sábado, 6 de junio de 2015

¿Es necesario pasar por esto?

¿Recuerdan a Belador? Victorino seguro que no.


Manuel Jesús “El Cid” ha sido uno de los toreros que más han ilusionado al aficionado en los últimos tiempos, bastaba ver anunciado su nombre para que esa fecha se marcara con una cruz. No se podía faltar, nadie se podía perder la corrida del Cid. Todo el mundo quería ver ese toreo al natural y ttodos querían empujar la espada que se tantas veces no quiso entrar. ¡Cuántos triunfos se fueron por un pinchazo inoportuno! Pero el toreo ya estaba hecho, ahí quedaba la obra de arte. La plaza se lamentaba con él. Tantas veces se escuchó eso de “si no hubiera pinchado” o “si esta hubiera sido la primera”. Si esa estocada hubiera sido la primera, habría salido otras tantas de la Plaza de Madrid sin tocar el suelo, rozando las nubes y con las gargantas rotas gritando ¡torero, torero! Y eso no fue hace tanto, un puñado de años, pero parece que fue hace un siglo. Pareció renacer aquel día en el que las ilusiones de los suyos querían renacer, pero ni aquel día de locura colectiva. Aquello fue solo un espejismo y como tal, se desvaneció, sin soportar la mirada un poco más fija.

Y El Cid, que quería reverdecer aquellos laureles ya secos y pisoteados, como si quisiera acabar con todo aquel pasado y como si estuviera empeñado en emborronarlo todo, se apuntó en solitario a la de Victorino Martín. Aunque tengo que confesar que tengo un runrún que me da que pensar. Evidentemente esta es una sensación personal, que no se apoya en ningún dato, ni tan siquiera en un chivatazo o en un “me han contado”, pero es como si al Cid le hubieran metido en todo este lío otra gente, los mismos que le obligan a mantenerse en esto, a continuar con esta situación de arrastrase por los ruedos. Alguien que prefiere ir arrebañando los cuatro duros que puedan caer, antes que proteger al torero. Si no, no me explico las causas que puedan empujar a un hombre a pasar por este calvario que se repite cada vez que se viste de torero. Podrá haber quién me tache de irrespetuoso, de atacar a un torero que lo dio todo y que es el más grande; bueno, será una opinión, pero no creo que le ayude nada el mantenerle en esta mentira, entre otras cosas, por lo gran torero que ha sido.

No me voy a detener en los detalles de su actuación, no creo que sea necesario, pues cada toro fue un calco del anterior, si acaso cada vez un poco peor. Los recibía con el capote para cumplir el compromiso e inmediatamente deshacerse de él esperando el peón que le auxiliara o dejando al animal a su aire. Solo en el cuarto aguantó más, dándose la vuelta y llevándolo hasta los medios cediendo terreno, algo que podría haber hecho el peón de brega. En el tercio de varas tampoco se le vio, el poner un toro al caballo era la excepción, pues se dejó a los toros muy sueltos durante toda la tarde. A lo que venía el Cid era a cumplir con la muleta, a cortar orejas. En los primeros intentó ese toreo de última hora, queriendo estar erguido y dando muletazos al aire, pero los animalejos de Victorino no se lo permitieron, no tanto por la fiereza, que no existió, sino por carencias del propio matador, que por momentos se veía sorprendido por un derrote, cuando el engaño iba más adelantado de lo que el viaje del toro indicaba. Durante los tres primeros toros aguantó más o menos el tipo y en ese tercero es como si se decidiera a quemar la pólvora que le quedaba, quizá queriendo convencerse a si mismo, el péndulo, muletazos de uno en uno queriendo transmitir emoción, desplantes sin venir a cuento. En el cuarto y gracias a la inestimable colaboración de la cuadrilla, reventó la santabárbara, primero con un desquiciante tercio de banderillas, con pasadas y pasadas en falso, dejando un palo que luego se caía, otro en vaya usted a saber donde; el presidente cambió el tercio con solo tres palos y por una vez y sin que sirva de precedente, incumplió el reglamento con criterio. Aquello había que cortarlo y más pasadas solo habrían empeorado la situación, pero eso sí, a esa cuadrilla habría que decirles algo, no sé si en forma de multa o enviados al rincón de pensar. Pero este desastre se repitió en el segundo tercio del quinto y en el primero del último de la tarde. La plaza se convirtió en una auténtica jaula de grillos, broncas, líos, peleas, los toreros desquiciados y El Cid sin poder dar ya pie con bola, muletazos sin pararse quieto, trapazos, carreras, miradas, dudas, pero aquello no tenía arreglo posible y al torero se le obligaba a pasar ese quinario hasta el sexto y último, dando una imagen de impotencia que a mí personalmente ni me ofendió, ni me sacó de mis casillas, ni me sentí estafado, ni con fuerzas, ni ganas para la protesta, solo me dio mucha pena, lástima, lo que todavía era peor, pues me resistía y me resisto a que un torero me dé pena y más un torero como El Cid. No me parece justo el que tenga que estar pasando por todo esto, pero él o alguien insisten en prolongar este vía crucis. Y lo que tampoco pueden esperar del público es que le consientan todo por ese pasado tan glorioso.

Igual que tampoco puede esperar Victorino que aguantemos sus animales en silencio, por un pasado de victorias, ya muy lejano. Que no lo olvidamos, es más, cada vez que sale uno de estos, que aún son cárdenos, echamos la vista atrás, comparamos y nos echamos las manos a la cabeza. ¿Cabe mayor destrozo? ¿No sienten un mínimo de vergüenza por echar estos bichos a las plazas? Ni degollados salen ya los Victorinos. Eso sí, nunca falta la expresión de que estos toros no son de pesar mucho, que siempre han sido más bien tirando a pequeños y que lo que pasó es que los sacaron de tipo, ¡Y un c...! Perdón, el calor. A otro perro con ese hueso, a ver si nos vamos a creer las pamemas del padre cuando no tenía toros para Madrid y pregonaba que los toros más chicos iban mejor. A ver si ahora resulta que aquella corrida del siglo eran albaserradas anovillados. Y quizá, viendo el panorama, les vendría mejor el volverlos a sacar de tipo, sobre todo del tipo salmonete escuálido y si ya recuperáramos la casta, entonces, la Fiesta del Corcho. Pero de momento tendremos que seguir aguantando los comentarios súper autorizados de Victorino Martín hijo y soportar esta ruina, cárdena, por supuesto, año tras año. Al primero casi no se le picó, contando como puyazo un marronazo cerca de la penca del rabo, salió pegando respingos al notar las banderillas y en la muleta, ante la falta de mando del matador y exceso de trapazos, acabó viniéndose arriba. El segundo en tipo, pero mucho, en el tipo que gusta a los taurinos, tanto que podría pasar tranquilamente el reconocimiento en una novillada, aunque no se explica muy bien como lo hizo para corrida de toros. Acudió al caballo andando, sin prisas, defendiéndose en el peto, con la cara alta. Muy flojo, sin fuerzas, le costaba mantenerse, pero en el último tercio, donde no se le sometió, acabó viniéndose arriba, comiéndose al matador. Al tercero se le dejó suelto por el ruedo, a su aire y en esas que se fue solito a por los caballos cuando salían al ruedo. Se dejó pegar, pero sin meter la cara. Se vencía por el pitón izquierdo, defecto que siguió acusando durante la faena, en la que acudió a la muleta como una bobona. El cuarto, grandullón, pero con un aspecto caprino irreprochable, se dejó en el caballo, para salirse suelto, En el segundo encuentro ya le pegaron bastante, muy mal lidiado, con capotazos en exceso, Esperaba en banderillas, lo que no justifica el mitin que se montó en el ruedo. El quinto salió regateando el capote del Cid, mientras él le menaba el engaño por la cara. Dos picotazos para irse a escape del peto y un tercer puyazo desde dentro, del que también salió huyendo. Nefasta la lidia, con otro escándalo en banderillas. El sexto, otro feo y agalgado de don Victorino Martín, que se comía al Cid cuando este intentaba recibirlos con capotazos muy alborotados. Le dejaron muy suelto, se fue al picador de puerta, empujaba mientras le tapaban la salida. En la segunda vara, ya en su sitio, se arrancó de lejos, pero sin exageraciones, para cumplir en un puyazo trasero. Se ovacionó a Tito Sandoval, quizá más por ver su nombre en el programa, que por lo espectacular de la vara. La lidia fue una capea y con él se acabó yendo la tarde, las ilusiones de un hombre que una vez más quería renacer, las de mucho que querían ser testigos de ello, pero también fue la evidencia de lo que desde hace tiempo viene viviendo El Cid, un gran torero, que parece que quiere emborronar todo su pasado lleno de glorias. Y así muchos se preguntan, ¿es necesario pasar por esto?


8 comentarios:

Anónimo dijo...

Aún sigo consternado por el esperpento que vivimos ayer en la plaza. Ayer comentábamos que posiblemente el Cid se vació en aquella encerrona en Bilbao 2007 con los victorinos. Desde aquella fecha nunca fue el mismo.

No es cuestión de hacer leña del árbol caído, creo que su mente no estaba preparada para afrontar algo así. Para sobreponerse a las dificultades que podrían surgir a lo largo de la tarde, bien sea en forma del comportamiento de los toros, a no estar bien con la muleta o a errar en la suerte suprema. El factor mental le jugó una mala pasada y la tarde fue de más (por decir algo) a menos.

No tocar pelo con el boyante primero pudo marcar la diferencia. A partir de ahí las dificultades de los victorinos complicaron su quehacer en el ruedo. No me gustó el ganado, ni tenían la casta que hemos visto otras veces ni el motor que requiere nuestra plaza para hacer eco en los tendidos.

La lidia del cuarto no fue mala sino horrenda. Tantos trapazos, tantas pasadas en falso hicieron que el toro se complicara. Sí me resultó curioso observar cómo los llamados "puristas" protestan a un toro que posiblemente haya sido el único que hemos visto en esta feria empujar en sus dos envites con el penco. Y eso que la primera vara fue criminal y larga de narices. Al menos nos hubieran dejado ver a un toro entrando tres o cuatro veces al caballo desde lejos sin apretar tanto y sin tapar la salida. ¿Acaso querían que, después de la lidia recibida, llegara al último tercio como alma de la caridad? Esto no hay quien lo entienda.

Con el sexto, un toro que pedía distancia y espacio, se vio a un Cid abochornado y abrumado por las circunstancias. Ahogando la embestida desde el primer muletazo. No señor, váyase tres metros atrás y verá cómo el toro embiste.

En fin, que esto se acaba y no hemos visto nada. El año pasado vimos a unos encastados toros de El Montecillo o a cuatro barrabases de Couto de Fornilhos pero ¿qué hemos visto este año? Espero a la cuadrilla de Castaño como agua de Mayo...

Y en medio de este maremagnum, felicitar por su gran labor a Cándido Ruiz, quién bregó de forma magistral al tercero de la tarde. Toda una lección de cómo poner al toro en suerte, de cómo templar con despaciosidad y de modo suave la embestida del victorino o de cómo mantener la atención del toro en el burladero mientras se prepara el matador para comenzar el último tercio. Los pares al sexto de decentes para arriba, debió desmonterarse. Igualito que El Alcalareño...

Saludos Enrique, te felicito y admiro por el trabajo que te has currado en el serial isidril.

Un abrazo, J.Carlos

P.D: estoy como loco para disfrutar de la semana torista de San Isidro 2016. Creo que ya tienen reseñadas las ganaderías de Juan Pedro Domecq, Montealto y Fuente Ymbro. Y lo peor es que no es broma...

franmmartin dijo...

Me da mucha pena lo de El Cid,porque le tengo un gran respeto como torero y simpatía como persona.Dicho por derecho,El Cid es un gran torero y como decimos por aquí,"buena gente".
Aunque puede y debe hacer,faltaría más, lo que mejor le parezca,opino que es un gran momento para disfrutar de lo conseguido ,de su familia , de sus niños y de su Aljarafe.Quien sabe si curadas sus heridas , puede volver y darnos nuevas satisfacciones.
Agradecidos por lo que nos ha dado hasta ahora.
Vitorino es otra cuestión.Todavía recuerdo a Rafael Moreno,apoderado de Espartaco , hace mucho tiempo cuando ejercía de periodista y era un "bicho" ,atizarle a Victorino padre por sus habilidades de prestímano presentando corridas.
Este nuevo Victorino hará con la ganadería lo que mejor le parezca,como es natural.No obstante me da el pálpito que estar en el "candelabro" a todas horas , no es la mejor manera de ser independiente , tener las ideas claras y llevar esas dos cosas a la práctica con su ganadería.
El time nos dará o quitará la razón y pondrá a las claras si la cosa se ha convertido en timo.
Un abrazo

el cortinar dijo...

De acuerdo con su opinion de la corrida y de acuerdo con la critica a sus apoderados.
Pero dentro de esa igualdad, tengo que decir que un torero lo primero que tiene que demostrar es el valor y al cid se le acabo hace ya bastante tiempo y eso el, lo sabe y toda la gente del toro. Porque la empresa lo contrata? Que favores hay que pagar, y a quien?
Donde deduzco que los empresarios son los dueños de esto y juegan con los toreros y con los aficionados.

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Ya imaginaba yo que estos tendrían su recompensa. Me hablan de toros que se me quedaron a la mitad, que de buenos toros, aceptables, pasan a ser el prototipo de la bravura. No doy crédito. "No se le pudo picar", "Ya, pero es que ahora..." Y nos quedamos tan anchos. Es complicado emitir un juicio puramente taurino sobre lo ocurrido en el ruedo. Había muchas cosas ajenas que incidieron de forma decisiva. Y sobre todo lo que tú destacas, la mente del torero. Pero, ¿alguien pensaba en un desenlace muy diferente? A mí lo que me sorprendió es que llegara más o menos compuesto, hasta el tercer toro.
Muchas gracias por esos ánimos y muchas más por estar ahí opinando y apoyando de la forma en que lo hacéis. Lo que no te puedo asegurar es que vaya a haber más ferias, eso hay que pensarlo con detenimiento.

Enrique Martín dijo...

Franmartín:
Ese sentimiento creo que es el mayoritario entre los aficionados y si se tomara un descanso, seguro que hasta sentirían alivio, pero eso ya es cosa del torero. Solo pido que no tenga otra tarde como la de esta encerrona, que no haya más y si además puede ir remontando, mejor.
Lo de la ganadería, pues ahí está, y es que no es fácil estar en todas las salsas y luego echar un toro de verdad. ¿Qué habrá pasado con aquellos albaserradas que daban miedo?
Un abrazo

Unknown dijo...

Enrique, a veces encontrar las palabras para expresar lo sentido se me hace una labor casi imposible, más aún cuando se trata de un torero que ha sido, estado y demostrado esfuerzo, saber y poder.
No quiero caer en la bajeza de reclamar el reembolso de mis muchos estremecimientos a golpe de emoción, en aquellas tardes de sillón y felicidad manifiesta, o las noches de insomnio cuando marraba con la tizona lo que pudo haber sido o aquel acompañar, derrotada de pura fatiga a base de tragar temor y exaltación por tierras negras en Vista Alegre.
No es cuestión de entregar al mejor postor este alma desencantada por muy "Doña Jimena" que se haya sido, pero quizá si creo llegado el momento de la más absoluta despedida.
En ocasiones, sobre todo cuando la realidad es tan evidente que no hay remedio posible, lo mejor es tomar aire, oxigenar la memoria y optar por otro senderos más complacientes.

No soy nadie para pedir nada que incluya una retirada menos aún a un torero, por esta razón creo fundamental ser yo quien se aleje porque ya no quedan Jimenas que aguarden pacientes el retorno del guerrero o porque, querido amigo, también el buen vino se puede picar por muy Fiesta del Corcho que se haya celebrado en otras épocas.

Permite para finalizar agradecerte de corazón este empleo egoísta de tu blog para destapar este profundo desánimo. E igualmente, manifestar mi admiración más absoluta por tu trabajo tenaz y valiente que tantas alegrías apoyadas en la reflexión, la sabiduría y la emoción durante este interminable ciclo isidril, nos ha brindado.
Que los dioses te protejan por siempre, amigo Enrique.

Un abrazo fuerte.



Enrique Martín dijo...

El cortinar:
Lo malo de El Cid es que todo lo positivo hay que hablarlo en pasado. No sé si le estarán pagando algo al torero o si el torero tiene que saldar alguna deuda. Lo que sí sé, es como usted señala, que ya no hay justificación para estas cosas.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Gloria:
Muchas gracias por ese cierre dedicado a lo que he hecho por aquí. Del Cid no hay mucho más que decir, que él decida su camino, que se mire en un espejo y piense, nada más.
Pero hay unas líneas de tu comentario que me apropio, porque describen una situación personal que vivo ahora mismo, después de esta nefasta feria triunfalista, que no triunfal. He aquí esas líneas:

"quizá si creo llegado el momento de la más absoluta despedida.
En ocasiones, sobre todo cuando la realidad es tan evidente que no hay remedio posible, lo mejor es tomar aire, oxigenar la memoria y optar por otro senderos más complacientes."

No se puede decir mejor.
Un beso y muchas gracias por estar siempre ahí, por manifestar tu opinión y adhesión a mis escritos, que no siempre acuerdo, lo que está muy bien. Esa sinceridad ayuda mucho más que las flores.