Y
claro, muchas prisas para darles por buenos sus conocimientos con el capote y luego,
cuándo se presentan al examen de para y fijar un toro, de llevarlo al caballo o
de ponerlo en suerte, pues… ya me entienden, ¿no? Poco mejoraba Garzón con la
pañosa, pico, brazo estirado, carreritas, enganchones, remates al limbo, sin
mando, ni dominio y una sosería exasperante, que el espada alargaba
innecesariamente, sin otro producto que el evidenciar su poca pericia torera
cuánto más ahondaba en eso de muletear. Quizá les ahorraría tiempo si les digo
que todo lo anterior se lo podían aplicar a Carlos Ochoa, que sí, pero este con
más soltura, se le notaba que ya había merodeado por el ruedo venteño, aunque
daba la sensación de no haberse aplicado demasiado en sus estudios. Apuntes que
podrían valerle una buena nota, como ese sacarse a su primer novillo por abajo,
por ambos pitones, pero si en lugar de temple pegamos tirones, la nota no llega
ni al cinquillo raspado. A continuación, más de lo mismo, tanto en su primero,
como en el segundo, pico de la muleta, escupiendo al novillo de la suerte,
recolocándose constantemente, largando tela, retorcido y cuándo ya no le
quedaba temario para exponer, pues a tirar de arrimón, a ahogar al toro y
esperar que el espíritu de Valdecartones se hubiera apoderado de las gentes de
Madrid. Y a propósito, ¿quién le habrá enseñado a Ochoa a manejar la espada con
esas maneras tan peculiares y tan poco toreras? Y cerraba Ángel Téllez, que a
buen seguro que su máximo deseo es ser matador de toros, pero en esto, como en
la enseñanza primaria, secundaria, universitaria o en los máster, lo de
comprarse el título no es el camino, mejor hincar los codos, perdón, apretarse
los machos y tirar para adelante. Pero claro, no pretendamos exigirle a este
chaval lo que tampoco se les pide a otros. Nada de toreo de capote y otro tanto
con la muleta. Mucho pase, mucho cambio de pitón, pero al final, nada, lo de
todos, la muleta torcida, trapazos sin mando que le obligaban a recuperar el
sitio0 constantemente, cazando muletazos allá dónde quisiera el novillo, para
acabar poniéndose muy pesado. Pero no pasa nada, que los novillos que salieron
en la primera de la feria de Madrid a los palmeros les parecieron unas moles
inaccesibles, que así se les va a quitar la ilusión y si hacía falta, lo mismo
se le permitía al de aúpa picar agarrando el palo como si estuviera haciendo
mahonesa, que el que unos chavales quitaran de capote apartándose siempre, que
el que luego soltaran el repertorio como loritos, sin saber que decir, porque
traían la faena aprendida de carretilla, sin un mínimo de razonamiento, ni
sentido común, pero es que entre tanta huelga, manifestaciones, planes de
estudio, recortes en la becas y demás, llegaron y aplicaron la LOMCE a los
toros.
Enlace programa Tendido de Sol del 6 de mayo de 2018:
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