miércoles, 4 de junio de 2025

Qué mala suerte han tenido estos toros

La pena fue que ni hubiera quién los luciera, porque en ese caso, igual estaríamos hablando de otra cosa después de la corrida de Escolar


Siempre andan los toreros y sus satélites con eso de suerte, que Dios reparta suerte, suerte maestro, suerte para todos, pero... ¿y la suerte de los toros? ¿Qué divinidad del Olimpo se cuida de ese negociado? Pues parece, visto lo visto, que la divinidad que sea hay veces que debe estar en la playita a orillas del Leteo, recibiendo los rayos de Zeus y a los Escolares... pues eso, que les toquen en suerte, o en mala suerte, a Esaú Fernández, Gómez del Pilar y Miguel de Pablo. Aunque tampoco es cuestión de descargar toda la responsabilidad de la incapacidad a estos tres espadas, porque, ¿qué toreros actuales están capacitados para lidiar y torear la casta? Pues... espere, un momentito, que lo tengo en la punta de la lengua, sí hombre, esteeee, que sí... No le demos más vueltas, ahora mismo en el amplio escalafón superior no parece haber ninguno que sepa enfrentarse con dignidad y toreando a este tipo de ganado. Que no hablo de los que se plantan ahí a ver qué pasa, a pegar trapazos y carreras y trapazos a la carrera, que de esos no sobran, que sí, que mucho valor, muy honrados, pero en el toreo, además de redaños, es imprescindible tener cabeza, recursos y saber lidiar y si a todo esto le añadimos el arte, pues para qué más. Entonces ya no sé de quién estaríamos hablando.

Que han salido los dos primeros que no hacían presagiar demasiado bueno. Que no parecían de la casa que venían, que eran raros. Un primero solo grandón, al que Esaú Fernández no pudo ya de salida, con mantazos muy bailados y dándose la vuelta para perder terreno hacia los medios en los primero compases. Mal picado, mal llevado, distraído, sin centrarse en el caballo, dónde tampoco se le castigó. Ya en los inicios del trasteo, el espada se limitaba a defenderse, a intentar quitarse de encima al animal, que no paraba de tropezarle el engaño. Y como argumento, Esaú Fernández solo ofrecía trampas, pico, vulgaridad, encimismo y sin aguantar quieto un momento. Y para colmo, después de un pinchazo hondo, se le quedó un capote enganchado en la espada y el Escolar no paraba de dar vueltas y más vueltas.

El segundo, de presentación más que justa, fue recibido por Gómez del Pilar con verónicas siempre rectificadas, de forma exagerada. Demasiados capotazos, para al final no picarle. Desastre en banderillas, clavándole de una en una y por supuesto, más capotazos. En el último tercio, el matador no acababa de encontrar los terrenos adecuados y entonces fue el toro el que decidió y solo quedaba irle detrás. Y empezó la sinfonía de pico, dejándosela tocar, sin poder jamás y con el toro que se le echaba encima literalmente. Que quizá no habría sido mala idea el darle por abajo, el poderle, pero eso no entra dentro de los esquemas ni de Gómez del Pilar, ni de ninguno que calcen las rosas, aunque sí que hay que decir que al final del trasteo hubo un conato de lidia castigando macheteando, pero solo fue un amago.

Y si no era ya suficiente calvario el no poder con los toros, empezaba el de no poder con los toros que parecían que tenían mucho más de lo que los acartelados atisbaron. Miguel de Pablo recogió con eficacia al tercero, metiéndolo en el capote, lo que no deja de sorprender, que hasta puso el toro en suerte en el segundo encuentro, aunque fuera para no picarle, primero por no castigarlo y segundo porque el de aúpa no atinaba en aquella masa que tenía debajo, que por otra parte, no quería caballo de ninguna manera. Cortaba por el derecho y en el primer muletazo, vuelta de campana. Y a partir de ahí, venga carreras, trapazos sin pararse y empeñado en dar muletazos y más muletazos, sin poder en ningún caso, que bien pudiera acusar el no estar picado, bien que pedía mando, macheteo, incluso, pero entre tanto danzar, no había manera y por si esto fuera poco, el viento. Parecía aquel un toreo, incluyendo esa eficacia capotera del inicio, un toreo de capeas, de salvar el bulto y largar el trapazo.

Y se nos vino el cuarto, al que Esaú Fernández se fue a saludar a portagayola, que como dicen, solo vale para anunciar una actitud, pero yo creo que no para eso sirve. Aunque sí sirve para quedarse descolocado a la puerta de toriles y como sucedió, para liarse a dar mantazos sin parar quieto. Como suele ser ya norma. Mal picado, se fue de lejos y sin pararlo al primer puyazo, suelto en el segundo, en mitad de muchos capotes y una tercera vez, ya colocado, ¡por fin! No se le picó y tuvo el mal gesto, después de que le clavaran en mitad del lomo, de salir pegando coces. Empezó el trasteo el matador con trapazos acelerados con el pico y dejándosela enganchar, doblado en exceso, más trapazos largando tela, sin un momento de sosiego y de repente se fue a por la espada, cuando al toro aún parecía quedarle bastante dentro. Quizá el que no aguantaba era el corazón del camero, lo que hizo exclamar a más de uno que se le iba sin torear. Y quizá esas voces estaban cargadas de razón.

Y dicen que no hay quinto malo, pues el de Escolar no lo fue, ni mucho menos. De imponente presencia, ya le obligó a Gómez del Pilar a girarse, porque no podía con él. Lo pusieron al caballo en terrenos del ocho y allí se fue a que le agujerearan la paletilla. Y para el segundo encuentro, quién sabe por qué, lo puso hacia el seis, a favor de querencia de manso y a distancia, pero allí el toro no iba, por mucho que se insistiera ¿Por qué ese cambio de terrenos? Le costó, por mucho que le gritaran al picador que levantara el palo, que eso de levantar el palo parece el bálsamo de Fierabrás, que sirve para todo. Pero aquel no era el sitio. Y bien que lo hizo saber el animal, que con el caballo en el ocho, a contraquerencia, se volvió a arrancar en un tercer encuentro. Después de los dos buenos pares de Víctor Pozo, tomó Gómez del Pilar la muleta y de nuevo se empeñaba en cambiar los terrenos que pedía el toro, que a pesar de todo, se quería comer el trapo, mientras el espada solo daba para querer quitárselo de encima entre prisas y trapazos, sin mandar en ningún caso. El toro de nuevo se fue a los terrenos en los que se sentía mejor, a contraquerencia. Incapaz de mandar en aquellas embestidas, desarme por el pitón izquierdo , venga a meterse entre los cuernos, quizá más para parar aquel ímpetu, que para otra cosa y de nuevo esa idea entre muchos, de que se le iba sin torear. Pero ya sabemos de esa emoción que transmite el no poder, el ver al toro muy por encima de su lidiador, el palpar esa sensación de peligro, que quizá fuera lo que hizo que se le diera una oreja, precisamente por hacerle todo al revés de lo que ese toro de José Escolar reclamaba.

Se estaba viendo una tarde de toros y allá que salió el sexto, al que de nuevo Miguel de Pablos sujeto eficazmente, evitando esas correrías tan innecesarias como habituales. Incluso lo puso en suerte al caballo, dónde el animal cabeceaba con desesperación, yéndose suelto; vara trasera en el segundo encuentro, sin castigarle, bastante castigo fue el maltrato de todos a toda la corrida. En banderillas evidenció el defecto de cortar peligrosamente por el pitón derecho, de lo que el espada tomó nota, intentando evitar el torearlo por ahí, pero la cuestión no era esa, el quiz de todo esto era que no estaba el toro para derechazos y naturales, que igual requería un toreo por abajo, sobre las piernas, pero no sobre las piernas de no parar de correr, que es lo que pasó, con muchas dudas, encimista, con desarmes, cambio al pitón derecho, siempre muy desconfiado y en estas que de nuevo recordó el defecto inicial, se le venció y le levantó de mala manera. Volvió al toro, pero ya estaba todo hecho. Lo que sí hay que destacar es que durante la lidia de los compañeros, los demás, empezando por Miguel de Pablos y continuando por Gómez del Pilar y Esaú Fernández, aunque a este se lo tuvieron que decir desde el tendido, estuvieron atentos con el capote en la mano, desde el callejón, atentos a lo que pudiera suceder. Algo que ya es un rara avis en este mundo de la modernidad. Lo que no quita para que muchos salieran de la plaza con el runrún en la cabeza de qué mala suerte han tenido estos toros.


Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:

https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html

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