lunes, 17 de marzo de 2014

Lo de Sevilla canta la gallina

Aquel día en que Curro se retiró de los ruedos hubo quién lo sintió especialmente, aunque parece que ahora empieza a darse cuenta de ello.


Dicen los sabios que tiempo al tiempo, una frase de esas que se repite y se repite y nadie le echa cuentas, no hay quien se para a reflexionar sobre su significado más profundo. Y si a continuación viene eso de que el tiempo pone a cada uno en su lugar, entonces ya sería tema para un congreso de filosofía, con eminencias de todo el orbe de las eminencias eminentes. Y, ¿qué a que viene toda esta reflexión sobre lo efímero del tiempo y su pertinaz cabezonería? Pues muy sencillo; hace unos mese explotó lo de Sevilla, aquello de que los cincos grandes de la Fiesta no se vestirían de luces en la feria de abril. Este año no sería en el que se viera a estos Teseos de la modernidad cuidar y ayudar a esos torillos con los que expresan todo lo que llevan dentro. Pero ese no es el tema. El quiz está en que fue plantarse la torería y los señores empresarios de Sevilla empezaron a recular sobre aquello que uno de los cuñados soltó en público, que si fue un calentamiento del hocico, que si fue una intoxicación transitoria de calimocho, que si eso era cosa de un amigo suyo que tiene problemas con la próstata y lo paga con los grandes dioses del Toreo, que si, que si… Pero, ¿por qué esa forma de recular los Canorea- Pagés o viceversa?

Si nos paramos a pensar un poquito, podemos darnos cuenta de que estos señores empresarios llevan años, décadas, sin tener que romperse demasiado la cabeza a la hora de preparar los carteles de las ferias, desde que Costillares se presentara con caballos. Uno tiene sus años, pero tampoco se puede ir demasiado atrás, a lo más que me llega la memoria es a los años en que Curro empezaba a ser la máxima divinidad para Sevilla. Que tampoco es poca memoria, ¿no? Pues al menos desde entonces era como eso de Maradona y diez más, Curro, Curro, Curro, más Curro y los demás, fenómeno que se dio con mayor intensidad a mediada que fueron retirándose de los ruedos aquellos toreros que muchos creemos que fueron únicos, aunque ahora parece que no es así la cosa, que comparados con los fenómenos modernos, eran unos zarrapastrosos. Luego, ya sin la presencia de don Francisco, las ferias casi venían hechas de un año para otro, hasta llegar a los tiempos de la modernidad, en que todas las ferias se montan fotocopiando carteles de un año para otro y de una ciudad para otra. Si acaso alguna variación, pero sin tampoco tenerse que romper la cabeza pensando. Es como los malos estudiantes cuando copian del compañero, que cambian alguna cosita para no despertar sospechas, porque eso de sacar un sobresaliente después de años de cates, puede resultar cuando menos, sorprendente. Así que se pone que Colón derrotó a Napoleón, se coloca como promesa, realidad y figura en ciernes a Daniel Luque y poco más, aunque las dos cosas no haya quién se las trague.

Fotocopias, cambio de cromos y Manzanares y Juli como las dos columnas de Hércules sobre las que depositar el ara sagrada de la Tauromaquia 2.0, sobre las que se ofrecen sacrificios en honor del sumo pontífice, Morante. Pero es que no te puedes fiar de nadie y menos de jovencitos endiosados, que de la noche a la mañana montan en cólera y preparan un cataclismo del copón, haciendo que se vaya a tomar vientos los postes, el peñasco de encima y la feria de abril de este año. La cantidad de tardes que se quedaban cojas sin los cinco latinos. Echen cuentas, si a cada uno les ponemos tres o cuatro tardes, nos salen un buen número de puestos que ahora hay que cubrir con otros toreros menos habituales. Se encuentran los señores empresarios con que hay que romperse la cabeza para confeccionar una feria de la categoría que exige Sevilla. ¿Cómo era eso? Ah, ya, ya está, hablamos con otros camaradas y les preguntamos a quien quieren que pongamos, para que luego ellos pongan a los que nos interesan a nosotros, pero… ¿a quiénes? Bueno, no pasa nada, no nos dejemos llevar por la negatividad, ¿habrá algún chaval prometedor que se pueda poner con las figuras? ¡Las figuras! Si no quieren venir por el bocazas de mi cuñado. Pero vale, vale, no hay que hundirse a las primeras de cambio, tenemos recursos de sobra, ponemos a Curro siete tardes y ya está, ¿no? ¡No! Curro se retiró hace años. Pues entonces habrá que ver cuál es el estado del escalafón de matadores y ya está, pero, ¿cuál es ese estado? Después de años sin estar pendiente de que pasa en el Toreo, sin tener que andar de preocupación en preocupación por ver a quién se contrata, al final, pasa lo que tiene que pasar.


¿Qué esperamos? Años sin tener que preocuparse por nada, que se perdían abonados, pues bueno, a costa de los días de las figuras se equilibraba el presupuesto y san se acabó. Pero claro, sin estas, no habrá quien saque el abono, ¿qué hacer? Pues muy fácil, a estos taurinos de pacotilla, que todo lo ven a través de las lentes del dinero, en lugar de pensar en confeccionar una feria atractiva, basada en otros argumentos que no sean las de las figuras y nada más, no se les ocurre otra cosa que rebajar los precios. Una medida plausible, pero no solo porque no estén los del plantón, sino por la situación del país y para ver si es posible que los menos favorecidos puedan ir aunque sea un día a los toros. Una ristra de despropósitos que como los chorizos y las morcillas, huelen a la legua. Unos despiertan las ganas de comer y otros las quitan con esa peste a caciquismo taurino, desconsideración al que paga y desprecio por la Fiesta de los toros. Una corta espera, de unos cuantos meses y sólo ha habido que apretarles un poquito para que cantaran la gallina.

5 comentarios:

Pepete dijo...

Conozco de primera mano la situación de Sevilla. Puedo decir con seguridad que desde hace muchos años en la Real Maestranza de Sevilla no se sienta un aficionado en el tendido.
En Sevilla no hay amor por el Toro. No hay más que ver cómo desde hace años Manzanares es el "torero de Sevilla". El famoso "silencio de la Maestranza" no es más que ignorancia absoluta. Supuesta plaza de 1º categoría en la que sale el medio-toro de 3º y en la que se llevan a cabo lidias ignorantes y canallas consentidas por un público (abonados incluídos) profano. Es triste y lamentable comprobar cómo ha podido caer tan bajo una plaza otrora considerada entre las primeras del mundo, pero lo cierto es que Sevilla no tiene solución.



Enrique Martín dijo...

Pepete:
No voy a discutirle nada sobre Sevilla, pues no la conozco hasta el punto de poder mantener una discusión. A veces se dice que hay muy buenos aficionados, no sé si de verdad o para quedar bien. Yo sigo creyendo que los hay, igual que la decadencia de esa y de otras plazas, también de primera, es más que evidente.
Un saludo

franmmartin dijo...

Enrique,lo que dice el Sr. Pepete es la Biblia Taurina Sevillana.Y me agrada su contundencia, que destaca en el coro de cocoricós gallináceos y cobardes de los que siguen empeñados en vender una fiesta insuperable, con toros licenciados en bonhomía y respeto por el coleta y una manera de torearlos y matarlos como no vieron los siglos.
Esa es la verdadera realidad, que han propiciado los ilustrísimos maestrantes, al tener la plaza tan solo como un negocio que les da el 25% de sus ingresos , (hay publicadas en un Blog, las fotos del palco de los señores maestrantes casi vacíos, un dia tras otro de la Feria,síntoma de su afición.....al 25%) .
Y por otra parte,que los nefandos canorea y adlátere,ante esta actitud de la propiedad, hagan mangas y capirotes,ciscándose ambos estamentos en el aficionado,tratándolo a patadas y dándoles el toco-mocho desde hace muuuuuchos años.
Yo huí en el 92, después de haber despedido, con la náusea que se merecía, aquella otra estafa,esta de mayor cuantía, la de la "Expo 92" .
Huí después de haber aguantado muchos años a canorea senior, que hacía lo mismo, pero con más "grasia".
Enrique,nos duela lo que nos duela, la Fiesta está muerta y bien muerta.Los mercaderes están vendiendo ahora un sucedáneo mentiroso y fraudulento a recien llegados, que cuando se harten que será pronto,véase la deriva que lleva, buscarán otros espectáculos,porque lo esta gente busca en la Fiesta, un especccctáculo como repite como un mantra el spíker de canal más.
Lo de este año es lo mismo que lo de los anteriores,para comprobarlo simplemente hay que molestarse en leer las reseñas.Con la única variación de la ausencia de los cinco petimetres principales.
Porque el problema de Sevilla no es que vengan o no vengan estos cinco trileros,sino que no salga el toro,ni se le espere.
Enhorabuena Sr.Pepete por su contundente comentario.

Un abrazo Enrique

Enrique Martín dijo...

Franmartin:
Y qué puede decir uno a todo esto. Pues yo no conozco, ni de lejos, vuestra Sevilla, pero sí que os voy a decir cosas que se dicen en la lejanía, que aunque no sean ciertas, sí que pueden dar una idea de ese desencanto y esa decadencia de que habláis los que la habéis sufrido. Se piensa que a los toros van los que se tienen que mostrar, algo que no es exclusivo de la Maestranza y que en Madrid tenemos un ejemplo claro. Que no está permitida la crítica, amparándose en gran medida en eso de los silencios, que no digo yo que no sean ciertos, peor que algunos usan para frenar a los descontentos. Eso sí, cuando se escuchan protestas, también se dice que de qué magnitud sería el escándalo, que hasta se oían pitos. Y luego están los que piensan que en Sevilla no se sabe de toros. ¿Te imaginas? Igual los que no saben son los que se van a lucir, porque a los aficionados les han echado de su casa, les han desahuciado taurinamente. Y lo malo es que en otras plazas, como la mía, se están aplicando los mismos usos y maneras y están poniendo todas sus fuerzas en oprimir los gustos que siempre ha tenido el aficionado de esta plaza.
Un abrazo

fabad dijo...

De acuerdo con Pepete y por supuesto con franmmartin. Yo no huí en el 92, pero el desencanto es cada día mayor. El Padre del actual Canorea ha sido superado en desvergüenza por el actual en muchos kilómetros. Cuantas veces sentado en la grada, he dicho: esto es peor que Granada (que ya es decir). En seguida me han mandado callar (supongo que para oír el trinar de los vencejos, que a veces es lo mejor que pasa por allí).
Un saludo para los tres.