miércoles, 25 de noviembre de 2015

¿Está llegando un relevo prefabricado?

El relevo irrelevante


Cuando llegan los fríos del invierno parecen inevitables las castañas asadas, las bufandas recién estrenadas, el ponerse a buscar unas botas cómodas para ir calentito, el chocolate con churros y las divagaciones taurinas, siendo estas las que más duran, que aguantan recias hasta allá los meses de marzo, abril e incluso mayo; todo depende del fuste de lo divagado. No sé si será cosa mía, pero uno siente como si de un tiempo a esta parte le estuvieran queriendo preparar para el ánimo para recibir a una nueva generación de toreros que se está cociendo poco a poco por parte de los taurinos. Es como si los geses, las figuras presentes, se les fueran agotando, a mí se me agotaron hace siglos, y nos fueran preparando el cuerpo para unas fotocopias que poco parece que puedan mejorar lo presente, pues ninguno da la sensación de que pueda emerger con fuerza y decisión. Ojalá me equivoque de medio a medio.

La cosa funciona con una simpleza que casi ofende; por un lado parece que se empiezan a agudizar los sentidos de los expertos, al Juli le empiezan a descubrir esos lunares que para muchos son borrones en toda regla desde hace años, a Perera se le deja ahí en tierra de nadie, a Manzanares se le deja entre dos aguas, a su aire, a Morante... a Morante..., pues eso a Morante se le mantiene en Morante, que ya es bastante. Y a los demás, si surge, si suena la flauta, se les hacen fiestas y alegrías y si no, pues no se les deja y punto, que tampoco inquietan a nadie. A todo lo más, les sale un Fandiño y basta con dejarle ver las golosinas de las figuras, para que se crea la reencarnación de Antonio Fuentes, todo arte y armonía. Sin dudarlo, abandona su camino, el del toro, ese que hace tragar quina y a partir de ahí, cuando quiere hacer lo de todos y renuncia a lo que él y unos pocos más eran capaces, queda automáticamente desactivado. Está claro, si quiere competir a base de valor y pundonor con las figuritas ya hechas al mojicón con cuernos, parte en clara desventaja, pues estos le ganan en experiencia y gollerías para la masa.

Una vez eliminadas las supuestas amenazas, solo hay que esperar a que alguno dé la sensación de que pueda despuntar. Da igual la plaza en la que deje ver sus condiciones de figura en ciernes. Por no importar, no importa ni que en Madrid haya estado bien, mal o regular, vamos que como si no asoma por la calle de Alcalá, eso ya no cuenta. Con un par de despojos que echen a la saca, suficiente. A nadie les importa la forma de desmembrar al animal, ni la condición de este. Vean lo que insisten en convencernos de la valía de Juan del Álamo, que ha ido prácticamente a oreja por actuación en las Ventas y, tirando de estadísticas, le han convertido en un firme puntal para la temporada que viene. Nadie repara en la vulgaridad y el paisanaje que le procuraron aquellos despojos. Como dicen los que saben, lo que cuentan son los goles, el puntuar, en terminología chupi. Pero no nos olvidemos del más sólido baluarte redescubierto por los aficionados, el gran Rafaelillo, que tras una serie de naturales tensos y peleados, todo lo hecho a partir de entonces ha adquirido valores épicos e incontestables, sin pararse un segundo a meditar sobre ese quedarse a merced de los toros, sin saber por dónde meterles mano, sin la más mínima noción de la lidia, haciéndoles a los toros verdaderas perrerías, pero como aguanta ahí, las masas se le rinden. ¡Ay! Si pararan un segundo y vieran que es un magnífico hacedor de alimañas. Convierte en intratable lo que le pongan por delante. ¿El método? Muy fácil, con no aguantar quieto y echar a correr para meterse en las orejas, el toro aprende tarde o temprano a revolverse antes de hora. El muchacho anda a respingos por allí y la multitud ve como se le enciende su alma aficionada.

Paco Ureña es otro ejemplo de estos toreros a encumbrar, aunque quizá sea de los que haya demostrado más posibilidades de mostrarnos algo, pero dándole su tiempo, sin prisas y sin hacerle creer lo que todavía no es, ¿qué puede ser alguien? Parece difícil, pero no imposible, pero como le quieran acelerar, igual se sale a la segunda curva. Aunque no llega a lo de López Simón, a quién en un visto y no visto nos lo han convertido en el gran maestro de los años venideros, el que va a poner esto patas arriba. Si le cogen los toros es porque se pone dónde otros ponen la muleta. Que es verdad, pero lo que no cuentan es quienes son los que ponen ahí la muleta y dónde se ponen ellos. Un chaval con ciertas maneras, pero que ha cimentado sus éxitos sobre un toreo ventajista, de pierna retrasada, muleta torcida, pases rectilíneos y ausencia absoluta de mando y dominio, aparte de una preocupante precariedad en lo tocante a la lidia del toro. Erguido, sin exagerar demasiado los ademanes, pero con una teatralidad ajena al toreo, que aunque llegue a las masas, nada tiene que ver con el toreo de verdad. Y esto es mi opinión, mi humilde opinión. Si además añadimos a todo esto la épica de las cogidas, del revolcón a destiempo, de las representaciones sacando rédito a las visitas a la enfermería de la parafernalia que le montan y del ridículo de una teatralidad fuera de lugar, pero que tiene su efecto en los tendidos, pues el r4esultado es ese, el de la gran figura que nos va a sacar de pobres. No llega a los límites de Jiménez Fortes, al que le cantan como gesta las consecuencias de una falta de recursos alarmante y que le llevan una y otra vez a la cama, sin que falte ese animoso palmero a quien no duelen as cornadas, para eso ya está el chaval, al que hay que reconocerle unas ganas desmedidas de ser torero.

Y por último, el que seguramente llegue más lejos, porque tiene una mejor infraestructura detrás de él, es Roca Rey. Un verdadero fenómeno que va escalando puestos subido en un toreo superficial y sin sustancia, gracias a que el torillo con el que se anuncia, se lo permite. Si parece que las crónicas de sus triunfos llegan a la prensa cuando el torero aún está pegando trapazos y sin intención de tomar la espada. Bullanguero, chispeante, variado en eso de agitar el capote al aire, entusiasma lo mismo a chinos que a japoneses, que son los que al final tiran del personal para enrolarse en las filas de cualquier torero que se precie. Pero, ¿cuáles son los factores comunes a todos estos toreros? En primer lugar, que por su bisoñez o necesidad, son muy maleables y sus mentores los pueden menear de acá para allá a su antojo. Lógicamente, ellos quieren llegar y esa fe ciega en apoderados o empresarios con poder, les convierten en un títere a merced de los que mandan. Son baratos y de momento, no ofrecen complicaciones. Si les prometen cuarenta reales por firmar mil contratos, los chavales ven los cuarenta reales y nada más. No se paran a pensar que por el camino de la verdad, igual con treinta tardes y demostrando su valía, podrían cobrar no cuarenta, cuatrocientos reales, pero claro, están empezando y no se ven con fuerza para exigir y quizá también se dejen cegar por una aparente facilidad que se trunca en el momento en el que el jefe decide que no funcionan de acuerdo a lo esperado.


Pero de momento ahí nos los están preparando a fuego lento, quizá ahora que parece que los de arriba ya empiezan a estar muy vistos, que a lo mejor sus exigencias ya incomodan demasiado, que hasta pueden ya parecer excesivas y que no cuentan con el predicamento de otros momentos. Pues si parece que estos y otros toreros empiezan a despertar cierto interés, que parece que son medianamente admitidos, que en caso de duda tiran de estadística y que las voces en contra prácticamente son inexistentes y nada enérgicas, pues adelante con los faroles. Quizá cuando el aficionado se quiera rebelar, ya los públicos, la prensa y los taurinos han cimentado sólidamente a estos ídolos de nuevo cuño ya no hay quien les apee del burro. Será porque no es la primera vez que vemos algo parecido, porque algunos nos acordamos de aquello de “una nueva hornada” de jóvenes promesas, que luego formaron parte de las sucesivas bandas de los “G”, la cuestión es que la mosca nos anda detrás de la oreja y pensamos, ¿está llegando un relevo prefabricado?

6 comentarios:

raul antesmadrid dijo...

Buenos dias Enrique.
Tendremos sentimiento de orfandad, yo al menos lo tengo.
Y me veo, despues de leerte en la necesidad de pensar el momento.
Tengo prisa,cierta prisa en encontrar un Dominguez,Espla,Ruiz Miguel que echarme a los ojos.
O es que voy pa viejo.
Triste panorama tenemos.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Buenas tardes señor Martin. Si,si y si. Mejor analisis imposible. Salvaria de la quema a Rafaelillo, cierto es que a veces es mas rapido que el ave dando muletazos. De todos los que meciona, lo de Lopez Simon es de traka, es un destoreador.
Un saludo.
Kaparra

Antonio Fernández Box dijo...

Enrique, comparto tu análisis totalmente, a Paco Ureña lo he visto evolucionar en un concepto que me agrada, pero hace falta que se rodee de gente que lo lleve poco a poco perfeccionando su buen progreso, pero sin prisas.
Te quiero hacer una pregunta sobre el tema que tocasteis en el programa de José Tomas. Tu crees que Francisco Rivera esta en activo?
Es que para mi un torero retirado es el que no aporta nada al aficionado porque su techo lo alcanzo hace mucho tiempo, y no genera ilusión, algo que creo que no ocurre en el caso de José Tomas, aunque a mi me pasa con este torero como a David Cagigas, no puedo ser objetivo.
saludos.

Enrique Martín dijo...

Raúl:
Muy triste, preocupantemente triste. Da tres nombres de toreros y cada es diferente al otro y eso que ya empezábamos en esos años a entrever la uniformidad en el toreo, pero nada parecido a esta mediocridad y a esta clonación de toreros, de faenas. de toros, de plazas, de aficionados y casi hasta de opiniones. Aparte de hacernos mayores, es que ellos se están haciendo cada vez más mediocres.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Kaparra:
Muchas gracias. Pero ya ves, que López Simón parece que va a ser el salvador de todo esto. Otra cosa es que lo logre, pues le falta algo primordial y no es otra cosa que entender de qué va esto, pues de momento parece que le están enseñando a cómo cortar orejas y más orejas, pero con la apariencia, el histrionismo y la compasión, olvidando lo de mover las telas y dominar al toro.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Lo de José Tomás yo lo decía porque realmente no sé si le puede considerar en activo, pues una o dos al año no pasan de ser algo testimonial. Eso sí, es lógico que nos tenga entregados y que sea nuestra última fuente de ilusión, porque yo me incluyo en vuestro grupo. La cuestión es que quizá pase todo esto y queramos echar mano de él, porque miramos a un lado y al otro y no vemos nada, pero nada de nada que mínimamente pueda alimentar nuestra afición.
Lo de Rivera Ordóñez, tal y como se desenvuelve, no acabo de saber si tan siquiera se considera torero. Como muchos otros, caso de Jesulín, por ejemplo, más parece un montaje circense, tipo Manolita Chen, que va por los pueblos repitiendo un número y punto. Que todo lo preparan en ausencia absoluta del toro, sin el más mínimo rigor y dirigido a no sé quién, que una tarde al año van a pasarlo bomba en la plaza de su pueblo. Y ya, para colmo, ese invento que se va extendiendo de los festivales sin picar, con matadores de toros. No parece que se sientan muy orgullosos de serlo, ¿no?
Saludos