Andrés Vázquez y su media belmontina
Podríamos decir que Joselito y Belmonte fueron la perfección en el toreo, pero no, uno cambió el rumbo de la fiesta, el otro lo normalizó desde el clasicismo y la ortodoxia, ambos sentaron las bases para construir la tauromaquia contemporánea, pero ahora, a lo largo de los años, cerca de un siglo después de la desaparición de uno y del medio siglo de la del otro, ahora asoman sus carencias. Aunque tampoco creo que haya que culparles de ello, pues no se les puede responsabilizar de lo hecho por sus “herederos”.
Desde hace un tiempo vengo leyendo como algunos se afanan en emparentar a los figurones del ballet taurino de los inicios del s. XXI, con dos de las figuras más determinantes de la historia del toreo y los pilares de la fiesta en el siglo pasado. Por un lado hace tiempo leí el despropósito de un periodista en su empeño en convertir a Enrique Ponce en descendiente por línea directa de José Gómez Ortega, “Gallito” o “Joselito el Gallo”. Detengámonos unos instantes en este punto y que cada uno haga lo que crea conveniente, Unos intentar sujetarse los entresijos descabalados a causa de la risa, otros recolocarse esos pelos después de mesarse desesperadamente las guedejas y otros, o tomarse un vaso de agua muy fría o echárselo por la espalda.
Hecho este paréntesis, sigamos. De repente se le atribuyeron al señor Ponce, don Enrique, una serie de cualidades propias del Rey de los Toreros, pero sin tener en cuenta ni el toro, ni el momento, ni las condiciones y conocimientos del toro y de la lidia de uno y de otro. Uno dirigía su aprendizaje y conocimiento hacia el dominio, el poder y la mejor forma de lucirlo más, evitando cualquier circunstancia que pudiera perjudicarle a lo largo de la lidia. Baste como ejemplo la retirada del ruedo de los caballos de picar hasta que el toro no hubiese sido parado, evitando de este modo aquellas embestidas desatemperadas que ni dejaban ver la bravura del toro, ni amoldar su embestida. O la disposición de elementos en el ruedo de las Ventas en beneficio de una lidia más lógica y ordenada. Y ¿qué aporta don Enrique? Cuasi eliminar la suerte de varas, convirtiéndola en una pamema absurda, pretender que la faena de muleta dure seis días con sus respectivas noches y achicar el ruedo de Madrid, para que el toro no haga tantos kilómetros dándole vueltas, mientras no hay nadie capaz de fijarlo en los capotes.
Pero si en unos casos son los corifeos oficiales de la post-tauromaquia, o tauromaquia 2.0, en otros es el rey sin trono de los inicios del s. XXI, el que se arrima al torero de Gelves. Que conste que esta reflexión no es algo original del que escribe y para muestra basta con pasarse por el blog de Isa Molina, En Barrera, y podrán comprobar como hay otras formas de indignación ante la necedad. Pues aquí va don Julián López, “El Juli” y se despacha con: “En muchas cosas me identifico con Joselito El Gallo”, “Me preocupa la marcha de todas las ganaderías” o “Como es natural a mí me gustan los toros que embistan. Lo mejor de las ganaderías de encaste Domecq que, por algo será, es la sangre predominante. Aunque, a veces sufran baches, siempre salen algunos toros extraordinarios. Incluso de las vacadas que están en mal momento. También me gusta el ritmo con que embisten los toros que proceden de Santa Coloma”. Ahí lo tienen, él solito, sin ayuda ni na’. Y yo me identifico con Pablo Picasso, pero lo malo para mí es que no me parezco en nada de nada, pero nada, pero que nada ¿eh? Pues así anda el Juli.
En otros momentos hubo toreros que afirmaban sentirse más próximos a uno o a otro, Marcial Lalanda a Joselito, Antonio Márquez a Belmonte, más recientemente el mismo Andrés Vázquez acusaba cierto toque abelmontado en su toreo. Pero tanto a unos como a otros les unía un elemento común, el respeto por el toreo clásico, por el toro y por ellos mismos. Y los que se proclaman herederos directos de aquellos maestros, por el contrario, se pasan el día exigiendo el respeto que no se tienen a si mismos, mientras intentan adaptar todo a su propio acomodo, sin importarles lo más mínimo el hacer añicos los fundamentos de la fiesta. No importa si la farsa, la pantomima y lo grotesco se han convertido en la esencia de esta nueva fiesta, que por supuesto, también tiene sus seguidores, porque como ya dijo otro viejo maestro, “Hay gente pa’to”.
Joselito se encerró una tarde con los pupilos de don Vicente Martínez y convirtió aquella fecha en el kilómetro cero de la tauromaquia moderna. Enrique Ponce se encerró con seis toros en Madrid, con el único objetivo de cortardos orejas y salir por la Puerta de Madrid, en la tarde en que muchos ponen la marca del inicio del declive del valenciano, o el momento en que abjuró de la fe clásica para abrazar la doctrina del postmodernismo ya definido, pero no suficientemente asesntado. Por su parte El Juli, que había evitado presentarse en Madrid de novillero, lo hizo con una corrida en solitario, con seis novillos de diferentes ganaderías, y en la que cortó dos orejas a uno de ellos sin haber dado ni una verónica, ni un natural, ni un derechazo. Pero este sí que pudo salir a cuestas de los capitalinos.
Parecen evidentes las diferencias entre unos y otros, lo que no quiere decir que despierten pasiones entre la masa espectadora que les sigue con fe ciega, como si realmente fueran los herederos de Joselito, el prototipo del clasicismo en su momento, que fijó las bases para el desarrollo de la nueva tauromaquia nacida a partir de la revolución que encabezó Juan Belmonte. Cosas de la fiesta.
PD: Gracias a Isa Molina de el blog “En Barrera”, por hacernos pensar sobre el toro y sus circunstancias.
12 comentarios:
Enrique: Ya que has declarado "abierta la temporada de proclamas". yo en mi profesión me declaro "heredero directo y universal" de Planiol, Ripert y de don Felipe Clemente de Diego... y en "lo otro", de Pepe Alameda, de Federico Morena "Chatarra" y de don Celestino Espinosa "R. Capdevila".
Y me tomo la libertad de proclamarte a tí "heredero directo y universal" de Carlos Ruano Llopis, Roberto Domingo y Pancho Flores...
¡Y ay de aquél que replique...!, que veré que lo lleven al manicomio más cercano... (sí es que no me cargan a mí primero...)
Xavier:
Si te "cargan" a tí primero, tranquilo, que siempre habrá quien vaya detrás. Es verdad que todos podemos intentar seguir una línea, aunque al oír esos nombres que me adjudicas se me pone todo a temblar, me sonrojo y me preocupo, porque me veo tan, tan, tan alejado y con tan pocas posibilidades de acercarme. Pero es que estos señores, los que proclaman y los que se autoproclaman, creo que lo hacen para reivindicar un sitio, una categoría o el hecho de que se deban tomar como un dios al que hay que idolatrar de forma indiscutible. Los tuyos no los conozco, mentiría si dijera lo contrario y lo de Pepe Alameda demuestra que eres inteligente, tienes buen gusto y que sabes elegir los pozos donde el agua está más fresca y rica.
Un saludo
Enrique:
Me quedo atónito leyendo tu entrada.
Lo de Ponce tiene guasa, pero es perdonable porque es la opinión de un periodista, yo también tengo la mía, pero lo del torero que inventó el toreo antiestético agachado y roto, tiene cojones. ¿Cómo puede decir El Juli que se identifica con Don José Gómez Ortega, si es absolutamente todo lo contrario? ¿Se habrá parado a ver algún video o fotos del torero de Gelves?
Sepa este señor que las comparaciones son ODIOSAS.
Un abrazo!
Enrique, siempre me ha hecho mucha gracia esto de las comparaciones. Fíjate que incluso hoy día donde los matadores torean delante de nuestros propios ojos y las opiniones tan diferentes que suscitan entre los aficionados, me parece un disparate que haya quien pueda hablar de toreros a los que no ha visto torear en su vida. Peor aún que quieran equiparar a un torero actual como descendiente de alguno de otra época en la que el concepto de toreo era completamente diferente al contemporáneo y, sobre todo, el toro antiguo tenía muy poquito que ver con el actual, mayormente en términos de “fiereza”.
Discrepo que a Enrique Ponce no le importe la suerte de varas (entiéndeme el sentido irónico de mis palabras, jeje). Como la mayoría de las veces lo que salen son inválidos, entonces sólo cabe la simulación de la suerte de varas para dar paso a los conocimientos “enfermeriles” del de Chiva. Pero cuando lo que sale por toriles es un tío, ¡vaya que si Enrique Ponce da importancia a la suerte de varas! No es que lo piquen, es que lo mandan masacrar para que quede en condiciones similares a los inválidos que es lo que casi siempre sale, por desgracia para la afición.
Sin duda alguna El Juli se identifica con Joselito el Gallo en que torea ganaderías de las mismas características que él, en que torea con el mismo “retorcimiento” que El Maestro y en que mata con la misma pureza. De nuevo, espero se me entienda la ironía de mis palabras, será que hoy me he levantado “un poquito agrio” jeje.
De vez en cuando me gusta leer algún artículo de humor taurino, lo has clavado Enrique.
Saludos
J.Carlos
David:
Pues ya ves, dijo un ciego. Aquí cada uno dice y hace lo que le parece, que para eso es el "fenómeno de la centuria". Si ya lo dijo El Gallo, "hay gente pa'to".
Un saludo
J. Carlos:
Yo como tú, me pasmo, pero adelante con los faroles. Los toreros que llegaron a ver torear a Joselito y Belmonte, como mucho se atrevían a declararse seguidores que tomaban como referencia uno u otro modelo, pero estos se emparentan con quien haga falta. Y puede que no lo hagan con mala intención, lo único es que les tienen en una burbuja que les impide el contacto con la realidad. No sé si te acordarás, pero esto es como aquellos árboles genealógicos de alternativa, en que viendo quien se la había dado a uno, y al anterior y al otro y al otro, así se llegaba a la conclusión de que el 95% o más de los toreros eran descendientes directos, en cuanto a alternativa, de Pedro Romero. Pero claro, es de cajón, ¿no?
Un saludo
Hola Enrique
Gracias a ti por recordarnos lo que es el toreo de verdad, es como respirar aire puro, porque la fiesta de hoy tiene demasiada contaminación.
En cuanto a identificarse con alguien, pues si El Juli se identifica con Joselito El Gallo, tú puedes hacerlo con Picasso y yo con Robert Capa... no pasa nada aunque tu pintura y mis fotos no se parezcan a la de estos dos genios... jejeje.
Ya lo escribí en mi blog, me parece que las declaraciones de El Juli son un despropósito. Él que siga a lo suyo, cortar muchas orejas, y nosotros a lo nuestro, esperar el toreo de verdad.
Enhorabuena por tus últimos artículos. Un saludo.
Enrique:
Pues yo ni me echo un vaso de agua fria ni nada.... simplemente hace tiempo que no leo a los periodistas taurinos... rotundamente me niego ha leerlos, creo que tengo el suficiente criterio en tauromaquia para tener que leer la opinión de nadie del periodismo taurino, me nutro de los blog como este y otros tantos mas. Luego que cada uno saque sus propias conclusiones.
Pero sobre todo, y lo mas importante, creo que aficionados con criterio saben lo que leen los escuchan y lo que sus ojos ven.
Isa:
Como bien dices, cada uno puede tener sus referentes, pero mirándolos desde abajo y con cuidadito de no levantar la vista demasiado, no nos vaya a fulminar como Medusa, pero de ahí a tratarle de colega, va un pequeño trecho. De nuevo gracioas por tus reflexiones y por empujarnos a los demás.
Un saludo
Diego:
Yo creo que hay que aprender de todo el mundo, pero como bien dices, hay veces que es mejor evitarse ciertas cosas y lo que se aprende es lo que no se debe mirar.
Un saludo
Esta entrada, la alternativa de Valentín,el triunfo de un Saltillo de Don Joaquín, la vuelta de los Coquilla a Madrid...
¿cómo no me voy a ir a dormir agusto?
J. Carlos que gustazo leerte jeje.
Abrazos!!!
Iván:
No sé por qué me da que estás tú más nervioso que Valentín. A ver si hjay suerte.
Un saludo y a descansar
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