viernes, 16 de abril de 2021

Cartelazo muy de Madrid

Lo fácil que habría sido pensar en Madrid para montar un festejo en Madrid

Siempre se ha dicho que cada plaza tiene su personalidad, sus gustos, preferencias, tradiciones y hasta sus manías. Y será por eso que cuando las empresas se ponen manos a la obra para confeccionar carteles, tienen que saber de lo que son esas plazas, de lo que gusta y, claro que sí, de sus manías. Madrid es una plaza que tiene mucho de todo, pero manías, manías tiene para dar y regalar. Es una plaza extraña para muchos y gloria bendita para los más grandes. Paradojas del toreo. Pero Madrid es Madrid, sin necesidad de mirar a otras partes. Y a Madrid habría que darle lo que quiere y digo que habría que darle, porque desde hace años nadie se lo da. Que es verdad que en esta plaza y en este poblachón manchego, el pueblo más grande del mundo, como decía la leyenda, acogen con sumo agrado al que llega de fuera y sin importarle de dónde venga, ni el acento que tenga, se le toma por un madrileño más, pero de ahí a que lo que quieran es que adopte la personalidad, los gustos y las manías de otros, va un gran trecho. Que se puede intentar, pero que tampoco nos obliguen a actuar como si tuviéramos múltiples desdoblamientos de personalidad. Y en esto de los toros parece que esto se ha convertido en norma. Tomemos la plaza de Madrid, las maneras de Madrid, los gustos de Madrid, las manías de Madrid y mandémoslas a tomar… chocolate a San Ginés.

 Pero no se crean que para acabar con Madrid y para darle una patada en semejante parte al aficionado de Madrid tenga que venir nadie de fuera. No, que va, que los nacidos en la Villa y Corte a veces no saben por dónde se andan y aplican a lo nuestro lo que creen que gusta más allá de Guadarrama, más al sur del manzanares o pasado Meco y Navalcarnero. Aquí se aplica eso de los que han entrado en Madrid, pero Madrid no ha entrado en ellos y para muestra, el botón de ese magno festival que la Comunidad de Madrid ha anunciado para el dos de mayo, como fecha marcada en letras de oro para la reapertura de la plaza de las Ventas después de la maldita pandemia. Ya ven, una señora presidenta de Madrid, un señor director del Centro de Asuntos Taurinos, también de Madrid y cuando se meten a confeccionar un cartel, ¿qué digo? Un cartelazo; no se paran ni por un momento a pensar en lo que gusta por estos lares.

Lo primero, un festival y no una corrida de toros. Que uno no es epidemiólogo, pero igual es que el virus ve un traje corto y sale espantado, que todo puede ser. Ya digo, no soy médico y mis conocimientos acerca de todo esto se limitan a salir a la calle embozado y a abrasarme las manos con el gel hidroalcohólico. Pero luego viene la selección de los actuantes, que sí que es verdad que son los figurones del momento, pero es que resulta que en estos tiempos que corren, estos figurones son los más cuestionados de la historia en la plaza de Madrid, quizá desde el Bomba y Machaco. Ventura, que sí, muy espectacular, el adalid del circo a caballo; Ponce, magistral en el manejo de las lejanías, el pionero del teletoreo; Juli, el contorsionismo vestido de luces ante novillotes avanzados casi mogones; Manzanares, prototipo postmodernista y gran exponente de la Tauromaquia 2.0, 2.1… 3.0; Perera, príncipe de la soberbia, mezcla entre Ponce y Juli, agente comercial de Bose, rama megáfonos de largo alcance; Ureña, que se les ha tenido que colar o para al menos dar gusto mínimamente a la afición del foro; Y Roca Rey, sumo pontífice del banderazo, hijo de Eolo reencarnado en figurón mediático.

Pero esos amigos de la fiesta, esos que regentan la plaza de Madrid, esos que prometen proteger la “tauromaquia”, resulta que ignoran lo que gusta a esta plaza, a la gente que ocupa sus localidades, a los que aguantan el frío y el fuego que desprende ese granito serrano, esa piedra de gradas y andanadas de marzo a octubre, sin faltar, salvo que les toque en una mesa electoral un domingo cualquiera. Se les olvida a estos parroquianos, pero se saca pecho en las fotos para mostrárselas, así como diciendo “mira lo que me preocupo por vosotros”. O si es menester, cogen la fiesta que estos leales de Madrid tanto aman y se la tiran a la cara al primero que se les ponga por delante. Que la fiesta lo soporta todo, aguanta patadas, pisotones, desprecios, casi igual que esa afición de Madrid que quiere casi por igual esta pasión que son los toros, como su plaza. Que tampoco piden mucho, solo piden poder volver a su casa, poder volver a ver cómo se abre la puerta de toriles, poder volver a ver el toro y para empezar, quizá preferirían que no asomaran esos que tantas veces les crisparon, los que no dudaron en hacerles desplantes en su cara, decir de ellos verdaderas barbaridades, dudar de su saber, de su afición y hasta de su calidad de buena gente. Que no digo yo que todos sean buenos, ni sabios, faltaría más, pero o que no son es tontos y lo que sí saben es lo que quieren y por eso les gustaría que todo empezara de nuevo no con un cartel de figurones, no con un cartel propagandístico en una fecha tan determinada, no con un cartel para la televisión, sino un cartel a su gusto y si fuera posible, puestos a pedir, un cartelazo muy de Madrid.

Enlace programa Tendido de Sol del 11 de abril de 2021:

https://www.ivoox.com/tendido-sol-11-abril-de-audios-mp3_rf_68401093_1.html

miércoles, 7 de abril de 2021

He aquí la causa de los no toros en las Ventas

 

Sigo esperando. Cuando quieran, me abren la puerta

Al final se ha sabido, ya no han podido esconder más el motivo real por el que hasta la fecha no se ha dado ni un solo festejo en la plaza de las Ventas de Madrid. A ver si ya se quedan tranquilos esos que echan culpas aquí y allá a los que llevan el timón de esta plaza. Y espero de todos ustedes un poquito de comprensión y empatía, que antes de juzgar sobre estas causas, que piensen en que nadie es perfecto, en que un mal día lo tiene cualquiera. Y mal día fue el que tuvo el último que cerró la plaza allá por el mes de octubre de… ¿Qué año era? ¿Fue en este siglo o…? ¿Fue cuándo reinó Carolo o tres reyes después? No sé, da lo mismo. La cuestión es que ese que se marchó el último y pegó el portazo, no solo se dejó las llaves dentro, sino que las dejó puestas por dentro y… Para qué más. ¿Qué quieren que les diga? Que a ver qué haces, que con la llavecita puesta no hay cristiano que la meta desde fuera. Que ustedes me dirán que sí, que es un trastorno, pero tampoco hay para tanto, que se llama a un cerrajero o a un okupa de carrera y con una radiografía no hay puerta que se resista. Y que razón tienen, pero…

 Que no se crean, que llamar a unos y a otros, llamaron, pero en el momento en que les decían que puerta era, entonces vinieron las pegas, que si era para el señor Casas, que si no cobraban por adelantado, nada de nada y con billetes nuevos y autenticados por un notario, un funcionario del Banco de España, otro de la Casa de la Moneda y Timbre, aunque el timbre no les valía de mucho, que ya podían tocar y tocar, que dentro no había nadie. Y claro, sin un profesional experto en cerraduras, allí no había quién descerrajara el coso venteño. En mitad de tal desesperación y sin ver la luz, se empezó a buscar un responsable a quién echarle el muerto. A ver si los areneros, no, estos no, que por ser la última, ni plancharon el ruedo. ¿Los de las almohadillas? Nada, estos se aviaron en un abrir y cerrar de ojos. ¿Los de los bares? ¡Huy! Estos sirvieron el último yintonis casi desde las taquillas del metro. Ya está, los que limpian tendidos, gradas y andanadas; tampoco, esos echaron a correr justo cuándo les dijeron que igual cobraban con un poquito más de retraso. Y así uno por uno y ninguno… Pero, ¿no aprovechó cierta persona para familiarizarse con su despacho y revisar unos papeles? Si dicen que hasta se dejó la luz encendida de lo rápido que salió de allí. Que cuándo quiso percatarse, ya eran las tantas y tenía gente esperándole. Que había quedado para echarse un baile y eso no se perdona por mucho que apriete el cargo. Y allá que salió el recientemente nombrado haciendo fu como el gato y ni apagar luces, ni coger las llaves, ni quitarlas de por dentro de la puerta. Salir, pegar un tirón de la puerta y… sin toros ya va para año y medio.

 Se preguntarán que por qué no lo dicen, que igual algún voluntario se presenta para descerrajar las Ventas y así posibilitar que se vuelvan a dar toros en esta plaza. Pero, ¿cómo lo iban a decir? Hay que tapar al responsable. Que incluso se barajó el que presentara su dimisión, pero claro, si el despacho estaba cerrado, ¿cómo iba a entrar a entregar la tal dimisión? Que podía haberla metido por debajo de la puerta, pero claro, ¿y quién la recoge y la tramita para que tal renuncia fuera efectiva? Pues eso, el que se dejó las llaves puestas. ¡Cómo se puso un señor con acento raro y las guedejas desordenadas! Qué digo desordenadas, un caos, la pelambrera de un erizo electrocutado, empapado y vuelto a electrocutar. Que “ ega un atentado contga el agta, contga la cultuga, contga las tgadiciones, contga su faltgiquega”. Que no había consuelo para el pobre. Que de tal disgusto salió corriendo y tanto y tanto debió correr, que lleva casi desde ese mismo día desaparecido. ¿Y quién responde que pueda responder? Al olvidadizo de las llaves le preguntaban y él siempre respondía con la misma, “que no sé”, “que eso hay que verlo con los responsables de la plaza”, “que eso es cosa de tal o cuál y…”, “que lo que diga la superioridad”, que… La desesperación ya había alcanzado unos límites insoportables, así que un día decidieron hacerse presentes en la plaza y estudiar la situación in situ. Si había que convocar al personal y darles noticia de la situación, pues se les daba, que mejor que los empleados supieran de la situación, antes de que se enterara hasta el sordo de Azuqueca y todos esos amargaos que solo buscan que haya un patinazo de nada para hacer sangre y recrearse en la suerte criticando y venga a criticar.

 Llegó el día señalado y allí concurrieron los máximos responsables de la cuestión. Frente a frente con la dichosa puerta, pero nadie más parecía dar señal de acudir a la cita. Igual es que no les habían llegado los comunicados correspondientes. ¿Seguro que les llegó la misiva? Claro, si hasta me habían confirmado su asistencia. Anda que no se pusieron contentos de saber que íbamos a juntarnos aquí todos. Por un lado, los mandamases, por otro, la puerta. Y allí no aparecía nadie. Llegó la hora en punto y… ¡Magia! ¡Magia! ¡Un prodigio! ¡Una puerta se abrió sola! No la gran puerta, sino otra dentro de esa puerta ¡Loado sea…! ¿Cómo? En paciente procesión empezaron a salir los empleados de la plaza allí citados en punto, hora y lugar marcados. Risueños y con aire cansino, fueron apareciendo uno por uno, porque de dos en dos no cabrían por la susodicha puerta. Se adelantaron los que mandan e interrogaron a sus subordinados sobre el “cómo”. “de qué manera” y “cuándo” Y con la llave puesta por dentro. La respuesta fue contundente, para que pasara el personal no hacía falta abrir portones, bastaba con una simple puerta. ¿Pero? De toda la vida de Dios, que igual si vinieran a primera hora verían la entrada del personal. Y a eso poca respuesta cabía. Solo poner cara de circunstancias, una sonrisa boba y un balbuceo más tonto aún. Eso sí, ahora igual se piensan eso de dar toros en Madrid, eso sí, una vez se hayan recuperado algunos del shock de ver cómo se abre una puerta desde dentro sin necesidad ni de cerrajeros, ni de okupas de carrera. Y para aquellos que tantas preguntas se hacían, he aquí la causa de los no toros en las Ventas.

Enlace programa Tendido de Sol del 28 de marzo y 4 de abril de 2021:

https://www.ivoox.com/tendido-sol-28-marzo-de-audios-mp3_rf_67493615_1.htmlhttps://www.ivoox.com/tendido-sol-4-abril-de-audios-mp3_rf_68040335_1.html