viernes, 30 de agosto de 2013

Iván Fandiño no es glamouroso, ni falta que hace

Parece que Fandiño va desterrando eso de tumbarse sobre el morrillo a lo que salga, bienvenido sea


Don Iván, ¿qué vamos a hacer con usted? Anda que no ha sabido usted colarse en todas las ferias, con esa carita de bueno que tiene, muy serio, pero que cuando sonríe desarma al más duro de corazón. Pero usted a lo suyo, a abrirse paso  y de tal forma lo ha conseguido, que ya hasta eclipsa los mano a mano entre las deidades tauromodernistas, cuanto más al resto de divinidades del Olimpo de la Tauromaquia 2.0. Perdóneme usted, pero así no se hacen las cosas, que resulta que Talavante, don Alejandro, se enfrentó en Madrid a seis de Victorino, aunque parecieran cualquier cosa menos Albaserrada, en una gesta digna de llenar los anales del toreo con letras de oro; ya se encontraría el motivo para ello, pero de momento se escribiría con áureas palabras. Que fue capaz de trapacear a un animalito como para que el pueblo le pidiera las orejas del animalico. Que de las mismas el señor Perera manteó hasta la desesperación a otras bregas con plátanos en la testa, Castella nos deleitó con su misticismo, Manzanares se mostró, Mora puso caras y alguno más crecido por las veleidades orejinales de la plebe, pero resulta que la afición se queda con su labor en un toro, pues el tener que pasar a la enfermería le impidió enfrentarse a ninguno más. Así que haga usted el favor, no vayamos a tener que tomar medidas, porque estando así las cosas, igual tendremos que prescindir de los servicios de… toda esa panada triste, aburrida y tramposilla que se llaman artistas.

Uno piensa en su trayectoria y no puedo negar sus progresos, ni mucho menos su disposición para querer ser torero. Eso sí que es empeñarse y no conformarse. Hace un tiempo casi toda su labor la basaba en el pundonor, el valor y a veces, hasta el desprecio por su integridad. Esto último sorprendía y era digno de admiración, pero tengo que reconocerle que no acababa de convencerme eso de que en el caso de ver próxima una oreja, sólo viera como única opción el tirarse sobre el morrillo de forma más suicida que torera. Uno pensaba que quizá sería más fácil y aconsejable aprender a ejecutar la suerte suprema con pureza y verdad. Y según lo visto en los últimos tiempos, debe haber destrozado más de un carretón. Le alabo el gusto, pues esta es una buena muestra de que usted prefiere ser torero antes que matarife, y que no es lo mismo pretender dejar la espada en todo lo alto, que quitarse de en medio al toro, aunque sea de infame bajonazo, porque para la mayoría basta con enterrar el acero, lo demás no les importa.

Al contrario que en otros casos, uno no puede poner pegas a eso de la colocación, a eso que se dice de adelantar la pierna de salida. Casi todos la ponen por delante al citar para el primer pase, aunque despidan el toro para afuera, pero a continuación y exageradamente, la esconden sin temor a que les llamen tramposos. Pero usted, en ese empeño de dejar mal a los trileros, mantiene esa actitud de verdad de dar el medio pecho al toro. Unas veces más y otras no tanto, por supuesto, pero lo que creo que debe ser tenido en cuenta es la actitud. Que esto de la actitud no es cosa a despreciar pues uno ha visto como después de no conseguir trofeos en su primer toro afirma que será en el siguiente y cumpliendo sus palabras y precisamente por la actitud, al final ha de salir en volandas en brazos de la cuadrilla, areneros y demás dispuestos, camino de la enfermería. No piense de mí que soy un carnicero, nada más lejos, pero uno valora estos esfuerzos, aunque nunca querría que tuvieran que ir al hule, eso mejor lo evitamos, para usted y para todos los que se visten de toreros. Igual que hasta parece sentirse orgulloso de que en Bilbao no se le conceda una oreja, porque en su plaza no hay favoritismos.


No se crea que le voy a jalear aquí a la vista de todos el que descubra a tanto… a tanto… a tantos otros, pero no crea que no se lo voy a agradecer, pues siempre está bien eso de desenmascarar a quien se oculta detrás de excusas, cosas que no son verdad, pamemas y cuentos chinos. esos que dicen que templan una barbaridad, cuando la verdad es que sus toros no se pueden arrastrar a mayor velocidad y entonces nos quieren convertir de que templan. Nada más lejos de la realidad. Peo si me permite el atrevimiento, quizá estaría bien que intentara templar un poco más a sus toros de usted, más que nada por eso del parar, templar y mandar, que decía el otro. Aunque no sé si el origen de todo esto se puede buscar en esa costumbre de no picar a los toros. Hay que reconocerle el valor de dejárselos muy crudos, pero si en el caballo dejara que les pegaran un poco más, igual los animales embestirían con menos violencia y menos brusquedad, pero no tome esto ni como un consejo, ni como una exigencia, simplemente es el parecer de alguien que osa escribir y mostrar lo escrito para que lo lea el que quiera. Ya ve usted, uno que se pone a decirle que hay que mejorar, cuando sabe de sobra que en esto del toro no se deja de mejorar y aprender nunca. Eso sí, hay una cosa que si le pido, no compare los comentarios que le he dedicado a usted y su toreo con los que se debería hacer a la mayoría de los alternantes con los que comparte paseíllo tarde tras tarde. No hay comparaciones posibles, pues a estos hay que empezar por aplicarles eso de verdadero o falso, de toreo o manteo, de toreo o pantomima, sembrados en los que no nos gustaría verle, porque ya sabe eso de que Iván Fandiño no es glamouroso, ni falta que hace.

lunes, 26 de agosto de 2013

Fuente Ymbro ¿Al contenedor azul o al amarillo?

Los Fuente Ymbro no tenían teclas que tocar, si acaso, el botón del portero automático de un hospital


Si ustedes creen que ya lo han visto todo en el mundo de los toros, hagan sitio para nuevas sorpresas. Seguro que todo el mundo recuerda casos de toros a los que se les ha realizado un análisis de vísceras post morten, generalmente tras apreciarse evidencias de un comportamiento extraño en los toros. Uno recuerda haber visto a algún toro tambalearse como si se hubiera puesto de Moriles hasta las fundas, o esos que parece que echan las manos como si el piso estuviera una cuarta más arriba de lo que está. Igual que cuando un toro se despitorra contra los petos o cuando la parte más afilada del pitón es como una pelota de tenis, o justamente lo contrario, cuando las astas son “extrañamente” astifinas. Entonces el motivo de la sospecha se mete en una cajita, se precinta y se manda a analizar. O al menos eso es lo que muchos nos pensamos que se hace en los casos citados y en otros parecidos. El toro debe saltar al ruedo íntegro y en plenitud de sus facultades, para superar los tres tercios de la lidia. Creo que en eso estamos todos de acuerdo, así debe ser ¿verdad? Pues no.

Ya saben que no me gusta juzgar una corrida de toros si esta no la he visto en directo, en la plaza, más que nada porque uno no se entera de lo que quiere enterarse cuando está frente a la tele. Admiro a los que tienen esa capacidad y ese dominio del medio, les admiro y les envidio, pero con una envidia malsana y rencorosa. Pero en el tema a tratar no resulta concluyente el haber sido espectador en el Bocho o en casa. Era la corrida de Fuente Ymbro, mano a mano pleno de interés y hasta algo de morbo, entre Miguel Ángel Perera e Iván Fandiño, la expectación por las nubes, ganado con ciertas garantías, según lo que pretendía cada matador. Pero resulta que los señores locutores empiezan a comentar una noticia a la que no dejan de aludir durante toda la corrida, la enfermedad que parece que padece el ganado de este hierro, que afecta al hígado, que influye notablemente y de forma negativa en el comportamiento de los toros, según parece debido a un tipo de pienso que incorporaron recientemente a la dieta de estas reses. Son cosas que pasan, de repente se cambia de pienso y se desencadena este problema.

Durante la corrida se pudo apreciar el bajo rendimiento de los Fuente Ymbro, no se les podía picar prácticamente nada, se venían abajo casi de repente, en el mejor de los casos, cuando no era que salían ya de los chiqueros hundidos en la miseria. Se vio como Miguel Ángel Perera parecía que empezaba a encontrarse a gusto con uno de su lote, cuando de pronto se quedó sin oponente, dato que el mismo confirmó tras el arrastre. Constantemente se veían imágenes del ganadero muy tenso, como esperando que se produjera el milagro, para acabar con la cara escondida entre sus brazos. Su cara era un poema y en ningún momento ocultó su problema. Intentaron entrevistarle a la muerte de uno de los toros, pero remitió al entrevistador al final del festejo, donde se suponía que iba a opinar del juego de sus pupilos y de la influencia de su enfermedad al transcurso normal de la lidia. Llegó el final y después del desastre y decepción que supuso el encierro, declaró que la cosa todavía la esperaba peor de lo que había salido. Una corrida infame, infumable y con casi absoluta ausencia del toro.

Siempre he dicho que a todos los ganaderos les sale una corrida mala, eso es inevitable. Eligen toros de varios sementales, de diferentes familias, pero todo se tuerce y el resultado es para cortarse las venas. Otro día en cambio, se repite el mismo proceso y la corrida sale impresionantemente buena. Son las cosas del toro. La lógica indica que no hay lógica posible, no hay predicción posible que acierte al cien por cien. Pero si el pronóstico es que todo va a resultar un desastre porque se ha vendido una corrida enferma, entonces hay que pararse un momento y reflexionar sobre alguna cosilla de nada, aunque la más grave es lo que todo el mundo afirmaba antes de la salida del primer Fuente Ymbro. Se vendió una corrida enferma, se aceptó en el reconocimiento matinal dicha corrida y hasta saltó al ruedo, donde el comportamiento no sólo confirmaba las peores expectativas, sino que hasta se esperaba algo peor. Como diría Gila, “aquí alguien ha timado a alguien”. Eso sí, el ganadero estaba hecho polvo, no encontraba consuelo; a ver si los dineros que se embolso logran quitarle la pena y le permiten dormir de una vez, que el pobre no podía ni dormir. Señor ganadero, hay que descansar, que si no, no se rinde y lo mismo le cuelas una basura de corrida a la plaza de Bilbao para su Semana Grande y les tiznas de vergüenza todo el Aste Nagusia de este año.


Pero me tranquiliza el pensar que seguro que no cobraron la entrada al público asistente, que les avisaron con antelación para que no fueran a la plaza y así evitarse el lamentable espectáculo de ver al señor Gallardo con esa pena, porque lo de ver un torillo arrastrase por la arena ya es algo que entra en el show. Lo que me gustaría saber es qué tal han pasado las vacaciones los señores veterinarios del Bocho, quienes parece ser que se fueron en plenitud, a un viaje organizado a la Riviera Maya y dejaron de suplentes a una pareja de la Benemérita para hacerles el control de alcoholemia a los Fuente Ymbro. El método ya me lo imagino yo, eso del “pasa tú que a mí me da la risa”. Un tira y afloja para ver quien le metía la máquina en el hocico al toro, para acabar decidiendo que como no circulaban en ningún vehículo de tracción motora, no era necesario hacer nada. Así que pa’lante. Pero que luego nadie se “rasque” las vestiduras si uno se encuentra a un aficionado ante dos cubos de basura gritando al vecino: Fuente Ymbro ¿Al contenedor azul o al amarillo?

viernes, 23 de agosto de 2013

Julio Martínez y los demás presidentes culpables

Rodolfo Gaona, que igual no cortaba tanto despojo, pero de un par de banderillas le esculpieron un monumento

Hay que ver cómo son los presidentes de las corridas de toros, casi tan excéntricos como los presidentes de una comunidad de vecinos. Quizá la diferencia más grande sea que uno pone orden sacando pañuelos de colores y el otro impone el desorden cuando el vecindario le saca los colores. Que no me voy a poner ahora a ensalzar la tarea de ninguno de los dos, eso sería como montar una peña de fútbol dedicada a un árbitro y hacerle la ola cada vez que pite un fuera de juego o cuando expulse a un futbolista.

Pero lo que tampoco se puede es pretender convertir en el origen de todos los problemas a quien no lo es. Hace unos días en Mundoch… perdón, en Mundotoro, un aspirante a mejora se despachó a gusto con don Julio Martínez, presidente de la plaza de Madrid, y ¿por qué? Porque tuvo la osadía de no conceder una oreja que el señor escribiente de dicho portal consideraba que tenía que haber dado. Semejante afrenta merece el peor de los castigos, galeras, el
potro de tortura, presidir un congreso de suegras o hacerle ver todas las corridas televisadas con la locución íntegra de los avispados comentaristas y entrevistadores que tanto nos enseñan. Ahora, durante las Corridas Generales de Bilbao parece que todo depende del despertar de don Matías, uno de los amargados más conocidos de España y que más rencores provoca.

Lo primero que habría que plantearse es cuál es el objeto de las corridas de toros, de qué se trata esto. Si la historia va de montar y mantener un estado de algarabía y euforia general, está claro que estos dos señores presidentes no merecen ni el pan que comen. Serán bellacos y malditos roedores don Julio y don Matías. Pero, ¿qué les costará a ellos sacar el pañuelito para regocijo de la parroquia? Parece mentira que don Julio no valore el esfuerzo del paisanaje que todos los domingos pueblan, con extrema escasez, los tendidos de las Ventas, como para no ponerse orejero. Pero si esto de los Toros tiene como fin primero el ver al toro en la plaza en toda su integridad, con un torero delante que se le enfrente y que le doblegue y le mande de acuerdo a los cánones heredados de nuestros mayores, entonces la cosa cambia. Entonces no vale lo de los autobuses, la euforia por el paisano, ni el gusto por la casquería, ni nada que no sea el toreo. Pero si se parte de que las orejas son diversión y el resto no, ya vamos un tanto sesgados.

Tantos respetos que se piden hasta para el que vende los helados, pero parece que no les quedan para los que piden seriedad, los que intentan que esto no se degrade y que no se convierta en el ñusco la Bernarda. Esos que para divertirse se van al Aquapark o a las fiestas de Torrijos. repito que no me voy a poner a defender a los presidentes de las plazas de toros, pues estos son los mismos que dejan un inválido en la arena, que cuentan con puyazo un raspalijón, que admiten como toro a un carnero chico, que permiten que se acepten cuatro toros y luego Dios dirá, aunque esto suponga timar al aficionado.

Siempre ha habido críticas a los presidentes, pero no porque se cambien los términos y las reglas del juego sin que este se haya enterado. Resulta que ahora no pasa nada por un pinchazo, total, pelillos a la mar, ¿qué es un picotazo de nada? Y que conste que no estoy hablando del primer tercio. Sin un pinchazo no va a ningún sitio. Para colmo, los de los micrófonos se las pintan solos para malinterpretar y maleducar, sacándose de la manga que como la primera oreja la pide la mayoría, el señor presidente tiene que darla. Ya nos olvidamos del pinchazo, de la colocación de la espada, del toro y de que el 25 de diciembre es Navidad. Para colmo, el reglamento actual no puede ser más ambiguo y entre las muchas lagunas que tiene, esta es una de ellas. Qué decir de la segunda oreja, que todo el mundo se sabe eso de que es del presidente, pero claro, volvemos a lo mismo, si la pide la mayoría. ¡Caramba con la mayoría! Que bien aprendido nos tenemos eso de las mayorías, que lo mismo valen para sacar a uno a hombros, que para sacarle de la cárcel, que para ponerle en un ministerio. Aunque se salten a la torera el primer principio democrático, el respeto a las normas, en este caso, el Reglamento taurino, ambiguo y con lagunas, pero si para dos cosas que están claras nos lo pasamos por el refajo, dígame usted. Atrás quedó eso de que para conceder la segunda oreja había que tener en cuenta la lidia completa, el toreo de capote, las condiciones del toro y siempre, pero siempre, la espada. Que acabo de oír que don Matías no da un segundo trofeo si la espada no está en lo alto. Y a Molés y compañía esto no les parece bien. Uno es que no da crédito.

Pero es que ese es el gran problema de la Fiesta, que un señor presidente no conceda una oreja; ya pueden estar arrastrándose los toros por el ruedo, que si no va ninguno para atrás, no pasa nada, pero nada. Que si a un toro no se le puede ni tocar con el palo, pasa menos, y esto sin entrar en los vicios de los de luces, eso es pecata minuta si lo comparamos con la degradación del toro. Si este vuelve por lo que fue, ya veríamos como los de las trampas se iban a andar con más cuidado. Que todo vale, menos negar un despojo, que no hay diversión si no hay despojos. Que yo no sé qué les han dado a los escribientes para que les peguen esos ataques de ira antipresidencial, sólo por negar un nido de chinches y pulgas. Que si le han robado a fulanito, que si el usía quiere tomar un protagonismo que no le corresponde, que si lo ven todos menos él. Un poco de sentido común y de afición, valoremos lo importante y no lo accesorio.


El otro día al leer la magnífica carta abierta que Gloria Cantero publicó en el blog “Toros en puntas”, de Luis Cordón, pensaba que vaya forma de cabrearse y de plantarse ante tanta estupidez y tanto sin sentido, pero es que ahora aún le doy más valor a lo que allí decía mi buena amiga, y al gesto del dueño del blog al cederle un espacio en su bitácora. Pobre don Matías, para un día que da gusto al personal, le sale una aficionada respondona, a la que encima le dan la razón y le alaban el gusto una panda de insensibles que no saben lo que es un buen despojo. Si al final va a ser verdad eso de que “Julio Martínez y los demás presidentes culpables”.

martes, 20 de agosto de 2013

Taurodelta, sus ciclos, don Tomás y otros daños colaterales

Esto no es una trampa


Dirán, ¿qué tiene que ver todo esto entre si? Pues yo creo que mucho y a continuación pasaré a dar mis explicaciones, que expongo a juicio ante el que se quiera tomar el trabajo de leerlas y meditarlas. Empezando por Taurodelta, diremos que es una peste que afecta a la plaza de Madrid desde hace años, que la Comunidad de Madrid, primero con doña Esperanza y ahora con don Ignacio, no sólo no han querido erradicar el mal y acabar con esta plaga, sino que los han apoyado por encima de sospechas, posibles pucherazos, implicación de alguno de sus socios en oscuros negocios y por encima de todo, por si esto fuera poco, una nefasta gestión, que parece más bien dirigida a liquidar los Toros, que no a promocionarlos. Porque uno no llega a comprender que pueda haber tanto despropósito si no es adrede y con unas intenciones y un fin claro, acabar con la afición de Madrid y con la temporada de toros en Las Ventas; que dicho sea de paso, en ambas tareas avanzan con paso firme y certero.

Los señores de Taurodelta más bien parecen los malos estudiantes que se pegan un atracón para salvar el tipo, en lugar de ir aprobando por el trabajo diario. Todo indica que ellos serían felices dando una feria de más de 60 festejos y a otra cosa, a partir de ahí echarían el cierre a los corrales de la plaza y a organizar conciertos, motos, circos, y lo que a la Warner o a quien fuera se le ocurriera. Parece que son de los que entienden esto del toro como un acto social en el que lo importante es el envoltorio y no el contenido. Con la acumulación de festejos sale  rentable lo de la taberna de carretera que se monta en la carpa del Arte y la Cultura, con su sala Vip incluida, porque hay que dejar bien claro que estos señores no se juntan con cualquiera y mucho menos con individuos decentes y honrados que pagan su entrada religiosamente. Pero como esta feria de mil y una corrida no es posible y lo que quieren es ventilarse el inmueble de la calle de Alcalá de un plumazo, pues deciden crear varias ferias diferidas (qué ganas tenía de usar la palabrita); o lo que es lo mismo, “ciclos”, así como para darle más enjundia al asunto, aunque la basura, sea en bolsa azul o amarilla, siempre huele mal y si se pone al sol, mucho peor. Se montan un mes o dos o quince de festejos infumables, les ponen un título y adelante. Y de novilladas, sin una corrida de toros que echarnos a la boca, pero claro, los novilleros dan poca guerra, porque si son chavales que el año anterior torearon una o dos novilladas, esto en el mejor de los casos, encima no van a poner peros, porque si no, ya saben que igual no se vuelven a vestir de toreros ni para una foto. En cuanto al ganado, pues se hartan de traer Domecq y más Domecq, para que así piensen muchos de los que se metieron anteayer a ganaderos, que pueden vender sus “productos”. Que esto no quita para que de cuando en cuando salga un encierro con picante, para acto seguido borrar ad aeternum a ese hierro de la lista de los “Ciclos”. Luego viene la feria de Otoño, que como San Isidro, la Beneficencia o la feria del candil, se montan con meses de antelación, sin esperar si surge algo de interés en otras plazas del mundo, porque desengañémonos, estos señores no quieren dar calidad pensando en el aficionado, estos señores se limitan a cumplir un trámite, a cumplir un pliego, que por mi parte bien se podrían introducir por un sitio en el que todos estamos pensando ahora mismo.

Y seguimos avanzando; resulta que un buen o mal día, tuvieron la ocurrencia de crear a bombo y platillo eso de los Encastes Minoritarios. Tócate los c… Y la gente tan feliz, hacen de la necesidad virtud, les sirve como coartada para aparentar que apoyan con una mano lo que dinamitan con la otra y así le dan motivo a las radios buenistas y a la tele más buenista aún, a que se pongan a soltar una sarta de melonadas con cara de buenos. Pero claro, como aquí el que no corre vuela, llega un año, el presente, y se rumorea que en eso de los Encastes Minoritarios va a anunciarse una de don Aurelio Hernando, que como tiene jaboneros, se da por supuesto que es puro Veragua. Algo que a uno realmente no le preocupa demasiado. Es más, si me aseguran que es encaste “Vaca lechera” y en el ruedo dan emoción, sacan a relucir la casta y se acercan a la bravura, directamente pongo un “Me gusta” o un “Soy fan”, donde haya que ponerlo, como si es en el escote de la vaca Paca. Pero esto no se puede tolerar, anda que iba a tardar don Tomás en saltar como un cohete, urdiendo lo posible y lo imposible para exigir el puesto de los Veragua para una ganadería que fuera de sangre azul, que tuviera más de ese 50 % que como mucho le suponen a lo de don Aurelio. Que eso sí, le mandan a que acredite el ADN de sus vacas a la Complutense. Parecía que todo había quedado más o menos tranquilo, pero vuelve la UCTL a sacar otro comunicado en el que explican que no quieren que el señor Hernando no lidie en Madrid, faltaría más, pero claro, si se trata de un “Ciclo de Encastes Minoritarios”, pues algo habrá que hacer. Vamos, que los señores que vayan a la plaza al dichoso ciclo, que no piensen que van a ver un festejo taurino, que se hagan a la idea de que irán a una pasarela de fósiles vivientes, a una lección magistral de genética impartida por don Tomás Prieto de la Cal, que seguro que lo sabrá hacer muy bien.

Lo que son las cosas, cría cuervos y… tendrás un montón. Siempre había valorado el trabajo de este ganadero, aunque desde hace años, muuuchos años, los resultados no le acompañaban y cada festejo se convertía en un verdadero vía crucis. Incluso cuando muchos fieles se rasgaban las vestiduras con un nuevo fracaso, uno repartía culpas y señalaba a los de luces que eran incapaces de darles una lidia apropiada. Creía que era lo justo y lo sigo creyendo. Hasta tenía la creencia de que a don Tomás Prieto de la Cal lo que más le importaba era el aficionado. Bastaba con oírle hablar, siempre rodeado de gente que sabe lo que es el toro y que lo exige contra viento y marea. Pero no sé si esto es una pose o no, y lo único que pretende es vender sus corridas y punto. Que no le voy a negar el trabajo, pero igual se tendría que plantear algo después de tanto fracaso continuado. Igual necesita aprender de la humildad, afición y rigor de otros ganaderos que pueden tener los mismos problemas de consanguinidad, pero que aplican otros métodos más efectivos y manteniendo un número de vacas limitado. A lo mejor hasta lo tiene muy cerca. Pero puede que hasta eso sea lo de menos y lo que realmente importa es la actitud, más que la aptitud. Ha cantado la gallina.


Y en esto que los aficionados, tan sensibles como están ahora a eso del “Encastismo Integrista”, piden que se hagan las pruebas de ADN y que se descubran a los tramposos. Pero, ¿tramposos por qué? tramposos son los que nos quieren colar monas por toros, los que nos quieren confundir haciéndonos creer que la bobonería es bravura y la mansedumbre casta. Que la mojiganga es arte y la trampa poderío, que las cabras embisten mejor que el toro y que esto ya lo habían advertido allá por el s XVII, como si el arcángel San Gabriel les anunciara la venida de los mesías Ponce, Juli, Morante, Castella, Perera, Talavante o Manzanares. Eso sí que es de tramposos. Claro que a uno le gusta saber lo que está viendo, si es de este o aquel encaste, por supuesto, pero eso no es lo más relevante. Que pretenden guardar las sangres como un tesoro, que algunas lo son, como si se fuera la fórmula de la Coca Cola. Señores, que sí, conservemos esa materia prima, esa herencia que nos han dejado desde hace años, pero también aprendamos de los ganaderos que buscaban la bravura y que cruzaron toros y vacas esperando encontrarla. ¿Qué podemos decir de los padres de los Contreras, Saltillo, Vega- Villar, Galache, Núñez, Osborne, Juan Pedro, Parladé, Santa Coloma, Coquilla, Buendía, Urcola, Gamero Cívico y todos los que a partir de las Castas Fundacionales nos regalaron esa variedad que tanto demandamos y que nos quieren robar? ¿Eran unos tramposos? ¿Deberían presentar análisis de ADN antes de volver a lidiar en cualquier plaza? Por favor, acabemos con estas pamemas de los Encastes Minoritarios, que debería avergonzar a la UCTL por ser un reconocimiento público a su fracaso como unión, como ganaderos y como aficionados, acabemos con esta engañifa de los ciclos anunciados con meses de antelación, privándonos de poder ver lo que más interesa en cada momento revitalizando lo que debe ser una temporada taurina y por supuesto, que se acabe la tiranía de Taurodelta, que como empresarios y aficionados son lo más nefasto que ha pasado por Madrid, y que demuestran día a día que sólo se interesan por el negocio, el de los toros, las vacas de carne, los conciertos o el de los paños y pasamanería traídos de Oriente. Y a don Tomás, pues mucho ánimo y fuerzas para sacar su ganadería adelante y que no se enrede en estas fiestas, porque al final acabará bailando con la más fea.

domingo, 18 de agosto de 2013

Diccionario de términos taurinos II

Ay, el toro
Prosiguiendo con la magna obra del profesor Carmelo Comí Maduro, ya podemos disponer de la segunda entrega de su Diccionario de términos taurinos, de quién se ha sabido no hace mucho que aparte de su afición al toro, era un erudito en el cine pornográfico, siempre visto desde un punto de vista científico y totalmente alejado de cualquier debilidad carnal que pueda suponerse. No olvidemos su condición de estudioso y erudito de resignada vocación. Pero continuemos donde lo dejamos.

-          Acochinado: Toro con grasas en demasía que, según los nuevos sabios del toreo, son los que gustan en esa plaza marginal que es la plaza de Madrid, más aficionada a las carnes que al arte. Será una reminiscencia de sus años de hambre y carencias. Pero curiosamente, estos zampabollos suelen aparecer más en otras plazas, esas con una sensibilidad especial para la modernidad, justamente para intentar disfrazar el poco trapío de los animalitos que saltan a la arena, aunque poquito después no se sujeten en pie. Momento en el que los jartistas se ven obligados a intentar levantarlos asiéndoles por dos graciosas protuberancias que les crecen a los dos lados de la cabeza, justo dónde le nacen los cuernos a los toros.

-          Acometida: Reacción producida entre “los que se ponen o se han puesto”, cuando alguien parece decidido a jorobarles la fiesta del bocata, cubata, orejas y vocerío de “Bieeeejjjnnnn”, venga o no venga a cuento. estas arrancadas se suelen producir contra otros vecinos de tendido, siempre que estos se encuentren a una distancia considerable y que haga imposible que se le pongan delante pidiéndole cuentas. Cuando la protesta se produce en las inmediaciones de su localidad, la reacción suele ser el silencio y acelerar la velocidad en que comen pipas. Antiguamente también se refería este vocablo a las arrancadas del toro a los engaños, generalmente de forma brusca y con cierta violencia.

-          Aconcharse: Se solía usar este vocablo para cuando el toro se refugiaba en las tablas, apoyándose lateralmente, bien por agotamiento o rehuyendo la pelea. en la actualidad su significado se ha extendido a los muchos jetas que abusando de su condición de autoridad, taurino, amigo de, “usted no sabe con quién está hablando” o simplemente como chupalámparas, arrastrado, pelota, vendido, indigno o similar, se aferran a ocupar un sitio en los burladeros del callejón, entrando a los toros por la cara y sin soltar ni un céntimo. Eso sí, son unos perfectos aduladores y aplaudidores de la extrema vulgaridad o desvergüenza, con tal de poder seguir chupando del bote.

-          Acortar: Recoger o reducir la muleta o el capote para aminorar el engaño con que se cita al toro ¿? ¡Venga ya! Firmado Enrique Ponce ¿no?

-          Acostarse: Lo que muchos aficionados hacen en el sillón de su casa cuando ven una corrida por la tele, especialmente si no quitan el volumen para evitar escuchar los comentarios de los locutores/ hooligans/ representantes/parte interesada/ me juego las lentejas. Antiguamente también se aplicaba al toro que se ajustaba más por un lado, inclinándose hacia el lugar que ocupa el torero. A veces también vale la expresión para la siestecita que los animalitos comerciales se pegan de rato en rato, despanzurrados sobre la arena, como el que se tumba a tomar el sol en la playa.

-          Acular/se: Posición defensiva que toman las autoridades, veterinarios, empresarios y demás taurinos, cuando los representantes de los toreros dicen por la mañana antes del sorteo, que su matador no mata esos toros, que son una exageración con la que no podrán expresar su arte. La cosa se pone especialmente dura cuando ante esa imposición de echar para atrás uno o varios toros por motivos inconfesables, entonces el ganadero dice que se lleva toda la corrida para la finca y que no pasa por abusos de señoritos manipuladores y tramposos. Pero esto sólo son capaces de hacerlo un puñado de ganaderos cabales que se respetan a si mismos y al aficionado que paga. También es cuando el toro apoya la culata contra las tablas y no se mueve de allí sino para pegar un arreón de cuidado.

-          Achuchar: Lo que dan ganas de hacerle a esos torillos que van y vienen, que no pueden ser picados a riesgo de derrumbarse, que ni amagan un derrote. Son tan monos ellos.

-          Adiestrar: Lo mismo que adoctrinar, pero sin sonar tan fuerte, especialmente cuando la prensa, las radios oficialistas y las televisiones se empeñan en lavar el cerebro a la gente, haciendo que lo que antes era negro ahora sea blanco, que lo blanco negro y si es necesario, que todo sea un batiburrillo cromático en lo que lo único que queda claro es que se ampara, se anima y se justifica el fraude cueste lo que cueste.

-          Afeitar: Operación de cortar los pitones del toro, aunque según los profesionales, un toro afeitado es mucho más peligroso que uno sin tocar. Aunque uno, la verdad, prefiere que no toquen las cabezas y que así los toreros no tengan que cargar con ese riesgo “extra” que dicen que ofrece el toro afeitado. También parecía referirse a la labor de cortar los pelos por la cepa del pitón para crear la ilusión de que la longitud de este es mayor de lo que es en realidad. Y que nadie dude de la valía de muchos toreros que exigen el afeitado de los pitones para torear, pues este no tiene otro fin que “incrementar” el riesgo.

-          Afinar: ¡Ojo! El aficionado añejo creerá que es el ir encontrando la bravura en el toro a través de la selección que efectúe el ganadero, pero no, eso ya pasó a mejor vida, este vocablo se refiere a la invención de nuevas coartadas para justificar el fraude y la degradación progresiva y galopante de la fiesta de los Toros, como afirmar que todas las ganaderías están sacadas de tipo y que los toros chiquitos son los que embisten y no los de mayor tamaño. Vivir para ver… y oír.


Y yo creo que de momento no plagiaremos más al profesor Carmelo Comí Maduro, no se vaya a pensar que sus escritos y definiciones puedan resultar de interés. Porque a ver quién le explica que esto no tiene otra razón que el no tener que pensar para publicar nuevas entradas en este blog. Así, mientras don Carmelo no se entere, pues vamos pa’lante.

jueves, 15 de agosto de 2013

Doping en el encaste Veragua, Aurelio el tramposo

Uno de Antonio Pérez, un "hierro" para la historia, los Apes


¡Qué escandalazo! Uno no hace más que llegar de vacaciones, no ha conseguido desambientanterse, pensando en esos paseos por la orilla del mar, esta mañana en la ducha noto el agua sobre mí, echo un paso y casi me parto la crisma en la bañera. Si no fuera por las cortinas que me han servido de salvavidas; a ver si las nuevas duran tanto y aguantan un tirón tan fuerte como el de hoy cuando me veía aterrizando de morros en el inodoro, que huele fatal. El desayuno bajo los pinos, escuchando los pajarillos y el mar de fondo, lo he cambiado por la encimera de la cocina y los opinadotes de la radio, que además cobran por ello, algo que yo no sabía, pensaba que era como en otras radios cuando vas a hablar de toros. Pues nada, uno con la mente en las marismas de Huelva, se ha puesto a ver qué pasaba en esto de los toros y se queda patidifuso, perplejo y ojiplático, todo a la vez; resulta que Aurelio Hernando iba a lidiar una novillada en Madrid, bajo el invento ese de los encastes… Ese invento engañabobos que sólo sirve para que Taurodelta nos quiera hacer creer lo que no es. Que resulta que la Unión y la Asociación se han puesto de acuerdo y han pedido la exclusión de este encierro de los carteles de este nuevo ciclo. Ellos siempre atentos y vigilantes en favor de la verdad, la autenticidad y la integridad de la Fiesta.

No hay que dejar pasar ni media. No ha sido porque los toros de don Aurelio adolezcan de una falta alarmante de casta, ni porque ha llevado la selección a mínimos inadmisibles, ni porque haya convertido la cría del toro de lidia en una megafactoría que clone borregos, ni por criar cabras y pretender que pasen por toros, ni por arrastrarse por esos ruedos del mundo dando una imagen de crueldad y abuso que tanto daña a la Fiesta de los Toros, ni tan siquiera porque con la presencia de animalejos impresentables esto parezca una burla y una pantomima de lo que es el toreo. Resulta que han denunciado que la ganadería en cuestión no es puro Veragua y que tiene sangre Domecq en sus venas. Hombre, la verdad es que la cosa es alarmante, pero recordemos que lo de Domecq no siempre fue la filfa y la peste que se extendió por todo el campo bravo. Uno hasta recuerda cuando lo de Juan Pedro era algo serio, antes de que los toros se convirtieran en artistas.

Tampoco está bien anunciar un ganado como Veragua, cuando no es así exactamente, pero la cosa es tan sencilla como poner las dos procedencias, o tres o veinte y una barrita o un guión que las vaya separando. Si el resultado en el ruedo mantiene la dignidad y el interés del aficionado, ¿qué más da? Pero hemos llegado a unos extremos de máxima estupidez con eso del “Encastismo Integrista”. Mientras que se mantenga lo bueno, se conserve lo que se tiene para poder echar mano de ello si alguien lo considera oportuno y no desaparezca la variedad, ¿qué más nos da? Pero también sabemos de esos que tanto se preocupan de los trámites burocráticos, de las denominaciones, de las formas y maneras y se olvidan del fondo y de lo que ocurre en el ruedo. Si resultara que saliese una novillada brava y encastada, ¿qué diríamos? “Gran corrida de Aurelio Hernando, lástima que no fuera puro Veragua”.

Eso del “Encastismo Integrista” es algo que también tenemos que agradecer a la Tauromaquia 2.0, que tanto y tan bien nos maneja a todos, a los afines y más fieles y a los que nos pensamos que estamos en el punto opuesto a todo este tinglado. Pero nos dejamos mecer como dulces infantes en este entramado de inventos que no llevan a ningún sitio. Ya nos hemos tragado que en todo el verano prácticamente no haya corridas de toros en Madrid, damos como normal esta serie de ciclos inventados por San Taurodelta de los Ciclos, no sólo admitimos los carteles con semanas de antelación, sino que además los exigimos así, cerrando toda posibilidad a repetir el domingo siguiente a los que se lo ganen en el ruedo, soportamos eso de los encastes minoritarios sin pestañear, como si fuera el caramelito que papá le da al niño llorón y caprichoso, olvidándonos de que lo importante es la variedad e integridad en el toro, los hierros más que los grupos. En esto de los encastes hay mucho timo y bajo el paraguas de Saltillo, Veragua, Coquilla o lo que queramos poner, se refugian ganaderías que no valen y que llevan siglos estando mal, o que han tenido que soportar la mala gestión de sus propietarios. La exigencia empieza por la calidad bien entendida, no esa de los borregos. Esta debe venir por la presencia, la casta y la bravura, y si esta falla, pues que los señores de luces apliquen la lidia y punto. Que está muy bien eso de que los de Saltillo son así o asao, pero no es lo mismo lo de Victorino, que lo de Escolar o lo del Lucero del Alba Productions. Y yo que pensaba dejar a un lado esto del blog y los toros, y me encuentro con este caso de “Doping en el encaste Veragua, Aurelio el tramposo”.