miércoles, 18 de diciembre de 2019

En el año nuevo, fuera reglamentos y arte libre




También desde Tendido de Sol muchas felicidades, Feliz Navidad y un muy feliz año 2020


Lo malo de los artistas es que cuándo les da, les da fuerte. Cuándo les viene la inspiración, eso no hay cristiano que lo frene; mejor hacerse a un lado y que sea lo que tenga que ser ¿Y qué hay con más arte artístico que esta tauromaquia 2.0? No busquen, no hay nada que la supere en arte e inspiración. Que aquí tienen arte hasta los que venden almohadillas, refrescos o almendras por los tendidos. Y que se nos quite de la cabeza, el arte es un torrente indómito que cuándo se lanza, se lanza. Y cómo se lanza.

Que no llega ahora don Justo Hernández y dice que fuera reglamentos, que el arte no se puede limitar con normas que sirvan al aficionado para medir la bravura de un toro, ni tan siquiera para exigir que este tenga un mínimo de trapío. Todo por el arte y para el arte. Eso sí, que igual habría que poner freno en eso de saber qué es arte, que no lo es y que es una chabacanada tramposa y vergonzante. Que igual este señor y todos los que piden esa demolición de la normativa taurina, lo que precisarían es que los límites se establecieran precisamente para aclararnos lo que es el arte. Igual ahí empezaban las discrepancias. Arte es lo que se nos ponga a cada uno en el moño y si la pervivencia, el que pueda seguir con vida la fiesta de los toros depende del moño de cada uno y del momento del moño, mal vamos, pero que muy mal.

Que también se puede calificar como arte todo aquello que no me complique a mí la vida y que me permita seguir contando billetes de la venta de borregos fofos y descastados. Que arte también puede ser, y a ver quién me dice que no, el poner posturas tramposas delante de esos borregos descastados y recibir una buena montonada de billetes a cambio. Que arte puede ser incluso montar una feria tras a otra con borregos descastados y caballeros poniendo posturas tramposas delante de ellos, a los que se les paga una montonada de billetes, mientras otros primos pagan una tela por entrar a contemplar semejante espectáculo. Eso sí, libremente, lo que hace que uno empiece a pensar en el arte de aquellos por sacarles la pasta a los primos, con tanto arte.

Que eso de calificar las cosas como arte, como cultura o incluso como fuente para la creación de muchos puestos de trabajo, ya lo hemos oído muchas veces y resulta que siempre, o casi siempre, viene de boca de unos señores que quieren tener vía libre y el campo abierto para llevar a cabo sus fechorías. Que cualquier norma les parece una cadena al cuello, pero que no dudan en querer ponérsela al que dude mínimamente de su “arte”. Y no digamos de quién les critique o rechace abiertamente esa actividad “artística”. Entonces ya te mandan a galeras del tirón, con cadenas en el cuello, pies y manos. Que tampoco es mal plan, que igual te encuentras a Ben Hur y de colegueo, luego te da una vueltecita en su cuádriga. Y que te explique eso de las carreras sin reglamentos, caballitos y carros guiados por unos locos de la cabeza.

Pero los que piden que no haya reglamentos en esto del toro, de locos tienen muy poquito; de espabilados y vivos lo tienen todo, pero de locos no. Unos con eso de que lo pican lo que a ellos les parece o como si no quieren picarlo, que el caballo ni tan siquiera asome, otros que si no les toquen avisos, otros con que les gusta el bichejo y se lo quieren llevar para su casa, los que quieren recoger despojos a fuerza de berridos de la masa, los que si no les cuadra a media lidia hacen que lo echen para atrás, los que deciden que sardinas desmochadas pasen por toros, los que quieren echar de las plazas a los disconformes, los que quieren callar a todo el discrepante. En definitiva, los que pretenden que les lluevan los billetes del cielo sin escuchar la más mínima queja y sin esfuerzo, ni riesgo, ni complicación alguna. Pues nada, ya que estamos en estas fechas tan especiales, apretémonos los machos y en el año nuevo, fuera reglamentos y arte libre.

Enlace programa Tendido de Sol del 15 de diciembre de 2019:
https://www.ivoox.com/tendido-sol-del-15-diciembre-de-audios-mp3_rf_45481188_1.html

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Ring, ring, le llamo de Plaza 1


Muchas Felicidades y que la afición llegue a todo el mundo y a todos los rincones




El otro día me llamaron de la plaza de toros, o eso me dijeron. Que yo pensaba que era para felicitarme las fiestas, pero no. ¡Qué chasco! Que quieren saber si quiero que me den el día libre los lunes, por aquello de así aprovechar para hacer la compra, que si tienes que quedar con la querida/señor respetable que te pone un piso, que si pides hora para el médico. Lo que son las cosas, toda la vida teniendo que pedir permiso para salir antes y marchar a los toros y ahora en los toros, estos señores de plaza 1 te dan permiso para que arregles tus cosas terrenales. Que ya puestos, si en un fin de semana, sábado y domingo, te ponen dos de caballitos, te montan un puente de dulce para irte a la playa y ni feria, ni ferio, al chiringuito a ponerse to’ morrosco de mojitos, caipirinhas y sales de frutas con paracetamol para lo de la acidez y la resaca. Que todo son ventajas, o casi todo, porque claro, si alargamos el final de la feria, lo mismo nos ponemos en San Juan y ahí viene el lío. Que empezamos que si petardos, que si quema de trastos inútiles y nos montamos una pira que llegue al cielo con todo lo que el aficionado querría apartar de su fiesta. ¿Se imaginan? ¿Tal o cuál figura? ¡A la hoguera! ¿Tal ganadería? ¡A la hoguera! Siempre en sentido figurado, claro, que aquí eso de mandar a la hoguera, aunque sea metafóricamente hablando, tiene un peligro de no te menees. Que aquello también llegó a ser tradición. Y con las mismas, puede haber quién se ponga a celebrar a San Juan llevándole a la Pradera y sacándole en andas para que se rieguen los campos. Un lío.



Pero vamos a ver. Parafraseando a los americanos de las series de abogados, ¿quiz proculo, o quinqui prorreo o te da cuin al propio o…? ¿a quién le viene esto de perlas? Esto de quitar los lunes y alargar la feria sine die. Pues pensando, pensando, igual le evita al señor Casas, don Simón, tener que montar alguna que otra novillada en el mes de junio y eso que se ahorra. Que lo de cenarse las Ventas podrá cruzarse con la feria del siglo y acabar con un adefesio amorfo y sin sentido. ¿Qué iba a ser de los autobuseros que los domingos transportan tanta ilusión y alegría desde los lugares de origen de esos novilleros rayanos en la treintena? ¿Qué iba a ser de los que con tanto primor convierten los pasillos de la plaza de Madrid en una grandiosa fritanga? O igual estos acaban incorporándose a mitad de feria y todos contentos, a entrar y salir a mitad del toro, porque lo del ruedo ya no importa, lo verdaderamente importante es la merienda y cenarse las Ventas y el hígado de algunos que lo echarían por la boca viendo tanto despropósito taurino.



Táchenme de malpensado, pero es que uno ya no se fía de nada que venga de los políticos, aunque este haya vestido de luces, ni aunque lo firme el partido amigo de la fiesta, ni mucho menos si detrás está el señor Casas, don Simón. Que quién nos dice que de repente esto les parece que se alarga mucho, que se lían a eliminar festejos para el año siguiente, si no es para el curso inmediato y de esta forma ya encuentran la vía perfecta para llegar a su Dorado, acabar con la temporada de Madrid. Que no ha hecho más que llegar el señor Abellán y ya estamos embrollando lo que ya estaba bastante embrollado. Que no cabe dejar las cosas que estaban bien, tal y cómo estaban, no, hay que menear el guindo, a ver si así tenemos una buena cosecha de melocotones.



Hay que marear la perdiz, hay que distraer la atención por arriba, mientras te la cuelan por abajo, hay que provocar grandes cortinas de humo, para que cuándo el viento se las lleve encontrarnos con el Edén del taurinismo más salvaje, soez y traicionero. Un ruedo más pequeño, los precios por las nubes, la temporada en el limbo, los aficionados expulsados definitivamente de la plaza, un público transeúnte que ni protesta ni se queja, una fiesta devaluada sin toro y con figurines amanerados y si esto no pita y se acaba hundiendo, la culpa se le echa a los antis, a la crisis, al gobierno, al desgobierno, a Bruselas o al Sumsum Corda. Y para colmo, siempre llegará el espabilao que apuntillará al moribundo y se querrá arrobar para sí todos los méritos, declarándose un Teseo de nuestros días, derrotando a la feria corrupta de la fiesta de los toros. Y todo esto comienza con un simple e inocente Ring, ring, le llamo de Plaza 1.



Enlace programa Tendido de Sol del 8 de diciembre de 2019:

https://www.ivoox.com/tendido-sol-del-8-diciembre-de-audios-mp3_rf_45208977_1.html

jueves, 5 de diciembre de 2019

Levantadores de la fiesta


Si se trataba de levantar la fiesta, de verdad,pocos mejor que el maestro que hace poco cumplió años.




Parece ser que la fiesta de los toros ha estado en momentos mucho peores que en la actualidad, ¿qué digo peores? Rayanos en lo pésimo. Que si ahora creemos estar al borde del abismo, entonces ya estaba la cosa en caída libre. Pero siempre había un levantador que hacía resurgir la fiesta, siempre aparecía uno como el señor de Córdoba, de cuyo nombre no quiero acordarme, o un señor de Velilla o hasta uno de Lima, del Perú. Esos son los que revitalizaron y revitalizan la fiesta. Y que se nos quiten otras ideas de la cabeza. Y aquí mismo podría dejar zanjado el tema y poner la rúbrica debajo. Pero, ¿se quedarían conformes? Pues al igual que quién suscribe, creo que no.



Quizá esos levantadores lo fueran para el negocio, que algunos confunden con la propia fiesta. La buena salud de uno y de la otra no tienen por qué ir de la mano; es más, hay momentos en los que se encuentran en lugares absolutamente contrapuestos. Que realmente, la fiesta da la sensación de que nunca ha gozado de buena salud, si nos atenemos a las opiniones de los contemporáneos, pero si cada período lo observamos desde la distancia y comparándolo con el presente de cada uno, pues igual esa mala salud no era tan mala. Que habrá quién me diga que esto mismo ocurrirá con esta actualidad que nos está tocando vivir. Pues bien, como en algún momento alguien vea esto como un modelo a imitar, no quiero ni pensar en lo que les toque pasar a los aficionados del futuro. ¡Que Dios les pille “confesaos”!



Mala cosa como los aficionados por venir añoren a los Juli, Ponce o Roca Rey. Que es verdad que el pasado se tiende a idealizar, porque sin ir más lejos, ahora los hay que le echan redaños y hablan de aquel señor de Córdoba como de un maestro. Que sí, que llevó gente a las plazas, hizo que el negocio fuera viento en popa, pero entonces volvemos al comienzo, ¿es lo mismo la buena salud del negocio con la buena salud de la fiesta de los toros? Que con el paso de los años uno se entera de que unos y otros fueron maestros, a unos que les contaban los trapazos a coro, a otros que les acompañaba el escándalo por anunciarse con monas desmochadas, a otros que se manejaban en la vulgaridad sin rubor… pero ahora ya son maestros.



Y en estos años de este primer cuarto del siglo XXI parece que va mal el negocio y la fiesta en si misma. Que se empeñan en meternos por los ojos a unos fenómenos que no consiguen que esto interese a alguien más que los habituales. Que si en una feria falla cualquiera de esos figurones, esos que se supone sustentan la fiesta, no pasa nada y nadie les echa de menos. Es más, resulta más frecuente que el aficionado los eche de más cuándo ven su nombre anunciado en las grandes ferias. Y se supone que estos van a levantar la fiesta. ¡Caramba! Que ya tendría mérito que al tiempo fueran levantadores y enterradores. Si acaso, no voy a decir que sean el maná que salve el negocio, a lo sumo puede que lo mantengan cuatro tardes al año. Y mientras tanto, entre levantadores y puntilleros, los maquilladores, los que disfrazan la realidad y que con un empeño admirable quieren hacer ver que la realidad no es tal cual la vemos, sino tal cual nos la quieren contar. Eso sí, si hay que utilizar un argumento de peso tiramos de estadísticas y asunto concluido. Empiezan a contar despojos, indultos y algarabías de las masas y asunto zanjado. Pues bien, permítanme echar mano de unas estadísticas que se han hecho públicas recientemente. En el año 2010 entre España y Francia se celebraron 721 corridas de toros. En 2019, 450. El número de plazas con actividad taurina ha pasado de 324 a 224. Que no sé yo si los que viven de este negocio se sentirán muy aliviados con estos números. Y si además hablamos de datos socioculturales, ¿para qué más? Son cuatro cifras que las podrán interpretar cómo les de la gana. Eso sí, solo les pido que con estos datos no me hablen de estos levantadores de la fiesta.



Enlace programa Tendido de Sol del 1 de diciembre de 2019:

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