viernes, 15 de diciembre de 2017

Alegato de Miura



En estas fiestas, llévenme a sus casas

Hace unos meses, cuándo aún apretaba el calor, y de qué manera, el aficionado se escandalizaba con las fotos de unos pitones despitorrados como tulipanes estampados contra un muro. Escobones más que pitones. ¿Cómo es posible? No se podía consentir semejante atropello. Pero la cosa empeoró cuándo al pie de foto aparecía el nombre de la ganadería, Miura. No puede ser, eso es una blasfemia taurina que no entra en cabeza humana. Pues sí y ahora, los señores de Ceret, plaza dónde se produjo tal afrenta, han hecho públicos los resultados de los análisis de las astas de aquella corrida celebrada en el mes de julio. Que habrá a quién le parezca que demasiado ha tardado, pero mejor despacito y con buena letra, con minuciosidad, que a tontas y a locas. Que nunca he ocultado ciertas reticencias a lo que sucede en la Francia taurina, pero lo que es innegable es el espíritu que preside todas sus actuaciones, ese querer hacer las cosas bien, con rigor y seriedad. Que no es la primera vez que estos señores han respondido con transparencia argumentos fundamentados en informes nacidos a partir de analizar astas sospechosas, más que nada, para que luego no quede lugar a dudas, ni para bien, ni para mal. 

Quizá los señores ceretianos podrían haber colado este informe de tapadillo, sin que nadie se enterara y para adelante, pero quizá hay otro aspecto que les distingue de la mayoría de plazas del mundo y no es otra cosa que el orgullo por mantener el buen nombre, la fama de seriedad de la plaza de Ceret y de su feria a mediados de julio, lo que con el tiempo se ha convertido en lugar de peregrinación para muchos aficionados que buscan el no sentirse engañados, el encontrarse con el toro en toda su extensión. Para ellos su plaza es un patrimonio que no solo no pueden permitirse malograrlo, sino que tampoco están dispuestos a ceder un milímetro. Quizá son conscientes de que primero una pizca, luego otra y otra, puede llevarles a la ruina, a esa que desgraciadamente vemos cómo se ha adueñado de la casi totalidad de plazas, al abrigo del aplauso de las masas, la complicidad de la autoridad y la justificación de los medios taurinos, que siempre encuentran un porque “convincente” a tanto engaño. Qué envidia, dejando de lado otras plazas y centrándome solo en la mía, ya me gustaría ver eso mismo en mi plaza de Madrid y no ser testigo de cómo el público se alinea incondicionalmente con su torero, el paisano y les importa un bledo el prestigio y el respeto a una plaza que debería ser señera. Ya me gustaría que el empresario no fuera parte activa del entramado taurino al que solo inquieta arrebañar hasta el último euro, aunque sea de la venta de refrescos, que la pela es la pela y si para maquillar las cuentas hay que meter gato por toro, pues se mete y ya está, que la propietaria, la Comunidad de Madrid, consentirá encantada. Pero Ceret es otra cosa y puntualizo, Ceret, que no Francia. Es cierto que no es un caso aislado, pero más allá de los Pirineos también está Nimes; y ahí lo dejo.

Se han atrevido con Miura, seguro que con todo el dolor de su corazón, pues este hierro no puede ser uno más, los de la gaita van mucho más allá de ser una simple vacada de bravo. Miura es el toro, un nombre legendario que ha traspasado las propias fronteras del mundo del toro. Precisamente en el año en que cumplían su 175 aniversario. Un año que se esperaba que fuera de celebraciones y que al final ha cosechado más sombras que luces. Sombras muy negras, sombras que albergaban sospechas de todo tipo y en casos cómo este de Ceret, estas sospechas se han disipado y han dejado paso a una fea y dolorosa realidad. No han tardado en publicar una carta de los ganaderos dirigida al señor Valmary, intentando justificar lo sucedido en el ruedo de Certe. Ignoro el porque de la fecha de 4 de julio de 2017, pero pensemos simplemente en una errata, dejémoslo ahí. Esta sería otra cuestión a investigar. De momento es suficiente centrarse en el contenido, en la defensa basada la supuesta integridad de las astas a la vista de los toros en el campo, en varias ocasiones, antes del traslado, con posterioridad a este, en los corrales de la plaza y antes del enchiqueramiento de las reses. Que eso está muy bien, por algo se hacen los reconocimientos previos a  los festejos, pero seamos serios, el afeitado no es fácil de apreciar a simple vista, sobre todo si tenemos en cuenta la maestría con que desarrollan su infame labor los barberos. Todo parecía perfecto hasta el momento en que los de Miura saltaron al ruedo. ¡Válgame! Todo iba a las mil maravillas y fue en ese momento justo en el que todo se vino abajo. Según la explicación de los ganaderos los toros no habían parado de derrotar en los chiqueros. Y los señores de Certe, tan minuciosos ellos, tan cuidadosos de la integridad del toro, tan pendientes del más mínimo detalle y no cayeron en que tendrían que haber acolchado las paredes de los toriles, precisamente para evitar todo. Lo de las camisas de fuerza no parece tener motivo por el momento, si acaso para los propios responsables de Ceret o para los aficionados que ya se quedaron perplejos en su día ante el espectáculo de toros con plumeros del polvo en los pitones o casi mejor a los responsables de ese desmarañado y poco razonable alegato de Miura.


Enlace programa tendido de Sol del 10 de diciembre de 2017:

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Enrique, muchas gracias por tu labor. Toreoenredhondo acaba de publicar éstohttp://toreoenredhondo.blogspot.com.es/2017/12/miura-en-el-ojo-del-huracan.html?m=1

Y no sé yo ya qué pensar

Saludos

Silvia

MARIN dijo...

Enrique:
No voy a ser yo quien defienda algo que desconozco, ni mucho menos meter la mano en el fuego por la casa Miura, aunque casi sería capaz. Lo del comunicado de Ceret está muy bien, pero también te digo que es fácil reconocer un afeitado, que no es tan difícil el asunto. Si ves un toro en el campo, sabes cual es astifino y astigordo, y si lo ves luego bajarse del camión, sabes cual está "tocado" y cual no. Hasta ahí es responsabilidad del ganadero. Punto.
Igual que tampoco voy a poner en entredicho la profesionalidad del personal de plaza de Ceret, pero también te digo que he visto plazas de primera enchiquerar una corrida de Miura o Cuadri como si fuese una de Daniel Ruiz. Que a todos los animales no se le pueden dar las mismas voces ni con las puertas en las narices. Y yo me entiendo. Eso, por no meterme en fregados de desencajonadas y otras historias porque que apaga y vamonos. Que manda muchos huevos criar una corrida de toros durante cuatro o cinco años para que después se te jodan en una desencajonada o en un desembarque. Que también me entiendo por estas lides.

Que yo no sé de quien serán las resposabilidades Enrique, pero que es fácil de demostrar por una y otra parte. Lo que si te digo es que ni el empresario debe consentir que se lidie una corrida de toros, del hierro que sea, sabiendo que están manipulados (porque sería cómplice de ello), y ni un ganadero debe consentir que se le manipulen sus toros. Pero como ser fácil darse cuenta, es. Y se demuestra con quinientas mil fotografías.

Un abrazo y perdona por el chapazo.

albaserrada dijo...

A mi sinceramente no me termina de convencer eso de que Miura haya afeitado. O mejor dicho, no me convence para nada. Hay ganaderías (para que nombrarlas...) que viven de agradar a determinados toreros (y para que nombrarles...). A su vez, hay ganaderías (todos las conocemos) que viven del aficionado que reclama una fiesta íntegra, ya que esos toreros antes citados huyen de ellas como de la peste y no tienen ni la opción de agradarles (que si la tuviesen, a lo mejor les agradaban...). Y mi pregunta es, ¿que beneficio saca una ganadería como Miura afeitando una corrida nada mas y nada menos que en Ceret y estoqueada por los humildes matadores de toros Luis Antonio Gaspar "Paulita", Octavio Chacón y Pepe Moral? ¿Que poder tienen los tres citados para que una ganadería legendaria como Miura les quiera "agradar"? Hablamos de una ganadería legendaria y que es temida solo con escuchar su nombre. Hablamos de Ceret, estandarte de una fiesta íntegra donde las haya. Y hablamos de tres matadores de toros que (con todo el respeto del mundo) su poder es 0,00 y su única opción de supervivencia en esta tauro-mafia es matar lo que no quiere nadie. ¿A alguien le cuadra que Miura haya hecho eso? Y en caso afirmativo, ¿con que intención? Yo me inclino por otra opción, y es la siguiente: Aunque Miura es una ganadería grande, tampoco es Cuvillo ni Alcurrucén (con sus ochocientas y pico vacas), esta pasada temporada ha ido a más plazas importantes de las que nos tiene acostumbrados, ya que a Sevilla, Madrid y Pamplona se ha sumado Bilbao. Veo posible que a pesar de que en Ceret sale el toro serio, los Miura echasen, dentro de lo serio, lo menos serio... incluso que algún toro de esos que se estropean en el campo rascando sus astas en troncos, terraplenes o incluso en peleas y accidentes cotidianos fuese "arreglado" con el fin de cambiar su destino del matadero o las calles por el de una plaza de toros, obteniendo más beneficio económico y lidiando esos animales, que el ganadero cría para la lidia y no para las calles. ¿Que está mal? Si. ¿Que es una manipulación? Si. ¿Que lo hacen todos? También. ¿Equiparable a afeitar? Para mi, desde luego que no. De afeitar, que es quitar al animal sus defensas naturales, a arreglarlas, que es intentar corregirlas con el fin de poder lidiar ese toro... para mi hay un buen trecho. Ambas son manipulaciones, pero no es lo mismo. Poniendo en duda el afeitado (en mi opinión), habrá que recriminar a los Miura que no hayan enviado una corrida de toros íntegros, y habrá que recriminarles su nefasta temporada (menudo aniversario...). Lo que mas me fastidia del asunto es que este tipo de ganaderos son siempre los que se llevan "los palos" por todas partes. Pagan el precio de que los toreros no quieran sus toros, y el "castigo" es tener que lidiar en estas plazas dignas y decentes como Ceret, donde se miran éstas cosas. Otros en cambio, que hacen ésto (y otras fechorías peores...) venden sus toros sin ningún problema, los toreros se pegan por ellos y en las plazas dónde lidian no se miran éstas cosas, entre otras cosas porque el público que asiste a éstas se queda conforme aunque por chiqueros salga la vaca del anuncio de Milka. Así es el injusto mundo de los toros... Saludos.

Enrique Martín dijo...

Silvia:
Muchas gracias y gracias por el enlace.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Marín:
Si están arreglados, yo no lo veo tan fácil, porque la cuestión es que todas las operaciones se realizan sin problemas y la cuestión surge en los primeros derrotes. Eso ya da que pensar. Y responsable, hasta que sale el toro, es el ganadero, por la cuenta que le tiene. Otra cosa es que no se haga, pero las corridas tienes que estar permanentemente custodiadas y en descargo del ganadero no vale el yo les dejé en buen estado.
No creo que haya ningún empresario que permita la lidia sabiendo de la manipulación de las astas, aunque ahora puede darse el caso, bajo responsabilidad del ganadero, que es quién puede decir que adelante. Pero lo que es incontestable es el análisis de las astas, ahí en el microscopio, hasta los restos del serrucho se pueden ver.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Albaserrada:
Has tocado muchos palos en este magnífico texto. No me paro a saber el beneficio de que Miura afeite, pueden ser incluso las razones que apuntas, pero si los análisis lo certifican, poco más hay que hablar. Porque incluso si se han "arreglado" en el campo, esa operación tiene que estar documentada y Miura en su alegato, nada dice de eso. ¿Incomprensible? Pues sí, pero parece que la realidad es tozuda en este caso.
En cuanto a las comparaciones con otras, pues creo que no hay comparación que aguante, pero los excesos de los otros creo que tampoco pueden justificar la falta de nadie. A cada uno lo suyo. Quizá en otros casos sea más fácil "explicarse" el fraude, pero no sé si esto podrá ser excusa de nada. De todas formas, creo que esto puede no haber terminado en esto. Seguiremos a la espera.
Un abrazo

MARIN dijo...

Enrique:
Creo que estamos equivocados. El ganadero no es responsable hasta que sale el toro. ¿Piensas que los mayorales duermen en los corrales junto a los toros?. ¿Piensas que los empresarios no lidian sabiendo que están manipulados?. Enrique por Dios!, que sabemos en el mundo que vivimos joder. Yo me decanto mas por la opción que te ha dejado aquí "Albaserrada", que la casa Miura mandó un pufo de corrida a Ceret, pero tampoco descarto que estuviese manipulada. Lo que pasa es que si que sería casi capaz de meter la mano en el fuego por los ganaderos fíjate. Que puede ser que salten lascas del pitón en el embarque o desembarque, porque ni todo el mundo sabe trabajar con el bravo, ni todo el mundo sabe trabajar con ciertos encastes que son de manejo mas complicado. Pero una cosa es arreglar un pitón por el salto de una lasca, y otra es cortar cinco centimetros en la punta y arreglarlo.
Pero de que hay empresarios (estando de acuerdo con ganaderos y toreros) que lidian corridas de toros afeitas...HAILOS!!!.

Un saludo.

Enrique Martín dijo...

Marín:
No sé dónde duermen los mayorales en otras plazas, pero en Madrid lo hacen, o lo hacían, muy cerquita de la plaza y los responsables se pasaban las horas con los toros ya en los corrales. Pero el problema no es el enchiqueramiento o no, porque cómo dice el propio ganadero, hasta ese momento todo parecía normal, el problema venía a partir del primer derrote. Que tampoco sé las causas de enviar una corrida u otra, eso es cosa suya y además debió cobrar por ella, y según pagan en Francia, debió cobrar muy bien. La cuestión es que de seis, a cinco se les desfloraron los pitones, una imagen que ya en su momento escandalizó a muchos. Y tampoco sé si la maña de los empleados de Ceret es mayor o menor para el manejo de los Miura, pero tampoco creo que anden muy desmañados, que allí no van precisamente dóciles borregos, que lo mismo van los Escolares, que los de doña Dolores, que los mismos Miuras y resulta que este año se le escobillan cinco. Que malo es eso, y padecerá las consecuencias de afeitar en Francia, pero encima pretender enmendar los resultados de los análisis con argumentos en el aire, eso quizá agrava la circunstancia.
Un abrazo, amigo