domingo, 19 de abril de 2015

¿Se acuerdan de la Venta del Batán?

Un verdadero espectáculo que nos han hurtado entre unos y otros y que solo beneficia a los mediocres y maestros de la vulgaridad


Sí hombre, sí, era un sitio, en la Casa de Campo de Madrid, dónde cabía el disfrute, la ilusión, el juicio crítico, el asombro, el sosiego de la casta, el sestear de los toros y en muchos casos, el sonrojo de muchas figuras, sobre todo si el ganado elegido por sus mentores se exhibía en una corraleta contigua a la de los novillos preparados para los noveles coletudos. Qué malos ratos ha hecho pasar a algunos el Batán; tan malos, tan malos, que no pararon hasta acabar con esta tradición y no permitiendo que pueda volver. Resulta que nunca pasó nada porque los toros se tuvieran a la vista de los aficionados, hasta que empezó a asomar la modernidad, el fraude institucionalizado y esa falta de afición que el negocio se llevó por delante.

Parecía que los toros se caían por pasar una semana en la Casa de Campo, como la falta de trapío, de casta y hasta la bravura. Era desembarcar los toros al pie del Parque de Atracciones y se le escapaban por el rabo todas las cualidades que se le pueden exigir a un toro de lidia. Pero  a ver quién le ponía el cascabel al gato. Pero de repente vino lo de la lengua azul y las jetas adoquinadas y ¡zas! Se acabó el problema, fuera penas, las figuras y sus “entornos” ya podrían descansar para siempre jamás. Se suspende el exponer los toros de San Isidro durante el año obligatorio por causas sanitarias y luego, si te he visto, no me acuerdo. A olvidarse de aquello de saber cuando estarán los toros de fulano o mengano, si con la tarjeta de abonado se podía pasar una vez gratis o si los niños pagaban, por era algo a lo que se llevaban a muchos niños, sin que por ello sufrieran los toros.

Pero a ver ahora ¿quién es el político con suficiente valor o insensatez que nos devuelve la Venta del Batán a los madrileños? No solo a los aficionados, también al resto de vecinos del foro que gustaban de pasarse a contemplar aquellas maravillas que eran los toros de Madrid. Igual ese bendito insensato que decidiera reimplantar tan pintoresca tradición se veía al día siguiente regulando el tráfico del cruce de Castellana con Raimundo Fernández Villaverde y Joaquín Costa, a pelo, sorteando las embestidas de los coches en hora punta, un día de lluvia. Habría que oír a los taurinos y a los maestros, no quiero ni imaginarlo. Estos caballeros que de repente han descubierto que todo era un desastre antes de que ellos asomaran por el toro y que si no fuera por sus desvelos, esto sería un sin dios ingobernable. Que si la panza del ruedo de las Ventas, que tanto molesta al arte, que si los toros que parecen ser imposibles para el toreo, que si la gente protesta y no permite expresar, que si me tienen manía y mucha envidia, que si, que si, que si... quesitos El Caserío, porque del Caserío me fío.


Estoy seguro que habrá quién me ponga sobre la mesa mil argumentos sobre la conveniencia de que los toros de la feria no pasen por el Batán, pero claro, si por allí pasó Capitán, aquel portento de bravura de Hernández Pla, los Victorino en sus mejores momentos, todos los toros y ganaderías que hoy lucen azulejos recordando derroches de casta y bravura, pues entiendan que uno dude de tan sesudos planteamientos. También puede ser eso de que el toro actual no aguanta una semana en aquellas corraletas y que acusaría todo eso en el momento de salir a la plaza. Puede ser, pero, ¿por qué no se busca un animal que supere esa estancia sin que luego presentara ninguna deficiencia achacable a tal circunstancia? Porque ya estamos un poquito cansados de los toros que no aguantan muchas de las cosas que hacían que la Fiesta fuera como fue en momentos en los que llegó a ser algo grande. ¿No soportan el tercio de varas? Pues lo eliminamos y creamos un sucedáneo que hasta puede crear la ilusión de que da el pego. ¿No aguanta una lidia completa? Pues se selecciona un animal que no precise de ser lidiado con rigor, se opta por el borreguillo dócil y bobón y punto. ¿No aguanta el quebranto que supone el toreo puro y de verdad? No pasa nada, Se elimina todo lo anterior y lo sustituimos por una suerte mitad danza, mitad farsa. Y así podríamos seguir hasta donde nos diera la gana; eso sí, lo que se llama Fiesta se parecerá cada vez menos a eso que fue la Fiesta, justo lo que ocurre con Madrid y San Isidro, que cada vez se parece menos a lo que fue esta plaza y esta feria. De ser una muestra de ganaderías, encastes, toreros y buenos aficionados, con un ambiente que rebosaba toro por todas partes durante un mes, con presencia en los medios y aficionados deseosos de tener una entrada  para esas tardes marcadas con un circulito, ha pasado a ser un acto de exhibicionismo de los taurinos, un botellón masivo con canapés, ropa de domingo y claveles, sin importar un pito lo que ocurre en el ruedo. Y así pasa, que a esto ya no hay quién lo reconozca, todo es diferente, no sé si mejor o peor, solo sé que a mí cada vez me interesa menos y pienso si a ustedes les pasa lo mismo. Y si me lo permiten, me gustaría hacerles una pregunta: ¿Se acuerdan de la  Venta del Batán?

4 comentarios:

Antonio Fernández Box dijo...

Claro que me acuerdo,Enrique, la primera vez que estuve con mis Padres siendo joven, estuvimos comiendo en el bar de allí en un entorno especial rodeado de pinos y viendo los toros en los corrales, guardo un grato recuerdo de aquello, después ya casado estuve con mi mujer y mi hijo mayor, que por cierto vimos un camión desembarcando y eran los toros de José Escolar que fueron entrando con los cabestros a su corraleta un espectaculo alucinante para los que nos gusta ésto.
La última vez que estuve con mi Padre y mis cuñados fuimos a ver una corrida y como teniamos tiempo de sobra nos fuimos en el metro desde las Ventas hasta el Batán y cuando llegamos nos encontramos con que aquello estaba cerrado, según nos dijeron por le tema de la lengua azul, pero que creo como tu bien dices fué un pretexto para cerrarlo.
En fin Enrique, creo que a partir de ahora nos toca la nostalgia y el dicho de que cualquier tiempo pasado fué mejor.
Un Abrazo.

franmmartin dijo...

En Sevilla ocurió lo mismo con la Venta de Antequera,que yo no conocí en sus tiempos de oro,en la que se exponía también el ganado a lidiar.
Exigir que ambos recintos recuperen esa función,importante para la transparencia de la Fiesta y el derecho del pagano de ver lo que paga,es exigir demasiado y volver a la época del aficionado troglodita al que gustaban los Uros de los montes de Polonia y los Búfalos de la pradera ,esos que mataba a tiros ,con gran deleite de los espectadores de la película,Buffalo Bill Code, de Minesota y nuevo en esta Plaza.
No acabamos de enterarnos que ya estorbamos en esta neo fiesta de los toros.
Estos saltalindes que la manosean , están convencidos que con el público en general y militares sin graduación , es suficiente para poder seguir ganando dinero.Que Dios les conserve la vista,pero yo no me apenaré cuando suceda lo que tiene que suceder y,de hecho, ha empezado ya.
Mentalízate,amigo, para ser “alguien” y contar con consideración y respeto en esta fiesta moderna , hay que desechar y mandar al matadero del sentimiento y la belleza, “todo lo anterior” y centrarnos en lo que más necesitan , cada uno para una cosa,tanto torero como toro:La muleta.
Paladeemos con intensidad los pases cambiados por la espalda, los naturales y derechazos a manta (de mantazo), sin límite alguno.Eso sí a media altura , porque, así la cosa, tiene mucho más mérito y el toro luce mucho mejor su presencia al no tener que soportar la humillación de agachar la cabeza,aparte de evitar el atropello a los más elementales derechos del animal que eso supondría.
Existe,además, el valor añadido de que el toro no se cae,con lo feo que está eso.
Si luego se remata con unas bernardinas,manoletitas y trapazos varios,seguido de un asesinato o toricidio,eso sí fulminante, se le da al neo aficionado la posibilidad de babear de emoción , tremolar pañuelos con frenesí ,pedir todo tipo de trofeos……en fín, mucho más de lo que merece por lo que se ha dejado en taquilla.No observandose ,por tanto , necesidad alguna de tener que exponer los toros, (otra manipulación más después de “quitar el venenillo” a los pitones , de enfundarlos-desenfundarlos y forzar los trotecillos atléticos por el carreródromo de la ganadería) ,para dar al aficionado la posibilidad de reunirse,observarlos,hablar de ellos,en definitiva hacer afición.
Con la macrotaberna de la puerta de las Ventas tenemos de sobra y a buen precio.

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Esa fue la excusa, la lengua azul, pero ya ves, eso se resolvió y así seguimos, con los animalejos escondidos hasta el último momento, no vaya a ser que los señoritos se enfaden por las comparaciomes, que siempre son odiosas.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Franmartín:
Te leo y siento como si a un árbol frondoso y hermoso se le fueran cayendo las hojas una a una, pero a una velocidad tremenda. Nos vamos quedando sin sombra, el sol nos abrasa, el árbol se seca, pero los culpables de tanta decadencia somos los que no nos conformamos. Eso sí, cuando se seque la planta, los neos saldrán de najas y sin mirar para atrás y los "incómodos" estaremos pensando en como recuperar ese leño sin vida, con la esperanza de volver a verlo algún día verde y frondoso.
Seremos ilusos.
Un abrazo