jueves, 17 de julio de 2014

Van a pensar que el niño es tonto


¡Mira, mira! Un natural

Tengo unos vecinos que no caben en sí de gozo, viven en una felicidad permanente; que antes nos llega el fin del mundo, que a ellos el final de la alegría. Que no es que sean alemanes y que estén celebrando el Campeonato del Mundo, ni tan siquiera del Aleti reviviendo una y otra vez el final de la liga. Es algo mucho más importante, más trascendental y menos frecuente, el niño, de 19 años, que repetía 4º de la ESO, ha cateado cuatro asignaturas en julio. Nadie en la familia podía creérselo, al Charly le han dejado “solo” cuatro. Lo orgullosa que están su abuela y su tía Patrito, la soltera. Si ya lo decían ellas: mi Carlitos tiene un talento oculto, que el día que lo saque nos va a dejar a todos “epataos”. Si hasta le han regalado el que se vuelva a matricular del carné de conducir, a ver si a la novena es la buena. Con esas notazas, Carlitos, el Charly, se puede meter con lo que quiera, como si quiere hacerse un master de machaca de discoteca. Pensarán ustedes que o bien el que esto escribe o el Charly o la familia o la abuela y la tía hemos perdido la cabeza; pues no, y si conocieran al elemento en cuestión, se darían cuenta al segundo. Dejó colgados los estudios y se puso a vender cupones. Pues al lince este no se le ocurrió otra cosa que comprarse todos los boletos, para que así le tocaran todos los millones a él solo. Hasta el Ford Fiesta tuneado de su hermana empeñó para poder hacerse con todos los números. El razonamiento no estaba mal planteado, solo le faltó pensar que había no sé cuantos vendedores más, con sus correspondientes papeletas. Y ya en lo académico, el Charly era de los que no aprobaban ni el recreo y claro, si en un curso acaba aprobando Educación Física, Religión, Ética y algunas más de las gordas, dejando fuera las Mates, Lengua, Inglés y Sociales, que no les importan a nadie. ¿Entienden ahora las celebraciones quizá un pelín desmesuradas? Si vivieran en mi barrio, lo entenderían como lo entienden todos los vecinos, que saben de las “circunstancias” del mozo.

Pues vengo dándole vueltas a esto de Charly desde la fiesta sorpresa que le hicieron todos los del bloque el día que le dieron las notas. Que yo me alegraba por el chico, pero me resultaba un poco extraño, fuera de lugar, tanta juerga por “solo” cuatro cates. Y venga a cavilar y cavilar, pensando que la situación me resultaba familiar. Lo que me costó dar con la tecla. Si solo tenía que irme hasta el mes de mayo último, cuando todo el mundo esperaba ver al nuevo Talavante después de aquella declaración de intenciones de no querer retorcerse más, ni usar más trucos para torear, y a Miguel Ángel Perera, que por primera vez desde hace muchos años se anunciaba en Madrid con una corrida de toros.

No voy yo a ser el que niegue que las cosas han cambiado en el caso de Alejandro Talavante; no en cuanto al ganado escogido, pero bueno, tiempo al tiempo. Se le aprecia además esa voluntad de abandonar unas formas y retomar otras anteriores, pero tanto, tanto se amaneró don Alejandro, que ahora le cuesta tanto cambio. Lógico por otra parte, primero deshacer lo hecho y luego volver a hacer. Complicado, muy complicado y digno de ser valorado y alabado, pero con mesura, no perdamos la cabeza. Ni nos pongamos a pedir que esto sea como el Nesquick, instantáneo. Si acaso, como el Cola Cao, que tarda mucho más en disolverse y los grumos solo empiezan a desaparecer a las dos horas y cuarto de remover la leche.

Lo de Perera es menos esperanzador que lo de Perera, pero mucho mejor acogido por los fieles de la modernidad que están deseando ver un guiño de sus dioses, para enseguida echar a correr por las calles proclamando el milagro de la conversión del agua en vino, o lo que es parecido, de la vulgar monotonía en arte supremo. Casi es más lo de los panes y los peces. De dos panes y tres peces sacaron para dar de comer a una multitud y el extremeño de dos naturales regulares llenó las crónicas de faenas de ensueño, muletazos excelsos, templados, hondos y con mando. ¡Casi na’! Vale que se pusiera delante de lo que ninguno de sus colegas del grupo de los “Geses” se pondría ni empujados por los civiles, pero ¡hombre! Que ponerse no es lo mismo que torear. Que hay que valorarle en la justa medida, no empezar a recibir entre escalofríos al Espartero reencarnado. Y por esto me recordaba don Miguel Ángel, menos don Alejandro, al Charly, “mi Carlitos”, según la abuela y la señá Patrito, la soltera. Desde dónde vendría Perera para ensalzarle de las maneras que se le ha ensalzado. Admito cierta mejora, no pasarse el toro a esas distancias indecorosas, cierto temple y en algunos muletazos hasta mando, pero hay vicios que no hacen ni amago de desaparecer, justo esos con los que el torero se alivia y merma considerablemente la exposición y los que procuran no molestar demasiado al toro, no vaya a ser que se ofusque. Que por no molestar, ni le hace caso en los dos primeros tercios, deja a los toros a su aire, porque para qué, si en ese rato la gente merienda.


¿Habría que dar un fiestón porque Miguel Ángel Perera ha suspendido en “Toreo y Torería”, en “Lidia”, en “Colocación” y en “Jondura”? Pues si ustedes quieren, se la damos otra vez, aunque ya en Madrid hubo un adelanto cuando la plaza se encontraba en su momento de más baja exigencia y mayor verbenismo orejero de su historia; pero una juerga es una juerga y no hay por qué despreciarla. Quizá estaría bien echar el resto allá en Septiembre por la feria de Zafra, en Mérida, que pilla a mano para que se acerquen partidarios de todas partes o en Olivenza, que ya sabe de organizar acontecimientos gloriosos de la Tauromaquia 2.0. A Talavante igual hay que dejarlo un ratico tranquilo, a ver si sigue en esa Metamorfosis taurina y como Gregorio Samsa empieza a ver cómo va mudando de pegapases a torero. Pero lo de Perera no me lo quito de la cabeza, y es que escucho lo que se dice de él por ahí y se me representa la imagen de “mi Carlitos” con cuatro cates repitiendo por enésima vez en 4º de la ESO con 19 tacos, a punto del vigésimo, y la familia como loca, con la abuela y la tía Patrito, la soltera, empapando pañuelos con lágrimas de emoción y efluvios nasales, aunque estos por la alergia a las arizónicas y gramíneas, pero esto ya es otra historia.

7 comentarios:

Xavier González Fisher dijo...

Don Enrique: Lo que se ve, no se pregunta y por pudor no se comenta tampoco. "Jesulín de Extremadura" (al menos al menda), para lo único que es bueno, es para combatir el insomnio. ¡Viera Usted cómo me induce el sueño! Así que no se preocupe por el Charly, algún día saldra graduado de la ESO.

Un abrazo.

fabad dijo...

Querido Enrique, el día de los Adolfos, debí ser como la Tía Patrito...A lo mejor no me fijé en las Matemáticas.
Un abrazo...

MARIN dijo...

Hombre Enrique, visto así...Ya te dije por teléfono que con los Adolfos tampoco me pareció como para echarlo a los leones. Estamos hartos de exigir a las figuras con el toro y por lo menos Perera ha empezado por ahí. Los templo y por lo menos quiso romperlos por abajo. Lo de lidiar, ponerlos en tercio de varas, sacarlos... pues bueno, como dices de Talavante, lo mismo cuesta mucho quitarse de encima las costumbres, y si lo hiciese, pues lo mismo no sería Perera y sería Ferrera o Espla.

En fin, que esperemos que se cambien al lado oscuro algún día. Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Son muchos los que se afanan en poner al torero en los picos de la Luna, queriendo hacerle el gran favor de su vida y lo que puede no considerarse bochornoso e incluso puede llegar a ser respetado, estos señores lo degradan automáticamente. Aquel día orejil como tantos, quizás se premió en exceso lo hecho, y sin ser santo de mi devoción, la verdad es que yo no habría protestado una oreja, porque al menos hizo que se le tomara en serio. Pero de esto a lo oído por ahí, va un trecho muy grande y con eso sí que no se puede mirar para otro lado.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Fabad:
Ya le comentaba a Xavier que yo no llegué a tanto, pero al menos no me resultó como en otras tardes, sin llegar a tanta glorificación y con bastantes pegas por otra parte, pero bueno, cuando se está con un toro, las cosas se relativizan bastante, pues el animal hace que todo valga más. Pero ya decía, sin ser de cero, tampoco era de diez. Casi ni de 4,5, pero al menos se le vio la intención de hincar los codos para el examen.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Marín:
Pues sí, esperemos, démosles tiempo, pero tampoco les vamos a reír todas las gracias. Yo a Talavante no le vi bien, pero le vi distinto. Tiempo al tiempo. A Perera le vi casi igual, con mejoras que hay que valorar, pero con un toro delante. Pero es que algunos pisan una chapa de Lanjarón y se ponen piripis.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Para mí hubo exceso de premio en el adolfo de Perera, con una oreja hubiera sido suficiente. Hubo enganchones, un desarme y, ni hubo lidia ni destacable toreo de capa. Es decir, segunda oreja verbenera.

Una salvedad en cuanto a los toros, que sea de Adolfo, de Escolar o de la ganadería que sea no significa que sea un toro complicado. Hemos visto muchos toros de las ganaderías "duras" que parecen más monoencaste que otra cosa. Si eso lo hubiera hecho en la corrida de Victorino (la de este año) entonces sí es para quitarse el sombrero.

Saludos
J.Carlos