viernes, 30 de diciembre de 2011

El G 10, del respeto a la idolatría


El manso que se espanta al notar el hierro

Si hay algo que caracteriza al G 10 y a todos los “Ges” constituidos en los últimos tiempos es su carácter profundamente reivindicativo de sus miembros. Formalmente han luchado por el paso a Cultura, se hicieron presentes en la Mesa del Toro antes de que se le fueran rompiendo las patas, ahora se han embarcado en lo de los derechos de imagen en las corridas televisadas y se limitaron a hacer mutis por el foro en lo de Cataluña y a mostrar su desacuerdo con la prohibición solo en entrevistas, eso sí con una indignación y un sentido reivindicativo más propio de las bostonianas que de insignes figuras del toreo. Y lo que nos queda es que el G 10 da la sensación de que solo se mueve en favor de sus intereses propios y no de los que afectan a generalidad de la Fiesta de los Toros.
Constantemente andan busca que te busca un reconocimiento que creen merecer y que no reciben. Había que pasar a Cultura porque ellos solitos descubrieron que la Tauromaquia era cultura. Y nosotros sin saberlo. Toda la vida yendo a los toros, leyendo literatura taurina, viendo exposiciones de pintura o escultura taurina y nunca nos dio por pensar que eso era cultura. Si es que no estamos a lo que estamos. Entonces convinieron que el toreo era un arte, e inmediatamente todo el que viste de luces se convierte en artista. A ver quien le discute esto a El Fandi, El Fundi, Perera, Rubén Pinar o Tendero. Y gracias que no miran a Antonio López por encima del hombro y si hace falta hasta al “Guguenjein” ese que vive en Bilbao.
Están convencidos de su majestuosidad y majeza y por ello exigen que el público caiga rendido a sus pies incondicionalmente. Pero claro, esto no es posible y menos si observan con un mínimo de detenimiento la forma en que se mueven en el ruedo, en los despachos y hasta en el supermercado. Ante los díscolos y disconformes muestran su enojo y les exigen respeto. ¿Respeto? Creo que confunden los términos. Respeto se le tiene a todo aquel que se planta delante de un toro, novillo, becerro, vaca, vaquilla, choto, jato, churro, eral o añojo que tenga o vaya a tener cuernos sobre sus sienes. Respeto especialmente para los que han conseguido después de mucho sacrificio llegar a vivir del toro. Un respeto que el aficionado o público tiene asumido e interiorizado reverencialmente en su alma torera. Es como si un domingo en misa de 11 el cura se pone a tartamudear y llama apóstata y ateo al que no puede evitar echarse unas risas. ¡Hombre! que una cosa no quita la otra, que el cura es un cura, no el Espíritu Santo con gafas y tonsura.
Raro es que a un aficionado que en un momento determinado de una faena, mientras censura al torero que está en el ruedo no se encuentre con el “un respeto, que se está jugando la vida”. Pues claro que sí, se juega la vida y otras consecuencias que más vale no recordar, pero además de eso se le pide que ejecute su arte de acuerdo a unas reglas, a unos cánones que han ido tomando forma con el paso del tiempo, siempre teniendo como referente al toro. Pero claro, es que ahora hemos llegado a un punto en que esos cánones se han retorcido y tergiversado esperpénticamente y olvidándose por completo del referente. Al toro se le ha manipulado en exceso hasta casi hacerle perder sus condiciones innatas de toro, hasta llegar a lo que estos demandantes de respeto se enfrentan todas las tardes.
Señores del G 10 y adyacentes, les tenemos el respeto que merece un torero, pero es que lo que ustedes exigen es que se les idolatre por lo que se lleva haciendo desde hace algunos siglos. No, para eso hay que alcanzar unas cotas de arte, poder, dominio, valor y torería que ustedes aún no tienen. ¿Qué pueden conseguirlo? Pues es posible y entonces quizás se les premie con lo que ahora pretenden. Es evidente que tienen que pasar un verdadero quinario, desde que se ven anunciados en un cartel, hasta que ven caer a su último oponente, por supuesto, pero esto no quiere decir que para el aficionado todo se reduzca a oír, ver, callar y pagar. No hombre. Muchos además argumentan que los que no se han puesto nunca delante de un toro no saben lo que se pasa y eso les inhabilita para poder opinar. Pero esos sí que valen para pagar sus entradas y para que ellos cobren sus buenos dineros. O quizás lo que pretenden es que las corridas de toros sean solo para profesionales que se hayan “puesto delante”, como dicen ellos. Pues imagínense el panorama, una plaza con una capacidad de unos cientos de personas y poco más, llena de amistades. Lo único que no creo que les cobraran entrada. Entre otras cosas, porque a lo mejor no están habituados a pagar por ir a los toros. Entonces, ¿cómo iban a mantener este circo? Pues mal.
Señores del G 10 y taurinos adyacentes, tengan en cuenta que se les respeta, y mucho, pero se idolatra al que en primer lugar se enfrenta al toro, no a la bobona mocha, que torea con la verdad por delante y que además interpreta la suerte con pureza y arte, dándole al toro las ventajas que a éste se le pueden ofrecer sin caer en la inconsciencia y respetando al público que mantiene este espectáculo. Lo que son las cosas, mi último pensamiento taurino del año se lo iban a llevar estos señores, pero no, mi último recuerdo del mundo de los toros de este año se lo llevan don José Escolar, don Fernando Cuadri, don Diego Urdiales, don Iván Fandiño y esperando que se decida por el toreo puro y el toro íntegro, don David Mora. Para ellos y para todos los que se pasan por este blog, que tengan un feliz Año Nuevo y que 2012 sea el año de la resurrección. Resurrección laboral, resurrección taurina, resurrección social y, lo que es más difícil, la resurrección de mi Aleti, pero de eso casi mejor no hablar. Felicidad y respeto para todos y la idolatría para el que se la gane.

jueves, 29 de diciembre de 2011

La irresistible tentación


Todos los años por estas fechas, uno no se puede aguantar las ganas de gastar una broma al personal. La única diferencia es que en esta ocasión he decidido tirarme por lo obvio, por lo que no se creería ni el alma más cándida del mundo. Ya sé que lo suyo es que el ingenio cree una noticia absurda, pero creíble, pero tampoco es cuestión de que nos tengamos que romper la cabeza pensando si sí o si no. Pues está claro, es que no.
Bastantes inocentadas llevamos todo el año, como para machacarnos con otras. Porque estoy seguro que es una inocentada lo del pliego de Madrid, lo de Taurodelta y Simón Casas, lo de los derechos de imagen de los toreros, el premio que en San Isidro se llevo Juan Pedro a la mejor corrida, o el de Manzanares, el indulto de Sevilla del alicantino, la feria de valencia montada por el señor Casas, lo de Quito y sus rosas, que parece tomarse al pie de la letra lo un beso y una flor. También parece de broma lo de Barcelona, lo que intentan en Galicia con el beneplácito del partido que se comprometió a apoyar los toros, los intentos de prohibir los toros en México, la doctrina del tal Anselmi, el señor Castella que apostata de la suerte suprema y tantas ya tantas cosas que parecen de todo, menos serias. Un mundo taurino que parece más bien pensado y diseñado por Berlanga.
Pues aunque imagino que nadie ha pensado que lo de ayer era en serio, lo que si puedo afirmar es que todo lo relatado anteriormente ha pasado y está pasando. Y como decía el otro “Virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. Pero ya saben, el año que viene tampoco resistiré la tentación y volveré a las andadas. Al fin y al cabo es una vez cada 52 semanas y en un momento donde no hay toros.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Noticias para tomarse muy en serio, pero que mucho


Ya sabrá todo el mundo que yo no soy de exclusivas, pero hay veces que uno habla con el “Garganta Profunda” de la tauromaquia y me revela los secretos más secretos del mundo del toro. Y como estas cosas no me las puedo callar, voy a compartirla con los buenos aficionados.
Según parece, el triunvirato que ha tomado Las Ventas después de un corto y cómodo asedio, ya se está organizando y está distribuyendo las tareas; don Manuel se erige en el César Imperator Taurinium, y desde su despacho tomará las decisiones más importantes apuntando con su dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo. El señor Matilla parece que se está entrevistando con el gremio de carniceros de Madrid, para colocar los filetes de cada tarde de toros. Por su parte, Don Simón, que ha delegado cualquier tarea que tenga que ver con el vino, es el que más actividad está mostrando. A todo aquel que le contradice le cita para pegarle una charla marca de la casa (charlas Don Simón, se te suben a la cabeza), y al que no cede o le saca a relucir las crónicas de don Joaquín o don Alfonso, les cita en el campo del honor florete en mano. Además ha reunido a los sastres taurinos para que estén prevenidos de la nueva modalidad de corridas que se van a celebrar en la plaza de Madrid; la corrida gótico- medieval, en la que los toreros cambiarán su terno de luces y la armadura por la armadura, el yelmo y la tizona y en la que los arcos de las gradas y fachadas se transformarán en arcos ojivados; la corrida romana, con toreros togados o ataviados de gladiadores, dependiendo del carácter del torero y por supuesto, con sandalias; la corrida del antiguo Egipto, en la que los participantes irán de perfil. Parece que ya han confirmado su actuación los siempre, colaboradores y desinteresados matadores del G10; falta por confirmar la corrida Daliniana, en espera de ver cómo resuelven el problema de que toros y toreros sean blandurrios y con cajones saliéndoles del pecho y la espalda; eso sí, Don Simón no ha dado motivos para que este año desaparezca la tradicional corrida del 2 de mayo; el francés tendrá sus motivos.
Por otro lado, fuentes bien informadas afirman que Sebastián Castella ha sido nombrado Presidente de Honor de la Sociedad Protectora de Animales por iniciativa del señor Anselmi. El matador galo aparte de mostrar su satisfacción por el nombramiento, ha adelantado que traslada su residencia a Quito, para poder atender como se debe su jardín de rosas.
La Comunidad de Madrid ha informado que entre las actuaciones de acondicionamiento y mejora de las instalaciones de Las Ventas, se encuentra el proyecto de hacer el callejón de dos plantas, para que así encuentren acomodo sus señorías de la Asamblea de Madrid, los del Congreso de los Diputados y Senado y cualquier otra autoridad que rinda visita a nuestra ciudad. Ante las preguntas sobre el hecho de cubrir la plaza o no, de momento se ha anunciado que este proyecto se ha desestimado. No obstante y a propuesta de la señora presidenta, doña Esperanza Aguirre, se ha tomado la siguiente medida para los días de lluvia: en estos casos, los espectadores de las localidades cubiertas cederán su lugar a los de los tendidos, con preferencia para los de las localidades más bajas.
Por fin la modernidad ha entrado en la fiesta a través del patrocinio de ganaderías. Así el ganado de Núñez del Cuvillo lucirá en sus lomos publicidad de Duracell. Además parece ser que una representación de la UCTL está en conversaciones con una marca de tiritas para patrocinar las fundas de los pitones. De esta forma se evitarían posibles consecuencias negativas en las astas, ya que según el presidente de la Unión, “las tiritas siempre han hecho mucho bien”. Además parece que está a punto de cerrarse un contrato de colaboración entre Morante de la Puebla e IKEA, para que el diestro sevillano utilice el mobiliario de esta marca en sus actuaciones, para comprobar la resistencia y funcionalidad de los diseños suecos.
Colectivos antitaurinos han protestado ante el Ministerio de Cultura por la falta de igualdad de oportunidades que se ofrecen en las plazas de toros para adquirir entradas para las corridas de José Tomás. Según han declarado, si ellos no pueden ir a los toros, ¿cómo van a criticarlos? Parece ser que el siguiente paso será contactar directamente con las empresas para conseguir algún pase de favor en estos días señalados. Si la experiencia es positiva, cabe la posibilidad de que se abonen a la feria de abril, de Madrid, Pamplona y Bilbao, mientras están a la espera de ver si se soluciona el problema de la televisión, para abonarse a Canal Plus Toros. Eso sí, según el señor Mosterín, prometen no disfrutar, aunque José Tomás toree como los propios ángeles. Para ello llevarán pañuelos blancos para poder morder algo y que les ayude a aguantar la emoción.
Y para cerrar, querría informar de la próxima instalación de un picador, con su caballo con faldas y todo, en el Museo Etnográfico de Madrid, en la sección de “Tradiciones del Pasado”. La muestra incluirá vídeos e infografías explicativas de lo que fue la suerte de varas, su ejecución, su función y las causas de su desaparición.
Espero y deseo haber informado puntualmente a todos los lectores de Toros Grada Seis, quienes ya saben que uno siempre contrasta las informaciones en virtud del rigor informativo que debe presidir cualquier medio de difusión pública. Por eso me he atrevido a publicar estas noticias para tomarse muy en serio, pero que mucho.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Fernando Robleño quiere ser


La suerte de varas reina en Ceret


No hemos acabado el año y ya nos han cubierto una fecha en la temporada próxima. Una cita ineludible para los que su bolsillo se lo pueda permitir. Robleño y José Escolar mano a mano. Uno pone la casta y el otro los toros encastados. Una mezcla nada explosiva, porque lo que explotan son los petardos, pero si muy atractiva.

El madrileño se ha embarcado en una empresa innecesaria, pero muy beneficiosa para él y puede que hasta para la Fiesta. Innecesaria porque nadie se lo pide, ni se le exige tal compromiso, como a ningún torero, pero que una vez decidido a aceptar el envite, dice mucho del tipo de torero que tenemos delante. Los toreros son los que nunca han medido las consecuencias de hechos como éste, pero que su afición y sus ganas de querer ser algo o simplemente el sentirse toreros es lo que les empuja a pronunciar ese “Dejadme solo”. Los que sacan la calculadora y echan cuentas de las posibles consecuencias, no son más que meros contables.

Fernando Robleño ha sido un torero de altibajos; un torero que cuando tomó la alternativa empujó de lo lindo a base de entrega y aguante, con toros que no se pueden calificar precisamente como perlitas, pero sí como verdaderas joyas. Unas joyitas que lo mismo te descosían el traje de arriba abajo, que te querían arrancar la cabeza de una tarascada. En Madrid más de una tarde se plantó ante ganaderías duras en días en los que todo el mundo veía que allí no había nada bueno, que la cosa era cuestión de cara o cruz y él siempre decidido se empeñaba en que saliera cara. Se ganó el prestigio y respeto de la afición venteña. Se convirtió en un fijo de San Isidro y nadie era capaz de discutir su presencia dentro del ciclo capitalino.

Pero como la vida, el toreo no es una línea siempre recta, ni ascendente, a veces hay que bajar un puerto antes de subirlo, entre curvas cerradas y casi frenado. Hace tiempo Robleño pareció haber iniciado esa cuesta abajo. Parecía desconfiado, sin decisión y falto de recursos. No había toro al que viera claro del todo, como mucho le quedaba el recurso del arrimón, que dependiendo de los casos a veces es eso un recurso que pretende tapar las deficiencias, pero que al final no hace otra cosa que ponerlas más en evidencia.

Pero las contradicciones del toreo brotan allá donde nadie lo espera y Fernando Robleño se iba a convertir en protagonista de una de ellas. Aparentemente, la lógica dictaba que aquel prometedor joven matador de toros ya había iniciado una decadencia sin vuelta atrás; hubo tardes en las que todos los síntomas hacían presagiar una incurable infección de la Tauromaquia 2.0. Pero el toro se ocupó de ponerle en su sitio y le enseñó de nuevo el camino. El toro siempre es la solución, a los que no valen los echa del ruedo y a los que quieren ser lo más que puede es apartarlos por un tiempo, y si no es por fuerza mayor, los toreros siempre vuelven. Y creo que todos entendemos lo que significa “fuerza mayor”.

Y en este reencuentro con la verdad de la Fiesta, el destino ha llevado los pasos del madrileño, a la plaza de toros de Ceret, esa de reducido ruedo, en el sur de Francia, donde encontró refugio Picasso, donde Esplá pasó uno de sus peores trances y donde todos los años rinden homenaje al toro y la suerte de varas. Seis mozos de don José Escolar pondrán a prueba el aguante y recursos taurinos de Fernando Robleño. No puede asegurar que alguno le permita el lucimiento artístico, pero tengo la certeza que todos le exigirán desarrollar la lidia con extrema pulcritud, bajo pena de sufrir algún incidente no deseado. Repito que el gesto no es necesario, pero si muy beneficioso para el torero, para la ganadería, para los aficionados, especialmente los que acudan a la plaza y sobretodo para la Fiesta de los toros, tan necesitada de recordar grandezas pasadas y que la modernidad se empeña en enterrar bajo la coartada de la humanización, de un sucedáneo del arte y de un falso concepto de neoculturalismo que nada tiene que ver con el verdadero fenómeno cultural que esto ha sido siempre. Pues don Fernando, solo me queda desearle suerte y agradecerle el gesto de querer ser.

martes, 20 de diciembre de 2011

El origen de todo


Hoy voy a dejar de lado a los taurinos, pegapases y criadores de bobonas desmochadas. Será por las fechas en que nos encontramos, que me he puesto más tierno que el día de la madre y he decidido dar rienda suelta a toda la ñoñería que me cabe dentro. Aparte de dedicar esta entrada a algo muy personal.

Cualquiera que se haya pasado por este blog habrá visto de qué pie cojeo en lo taurino, incluso habrá pensado que mis gustos y preferencias están a lo mejor un pelín trasnochados. Pues seguramente que eso es cierto. Hasta ha habido algún visitante de Toros Grada Seis que muy generosamente ha alabado mi saber de toros. No voy a decir que a uno le siente mal la alabanza. A todos nos gustan las rosquillas con anís ¿no? Pero tengo que reconocer que nada de todo lo que escribo es propio, todo me lo han soplado. Yo he podido leer libros, ver vídeos, ir a los toros siempre que puedo y hasta charlar con buenos aficionados, pero el principal culpable de todo esto fue un señor que me enseñó a entender el toro y luego el toreo, lo que no significa que entienda ni de lo uno, ni de lo otro. De él aprendí el por qué de todo esto, el fin del toreo, el motivo y la esencia de esta afición y de este espectáculo que es más que echar un toro en la plaza y que un señor se líe a abanicarle con unas telas.

Resulta que los toros eran mucho más, los toros inundaban toda la vida, a través de los toros me educó en el respeto, en el querer aprender y descubrir hasta el último secreto de las cosas y que a los actores de la Fiesta hay que respetarlos dentro y fuera de la plaza. Dentro del ruedo al animal que lo es todo, a un ser magnífico, que se crece al castigo, que no rehúye la pelea, pero que aúna en su espíritu la fiereza, la bravura y la nobleza. El torero, que se juega la vida a cada pase, pero al que hay que tratar con justicia, aplaudiendo en lo bueno y censurando en lo malo. Fuera de la plaza, al toro en el campo se le admira, pero no se le molesta y al torero se le puede admirar o no, pero se le deja vivir sin importunarle, ni mucho menos extender a la calle los trances ocurridos en la arena.

Durante años y años yo veía los toros con apuntador. Sentado allí a su lado podía ver como toda la plaza se volvía loca con un toro o un torero y él en voz baja y para que lo escuchara yo solo, me descubría la verdad. Luego, cuando las cosas salían como me había adelantado, se limitaba a mirarme y a guiñarme un ojo. Eso sí, cuando surgía el milagro la pregunta siempre era la misma “¿Te ha gustado?” Bien sabía él lo que me gustaba y lo que no, pues él había moldeado mi gusto y mi afición. A través de él vi torear a Domingo Ortega, a Pepe Luis, Manolo González, Pepín Martín Vázquez o hasta el mismísimo Manolete. Y también vi la tarde del homenaje a Rafael “El Gallo” y a los capotes de los peones llenos de puros para el maestro. Vi el enfado del Papa Negro con sus hijos al no dejarle salir al ruedo, como Curro se negó a matar un toro y luego salió a hombros al día siguiente o como Luis Miguel un día se proclamaba el número uno y otro le tiraban despojos envueltos en papel. Con él viví la marea humana que lo sacó de la plaza en volandas el día de rodaje de Tarde de Toros, contemplé en silencio como tentaba Arruza y disfruté de esto que llamamos Fiesta de los Toros. Jamás me empujó a esta afición, pero siempre me llevó de la mano y dejó que ésta me fuera invadiendo poco a poco.

Pues sí señores, nada es mío, todo son palabras de este señor que un día me sentó delante de él y me abrió los ojos para que viera lo difícil que era ser torero. Hace ya casi siete años que ya no va a los toros conmigo, aunque él sigue sentado allí en la grada junto a mi, igual que me dicta las entradas que publico en este blog y me dice al oído todo lo que toca al toro. En lo único que le hago menos caso es en la pintura, aunque cada vez que acababa un cuadro o un apunte, siempre aparecía el punto de vista del aficionado, que si la pata atrás, que si el toro tal o cual. Ahora ya todo el mundo conoce mi secreto, el que me reveló por años el señor Martín, mi padre y que me hace sentirme un privilegiado por haber tenido tal maestro. Pero también un tremendo cargo de conciencia por no ser capaz de transmitir todo ese saber. Perdón por haberme dedicado a mí esta entrada, pero ya digo, a veces uno es más tierno que el día de la madre y últimamente y en estas fechas, pues mucho más.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Adjudicados los primeros premios taurinos Toros Grada Seis


Muchas felicidades para todos

Como ya se nos acaba el año, además de las felicitaciones y buenos deseos para todos para el 2012, creo que también es el momento de sentarse a recapacitar y hacer balance de lo que nos hemos dejado atrás. Pero en este caso me he atrevido a crear la primera edición de los premios Toros Grada Seis. Premios que espero y deseo que el año próximo sean ansiados por todo el mundo del toro y que el día antes del veredicto se estén comiendo las uñas deseando ser uno de los galardonados.
Pues bien, vamos al lío. Reunido el jurado de los premios Toros Grada Seis 2011, compuesto por mí y por mi persona y tras largas horas de deliberaciones y discusiones, la decisión es la siguiente:
- Premio “El Caballo de Atila” Destroza y arrasa la Fiesta 2011, para Taurodelta, quien tras cinco años al frente de la Plaza de Madrid, ha conseguido desprestigiar la primera plaza del mundo y convertirla en una de talanqueras, así como vaciar de contenido la feria de San Isidro y sobrepasar los límites del absurdo con la del Aniversario. Quede también constancia de su indiscutible labor en pro de la desaparición de la plaza de Las Ventas como plaza de temporada.
- Premio “Me aíslo en mi burbuja yo solo con mis cosas” para Enrique Ponce, que ni entiende ni quiere entender nada que no sea su indiscutible maestría y poder con los toros, sin importarle un pito lo que opine el aficionado.
- Premio “Toma el dinero y corre”, para los acartelados en la feria de Quito y los que participan del espectáculo inventado por Don Bull.
- Premio “Me ves, pero ya no me ves”, para los miembros del G10, que ahora han descubierto que podrían sacar más tajada de la tele.
- Premio “Porque yo lo valgo” para Julián López “El Juli”, que a pesar de sus triunfos y su empeño, no acaba de entrar en el corazón del aficionado, para quien pesan más sus triquiñuelas que lo que pudiera hacer bien.
- Premio "Mira que soy artista" para Sebastián Castella, que tan orgullosos se siente de aburrir con su toreo y además no terminar la obra con la espada, porque no le gusta ver sufrir a un animal.
- Premio “Qué será, será” a José Tomás, que no acaba de dejar muy claras sus intenciones dentro de la tauromaquia y que en su reaparición despertó más dudas de las necesarias.
- Premio “Dónde vas con eso” a los ganaderos de Moreno Silva y José Escolar, que es la respuesta que reciben de los veedores, empresarios y demás satélites de la Tauromaquia 2.0, en la que no tiene cabida el toro encastado.
- Premio “Muy buenos, pero lejos de mi” para la ganadería de Cuadri, la que mejores resultados ha presentado en las dos últimas temporadas, pero que pese a todo las figuras no quieren ni verlos y prefieren tenerlos cuanto más lejos mejor.
- Premio “RENFE y carretón de oro 2011” a la ganadería de Núñez del Cuvillo y todo el monoencaste en su conjunto, con ese toro de ida y vuelta que no se desvía ni para saludar a un pariente.
- Premio “Niño, deja ya de joder con la pelota” para Diego Urdiales e Iván Fandiño, con una mención para David Mora, por no hacer otra cosa que molestar y amenazar la cómoda situación de las figuras.
- Premio “A mi padre vais a ir” para José Marí Manzanares hijo, porque hay gente en Madrid que le protesta su toreo distante y ventajista.
- Premio “Con lo que tú has sido y para lo que has quedado” para El Cid, en la categoría de toreros de a pie y para Victorino Martín en la de ganaderos.
- Premio “Trepa de oro” para Simón Casas, que con tal de entrar en la plaza de Madrid estaba dispuesto a pactar con el Diablo.
- Premio “Cerrojazo de oro” para el señor Matilla, después de cerrar la Monumental de Barcelona tras una última temporada verbenera y clavelera, dando una imagen muy alejada de lo que debe ser la fiesta de los toros.
- Premio “Ahí te quedas” a la afición catalana, que fue abandonada por los taurinos en una gasolinera, dejándoles a su suerte.
- Premio “Papá, que no hay manera” para El Capea, que lo intenta y lo intenta, pero fracasa y fracasa, pisoteando cada tarde el nombre que con tanto esfuerzo de hizo su padre.
- Premio “Yo a lo mío y la voz de su amo” a la prensa taurina, que se resiste a ver, o a contar, el estado real de la fiesta de los toros y que se empeña en mantener un ficticio estado de bonanza taurina que solo favorece a los poderosos, aunque para ello tenga que ponerse enfrente de la afición.
- Premio Especial “Y el año que viene a ver si esto mejora” para todos los blogueros y lectores de blogs taurinos y en especial para aquellos que se pasean por Toros Grada Seis y dejan sus comentarios llenos de saber y respeto.
Seguro que muchos echarán en falta algún premio, pero claro, hay que tener en cuenta que es la primera edición. Intentaremos mejorarlos para el año próximo. Para ello os pido sugerencias para mejorar y completar esta lista y para que todo el mundo pueda ver recompensado a su personaje favorito en este mundo de los toros. La entrega de premios se hará en privado, con la máxima discreción, pues la cosa no está para gastos. Además, no creo que fueran a acudir todos los premiados. Para ellos y para todos FELIZ NAVIDAD y PRÓSPERO AÑO NUEVO.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

¿Tripartitos o triunviratos?


¿Tripartito, triunvirato o los Reyes de la ilusión?
Habrá quien piense que es lo mismo lo uno que lo otro, pero la realidad es que lo otro es distinto de lo uno. No es lo mismo la unión de partidos que se formó en Cataluña para hacerse con el poder, que lo que se inventaron los antiguos romanos. Estos en lugar de permitir que se repartieran el poder a tortas entre dos poderosos, introducían a un artista invitado que servía de contrapeso, aunque no contaba ni para decidir la hora de las comidas. El resultado final, a pesar de los buenos intentos, no era otro que el que los dos poderosos dirimían sus diferencias espada en mano.
Y que a qué viene todo esto, pues a la que se está montando en el senado taurino, para ver quien se hace con el poder de la República de la Fiesta de los toros. O lo que es lo mismo, para ver quien se hace con los destinos, siempre fatigosos y penosos, de la plaza de Madrid. No querría yo estar en el pellejo de ninguno de los candidatos, a juzgar por sus palabras. Son esas contradicciones tan presentes en este mundo. Resulta que se matan por padecer noches y más noches de desvelos, todo a cambio de nada, porque el rendimiento económico no es el esperado por estos cónsules del toreo. Lo que no quiere decir que sea poco, quizás habrá que descubrir a cuanto ascienden las expectativas de los señores empresarios.
En una esquina, Taurodelta, que a sus ya conocidos valores ha añadido la laboriosidad del señor Matilla y el sentido “ético” de mosieur Casas, Esplá incluido. Y en la otra la terna compuesta por el siempre bien relacionado y subiendo, señor Entero, el experimentado y polifacético, señor Beca Belmonte y Rui Bento, quien ha demostrado que la innovación no tiene que ser descabella, lo que se puede comprobar haciendo una visita a la Plaza de Campo Pequeño de Lisboa.
Pues presentados los contendientes, aunque parece que toda la suerte ya está echada, al menos nos permite ver el panorama con más variedad de caras y los que ya casi estaban reformando los despachos de las Ventas para sacar sitio donde meter dos mesas más, ahora tienen que esperar y se tendrán que conformar con apalabrar los muebles hasta final de año. Entonces ya podrán ir a recogerlos y montarlos siguiendo al pie de la letra las instrucciones de uso y con una llave Allen. La verdad es que no sé si alguien tiene duda del resultado del concurso, pero ¿quién sabe? todo puede pasar en este revuelto mundo del toro. Al menos, el que se haga con la corona tendrá la certeza de que siempre va a tener a otros esperando el más mínimo resbalón, que luego la propaganda ya se ocupará de exagerar.
A mí ahora me asaltan una serie de dudas. ¿Se alineará la tele con alguna de las dos candidaturas o esperará el resultado final? ¿O quizás no se habrá puesto ya al servicio de los dos grupos para asegurarse las ferias de Madrid y más de un mes de programación, aparte de las repeticiones? ¿Y los derechos de imagen reclamados por la torería? Además, según se sabe, ya se han hecho gestiones con algunos ganaderos ¿Qué pasará si no se gana? ¿Se cederán sus derechos de las corridas ya apalabradas al vencedor?
Pero claro, si echamos una miradita a “Érase una vez el hombre”, los triunviratos acabaron como acabaron. Lo que quiere decir que nadie nos asegura que a mitad de mandato la familia Erice y el clan Casas no se estén tirando los trastos a la cabeza por un quítame allá esa figura que coloco yo la mía. O si el señor Entero y Beca Belmonte inician una competición para saber quien tiene amigos más influyentes.
Y lo mismo que ocurría en la antigua Roma, el pueblo solo podía oír, ver y callar. En aquella época les ponían un casco con unos colores y ya pertenecían a una facción del poder, y ahora, nos hacen pasar por taquilla, pagamos nuestro abono y nuestras entradas durante la temporada y punto. Ya puede estar quien esté, que al que paga no le hacen caso ni en su casa; bueno en su casa menos que en ningún sitio. Y todavía tendrán que aguantar que les llamen ignorantes, amargados, frustrados o malajes. Por no hablar de esas románticas tardes de lluvia de mayo, de ventarrones primaverales o de tardes fundiéndose en plena solana. Y para colmo lo del ruedo tampoco promete mucho más que vulgaridad, aburrimiento, sopor y corridas claveleras, en las que tendrán que soportar que lo de ignorantes, amargados, frustrados o malajes se lo diga el del tendido de al lado o el de tres filas más abajo, con el agravante de que el insultador lleva bocadillo y cubata. Pues habrá que esperar a ver a quien da Júpiter su bendición y que Marte no despierte de su siesta y no desencadene ninguna guerra civil entre los miembros del triunvirato; solo nos faltaba eso. Pues eso, ¡Ave César, los que van a pagar te saludan!

martes, 13 de diciembre de 2011

Pasión por los toros


Mañana miércoles salta a la arena de la radio, en Radio Morata, nuestro compañero de blog Diego Cervera. A las 20:30 pisará el ruedo con su "Pasión por los Toros", el nuevo programa de taurino que dedicará una atención especial a los festejos populares, contando con la participación de los recortadores de más prestigio en este campo de la Fiesta, y además nos mantendrá informados de la actualidad taurina del toreo a pie y a caballo.

Seguro que va a tener el éxito que se merece, sobre todo si se guía por esa desbordante afición que tiene por el toro, apoyada en los conocimientos del buen aficionado que es. Pues nada Diego, para lo que necesites, aquí nos tienes y a partir de mañana nos reservaremos un ratito los miércoles por la noche para vivir contigo en Radio Morata tu "Pasión por los Toros"

viernes, 9 de diciembre de 2011

¡Ay! Castella, Castella, que por la boca muere el pez


La estocada, eso que tan poco le gusta a monsieur Castelá

Libertad de expresión para todos, que cada uno exprese lo que lleva y dando rienda suelta al pico, al final sabremos lo que se les revuelve en su cabeza. Que nadie se llame a engaño, monsieur Castelá no va a matar a los toros, él va a torearlos. Pero aquí igual hay que censurarle por la inexactitud de los términos empleados. Quizás estaría más acorde con la realidad si dijera que va dar pases; con lo cual, quizás también sería más exacto llamarle a él, y a quien piensa como él, pegapases, que no torero, pues torero es el que con capote y muleta pasa al toro, con el fin de prepararlo para el momento de la muerte.
Asegura monsieur Castelá que antiguamente se le pegaban al toro dos pases y se le entraba a matar. O sea, que la cosa es cuestión del número de pases. Y volvemos al toreo estadístico de nuevo. Lo que no aclara es a partir de que número de pases se considera que la faena empieza a tener mérito. Yo siempre había pensado que la faena, independientemente del número de derechazos, naturales o de pecho, era la forma en que el torero iba preparando al toro para la suerte suprema. Y que su momento llegaba cuando el toro pedía la muerte, no a partir del pase 101.
Según se desprende de sus palabras, el toreo no era un arte, y éste solo ha alcanzado esta categoría gracias a los pegapases, que no paran de reivindicar su actividad como arte. Pues para ellos la perra gorda. Si así duermen más felices, pues hala, eso es arte y ellos son artistas. Pobres los ignorantes Joselito “El Gallo”, Belmonte, Pepe Luis, Domingo Ortega, Pepín Martín Vázquez, Marcial Lalanda, Gitanillo de Triana, Rafael “El Gallo” y tantos otros que se marcharon de este mundo creyendo que el toreo, su toreo, era un arte. Que afortunados somos los que hemos compartido tiempo con estos fenómenos que ahora se visten de luces y que al fin nos han descubierto en que consiste el arte de la tauromaquia. La tauromaquia 2.0, que ha dado un paso más y con contundencia hacia la vulgaridad del toreo.
A ver quién le explica a monsieur Castelá, que una faena que supera con creces los cien pases, estos números son precisamente los que delatan la ausencia de toreo y en consecuencia de arte. Y si ha habido pases, no ha habido toreo y se llega a esas cifras, además tampoco ha habido toro, porque no hay toro que aguante cincuenta pases como Dios manda, ni toro encastado que se los deje dar. Lo que son las cosas, lo complicado que es el arte del toreo y lo fácil que resulta enunciar los fundamentos de todo esto. Que yo sé que alguien me dirá que si aquel toro de aquella ganadería o ese de esa otra, pero es que ni el toro Diano. Quince naturales, diez derechazos, tres de pecho y dos trincherazos y el toro ya debería estar despanzurrado sobre la arena y con la lengua fuera.
Me gustaría saber de qué fuentes del saber taurino ha bebido monsieur Castelá, que entiende por arte ese caminar entre místico y amanerado por el ruedo, endiñando al respetable siempre la misma faena y ya puede tener delante a una borrica con albardas o al Alcurrucén que se dejó ir en mayo en Madrid. Quién le habrá contado que esto se trata de dar pases y luego matar, pero porque no queda otra. Vamos que según sus palabras y sus hechos, alguno podría llegar a pensar que el toreo es un baile interpretado por un señor con medias rosas y ceñidas vestiduras, que al final hace de vulgar matarife. Pues vaya con el arte y la cultura.
Visto así, creo que no me importaría ver el fin de esto que llaman tauromaquia y que acabó con el toreo de siempre, del que solo quedan algunos retazos aislados. Mientras tanto, seguiremos atentos a las sentencias de estos maestros de la tauromaquia 2.0. Y por favor, que nadie les haga callar, que hablen y que no callen, porque así tendremos más certezas y menos sospechas de lo que en realidad son.

martes, 6 de diciembre de 2011

El taurino: hombre orquesta o Juan Palomo


Cuántas veces no habremos oído eso del cambio de cromos, cuando vemos publicados los carteles de las ferias de esos mundos. Y la frasecita siempre tiene una considerable carga de negatividad. Si el Prado y el Louvre realizaran una operación de este tipo, de cambio de cromos, de yo te dejo las Majas de Goya y tú me prestas la Gioconda, pues el trueque resulta interesante para todo el mundo, incluso puede convertirse en un hecho único e histórico. Pero ¡ay nuestro mundo del toro! Lo que enfrente es bueno, en esta acera suena a tocomocho.
Ahora que se tiende a la especialización en todas las facetas de la vida, en el mundo del toro tendemos al hombre renacentista y nos encontramos casos tan notables como el ganadero apoderado empresario, o el apoderado empresario ganadero o el empresario ganadero apoderado. Parecerá lo mismo, pero no, porque siempre hay una faceta que tira más que las otras. Quizás lo más habitual sea el que primero es empresario y luego todo lo demás. Y habrá quien piense que es digno de admiración tal trabajo de adaptación y de asumir roles tan diferentes, y a veces contrapuestos dentro de la mecánica diaria de la Fiesta. Pero no se equivoquen, no hombre, eso sería si partiéramos del supuesto de que todos estos trabajos se realizan con lealtad y honestidad, tomándose en serio lo que supone cada una de estas funciones. La realidad nos dice que lo primero es su bolsillo, sus intereses estrictamente personales y luego, solo luego, y si les queda tiempo y ganas, miran por el bien de la Fiesta.
Además su campo de actuación no se circunscribe a lo que son sus plazas, sus ganaderías o sus toreros, sino que, gracias a su gran poder dentro de este circo, se permiten “aconsejar” sobre toros y toreros allá donde pongan el ojo. Y es que no hace falta ni que les llamen, porque ellos solitos se presentan sin que nadie les haya invitado. Así, si algún ganadero con orgullo de ser criador de toros bravos quiere imponer sus condiciones, o bien se vuelve con el camión lleno para la finca o en un exceso de bondad, permiten que maten ese hierro los desheredados del toro, los que más se la juegan y menos provecho sacan. La otra vía de salida que se les ofrece es la que les brindan los empresarios humildes, que van por libre y que organizan con muchos esfuerzos los festejos que les da la gana, los que les dejan o simplemente aquellos que puede cubrir su exiguo presupuesto.
Imagínense lo que sería un sector ganadero fuerte y con personalidad, que echara los toros que el criador decidiera y que el que quiera que apeche con ellos y el que no, pues para casa, y que si los de las medias rosas no están a la altura de las circunstancias poder cantarle las cuarenta y descubrir las deficiencias de los toreros, sin tener que tragar con eso de que los toros no valieron o los toros eran imposibles y además no estaban por colaborar. Lo que cambiaría la película ¿verdad?
Pero si nos ponemos a soñar, ¿por qué no podemos soñar con un empresario que tenga que montar buenas corridas pensando en el interés del público y en hacer carteles atractivos para que se le llenen las plazas? Y pocos podrían tener más poder que los empresarios de la plaza de Madrid, como si ésta se decidiera a asumir ese papel de primera plaza del mundo. Que bien estaría que primero se contrataran las mejores ganaderías del momento y que además fueran las que espera ver el aficionado. Que llegaran a los apoderados de las figuras y les ofrecieran torear cuatro tardes en la feria de Madrid, dejándoles elegir uno de los hierros ya contratados e imponiéndoles otros dos, que lo mismo podían ser Cuadri, que Escolar, Moreno Silva o cualquiera de sangre Santa Coloma, suponiendo que antes no los hubieran elegido a iniciativa propia, lo que tampoco parece muy probable.
Es casi una utopía que el ganadero elija a los que van a saltar a la arena en su nombre, y que éste asuma la responsabilidad de lo hay que lidiar. Pero que nadie se equivoque, que en esta asunción de responsabilidades no entra ese truco de “se lidia bajo responsabilidad del ganadero” y luego, si había alguna irregularidad comprobada post morten, a reclamar al maestro armero. Sería estupendo que los ganaderos actuaran como tales, que los empresarios solo se limitaran a organizar festejos y que los apoderados buscaran contratos para sus pupilos, los cuales se tendrían que ir ganando sus actuaciones tarde a tarde y no tener firmadas ya en diciembre el centenar de corridas.
Lo que sí queda claro es que no se puede ser juez y parte y además servir lo mismo para un roto que para un descosido. Que lo del hombre renacentista está muy bien para el arte, los artilugios de guerra, de defensa, para abastecer de agua las ciudades, para esculpir una estatua ecuestre o para pintar la Última Cena por encargo; pero en los toros eso es hacer de hombre orquesta, con alto riesgo de desafinar, o hacer de Juan Palomo, que yo me lo guiso y yo me lo como.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Diego Puerta, el valor de un gran torero


Parece como si los grandes del toreo hubieran decidido marcharse a hacer campaña en otras plazas, allá arriba, y así de paso evitarse en lo que se está convirtiendo aquello que ellos convirtieron en algo verdaderamente grande. Diego Puerta ha liado el hatillo, se ha puesto su gorrilla de medio lado y se ha echado a los caminos junto a Antoñete, Manolo Vázquez, Pepín Martín Vázquez y tantos otros a los que San Pedro ya les aprieta los machos.

Mis recuerdos de Diego Puerta no son de ninguna tarde de triunfo, de ningún éxito rotundo, ni tan siquiera de una cornada grave. Él es parte de mi niñez, cuando uno jugaba al toro con el baby del colegio, cuando cogía dos palos desiguales en las carpinterías para montar la muleta, cuando no quería jugar a torear con otros niños por no respetar el orden de la lidia, cuando había que estar muy callado cuando se televisaba una corrida de toros o cuando yo mismo montaba el cartel y emulaba a los tres toreros de esa tarde. Un cartel que curiosamente siempre lo componían El Viti, Diego Puerta y Paco Camino, no tenía sitio para nadie más. Pero lo que son las cosas, a cada lance, a cada pase, el público rugía con los olés, olés que yo mismo hacía mientras que hacía pasar al toro. Y al entrar a matar la plaza estallaba en aplausos pidiendo las orejas. Parte de todo eso es lo que se ha ido con Diego Puerta.

Luego con los años uno se fue formando una idea más ajustada del torero, pero no más bella. Un torero del que siempre se destacaba su valor, aunque yo diferenciaría y diría que cuanto valor atesoraba Diego Puerta y además, ¡qué valentía la suya! El valor de las piedras preciosas, del oro y los diamantes y la gallardía de los héroes de la antigüedad. Muchas veces se cae en el error de excluir el arte cuando predomina la valentía, pero el torero de San Bernardo además de encararse con lo que le pusieran, sorteaba las embestidas con aquella gracia sevillana que unas veces quitaba dramatismo al momento y otras lo acrecentaba, precisamente por esa sensación que el torero quería transmitir de que allí no pasaba nada, allí solo había un niño grande jugando al toro. Pero fueron muchas las tardes que tuvo que ser llevado en volandas mientras le metían un puño en el boquete para que no se le escapara la vida. O si no, en el mejor de los casos tenía que pedir prestado un pantalón de monosabio para no escandalizar los castos ojos del público concurrente.

Se retiró pronto, a una edad en la que hoy muchos quieren empezar a despuntar, después de haber matado todo tipo de ganado y haber triunfado con todos los hierros del campo bravo. Que orgullo más grande el de no haber vuelto la cara ante ningún toro, teniendo capote, muleta o espada en la mano. Lamentablemente tenemos que despedir a otro capítulo de la historia del toreo. Los habrá que expliquen mucho mejor su toreo, que cuenten sus triunfos y anécdotas que retratarán su grandeza, pero permítanme que yo me quede con el torero que lleno un tercio de mi infancia, cuando yo quería ser torero, torero como El Viti, como Paco Camino o como Diego Puerta. Torero, D. E. P.

martes, 29 de noviembre de 2011

Tauromogollón, el limpiatodo, para toda la Fiesta


Se nos está acabando la pasión







Que no cunda el pánico, ya empezamos a ver la cara de los que nos van a sacar del jaleo en que nos encontramos. Ya sabemos el nombre de los que van a dejar más limpio que los chorros del oro el mundo del toreo. No solo llegarán a todos los rincones, sino que además limpia y desinfecta. Tan limpio lo van a dejar todo, que no va a quedar ni algodón para pasarlo al final.
Los Choperitas, Casas y Matilla han unido sus experiencias a favor de la Fiesta, de la fiesta que se van a correr cuando recojan los beneficios que les reporte la plaza de Madrid. Con Tauromogollón, con solo una pasada, no queda ni una mota de polvo, ni un céntimo en la hucha de los aficionados. Con su triple efecto, el de limpiar las dehesas de bobonas desmochadas, el de efecto maxicierre para clausurar plazas a perpetuidad y el efecto extra innovation, que lo mismo te anuncia una corrida de toros con mulos, que picadores en moto; eso sí, siempre bilingüe, en francés- español, español- francés.
Además parece ser que la fórmula secreta de Tauromogollón está reforzada con el G7, el ingrediente secreto que convierte la limpieza en arte y cultura. Ese G7 que parece la reencarnación de “Reservoir dogs” con el señor negro, el señor blanco o el doctor marrón. Todos juntos para dejar limpio el mundo de los toros. Limpio de toros, limpio de toreros y limpio de aficionados. Que gran mérito, salir de la nada y acabar definitivamente con la fiesta de los toros.
Tantas vueltas que estábamos dando y teníamos la respuesta delante de nosotros. Taurodelta vuelve a ocupar el sillón del capo máximo taurino, Simón Casas cumple con su ilusión de coronarse como “El Pequeño Napoleón Imperator Taurus Máximo” y el señor Matilla, que así puede lavar ese pasado tan cercano y bochornoso de haber sido el primero en la piel de toro que tuvo que echar el cierre de una plaza de toros, por mandato legal. La fórmula parece ser la ideal, la responsabilidad compartida, el desgaste del puesto también compartido y los beneficios repartidos. Esto es lo peor de todo y quizás ya se barruntaba algo el señor Casas cuando decía que el pliego era malísimo para los empresarios. Pero eso se remedia enseguida, solo es ponerse y subir el precio de las entradas un 300%, exigir al ganadero que pague por llevar sus toros a Madrid, en lugar de cobrar por ellos y conseguir que los toreros no cubran ni los gastos. Igual así equilibramos la balanza un poco, ¿no, señor Casas?
Uno la verdad que ya está cansado y aburrido de tanta negatividad, de que nada nos parezca bien. ¡Fuera penas! Acabo de decidir que estoy feliz del cariz que está tomando el futuro de la plaza de Madrid. De momento ya tenemos asegurado que habrá toros; grandes, pequeños, buenos o malos, pero de algo tiene que servir el peinado de las dehesas de bravo que Taurodelta lleva haciendo desde hace tiempo. Eso es ser previsor y generoso, porque ¿quién les garantizaba que iban a volver a regir Las Ventas? Vale, vale, no es necesario que me contesten a esta pregunta. Por otra parte, con el bueno de Simón, uno no sabrá nunca que se va a encontrar a eso de las siete de la tarde cuando suenen los clarines y timbales. Lo mismo se organiza un karaoke multitudinario en el que el público podrá corear el pasodoble de Marcial, durante el paseo de las cuadrillas. O quizás podamos ver a los de luces acompasando su caminar torsionando la cintura al ritmo de Paquito el Chocolatero, seguidos de los picadores montados en un Tío Vivo de feria y acompañados por simpáticas mayorettes ataviadas de monosabios. Por su parte el señor Matilla igual consigue que José Tomás vuelva a Madrid, aunque sea dentro de este absurdo circo, pero no tan absurdo como resulta el ver a unos señores que se toman en serio lo que ellos llaman toro de lidia y ese baile al que no dudan en llamar toreo.
Mira que lo intento y que pongo todo por mi parte para dejarme inundar de esa corriente optimista. Pero al final uno no ve nada más que ridículos monigotes empapados de estupidez o ridículos monigotes empapados de los billetes de los anteriores, ante un panorama que no solo no mejora, sino que cada vez empeora un poquito más. Y llegarán las ferias, llegarán los triunfos y los indultos y se mantendrá esta nube de humo que no nos quiere dejar ver la realidad. Si es que no hay manera.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Madrid, a cara o cruz


Ya se sabe que el escenario de la plaza de Madrid es el más apropiado para echar una moneda al aire y esperar a ver si sale cara o cruz. Quien lo diría, en una cosa tan seria como es la vida de los que saltan al ruedo, la salud de un espectáculo extremadamente amenazado y arrinconado no se sabe bien en virtud de que criterios y al final lo importante depende de una monedita volando. Lo mismo da el futuro de un torero que viene a Madrid a jugársela como último recurso, que el futuro de la primera plaza del mundo y de la Fiesta de los toros. Aunque como si estuviésemos entre los tahúres del Misissippi, la moneda está trucada y de cada diez veces, nueve sale Taurodelta y una Simón Casas. Y si nos paramos a ver detenidamente el pliego, esta diferencia puede incrementarse aún más. Aunque también puede ser que los dos tahúres se asocien y se lleven todo el botín de Las Ventas. Repartirían beneficios, gastos y lo que les viene todavía mejor, responsabilidades. Si echamos mano a las cuentas del año pasado, les esperan casi 20 millones de euros, más el incremento del precio de las entradas.

No me voy a poner a destripar parte por parte el tan esperado pliego, sería un castigo que no creo que merezca ser impuesto a nadie. Otra cosa son los masocas que se enfrascarán en su lectura para ver el grado de cabreo que son capaces de alcanzar con un papel en la mano. Pero vamos allá. Y creo que lo primero es empezar por las cláusulas excluyentes que cierran la puerta a cualquier posible aspirante con ideas, ganas de trabajar y afición, pero que si no ha regentado al menos dos plazas de primera durante tres años, con un mínimo de diez festejos por año, ya se puede ir por donde ha venido. Que conste que a mi no parece mal poner un filtro para evitar que se apunten los advenedizos y aprovechados, pero no creo que la gestión de las plazas de primera sea la más adecuada. Eso sí, la Comunidad de Madrid se asegura que no se les cuele ningún antisistema ajeno a la actual jerarquía de taurinos que “tan bien” manejan el mundo del toro.

Eso sí, hay que agradecer el celo que se observa en la contratación de toros y toreros. Según se dice, se valorará la variedad de hierros y encastes y la contratación de las figuras y toreros de interés. Algo que suena muy bien, que hasta podría provocar la ilusión del aficionado, pero que así dicho es como no decir nada. Luego te ponen a El Fandi, Castella y Perera con los Jandillas y en rigor que cumplen esos requisitos. Pero claro, Cualquiera de los tres, igual que otros muchos, ponen por delante el pasaporte de matador sellado en mil y una plazas de pueblo, con cantidades ingentes de orejas cortadas, pero claro, Madrid, su público y sus gustos son otra cosa; aunque cada vez hay menos diferencias. Y entonces ya estamos montando unos cartelesmás acordes con las apetencias de Villamulas, Manceteros del Conde y Retortillo del Bizco. Y además serán aplaudidos y acogidos con alborozo por los medios de comunicación afines al régimen taurino que nos tiraniza.

En el susodicho pliego también han tenido el cuidado suficiente en aclararnos el por qué de esas visitas a las fincas por parte de la gente de Taurodelta apalabrando corridas para la temporada que viene. Y es que en el tocho de la Comunidad de Madrid se dice que se valorarán los compromisos ya suscritos; pero lo que no aclaran es por qué unos tenían noticia de este punto o al menos se imaginaban que podría incluirse. Pero nada se dice de tener en cuenta el gusto del aficionado, de solicitar y tener en cuenta su opinión, pudiendo expresarse sobre la inclusión o exclusión de ganaderías y toreros. No aquíhay que tragar lo que se les antoje a los señores empresarios y seguir con el circo itinerante de Manolita Chen, con sus figuras de mazapán y sus borregas chochas y desmochadas. Aunque seguro que veremos como se contrata a algún hierro como Moreno Silva, tan añorado el año pasado en Madrid, y por esas casualidades de la vida, lo mismo salen que no se tienen en pie, para que nos demos cuenta de una vez de que este hierro no merece estar en Las Ventas, aunque no nos logren convencer. Eso sí, nos hincharemos a ver Domecq y Núñez comerciales a tutiplén. Y lo mismo puede pasar con Urdiales o Fandiño, si no se “ajustan” a lo que demandan los mercados, que los estrellarán contra un ganado infame incapaz de dar dos pasos seguidos.

Que conste que no digo yo que no vengan las figuras, sí, que vengan, pero ¿por qué no cambiamos la fórmula? Yo ya sé que están habituados a viajar con los de su troupe, pero no creo que se vayan a morir por matar una corrida que elijan ellos de un hierro que no sea ni Domecq, ni Núñez, ni Osborne, acompañados por Urdiales, Fandiño o, ¿por qué no?, Frascuelo. Yo creo que hay tardes suficientes para algún día darnos gusto con una de estas combinaciones que sí que llamarían la atención del aficionado. Y si no hay fechas, se echa mano de esos festejos de más que el adjudicatario podría organizar para mejorar su oferta.

Luego está el hecho de facilitar al público la asistencia a la plaza. De momento parece que se valora más el sacar las entradas por los terminales de fuera de la plaza que pasar por taquilla y se intenta propulsar la renovación por domiciliación bancaria. La idea me parece estupenda y muy adecuada para el general del público que acude a Las Ventas. Pero a ver como se les explica a los viejecitos que no fallan un domingo, que la entrada se saca por Internet ¡Miau! Y lo de la domiciliación es la mejor solución del mundo, pero claro, si por el hecho de renovar el abono a través del banco te pegan un zurriagazo en mitad del lomo, Pues, ¿qué quieres que te diga?. Así que parece que va a haber que seguir yendo a la cola de la taquilla a pasar la mañana, mientras se contempla como solo se abren dos ventanillas. O como un domingo de agosto hay quien entra al segundo toro. por no abrirse todas las taquillas, viéndose en la tesitura de entrar tarde o mandarlo todo a paseo. Luego estánlos abonos de temporada para jóvenes y mayores, pero no nos engañemos, no se puede decir que sea algo con demasiado tirón. Solo hace falta ver los números.

Y por último el cajón de sastre, donde está la publicidad de los festejos, que debe correr a cargo de algún creativo desganado, desinformado y al que además no le gusten los toros, pues aún recuerdo las cuñas de radio de las novilladas de la Oportunidad, en las que se hablaba de todo, menos del ganado a lidiar cada tarde noche. Cierran este apartado lasactividades culturales y artísticas, como será la convocatoria de concurso de carteles, que ni tan siquiera se exponen a la vista del público. La promoción de las escuelas taurinascomo fábrica de futuras “figuras del toreo”, que no matadores de toros. Cierra el pliego el apartado de mejoras de la plaza, aparte del mantenimiento de sus instalaciones, donde no se habla nada de facilitar el acceso a las localidades de tendido alto, grada y andanada. No sé, por lo menos una botellita de oxígeno en cada estación, porque está claro que lo de las escaleras mecánicas es un lujo inalcanzable. Algo tan utópico como el conseguir que los baños estén limpios y que no de la sensación que cinco minutos antes pasó por allí la cuadra de picar a hacer sus cosas. Y si la limpieza ya es un logro, lo de cubrir la plaza no parece ni planteable. Es mucho más bonito, más romántico dicen algunos, eso de mojarse cuando llueve, torrarse con el sol o aguantar el viento, siempre tan presente en Las Ventas, evitando que el espectador pueda disfrutar a razón de lo que ha pagado por su entrada.

En definitiva, la conclusión que uno puede sacar es que todo seguirá igual, que al aficionado se le tiene muy, muy poquito en cuenta, que se montan espectáculos para el gusto de no se sabe quién, en una plaza que sigue siendo igual de incómoda, con toreros de saldo y ganado vergonzante, y todo ello con un incremento en los precios del 5%, lo que hará que la recaudación de la temporada 2012 supere esos 20.000.000 de euros. Cómo no les va a parecer que la Fiesta va sobre ruedas; su fiesta va en avión y la que muchos queremos en carro de bueyes, y a veces ni eso, porque te los quitan del tiro para que los maten como toros las figuritas. Estos mandamientos se encierran en dos, la misma basura de los últimos años, a precios más altos. Pues que Dios reparta suerte, porque como reparta justicia…

martes, 22 de noviembre de 2011

Paso a la numerología en el toreo

¿A qué distancia hay que parar al toro en el caballo?
Parece claro que en la tauromaquia, en esa carrera incesante hacia la simplificación, vamos a toda prisa hacia la complejidad y el absurdo. Después de un comentario de Óscar en la última entrada y a propósito de las aportaciones de los señores presidentes en cuanto a número límite de estocadas o de descabellos, uno se ha puesto a pensar en posibles nuevas modificaciones para “mejorar” la Fiesta. La verdad es que todo se simplificaría bastante. Pongámonos en la faena de muleta; si establecemos una escala de 50 pases, saludos desde el tercio; 75, vuelta al ruedo; 100, oreja; 150, dos orejas; 200, indulto y a partir de ahí, léanse el prospecto o consulten a su médico, pues puede ser peligroso. Cuantificando así las faenas, la gente podría prestar más atención al bocata, al cubata, a la charla del acompañante o a la sonrisa de las jovencitas del tendido.

Que nadie me acuse de usurpar el sitio a Juan Medina en el Escalafón del aficionado, porque aunque parezca lo contrario, él no echa mano de la numerología, él hace hablar a los números. Lo que aquí se propone es mucho más simplón. Si nos centramos en eso de las estocadas y los descabellos limitados, puede que nos encontremos con la paradoja de que a un señor espada le den los tres avisos y que a lo sumo haya pinchado tres veces y que no haya podido usar el verduguillo. ¡Qué barbaridad! Dirán algunos, pero si se entretienen en hacer una llamadita a Israel Téllez, quizás éste les pueda explicar su caso la pasada temporada en la plaza de Sevilla. Y ¿qué hacemos cuando un matador decide no matar a su oponente? ¿Le mandamos unas flores?

Yo sinceramente no creo que haya que limitar nada en este sentido, quizás bastaría con que todos los que tienen derecho a lucir el oro en sus vestidos, volvieran a sentir el orgullo de ser matadores de toros o novillos y no conformarse con ser “figuras del toreo”. Hemos pasado del blanco al negro en un abrir y cerrar de ojos. De aquellos que deseaban que les tragara la tierra cuando le echaban un toro al corral a estos que se ponen a despotricar contra el toro, como si él fuera el culpable de todo, como si no hubiera cumplido con su sagrado deber de ir detrás del trapito, aunque el encargado de moverlo no sepa ni por donde se agarra. Cosas de la modernidad.

Los números no casan del todo con la Fiesta, pero hay uno que la acerca a la perfección; el número mágico por excelencia, el que nos lleva a las puertas del cielo, tanto a creyentes como a aficionados; el número tres. Así de fácil, tres tercios, tres varas, tres pares de banderillas y el infierno de la deshonra y la pena de los tres avisos. Tres intentos para que el toro vaya al caballo antes de cambiar los terrenos o de ser fogueado, tres pasadas para que le corra el turno al banderillero, por lo general tres matadores, tres peones. Siempre el tres, para lo bueno y lo menos bueno. Pero a partir de ahí, poco más hay que contar, si acaso el tiempo de la faena y de eso se ocupa el señor que habita en el palco. ¿Para qué nos vamos a complicar más? Cuando hace falta dar tantas vueltas, es que algo no cuadra bien. Si limitamos el número de veces que se puede entrar a matar, ¿esto no supone evitarle el bochorno a aquel que con el capote y la muleta no supo preparar al toro para el momento que justifica todo esto? ¿No abriríamos definitivamente la puerta a los toreadores y se la cerraríamos a los matadores de toros? No voy a ser yo el que defienda que al toro le dejen como un acerico, pero esto también es una señal para indicarle al “maestro” la puerta de salida.

Podemos darle a esto las vueltas que queramos, puyas de diferentes tallas, la suerte de varas cronometrada y midiendo los kilopondios que desarrolla el toro al empujar, la velocidad media del galope en banderillas, el número de arrancadas en la muleta, la curvatura del arco que debería describir en la embestida, el grado de torsión del espada de turno, la duración de la faena, el número de entradas a matar y la desviación de la línea recta en la ejecución de la suerte suprema o lo que es lo mismo, cuanto se sale al hacer la cruz, los descabellos, los fallos del puntillero, el número exacto en el escrutinio de pañuelos orejeros, los decibelios del personal al berrearle al oído al señor presidente y la longitud del bocata y litros de cubata que un ser humano es capaz de engullir en una “feliz” tarde de toros. Números, cifras, guarismos, ecuaciones, incógnitas, integrales y logaritmos, pero al final todo se reduce a tres tercios, tres puyazos, tres pares de banderillas y la estocada por derecho. Y si todo esto se cumple, al final el toro tendrá que acabar respondiendo a estas exigencias y será la Fiesta la gran beneficiada de la seriedad y rigor en la repetición del número tres.

PD: Mis felicitaciones a Taurodelta por haber conseguido los méritos suficientes para convertirse casi en el único candidato posible para gestionar la Plaza de Madrid; pero de eso hablaremos más adelante, antes uno tiene que asimilar el pliego publicado ayer.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Oportunidad: todas las tallas, todos los tamaños

El picador, una especie en extinción


Anda que no llevamos tiempo buscando soluciones a esto de los toros y mira lo ignorantes que somos, que no nos habíamos dado cuenta de que teníamos el remedio delante de nuestras narices. Señores, “customicemos” la fiesta. Si es que nos resistimos a sumergirnos en la modernidad y es ésta la que nos inunda de repente. ¿No dicen que a cada toro hay que darle su lidia? Pues extendamos eso a todo, y que mejor que aplicarlo también a la suerte de varas. ¡Qué hallazgo! Estoy maravillado. Al fin hemos llegado a que el propio matador decida que puya se necesita en cada caso. Como las grandes eminencias médicas, el maestro solo tendrá que volverse a uno de sus colaboradores para decir: “una del tres”. Y zasca, una puya del tres, no vaya a ser que con la del cuatro machaquemos al torete.

Muchos sospechábamos esta vocación de cirujanos en la torería actual y ahora nos felicitamos de que al final puedan cumplir sus ilusiones y pedirán la puya como si pidieran el bisturí o las pinzas. Además de mozo de espadas, también tendrán que contratar a un mozo de puyas, al que como si fuera su “cadie” se le acercarán para consultarle. “¿Tú que crees? ¿Una L o una XL? Maestro, ¿dónde va? Si con la L ya lo destrozamos, casi mejor una M. Y luego por la tele podrán opinar los expertos y dirán que en esta ganadería siempre se pica con la S, que son muy dulcecitos. Al indultar un torillo podrán decir con orgullo que le picaron dos veces con una M.

Seguro que hasta ya tienen pensado el protocolo de actuación. Los habrá que hasta consultarán con el público y a la hora de picar sacarán el catálogo de pyas, puyitas, medio puyas y casi puyas y dejarán la decisión en manos del personal. Levantarán una y según los aplausos, se pica con esa o se toma otra. Que maravilla, será una fiesta de la democracia cada veinte minutos. “Y ahora, el más difícil todavía, votaremos si se pica o no se pica” Y si el respetable vota que no, los picadores saldrán del ruedo envueltos en abucheos ¡Fuera, fuera! ¡Picatoros, bruto! No me negarán que seguro que hasta los antitaurinos se apuntaban a esta verbena.

Pero a mí me quedan algunas dudas todavía. Cuando al acabar las ferias se hagan públicos los premios al toro más bravo o al mejor puyazo, ¿habrá categorías como en el boxeo? El ganador en la categoría de puya S es “Picassito”, de la ganadería de Juan Pedro Domecq. En la M “Babosito” de Núñez del Cuvillo. En la L, XL y XXL, el premio ha quedado desierto. Además habrá que redactar un nuevo reglamento en el que se recoja que los toros recibirán dos varas, como mínimo, si la suerte se realiza con una puya L, tres con la M, tres y un cachete con la S y con la XL y XXL, será suficiente que el piquero le enseñe de forma amenazadora y con el ceño fruncido.

Yo admiro y agradezco este afán por mejorar la Fiesta y por humanizar la corrida, pero tampoco creo que sea necesaria tanta preocupación. Eliminemos la suerte de varas. Si acaso, hagamos que durante el primer tercio salgan los caballos al ruedo, que se den una vuelta pegaditos a las tablas y que se marchen con las mismas que vinieron. Además se podría aprovechar para que tal paseo lo hicieran la reina de las fiestas del lugar, el hermano mayor de la cofradía, los ganadores del concurso de paellas y de tortillas, los finalistas y campeones del torneo de calva y petanca y todo sería mucho más popular, más amable, mucho menos desagradable y nos evitaríamos ese deplorable espectáculo de ver a un toro sangrando.

Mira que campos vueltas y vueltas para no llegar a ninguna a parte, primero reducir a dos puyazos o menos, para dejarlo en uno o dos raspalijones, luego las puyas a gusto del consumidor y al final llegaremos a que se queden ellos solos con su fiesta y que no necesiten grandes plazas para sus cosas. Igual hasta podrán dar corridas de toros en el salón de su casa. Los demás lo pasaremos mal el primero o segundo mes de mayo sin San Isidro, recordaremos cuando el Centro Comercial Plaza de Las Ventas era un coso taurino, y para quitarnos el gusanillo acudiremos una vez al año al circo Prince, que al fin y al cabo los payasos saben que lo son, los equilibristas y contorsionistas están habituados a los volatines y se sabe de antemano que los leones casi están domesticados. Pero que se cuiden de los taurinos, porque si no, al final los leones serán de peluche y los equilibrios los harán subidos en una caja de galletas.

martes, 15 de noviembre de 2011

La Fiesta, mejor que nunca, en su peor momento

Rafael "El Gallo" no necesito nunca que le reconocieran como un artista, porque el arte era él.


Si nos paramos a mirar el estado de la Fiesta y su consideración oficial, casi podríamos decir que nunca estuvo tan apoyada y tan bien considerada, pero luego la realidad no responde a tal espejismo. Hasta la UNESCO se está liando el capote de paseo para declararse a favor de las corridas de toros, o por lo menos eso se oye por ahí o eso se le está solicitando. Que si Bien de Interés Cultural, que si Patrimonio Inmaterial, que si un ayuntamiento se convierte en torero oficialmente y la guinda de que el Gobierno del Estado concede a los miembros del G- 10 el capricho de reconocer vía BOE, que esto que nos ocupa debe tener la consideración de hecho cultural.

Pero, digo yo ¿esto no resulta cuanto menos sospechoso de ocultar una realidad que se quiere tapar? ¿Alguien se plantearía que se considere como cultura la pintura, la escultura, la música o el cine? Evidentemente, no es necesario. Entonces ¿por qué hace falta hacerlo con las corridas de toros? El caso es que han cogido la Fiesta, la han pasado el plumero y la han metido en una vitrina acorazada con un cartel muy grande que dice “¡Ojo, que esto es arte!" Pero si eso la sabíamos hace décadas ¿no? ¿O todo esto se debe a que todas estas consideraciones no se las creen ni los que lo inventaron?

La realidad es que todo esto se produce en un momento en que escasea el arte, la bravura, la casta y la emoción. Quizás por este motivo hay tanta prisa por colgar la etiqueta que sea. Porque claro, si nos cogemos a un no aficionado, le tomamos de la mano y nos le llevamos a la plaza, contándole en el trayecto las grandezas del toro y de los toreros que se ponen delante; si le hacemos un recorrido por el Museo Taurino de Madrid, por las galerías de Las Ventas y finalmente nos acomodamos en nuestra localidad, aunque eso de acomodarse en la plaza de Madrid es casi ciencia ficción, y en esto que empieza lo “güeno” y nuestro acompañante, que espera ver todo lo que ha oído yendo a la plaza, lo que ve es un toro dando tumbos por la arena, a un señor subido a un penco que se da un paseo por el ruedo sin función alguna conocida y a un señor con las medias rosas poniendo extravagantes poses llenas de estiramientos y retorcimientos; un conjunto que no dice nada y que emociona menos.

Venga decretos, venga declaraciones y venga ILPs, que pretenden conservar y salvaguardar un hecho cultural muy poco culto y que no se sostiene por sí solo. Volvemos a ese tan arraigado proteccionismo patrio. Pero, yo me pregunto ¿por qué no atacamos el problema desde la base y dejamos de andarnos por las ramas? Estaré equivocado, pero creo firmemente que si se empezara a reconstruir la tauromaquia a partir del toro, que si se sustanciara de nuevo la suerte de varas y se ofreciera un toreo de verdad, quizás no harían falta tantos panfletos bien intencionados, porque la Fiesta se defendería por sí sola.

El edifico se nos cae a cachos y nos preocupamos por darle una mano de pintura a la fachada, o casi peor, queremos hacer creer que los desconchones son manifestaciones artísticas de vanguardia y lo pretendemos hacer colar como arte. Y llegados a este punto volvemos al inicio, en que nunca antes hubo tantas manifestaciones y declaraciones proteccionistas, ni la Fiesta estuvo tan necesitada de una reestructuración a fondo que la ayudara a recuperar lo que nunca debió perder, y que solo favorece a unos taurinos y unas figuras que solo se preocupan por su beneficio y por su comodidad. Lo demás les importa un bledo. La prohibición catalana les ha metido las prisas en el cuerpo para asegurarse que este proceso no se repita más en ningún sitio, creyendo que esto nos blinda contra una muerte por inanición. Pero si esto les hace felices, allá ellos.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Esplá habla claro

¿Qué toros estarán esperando a salir en Madrid en 2012?


Si hay pocas cosas que estén claras en esto de los toros, una de ellas es la claridad con la que suele expresarse, vamos como para no dejar lugar a dudas. Pero esa claridad y esa ausencia de dudas en lo que dice, sí que ofrece un trasfondo en clave que hace desconfiar al más pintado. Nadie puede dudar de la carrera del maestro de Alicante, pero si miramos de reojo a la temporada de su despedida y a los penosos espectáculos que protagonizó en algunas plazas, pero que le sirvieron para obtener sus buenos beneficios, puede hacernos pensar que ha vuelto a hacer de tripas corazón, con tal de colocarse en un puesto acomodado.

A priori el matrimonio, o unión de hecho, Casas- Esplá, es de esas que hacen mirar para otro lado tapándose la nariz y a la que se le augura un escaso porvenir. Pero ya ha habido otros enlaces por conveniencia, como aquel “imposible” de Morante y Curro Vázquez, que fraguó con una buena morterada de euros. Y dicen que el dinero no da la felicidad, pues hay algunos que guardan muy bien las apariencias.

Ahora resulta que puede muchos más ese espíritu innovador del señor Casas que los desmanes que ha perpetrado en Valencia o Nimes, hasta convertir esas plazas en una caricatura de lo que debían ser. La verdad que la jugada del señor empresario le sale redonda; prepara el asalto a Madrid parapetado detrás de un torero querido por las Ventas y al que se le ha consentido todo, precisamente por la honrada trayectoria del maestro Esplá, quien siempre dijo las cosas como las sentía, arriesgando muchas veces el verse excluido de los carteles, a pesar de habérselo ganado en el ruedo, como digo en el inicio, Esplá habla claro. Lo que ocurre en esta ocasión es que a lo mejor esa claridad de sus palabras precisa una exhaustiva aclaración de los motivos que le han llevado a ir de la mano del señor Casas. Ese que no ha dudado en enfrentarse “valientemente” contra la memoria de Joaquín Vidal, sobretodo ahora que no se puede defender de las difamaciones que el empresario galo ha dirigido hacia su quehacer como periodista y aficionado. A ver como se ponen de acuerdo cuando tomando café uno rememore las crónicas recibidas tras una tarde de toros por los ruedos del mundo y el otro afirme que todo era mentira y que era el principal cáncer de la fiesta. ¿Entonces, cómo se come eso de llevar en su comando para asaltar Madrid a un torero fraudulento? Menudo sapo ¿verdad?

Pero tranquilos, nada hay que no curen unas buenas friegas de alcanfor y una tisana, mientras se cuentan los fajos de billetes. Si es posible de a quinientos, para que la tarea no resulte demasiado pesada. Pero si la empresa progresa según esperan, ¿qué cara pondrá Esplá cuando vea salir por los chiqueros de Madrid una legión de borregas fofas y desmochadas? Pues igual se le revuelve el gusanillo y decide volver a vestirse de luces. ¿Y cuando vea la longitud de las cifras de los talones para pagar a las grandes figuras de la tauromaquia 2.0? Porque no hay que olvidar la fidelidad y hasta idolatría que profesa el señor Casas a estos “maestros”.

Hay que ver lo que puede el dinero, que es capaz de hacer que uno se trague su orgullo y que empiece a ver la realidad de otro color, del color de los billetes, pero ojo, que si las cosas no salen como el público desea, seguro que volverán la cabeza hacia el aposento del maestro, con cara de circunstancias, de incredulidad, esperando explicaciones y deseando, entonces sí, que Esplá hable claro.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Toros y política

Son muchas las sombras en la Fiesta


Metidos en plenas elecciones habrá quien espere que algún partido se manifieste sobre los toros con alguna medida concreta a favor de la Fiesta. Pues va “dao”. Aunque no quiere decir que siempre haya quien se declare “mu afisionao”, pero igual que si lo fuera al encaje de bolillos o a la cría del mirlo blanco de la Guinea. Y ¿qué esperamos? Los griegos que ni van ni vienen, los italianos que sí pero no, los franceses y alemanes mandando a los demás al rincón de pensar y los mercados frotándose las manos, mientras se amplía a marchas forzadas el estadio donde se piensan reunir los parados de este país. Como para fijarse en los toros, una actividad que ni da dinero, ni genera puestos de trabajo… en Alemania.

Pero que tampoco se piense el personal que los toros es algo indiferente a los señores políticos, ni mucho menos. Dependiendo del signo de cada uno se expresan de una u otra forma. Unos, con eso de que es muy español y ellos son muy patriotas, se llenan la boca declarando su patriotismo y su defensa de todo lo genuinamente patrio. Incluso firman declaraciones rimbombantes que luego no llevan a nada, pero que de primeras hasta da el pego. Luego están los otros, que tienen que mantener el tipo progresista y un tanto pazguato en dependiendo que cosas, y que aunque sean descendientes del mismísimo Lagartijo el Grande, ocultan sus sentimientos taurinos; el partido y los espíritus vanguardistas no se lo podrían permitir.

Solo hay una cosa que une a los dos partidos mayoritarios respecto a los toros, a ambos les importa un pito que la Fiesta se engrandezca o que se convierta en una farsa ad hoc para turistas. Que no digo yo que de cuando en cuando no veamos a nos y otros asomar por algún tendido, incluso los hay que fardan de tener un abono en San Isidro, pero una cosa es predicar y otra dar trigo. Luego están los que no les gusta esto del toreo y entonces toman la postura de la indiferencia y de hacer como si eso no existiera. Pues muy bien, que procuren que yo llegue a Ministro de Sanidad, porque con la fobia que le tengo a los hospitales, igual me lío la manta a la cabeza y los convierto todos en centros comerciales y de ocio. Y con esa manía que tengo al frío, lo mismo me enfrasco en poner calefacción central en todas las pistas de esquí y las sustituyo por piscinas climatizadas. Así que según esta forma de actuar, que no nombren Ministro de Cultura o de Educación a un incendiario decidido a cargarse la enseñanza ¿no?

Y que nadie piense que uno no tiene sus ideas políticas, claro que sí, pero otra cosita es esa de sentirse aferrado a un partido político en el que no cabe el menor asomo de crítica, aunque sea para decirle al compañero que lleva la bragueta abierta. Según algunos muy cerriles, lo correcto sería alabar el buen gusto de llevar refrigeradas las ingles. Que está muy bien eso de pertenecer a un partido, de tener ideas políticas y todo eso, pero no vendamos nuestra opinión y nuestras aficiones, que luego nos pesará.

Toros y política; hay que ver lo que cambian los tiempos, hace años los toreros hasta eran invitados a cacerías, y hoy a todo lo más que llegan algunos es a fotografiarse con los maestros poniendo una sonrisa forzada y poco natural; y algunos ni eso y después de reunirse con ellos les hacen salir por la ventana como los amantes sorprendidos. Allí los tienes, los más afamados maestros de la tauromaquia deslizándose por la cornisa para llegar a una rueda de prensa a contar que se han entrevistado con su señoría. Pero bueno, esperemos a que pasen las elecciones y sentémonos a esperar a ver todo lo que sus señorías están dispuestas a hacer por la Fiesta de los toros.