El domingo 27 de junio Carlos Escolar "Frascuelo" va a hacer el paseíllo en la plaza de Madrid, lo cual en sí mismo ya constituye un acontecimiento. No es algo común que en ésta, y en otras muchas plazas, salte a la arena un torero. Y esa afición antipática, vocinglera, inmisericorde y desinformada como es la de Madrid, seguro que le rendirá su más sincero homenaje; al menos ésa es mi intención. Luego no sé si podremos contemplar su toreo o si los veedores de turno habrán elegido una corrida infame que impida cualquier asomo de arte. La torería estará garantizada.
Frascuelo es ese tipo de torero incomprensible para todos aquellos que basan su felicidad en ver un elevado número de pases, en poder pedir oreja tras oreja al usía y en ser el objetivo de las sonrisas chalaneras de su ídolo postmoderno. Esto evidentemente no es lo que trabaja este torero. Eso sí, si lo que se busca es toreo con el capote o la muleta, lidia, colocación y pureza en las suertes, pues el domingo puede ser el día indicado. Otra cosa es también el que acompañen las facultades físicas.
Aunque parezca mentira, Frascuelo es hijo de una dinastía torera, esa que desde hace años ha sido adoptada por la afición de Madrid. A ella han pertenecido el Inclusero, Sánchez Puerto, Sánchez Bejarano, Pauloba, Pepín Jiménez y, lo que son las cosas, incluso Joaquín Bernadó; y otros que después obtuvieron mayor reconocimiento y cosecharon más éxito, como el mismo Julio Robles o Curro Vázquez. Eran otros tiempos en los que los toreros no rehuían una comprometida visita a la calle de Alcalá, para ganarse un puesto en San Isidro. Y a algunos hasta les salió bien el invento y si no que se lo pregunten a un tal César Rincón aquel año en que saló a hombros tantas veces como hacía el paseíllo en Madrid, pero que antes no dudó en acartelarse al principio de temporada.
Frascuelo es uno de esos casos especiales en el que confluye el reconocimiento del aficionado, la injusticia de los empresarios y la mala suerte de una cogida a destiempo, aunque ninguna viene en buen momento. En él se dan las mismas contrariedades que emanan de la fiesta de los toros. Por un lado no podemos dejar de sucumbir a verle vestido de luces y por otro nos cuesta verle en el ruedo después de tantas temporadas colgadas de los machos de su vestido.
Creo que en el tiempo que llevo de viaje con Toros Grada Seis nunca había hablado de un torero antes de que éste sacara lo que lleva dentro en el ruedo, pero no he querido resistir la tentación, sobre todo para demostrar mi adhesión incondicional a este torero, al toreo de verdad. Igual las cosas no salen como esperamos, pero eso entra dentro de lo que son los toros. Eso sí, la forma de no triunfar de este torero no tiene nada que ver con los fracasos de otros. Este no se trae los torillos que más le apetecen debajo del brazo para acabar haciendo el ridículo, tampoco vendrá acompañado de una flota de autobuses repletos de un paisanaje bien pertrechado de bota, merienda y pañuelos orejeros. Y tampoco se tiene aprendidas esas excusas de que ha estado por encima del toro. Pero aunque no vayamos acompañados de los chicos de la peña el “Bajonazo”, cuando el maestro mire para la grada del seis, donde no tendremos las apreturas de mayo, allí estaré yo aplaudiéndole por mí y por mi amigo Pepe Luis. Éste lo verá por la tele, aguantando las bobadas de los locutores de turno; aunque algo me dice que estas cotorras televisivas van a aprender toda la tauromaquia habida y por haber de aquí al domingo y que juzgarán a este torero con toda la severidad con que no se atreven a hacerlo con esos malos sucedáneos triunfalistas con medias rosas. Le pegarán de la misma forma que las olas sacuden violentamente a un islote en medio del mar.
Frascuelo es ese tipo de torero incomprensible para todos aquellos que basan su felicidad en ver un elevado número de pases, en poder pedir oreja tras oreja al usía y en ser el objetivo de las sonrisas chalaneras de su ídolo postmoderno. Esto evidentemente no es lo que trabaja este torero. Eso sí, si lo que se busca es toreo con el capote o la muleta, lidia, colocación y pureza en las suertes, pues el domingo puede ser el día indicado. Otra cosa es también el que acompañen las facultades físicas.
Aunque parezca mentira, Frascuelo es hijo de una dinastía torera, esa que desde hace años ha sido adoptada por la afición de Madrid. A ella han pertenecido el Inclusero, Sánchez Puerto, Sánchez Bejarano, Pauloba, Pepín Jiménez y, lo que son las cosas, incluso Joaquín Bernadó; y otros que después obtuvieron mayor reconocimiento y cosecharon más éxito, como el mismo Julio Robles o Curro Vázquez. Eran otros tiempos en los que los toreros no rehuían una comprometida visita a la calle de Alcalá, para ganarse un puesto en San Isidro. Y a algunos hasta les salió bien el invento y si no que se lo pregunten a un tal César Rincón aquel año en que saló a hombros tantas veces como hacía el paseíllo en Madrid, pero que antes no dudó en acartelarse al principio de temporada.
Frascuelo es uno de esos casos especiales en el que confluye el reconocimiento del aficionado, la injusticia de los empresarios y la mala suerte de una cogida a destiempo, aunque ninguna viene en buen momento. En él se dan las mismas contrariedades que emanan de la fiesta de los toros. Por un lado no podemos dejar de sucumbir a verle vestido de luces y por otro nos cuesta verle en el ruedo después de tantas temporadas colgadas de los machos de su vestido.
Creo que en el tiempo que llevo de viaje con Toros Grada Seis nunca había hablado de un torero antes de que éste sacara lo que lleva dentro en el ruedo, pero no he querido resistir la tentación, sobre todo para demostrar mi adhesión incondicional a este torero, al toreo de verdad. Igual las cosas no salen como esperamos, pero eso entra dentro de lo que son los toros. Eso sí, la forma de no triunfar de este torero no tiene nada que ver con los fracasos de otros. Este no se trae los torillos que más le apetecen debajo del brazo para acabar haciendo el ridículo, tampoco vendrá acompañado de una flota de autobuses repletos de un paisanaje bien pertrechado de bota, merienda y pañuelos orejeros. Y tampoco se tiene aprendidas esas excusas de que ha estado por encima del toro. Pero aunque no vayamos acompañados de los chicos de la peña el “Bajonazo”, cuando el maestro mire para la grada del seis, donde no tendremos las apreturas de mayo, allí estaré yo aplaudiéndole por mí y por mi amigo Pepe Luis. Éste lo verá por la tele, aguantando las bobadas de los locutores de turno; aunque algo me dice que estas cotorras televisivas van a aprender toda la tauromaquia habida y por haber de aquí al domingo y que juzgarán a este torero con toda la severidad con que no se atreven a hacerlo con esos malos sucedáneos triunfalistas con medias rosas. Le pegarán de la misma forma que las olas sacuden violentamente a un islote en medio del mar.
16 comentarios:
Enrique: Por todo lo que cuentas, se me antoja ver a Frascuelo, al que solo conozco "de oídas" y por algunos trozos de vídeo.
Pero me quedo perplejo con la fecha, porque o es 27 de junio o 25 de julio, pero no 23, porque en ninguno de los 2 meses es domingo.
Saludos.
Xavier:
A veces no es bueno escribir de memoria. Y aunque lo he mirado en la web de la plaza, he persistido en mi error. Ese 23 de junio es la fecha en que dan aquí las vacaciones de verano a los niños. Yo tengo dos y tengo el día clavado en la cabeza. Es el 27 y lo corregiré ahora mismo.
Creo que sí que te gustaría verle torear. Es de esos toreros muy clásicos y que sólo trascienden entre algunos aficionados, o en una plaza determinada, como es el caso de la de Madrid. Lo malo es que no sé ni si hay vídeos de él. Buscaré a ver si encuentro algo y te mando el enlace. Un saludo y muchas gracias por la corrección.
Enrique MAGNÍFICO!
Ya sabes que el maestro es mi debilidad.
Creo que es al matador que más veces he seguido(no se ni la de kilómetros que he hecho por verle torear)
Por supuesto, estoy deseando que llegue ese día.
En mi blog te he dejado una cosilla.
Saludos!
Iván: Aquí no sólo te doy las gracias, sino que recomiendo a todo buen aficionado que se vaya corriendo a tu blog Oro Cárdeno y que se dejen ir. Y me alegra muchísimo el que por lo que digo puedas deducir que tipo de torero me llena. Eso me satisface muchísimo.
Habrás hecho kilómetros por verle torear, pero no me dirás que no merece la pena. A mí me gustaría saber si existe un vídeo de una corrida televisada que fue creo en Buitrago, aunque lo que sí seguro es que la plaza estaba dentro de un castillo. Aquel día fue tremendo como toreó Frascuelo, pero tremendo.
Un saludo y de nuevo muchas gracias.
Enrique:
Mi más sincera enhorabuena por el reconocimiento tan expléndido a un TORERO al que no le dejan serlo.
Frascuelo es uno de esos casos de lucha tenaz, constancia, amor propio, corazón y alma torera.
Como bien dices, le elegirán una corrida de toros, donde, una vez más, le estrellarán, pero él ahí estará, sobreponiéndose a las circunstancias e intentando torear como hay que hacerlo y sabe.
Te agradezco enormemente que te acuerdes de un hombre que creo se lo merece todo, porque a pesar de la cantidad de corridas insufribles por las que le han hecho pasar; ahí está, como el primer día, igual de fresco y de torero. ¡Enhorabuena a ti y a D. CARLOS ESCOLAR "FRASCUELO".
David:
Con estos toreros sólo se pueden hacer dos cosas, respetarlos y admirarlos. Y darles las gracias por mantenerse en una actitud torera que ni da contratos, ni dinero. Es lo que cuesta ser fiel a una idea.
Un saludo
Es cierto,”Le pegarán de la misma forma que las olas sacuden violentamente a un islote en medio del mar.” Pero las palabras de los cobardes que traicionan su verdad por dinero, en realidad, son halagos para los que detestamos la indecencia y la vulgaridad.
Enrique, muchas gracias por esta entrada tan merecida; y tan tan Auténtica
SUERTE, Maestro Frascuelo!!
Saludos de Gloria
Gloria:
No sé si pensar que hay un grupo de ineptos que veneran a Frascuelo, seguro que sí, entre los que me incluyo, pero resulta que de todos los que opináis en este sentido, de todos tengo una estupenda idea como aficionado. A lo largo de este tiempo he visto como os indignábais con las mismas cosas y casi no teníais motivo para la emoción. Y veo como os emocionáis con una simple entrada en favor de un torero nada mediático, nada festivalero y muy alejado del ideal de ídolo de la tauromaquia actual. Pues si me lo permitís, pido permiso para entrar en ese grupo de ineptos mal encarados que no tragan la mentira y la vulgaridad de esos semidioses de andar por casa. Muchas gracias.
Un saludo
Enrique: Estoy con todos vosotros. Hablar de Frascuelo es hablar de otra época y de otro concepto del toreo: Pureza, afición, seriedad, plasticidad, saber lidiar y vivir en torero es algo intrínseco al maestro, al que los empresarios, malos aficionados casi todos, prácticamente han ninguneado al igual que a todos esos aficionados que ni miramos el escalafón ni las orejas, sino que nos dejamos llevar por las emociones y el corazón.
Ójala que el domingo ponga Frascuelo la plaza de Las Ventas boca abajo, lo primero por él y después por el bien de la fiesta, tan adulterada y manoseada sin consentimiento por quienes, desde dentro, la han colocado a los pies de los caballos.
Paco:
Que buenos deseos los que tienes para todos, para todos a los que nos gusta esto, claro. Pero yo para el domingo soy pesimista a mi pesar. Tengo la sensación de que esos que sí miran las estadísticas, habrán "seleccionado" un ganado infame contra el que estrellar a este TORERO. Aunque ya tiene sus años, Frascuelo es muy incómodo al poder establecido. Es un elemento extraño a eliminar por estos y un verdadero Bien de Interés Cultural para el aficionado. Desgraciadamente es una especie a extinguir y nadie lo quiere remediar; en primer lugar las Escuelas de Tauromaquía, que están colaborando decisivamente al adocenamiento del toreo. Un saludo y ójala me haya equivocado en mis vaticinios.
Desde el día de los Palha, no he vuelto a Las Ventas, devolví todas las que pude y aunque saqué todas las del plurianiversario y beneficencia no fuí a ninguna, lo cual me agradeció muchísimo el amigo al que se las ofrecí.
Después he estado unos días de viaje para "desintoxicarme" de toros, crónicas, taurineos, etc. por lo que no he vuelto y este año creo que ya voy a desertar hasta de las novilladas domingueras en las que al menos no me engañan porque soy consciente de a lo que voy.
Pero mañana haré la excepción y me acercaré a ver hacer el paseíllo a Frascuelo y algún detalle de torería, pues otra cosa yo tampoco espero, ya que, aparte que la edad no perdona y lo hemos visto en sus últimas comparecencias, con los atanasiones de Charro de Llen que le habrán preparado, me temo que sólo se podrá ver descaste, mansedumbre y flojera acompañadas, muy posiblemente, de más de una caída.
Eso sí, coincido en que esa panda de trincones que ahora llaman crítica, se ensañarán con él lo indecible para compensar los ditirambos que dedican a los sucedáneos.
Lupimon
Lupimon:
Habrá quien piense que jugamos a adivinos, pero es que con fijarse un poco, uno se puede hacer una idea de lo que puede pasar, como es tu caso. Pues creo que allí nos juntaremos los cuatro nostálgicos que queremos recordar como era antes un torero. Y es que nos quedan tan ppocas oportunidades de verlo. Un saludo
Frascuelo siempre es un lujo verle.Tiene un empaque y un gusto y toreria que por desgracia esta tan en extincion hoy dia.Simplemente verle empezar las faena por abajo mandando con chuleria y gusto es para levantarse de los asientos.Como nos puede gustar en madrid toreros como el juli y compañia con esos retorcimientos esas formas baratas de citar esa poca clase esa vulgaridad!!ver retorcerse toreando al juli hace que uno se quede dormido.
En madrid los buenos aficionados somos aficionados de detalles nos fijamos en detalles toreros en la toreria!!y ni el juli ni perera ni luque ni ostias en vinagre saben que es eso.
Por eso en madrid siempre hemos tenido toreros modestos pero para nosotros muy grandes como pepin jimenez,curro vazquez,frascuelo,fernando cepeda,manolo cortes..en fin..y toreros que son muy nuestro que estan empezando a despegar si dios quiere como Curro diaz.
Es verdad que ahora tenemos nuestras esperanzas puestas en Curro Díaz y en despedirnos de Frascuelo como él se merece, pero es que cada vez nos quedan menos cartas en esa baraja de "los Toreros de Madrid". Hace años reníamos cinco o seis y cuatro o cinco aspirantes, pero poco a poco se nos ha ido reduciendo hasta el punto de tener uno o ninguno. Hoy, si el tiempo no lo impide, intentaremos disfrutar lo que nos dejen.
Gracias Enrique, primero, por hablar de El Toreo como se merece y después por haber sido fiel a tu promesa y situarme hoy en la grada seis de Las Ventas; sabes de primera mano porque no he cogido la carretera que lleva de Linares a Madrid como he hecho en muchas ocasiones. Frascuelo me lleva, si quiere, a Taiwán, las figuras de hoy ni a La Yedra.
Haces en tu escrito un merecido homenaje al toreo eterno, pero, perdóname, eres demasiado noble y lo enturbias algo con el nombre del torero locutor de Tele Madrid –si no lo digo reviento-, él traiciona al toreo verdadero y los aficionados no debemos encasillarle en los paraísos eternos de los toreros auténticos... Todo tiene un precio.
Espero y deseo el triunfo de Frascuelo, éste sería el triunfo de la Fiesta, de la Afición... y el fracaso de todos aquellos que día tras día predican la Milonga.
Qué envidia Enrique... Con el paseíllo me hubiera conformado. Un abrazo.
Pepe Luis.
Pepe Luis:
La inclusión del torero de Telemadrid fue a propósito, para que la gente se dé cuenta de que aquí no nos cae mal este o aquel por capricho. A mí me gustó en su tiempo, ahora me da pena y vergüenza ajena.
Y para esta tarde ya tengo tu entrada y la mía, aunque seguro que prefieres recibir "la sabiduría" de los locutores de la tele. Aunque no sé si la dan por Canal Sur también. Un abrazo.
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