Hace unas fechas dediqué una entrada a confesar mi ignorancia sobre lo que los taurinos llaman toreabilidad, pero si la ignorancia humana es infinita, la mía mucho más, y por eso he decidido enfrentarme a otro término que aficionados, periodistas, toreros y demás habitantes del mundo de los toros manejan con evidente soltura: la técnica.
No sé si serán muchos los que se apunten a esta declaración de desconocimiento taurino, pero a mí me enseñaron que tenía que ser sincero. Pero esto no quiere decir que al oír la dichosa palabrita no experimente ciertas sensaciones. En primer lugar, creo que me están queriendo engañar, y como si se tratara de un juego de manos, me quieren ocultar algo. Nada por aquí, nada por allá, nada en esta mano, nada en la otra y el caballero se va merendando una rueda de molino más grande que la de un tractor.
La técnica en el toreo es contemplada desde dos puntos de vista absolutamente contrapuestos. Cuando algunos revisteros o aficionados duchos en la nueva terminología taurina se refieren a un torero como técnico, parece que quieren destacar la cualidad del coletudo para dar pases y más pases, incluso a veces consiguiendo que un pobre torete camine siguiendo el engaño. Dicho en otras palabras, si el maestro se encuentra con un toro parado desde el primer picotazo en el caballo, porque si se le diera un segundo se moriría allí mismo, y a base de trapazos y más trapazos logra engatusar al borreguito, eso es técnica.
Pero ante la misma situación también los hay que piensan que eso no es torear, eso es abusar del medio toro que no es capaz de aguantar la lidia completa con que se prepara a un toro para la suerte suprema. Y ¿por qué? pues porque el toro ya sale en plena agonía premortem. Este sector de opinión considera que los denominados toreros técnicos tienen esa rara habilidad de hacer embestir lo mismo al medio toro, que a una máquina de tricotar mientras se teje un poncho bogotano. La técnica en este sentido revitalizador e hipnótico se empezó a manejar con asiduidad allá por los años de Dámaso González, llegando a su cumbre con Espartaco y a su consagración con los Juli, Perera, Castella o Manzanares y con los múltiples aspirantes a técnicos.
Quizás la revelación de lo poco afortunado de la expresión “técnica” sea el que algunos caigan en el error de que estos técnicos acudirán como el rayo a domicilio para desatascar la lavadora, para arreglar cualquier problema de un ordenador o para sintonizar la antena parabólica para poder ver Tele Bucarest. Un concepto tan valorado como este en otras disciplinas, carece de tal aprecio en el mundo de los toros. Un tenor con una técnica depurada nos evoca a un cantante dominador de su voz; por un centrocampista técnico entendemos a aquel que toca el balón con una delicadeza exquisita para colocarlo al pie del compañero; un pintor con una técnica excelente es el que compendia en su paleta y en su pincel todo el saber clásico del dibujo y de la combinación del color; pero nos plantan lo del toreo técnico y nos suena a truco, trampa, mentira, vulgaridad, adocenamiento, aburrimiento y pases, pases, pases y más pases. Lo que cambian las cosas en cuanto las metemos en una plaza de toros.
Estamos ante uno de esos términos de los que se abusa para tapar una deficiencia o un engaño. Como en el caso de la toreabilidad, con perdón, la técnica parece querer suplantar al dominio, mando, torería y capacidad lidiadora. Y digo suplantar y no suplir, porque nos quieren hacer creer lo que no es, y lo que debe ser nos lo quiere hurtar. Y pongo un ejemplo: ¿quién habla de Domingo Ortega como un torero técnico? Pues nadie o casi nadie, y es absolutamente sabida la capacidad de este torero para poder con toros muy complicados, con poder, bravos, mansos, encastados y los barrabás en toda su gama de alimañas. Evidentemente, el torero de Borox poseía técnica taurómaca suficiente para doblegar a cualquier toro, pero eso se llamaba poder, mando y todo lo que he relatado anteriormente. Esa técnica que le permitía saber administrar la lidia adecuada a cada toro, dándole los terrenos que éste pedía, apoyado en las suertes que le ayudaran a domeñar a la fiera y con una ejecución de estas que hacían que a cada pase el toro fuera rindiendo poco a poco sus armas al diestro que le iba a dar muerte.
¿Alguien imagina a nuestras figuras de hoy en día llevando al toro al caballo colocándolo en cada encuentro a la distancia que éste pida, administrando el castigo y sin robarle capotazos inútilmente? ¿Alguien ve a estos “profesionales” iniciando la faena de muleta de aquella manera que pida las condiciones del toro y no repitiendo siempre la misma fórmula o dando derechazos a diestro y siniestro sin previo aviso? Yo francamente no, porque parto de la base de que nunca les veremos delante de un ganado que les exija esa técnica que siempre se les ha exigido a los matadores de toros, pero que se manifestaba en como se iba modelando la embestida y el comportamiento del toro. Ahora resulta que esos toros son “a contraestilo”, “intoreables” o “imposibles”. De momento en lugar de matadores de toros, tendremos que conformarnos con figuras del toreo, que no son ni sucedáneos del toreo eterno.
No sé si serán muchos los que se apunten a esta declaración de desconocimiento taurino, pero a mí me enseñaron que tenía que ser sincero. Pero esto no quiere decir que al oír la dichosa palabrita no experimente ciertas sensaciones. En primer lugar, creo que me están queriendo engañar, y como si se tratara de un juego de manos, me quieren ocultar algo. Nada por aquí, nada por allá, nada en esta mano, nada en la otra y el caballero se va merendando una rueda de molino más grande que la de un tractor.
La técnica en el toreo es contemplada desde dos puntos de vista absolutamente contrapuestos. Cuando algunos revisteros o aficionados duchos en la nueva terminología taurina se refieren a un torero como técnico, parece que quieren destacar la cualidad del coletudo para dar pases y más pases, incluso a veces consiguiendo que un pobre torete camine siguiendo el engaño. Dicho en otras palabras, si el maestro se encuentra con un toro parado desde el primer picotazo en el caballo, porque si se le diera un segundo se moriría allí mismo, y a base de trapazos y más trapazos logra engatusar al borreguito, eso es técnica.
Pero ante la misma situación también los hay que piensan que eso no es torear, eso es abusar del medio toro que no es capaz de aguantar la lidia completa con que se prepara a un toro para la suerte suprema. Y ¿por qué? pues porque el toro ya sale en plena agonía premortem. Este sector de opinión considera que los denominados toreros técnicos tienen esa rara habilidad de hacer embestir lo mismo al medio toro, que a una máquina de tricotar mientras se teje un poncho bogotano. La técnica en este sentido revitalizador e hipnótico se empezó a manejar con asiduidad allá por los años de Dámaso González, llegando a su cumbre con Espartaco y a su consagración con los Juli, Perera, Castella o Manzanares y con los múltiples aspirantes a técnicos.
Quizás la revelación de lo poco afortunado de la expresión “técnica” sea el que algunos caigan en el error de que estos técnicos acudirán como el rayo a domicilio para desatascar la lavadora, para arreglar cualquier problema de un ordenador o para sintonizar la antena parabólica para poder ver Tele Bucarest. Un concepto tan valorado como este en otras disciplinas, carece de tal aprecio en el mundo de los toros. Un tenor con una técnica depurada nos evoca a un cantante dominador de su voz; por un centrocampista técnico entendemos a aquel que toca el balón con una delicadeza exquisita para colocarlo al pie del compañero; un pintor con una técnica excelente es el que compendia en su paleta y en su pincel todo el saber clásico del dibujo y de la combinación del color; pero nos plantan lo del toreo técnico y nos suena a truco, trampa, mentira, vulgaridad, adocenamiento, aburrimiento y pases, pases, pases y más pases. Lo que cambian las cosas en cuanto las metemos en una plaza de toros.
Estamos ante uno de esos términos de los que se abusa para tapar una deficiencia o un engaño. Como en el caso de la toreabilidad, con perdón, la técnica parece querer suplantar al dominio, mando, torería y capacidad lidiadora. Y digo suplantar y no suplir, porque nos quieren hacer creer lo que no es, y lo que debe ser nos lo quiere hurtar. Y pongo un ejemplo: ¿quién habla de Domingo Ortega como un torero técnico? Pues nadie o casi nadie, y es absolutamente sabida la capacidad de este torero para poder con toros muy complicados, con poder, bravos, mansos, encastados y los barrabás en toda su gama de alimañas. Evidentemente, el torero de Borox poseía técnica taurómaca suficiente para doblegar a cualquier toro, pero eso se llamaba poder, mando y todo lo que he relatado anteriormente. Esa técnica que le permitía saber administrar la lidia adecuada a cada toro, dándole los terrenos que éste pedía, apoyado en las suertes que le ayudaran a domeñar a la fiera y con una ejecución de estas que hacían que a cada pase el toro fuera rindiendo poco a poco sus armas al diestro que le iba a dar muerte.
¿Alguien imagina a nuestras figuras de hoy en día llevando al toro al caballo colocándolo en cada encuentro a la distancia que éste pida, administrando el castigo y sin robarle capotazos inútilmente? ¿Alguien ve a estos “profesionales” iniciando la faena de muleta de aquella manera que pida las condiciones del toro y no repitiendo siempre la misma fórmula o dando derechazos a diestro y siniestro sin previo aviso? Yo francamente no, porque parto de la base de que nunca les veremos delante de un ganado que les exija esa técnica que siempre se les ha exigido a los matadores de toros, pero que se manifestaba en como se iba modelando la embestida y el comportamiento del toro. Ahora resulta que esos toros son “a contraestilo”, “intoreables” o “imposibles”. De momento en lugar de matadores de toros, tendremos que conformarnos con figuras del toreo, que no son ni sucedáneos del toreo eterno.
31 comentarios:
Las faenas técnicas no me emocionan, son mecánicas porque tienen la misma estructura en cualquier plaza donde se vean.
Por ejemplo antes cuando veía torear a Miguel Ángel Perera me gustaba, pero después de verle varias veces siempre veía lo mismo.
Creo que es mejor hacerle a cada toro la faena que requiere según sus condiciones, y si es con torería, arte y pureza mejor.
Saludos Enrique.
En Barrera:
Yo llegué a esperar algo de Perera, pero elgió el "lado oscuro del toreo" y se adocenó como uno cualquiera. Yo estoy contigo en la variedad de las faenas, lo malo es que se han empeñado en la clonación de toros y faenas y ya solo vemos, pases, pases, más pases y más pases y`pases y otra vez más pases y más pases, y no vemos torear. Pero anda que no pides tú nada, torería, arte y pureza. Igual si alguno que haya leído esto le ha dado un telele.
Saludos
Enrique: Hace muchísimos años Juan Silveti Mañón "El Tigre de Guanajuato", el padre del otro Juan, abuelo de David y el bisabuelo del actual Diego, le declaró a José López Pinillos "Parmeno" esto:
"Lo que pasa es que como el arte tiene sus reglas y hay que cumplirlas, cuando al toro le da por impedir que se cumplan, le coge a uno el toro... Pa’mi las principales son no huir y parar siempre... El secreto del toreo es parar... no con los pies, sino con el capote y la muleta..." (En "Lo que confiesan los toreros")
Yo creo que eso es "la técnica" y no más. Es decir "poderle al toro". El problema hogaño, es que a los toros hoy en día, no se les tiene que "poder", se les tiene que "cuidar", entonces, ¿para qué la técnica así entendida?
Mejor que se dediquen a ser enfermeros...
Post - Scriptum: Y a Manolo Martínez, lo pescaste tal cual, como si le hubieras visto en su mejor época...
Claro, clarito, amigo Enrique...magnífico post...el Toro y el Torero, la lidia, la singularidad, la emoción...el torete y el "técnico" figurita,el pegapasismo,el cliché, el aburrimiento
Un saludo
Pgmacias
Don Enrique, sepa usted que no me gustaría ser centro de sus críticas porque lo malo no sería ser despellejado, sino serlo sin ser consciente de ello, gracias a esa TÉCNICA mordaz de su escritura.
Ahora en serio, coincido con usted: ese calificativo huelga, si no es para encubrir carencias.
Un saludo afectuoso.
El martes tuve la suerte de asistir a un tentadero de Diego Urdiales, que tentó dos vacas complicadas pero toreables y un toraco inmenso, incierto y con unos arreones más traicioneros que los de un político rebotado. Diego estuvo en su línea del año pasado pero más torero si cave, todo parecía fácil y sencillom hasta que al final de las faenas dejaba paso a un novillero sin picadores que hacía tapia y nos dábamos cuenta de que lo que acaba de hacer Diego Urdiales es algo dificilísimo sólo al alcance de los elegidos. Yo a Diego lo considero un torero con mucha técnica y alguna figura de la que nombras en el post anda loco por copiar su mano derecha.
Un Saludo Enrique.
Xavier:
Ahí le has "dao", que la técnica antes era para poder y parar a los toros y hoy es técnica sanitario-veterinaria.
Ya sabes que no vi a Manolo Martínez y que me había quedado con la idea de que eran más las palabras que los hechos, pero gracias a ti he podido verlo torear de verdad.
Muchas gracias y un saludo
Pgmacias:
Son las curiosidades de la vida, en otras artes la técnica es garantía de belleza y pasión y en los toros de aburrimiento, tal y como afirmas. Pero si les cambiamos el toro, igual los técnicos dejan de serlo.
Un saludo
I.J. del Pino:
Tenga por seguro que si usted es el responsable de que me cobren una entrada, de que me digan que voy a ver una cosa y me dan otra y usted me engaña, lo comentaré como mejor pueda, aunque creo que no se va a dar el caso. Me parece que siempre vamos a estar muy de acuerdo en lo que se refiera a la verdad en los toros. Me ha hecho gracia eso de despellejar, que aunque no lo parezca, no es mi intención, igual si lo fuera el resultado sería otros.
Un saludo
Luis:
No me vale el ejemplo; Diego Urdiales es un torero, no un medio torero y es de los que torea toros, no medios toros, quizás por eso no resulta cómodo para muchas figuritas. Y esa técnica de que me habla no es la técnica de hacer andar a un burro, eso es el poder, la torería y el mando que le sobran para montar un outlet. Aún recuerdo la faena al Victorino que no tuvo un pase y que toreo como los ángeles. Pero si nos ponemos a hablar de Urdiales, creo que no acabaríamos nunca.
Un saludo
Enrique:
Ahí te quería ver.
Ahora te voy a sugerir otra palabrita que repugna muchísimo más. Es la que muchos banderilleros solicitan al matador, agachados en la tronera del burladero: ¡¡ENFIBRAO!! ¡¡ENFIBRAO!!
¿Pero que coño es eso de "enfibrado"?
¿Que haga un alto en la faena para tomarse un paquete de All-Bran de Kellogg´s?... Que ganas de hacer el imbécil.
Un saludo!
Enrique tus entradas tienen arte, pero los comentarios, son una obra entera.
Cuanto se aprende por estos lugares.
La ténica de DON DIEGO URDIALES es otro cantar como bien dice Enrique.
Esa creo que nos pone a casi todos de acuerdo, la otra, pa quién la quiera.
Un saludo!
Una curiosidad Sr. Domínguez ¿de quien eran las vacas en el tentadero en el que participó Urdiales?
Gracias
Un saludo
Pgmacias
David:
Ya sabes que yo me arranco de lejos, pero eso de ENFIBRAo no lo había oído nunca, aunque tampoco tiene buena pinta. Que tomen mucha fruta que también es muy buena por aquello de la fibra. Mira que son ridículos.
Un saludo
Ivan:
Muchas gracias por estar siempre al quite y dándome ánimos desde el burladero. Y lo que son las cosas, nos ponen un torero delante y todos nos ponemos de acuerdo.
Un saludo
Pgmacías:
¡Qué buen aficionado eres! Ahora que lo dices, a mi también me gustaría saber que ganadería es esa en la que todavía salen vacas que complican la vida al torero.
Un saludo y se lo dejo en suerte a Luis Dominguez Barco
Buen Enrique, cuando anoche y todavía sin ningún comentario, leí esta entrada, estuve a punto de enviarte mi comentario, que como estarás comprobando dificilmente me tapo en ellos.
A tu razonable exposición, no hay que quitarle ni ponerle una coma. Haces juiciosamente la diferenciación entre lo que es la técnica en sí, del técnicismo tan al uso en los días que sufre la Fiesta.
Ahora, como todo no van a ser plácemes, te voy a cantar las cuarenta: Quieres decirme el porqué en la lista de tecnicístas actuales no has incluído a Enrique Ponce?
Un lapsus, un olvido, no creo que intencionadamente. Ponce, hoy por hoy, es la batuta de todo este "tinglao". Se aprendió todas las ratonerias antes de vestirse de luces por primera vez; su inteligencia aplicada a su concepto y a su conveniencia le ha marcado las vertientes a la tauromaquía; de hecho algunas de esas ratonerias, han sustituido a los fundamentos y cánones del Toreo dentro del pseudo toreo actual; y respecto de las directrices que va marcando en tantos cuantos tentaderos interviene, no digamos! Pero si ya le mandan las novillas a su finca para que se las tiente, cosa que también hace el Juli!
La Fiesta no está en buenas manos.
Enrique no más aplausos. Esos "pa" Diego Urdiales o Carnicerito de Ubeda, a quién parece que nadie vió con lo de Juan Luis Fraile, el día de su confirmación en las Ventas.
Debo reconocer que me pasan cosas.Gracias torero!
Gil de O.
¡Anda que no se aprende n´a con ustedes!. Y viene a mí memoria varios Matadores de Toros que para mí gusto tenían la técnica del "dominio" como son los castellanos El Viti y Andrés Vazquez, y los andaluces Rafael Ortega "gran estoqueador" Paco Camino, y Manolete, este último solo lo he visto en películas.
Sin duda lo más importante es dominar y someter al Toro Bravo y llevarlo a la creación del ARTE.
Y de la palabrilla "contraestilo" a la que Enrique hace referencia, que me "diceis" que se dice en mi pueblo. Es muy usual en Ponce.
El Sumo Poncífice ha tenido la salvación del Toreo en sus manos; y no ha querido. Tendrá que dar cuentas a su compadre el de la transfiguración.
Sí ha transfigurado el Toreo, sí.
Perdonad, pero hay tantas cosas que decir y que todavía están en el tintero, qué...
Gil de O.
Gil de O:
Mea culpa. Te prometo que he olvidado a Ponce, es un fallo garrafal, pues es el Sumo POntífice de la trampa, la triquiñuela y la debastación de ganaderías. No es el origen de los males de la fiesta, que vienen de antes, pero sí el que más y de peor manera ha alimentado el fraude. Fraude que independientemente de tocar los toros, que ya es grave de por sí y merecedor de penar en el infierno, ha prostituido gustos, medios y todo lo cercano o remoto a él, con el único fin de acomodarse y aprovecharse, sin preocuparle el daño ocasionado, si esto era en beneficio suyo.
De nuevo perdón por la falta. Y no paras de hablar de tu pueblo, pero no nos dices cuál es tu pueblo.
Un saludo y gracias por el tirón de orejas, que nunca fue tan agradecido.
Juanito:
Coincido en que aquí se aprende mucho; con los visitantes que tengo no podía ser de otra manera. Da gusto leerlos.
Y la lista de toreros no puede ser mejor, a cualquiera me apuntaba yo a ver otra vez, aunque fuera un ratito.
Un saludo
Bueno Enrique, esto de la tecnica esta dando que hablar. Yo voy a intentar dar mi modesta opinión, mas o menos acertada.
Yo creo Enrique que la tecnica en el toreo es universal. Es eso que se aprende pero que no se nace con ella. Con personalidad se nace pero la tecnica se aprende. Y digo que es universal porque a los toros hay que engancharlos delante a media altura, llevarlos templaditos y rematar abajo lo mas atras posible. Eso para mi es la tecnica en lineas generales, pero esta hay que saber hacerla a los bravos, a los mansos, a los que tienen carbon y a los que no se pueden mantener en pie (que tambien tienen su que). Otra cosa es el que solo se lo monta con algunos y con otros no.
Pero esta tecnica sin personalidad ni improvisación no sirve para nada.
El problema viene cuando ultimamente hace falta mas tirar de la tecnica del enfermero, o sea, a media alturita y sin pegar tirones para que no se te caiga, que la de bajar la mano para someter. Seguro que si el maestro Rafael Ortega viviera en este tiempo estaria igual que todos los demas. El verdadero problema es que casi todo lo que sale por la puerta de toriles... solo tiene una manera de lidiar... con la tecnica del enfermero, y que cuando salen seis que necesitan de la otra tecnica, no estan los tecnicos enfermeros. Aunque ambas, por lo menos para mi, son importantes.
Un saludo Enrique.
Marín:
Si Rafael Ortega hubiera nacido ahora y se hubiera enfangado como todos estos, de lo que estoy seguro es de que se habría perdido un gran torero.
De la técnica, para mí lo es todo lo que suponga enfrentarse, dominar, poder y mandar a un toro y si dicho toro no anda, entonces hay que coger la espada y acabar con aquel espectáculo. La técnica es torear con pureza y que cada natural sea un latigazo que vaya quebrando al toro, por eso la imposibilidad de faenas de más de veinte muletazos. La técnica es llevarse el toro al terreno que pida, darle la distancia que demande e irle puliendo desde que sale, hasta la suerte suprema, con los cincos sentidos puestos en el caballo. Para mí eso es la técnica, lo que en definitiva se puede reducir a lo que tú dices, lo que se aprende para poder enfrentarse al toro y ganarle, no para hacer de enfermero. Para estos casos está la espada, y si el público protesta, pues que proteste, aunque también es un contrasentido que uno que provoca esta pobre situación, luego coja y corte por lo sano, les falta la suficiente honradez para actuar con honestidad.
Y así sin quererlo, te he pegado un rollo de impresión.
Un saludo
Enrique, has sintetizado a la perfección el modo en que concibo lo que debe ser denominado como “técnica”. Bajo mi criterio, no puedo admitir como “técnica” a la habilidad para mantener en pie a un animal que carece de una mínima dosis de fuerza como para presentar batalla ante su oponente. Es cierto que hay toreros con gran habilidad para hacerlo, pero considero un error valorar positivamente este tipo de faenas porque han sido realizadas ante un enemigo con las condiciones mermadas. Esto supondría admitir que cualquier tipo de toro sirve para la lidia, lo cual no es cierto.
A unos nos gusta el toro encastado y con picante, a otros les gustan esos toros que se prestan más a la labor artística. Gustos aparte, lo que jamás debe permitirse es que el toro salte a la plaza mermado de facultades o, lo que es peor, que siendo apto para la lidia lo masacren en varas para que llegue a la muleta con escasez de fuerza y así poder realizar con él la típica labor enfermeril.
Sin embargo, reconozco que los principales culpables de todo esto somos los aficionados. Cuando se deje de premiar y aplaudir cualquier faena que se realice en este tipo de condiciones, puede que algo cambie. Recuerdo hace dos temporadas que estuve polemizando en la plaza con un conocido escritor taurino (no de los políticamente correctos, lo cual me sorprendió más) porque justificó e incluso aplaudió la faena de un torero cuyo principal mérito fue pegarle pases a un toro justito, justito de fuerzas y que había caído varias veces durante la lidia.
Saludos,
J.Carlos
J. Carlos:
Estoy completamente de acuerdo conyigo y es que si se valora como virtud del torero el mantener a un animal en pie y el hacerle "embestir", entonces ¿qué quiere decir? ¿que el toro no embiste por naturtaleza? Entonces, ¿qué estamos haciendo?
Es cierto que “la técnica” esconde a veces carencias, pero en mi opinión, no tiene porqué estar de más.
Pasa un poco como con “la clase”. A propósito de la clase, tenía un conocido que decía que él pagaba la entrada cuando toreaba Curro (Romero) para verle hacer el paseillo. Todo lo que pudiera hacer después era de regalo.
Y la técnica (váyale usted a preguntar a Costillares mismo que era eso de la técnica…) es una consecuencia de las Escuelas donde se aprende a torear, que es una cosa que yo creo que no se aprende sino practicando.
Por mucha técnica que tenga el alumno erudito, llegará el momento en que se enfrente con lo que le echen por alguna de esas plazas de (algunos) pueblos y practicará la parte empírica del toreo, donde comprobará si lo de la técnica le vale para algo.
Y al “empírico” las más de las veces le sobra “la erudición”.
Y al final, practicando la técnica llegamos a la “toreabilidad”, con lo que se demuestra, Enrique, que los palabros estos los debe haber inventao el mismo…
Enrique:
Menudo entradón has escrito. No hay más que ver la respuesta que has provocado. Tu artículo y el comentario que escribe Gil de O. sobre el maestro del tecnicismo, me han hecho buscar un artículo que leí hace tiempo. Son palabras del propio Enrique Ponce, vía J.C. Arévalo. Siento que sea un poco largo, pero creo que resume bien el “concepto tecnócrata“ de Ponce:
“(Ponce) Me dijo, entonces, que hay una forma global de enjuiciar al toro, la del ganadero, y otra más subjetiva y funcional, la del torero. Y al hablarme de esta última argumentaba que el toro se define por cinco virtudes, o por cinco defectos: las antítesis de dichas virtudes. De modo que el toro puede ofrecer al torero:
• fijeza (o probaturas, lo que indica sentido y falta de entrega)
• recorrido (o cortas embestidas, con cabezazos o parones en el centro de la suerte, o simplemente corto recorrido)
• fuerza (o debilidad que le impide emplearse, lo que se traduce en defensa con las manos altas)
• humillar (o agresiones con la cara alta, lo que evidencia menos bravura y entrega)
• repetición (o embestidas discontinuas e interrumpidas, lo que entorpece el temple y la continuidad cadenciosa del toreo).
Pero lo más interesante de esta clasificación poncista es que no pretendía ser conceptual ni completa, sino un análisis eficaz para la práctica del toreo… Visto así, el arte de torear se presenta como una taumaturgia capaz de metamorfosear los comportamientos del toro, como una acción de placer y ciencia, de estética y técnica, cuyo objetivo final reside en un acto de APARENTE MAGIA.” (las mayúsculas son mías)
Vamos, “el nada por aquí, nada por allá” que tú mismo citas en la entrada.
Un saludo.
Juan:
Muchas gracias por el apunte, que resulta muy enriquecedor, a la vez que frustrante al poder comprobar como para este señor no hay nada fuera del toro carretón y lo que no entre en ese concepto es defecto. ¿Y el torero? Entonces, si todo tiene que venir hecho por parte del toro, ¿qué pinta el torero en todo esto?
Te repito mi agradecimiento.
Un saludo
¡Vaya clase práctica!. Absolutamente de acuerdo.
Al hablar de "tecnólogos" os olvidais de "El Niño de la Capea" que es uno de los precursores del toreo técnico en el sentido que aquí se habla. Es de los que mas han aportado al modo actual de torear (destoreo) hoy: Pierna de salida escondida y Toro hacia fuera.
Solo tiene sentido, a mi entender, hablar de Técnica del Toreo, al "definir" la ejecución de las distintas suertes, de acuerdo con las reglas fundamentales de la Tauromaquia. Un ejemplo: Rafael Ortega, la Pureza en el Toreo.
Una pena que Enrique Ponce, con esa cabeza privilegiada que tiene no haya tomado otro camino...
Fabad:
Que forma más sencilla y simple de lo que es la técnica del toreo. Solo te ha faltado poner y punto. Y es que es tal y como lo dices. Además podría también calificarla de natural, porque hablamos de toros. Sí señor y se acabó.
Un saludo
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