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| Esperamos que a la tercera sea la vencida |
Anda que no habremos oído, leído veces eso de que es un crimen el novillo que le echan a los chavales en Madrid ¡Vaya, hombre! Si es que, cuando se junta tres o cuatro desalmados, pues pasa lo que pasa, que a los chavales se les quita la ilusión. No saben lo que siento estas cosas. Pero claro, ¿nadie se ha parado a pensar en esa injusticia de que a los chavales no les pongan por los pueblos para que se placeen? Igual no. Es más, ¿nadie ha pensado lo injusto y pernicioso que resulta que un apoderado, sea de la condición que sea, vaya a un pueblo a ver si coloca a su pupilo y lo primero que hagan sea preguntarle si ya ha estado en Madrid? Y si no ha estado en Madrid, ¡puerta! Que sea dicho de paso, quizá la pregunta debería ser si después de haber estado en las Ventas, ¿quién, aparte de los autobuseros, se suelen acordar si Juan o Miguel han estado en Madrid? Que es penoso el escuchar una conversación de los que frecuentan esta plaza domingo a domingo, o cena en las Ventas tras cena en las Ventas, que empiezan a pensar a ver si el novillero en cuestión se ha presentado ya en la Monumental o no. Y lo que es peor, después de no lograr acordarse, miran el programa y comprueban que se presentó en tal o cuál fecha, pero como si nada. Vaya paso triunfal, ¿verdad?
Pero si la cosa no cuaja, tenemos a quién culpar, a la plaza de Madrid y a todos los que pretenden que no deje de ser lo que a ellos les place que sea. Que te sueltan entonces eso de que en esta plaza se echa un ganado demasiado grande, que eso es un crimen, que menuda barbaridad y que a ver si se nos quita esa idea de la cabeza; que con lo poco rodados que están los chavales, ¿cómo se les puede echar lo que se les echa? Y cuidadito, que esta idea, partiendo de los profesionales, se extiende con extrema facilidad y rapidez a mucha gente. A los que quieren que su paisano prospere, a los que desde el sillón de su casa devoran sin filtro las doctrinas televisivas, ¡Así se les quita la ilusión a los chavales. Que no es la primera vez que lo digo, pero, qué poquita ilusión tiene alguien que quiere ser torero, porque cuando le echan el toro... ¡plufffff! Se nos desinfla. Que no lo cuentan, pero uno se imagina al padre o al que sea el ponedor, quejándose, porque ellos habían pagado para otra cosa y como el que paga exige... ¡Ay, no! O sí, el que paga por torear, no el que paga para ver torear... toros.
Que esto es el mundo al revés es algo aceptado hasta en los mares de la China, per tranquilos, que nadie intenta poner las cosas en orden, nadie pretende hacer que el alcalde de Villatrancos ponga cordura y contrate a los chavales que están empezando y que hasta puede que tenga una hoja de servicios, corta, pero con actuaciones con nota en otras localidades, no lo que hay que hacer es que cambie Madrid su forma de actuar y de entender, principalmente, lo que es su plaza. Y, ¿qué culpa tiene Madrid de que por ahí anden de cabeza? ¿Por qué tiene Madrid que pagar los platos rotos del sistema' ¿Por qué el aficionado de Madrid tiene que renunciar a lo que siempre fue esta plaza, para que se sientan a gusto los novilleros poco o nada toreados, los partidarios, que solo van con el paisano, o los profesionales que quieren que les dure el muchacho mientras el ponedor siga ejerciendo como tal? Que Madrid tendrá muchas cosas, pero hay una que no tiene y es el obligar a nadie a que venga por narices. Que el que no quiera, el que no se sienta a gusto con estas cosas, que se quede cómodamente dónde más cómodamente se encuentre. Y que se paren a pensar si es razonable, lógico y hasta humano, el llevar a chavales sin haber toreado nada, a que se estampen contra la plaza de Madrid. Que si fracasan, es el mal menor, imaginen que barbaridad, que el fracaso sea lo de menos. Que lo peor es que entre tanto entusiasmo, tanta mentira piadosa, tantos ánimos repletos de falsedad y cinismo, el más perjudicado, el que se puede llevar un mal golpe, el que puede irse para dentro es el chaval. Así sí que se le quita la ilusión. Que tanto cuidarles y cuidarles, que les digan las cosas como son, que les hagan empaparse de lo que es el toreo y si esto les hace muy cuesta arriba y no se ven en esta pelea, pues se acabó. Que el ser torero no puede ser un derecho que se deba conceder por el simple hecho de vestirse de luces, que el ser torero es un imposible que se tienen que ganar, que tienen que conquistar y si en Madrid se les ve con esa actitud de querer comerse el mundo, de querer aprender y seguir aprendiendo, que lleguen sin esos aires de figurón de opereta, amanerado y soberbio, esta plaza les abre los brazos de par en par; eso sí, nunca dejará de cantarles lo que consideren que no es y que ese no es el camino, pero que tengan todos muy, muy clarito que no hay que fiarse de esos que cacarean, que dicen que Madrid devora novilleros.
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html

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