Los Fuente Ymbro no tenían teclas que tocar, si acaso, el botón del portero automático de un hospital |
Si ustedes creen que ya lo han visto todo en el mundo de los
toros, hagan sitio para nuevas sorpresas. Seguro que todo el mundo recuerda
casos de toros a los que se les ha realizado un análisis de vísceras post
morten, generalmente tras apreciarse evidencias de un comportamiento extraño en
los toros. Uno recuerda haber visto a algún toro tambalearse como si se hubiera
puesto de Moriles hasta las fundas, o esos que parece que echan las manos como
si el piso estuviera una cuarta más arriba de lo que está. Igual que cuando un
toro se despitorra contra los petos o cuando la parte más afilada del pitón es
como una pelota de tenis, o justamente lo contrario, cuando las astas son
“extrañamente” astifinas. Entonces el motivo de la sospecha se mete en una
cajita, se precinta y se manda a analizar. O al menos eso es lo que muchos nos
pensamos que se hace en los casos citados y en otros parecidos. El toro debe
saltar al ruedo íntegro y en plenitud de sus facultades, para superar los tres
tercios de la lidia. Creo que en eso estamos todos de acuerdo, así debe ser
¿verdad? Pues no.
Ya saben que no me gusta juzgar una corrida de toros si esta
no la he visto en directo, en la plaza, más que nada porque uno no se entera de
lo que quiere enterarse cuando está frente a la tele. Admiro a los que tienen
esa capacidad y ese dominio del medio, les admiro y les envidio, pero con una
envidia malsana y rencorosa. Pero en el tema a tratar no resulta concluyente el
haber sido espectador en el Bocho o en casa. Era la corrida de Fuente Ymbro,
mano a mano pleno de interés y hasta algo de morbo, entre Miguel Ángel Perera e
Iván Fandiño, la expectación por las nubes, ganado con ciertas garantías, según
lo que pretendía cada matador. Pero resulta que los señores locutores empiezan
a comentar una noticia a la que no dejan de aludir durante toda la corrida, la
enfermedad que parece que padece el ganado de este hierro, que afecta al
hígado, que influye notablemente y de forma negativa en el comportamiento de
los toros, según parece debido a un tipo de pienso que incorporaron
recientemente a la dieta de estas reses. Son cosas que pasan, de repente se
cambia de pienso y se desencadena este problema.
Durante la corrida se pudo apreciar el bajo rendimiento de
los Fuente Ymbro, no se les podía picar prácticamente nada, se venían abajo
casi de repente, en el mejor de los casos, cuando no era que salían ya de los
chiqueros hundidos en la miseria. Se vio como Miguel Ángel Perera parecía que
empezaba a encontrarse a gusto con uno de su lote, cuando de pronto se quedó
sin oponente, dato que el mismo confirmó tras el arrastre. Constantemente se
veían imágenes del ganadero muy tenso, como esperando que se produjera el
milagro, para acabar con la cara escondida entre sus brazos. Su cara era un
poema y en ningún momento ocultó su problema. Intentaron entrevistarle a la
muerte de uno de los toros, pero remitió al entrevistador al final del festejo,
donde se suponía que iba a opinar del juego de sus pupilos y de la influencia
de su enfermedad al transcurso normal de la lidia. Llegó el final y después del
desastre y decepción que supuso el encierro, declaró que la cosa todavía la
esperaba peor de lo que había salido. Una corrida infame, infumable y con casi
absoluta ausencia del toro.
Siempre he dicho que a todos los ganaderos les sale una
corrida mala, eso es inevitable. Eligen toros de varios sementales, de
diferentes familias, pero todo se tuerce y el resultado es para cortarse las
venas. Otro día en cambio, se repite el mismo proceso y la corrida sale
impresionantemente buena. Son las cosas del toro. La lógica indica que no hay
lógica posible, no hay predicción posible que acierte al cien por cien. Pero si
el pronóstico es que todo va a resultar un desastre porque se ha vendido una
corrida enferma, entonces hay que pararse un momento y reflexionar sobre alguna
cosilla de nada, aunque la más grave es lo que todo el mundo afirmaba antes de
la salida del primer Fuente Ymbro. Se vendió una corrida enferma, se aceptó en el
reconocimiento matinal dicha corrida y hasta saltó al ruedo, donde el
comportamiento no sólo confirmaba las peores expectativas, sino que hasta se
esperaba algo peor. Como diría Gila, “aquí alguien ha timado a alguien”. Eso
sí, el ganadero estaba hecho polvo, no encontraba consuelo; a ver si los
dineros que se embolso logran quitarle la pena y le permiten dormir de una vez,
que el pobre no podía ni dormir. Señor ganadero, hay que descansar, que si no,
no se rinde y lo mismo le cuelas una basura de corrida a la plaza de Bilbao
para su Semana Grande y les tiznas de vergüenza todo el Aste Nagusia de este
año.
Pero me tranquiliza el pensar que seguro que no cobraron la
entrada al público asistente, que les avisaron con antelación para que no
fueran a la plaza y así evitarse el lamentable espectáculo de ver al señor
Gallardo con esa pena, porque lo de ver un torillo arrastrase por la arena ya
es algo que entra en el show. Lo que me gustaría saber es qué tal han pasado
las vacaciones los señores veterinarios del Bocho, quienes parece ser que se
fueron en plenitud, a un viaje organizado a la Riviera Maya y dejaron de
suplentes a una pareja de la Benemérita para hacerles el control de alcoholemia
a los Fuente Ymbro. El método ya me lo imagino yo, eso del “pasa tú que a mí me
da la risa”. Un tira y afloja para ver quien le metía la máquina en el hocico
al toro, para acabar decidiendo que como no circulaban en ningún vehículo de
tracción motora, no era necesario hacer nada. Así que pa’lante. Pero que luego
nadie se “rasque” las vestiduras si uno se encuentra a un aficionado ante dos
cubos de basura gritando al vecino: Fuente Ymbro ¿Al contenedor azul o al
amarillo?
6 comentarios:
Estamos completamente de acuerdo en que sería necesario para el bien de la Fiesta hacer muchos análisis post mortem pero es como poner al lobo a cuidar de las ovejas. Estos análisis no tendrán credibilidad alguna a menos que sean realizados por un organismo independiente.
Sobre lo de Fuente Ymbro y otros casos parecidos, me parece bien que lidien las ganaderías que quieran, y en las condiciones que quieran, en Bilbao, Madrid o Villaburros de Arriba pero hay que avisarlo al que pasa por taquilla por si considera conveniente devolver la entrada e irse, por ejemplo, al teatro o de cañas y tapas. Incluso, si me apuras, es denunciable. Se valen de la falta de unidad de la afición y de que la exigencia para con los toros y toreros es cada vez menor.
Una solución del todo práctica es poner en cuarentena durante un lustro a todas aquellas ganaderías que peguen el petardo. Y son tantas...
Un saludo
J.Carlos
La norma dice lo que dice. Que los toros no pueden salir al ruedo disminuidos físicamente (ni afeitados ni drogados ni enfermos).
Aunque se anuncie en el cartel o se avise de antemano sigue siendo ilegal lidiar un toro enfermo, al menos desde mi punto de vista (que no es demasiado entendido, todo hay que decirlo) es así.
Que la ilegalidad (el afeitado sin ir mas lejos) es algo instalado en este mundo de los toros lo sabemos todos... ahora, que se admita de forma más o menos clara que se sabía que la corrida iba enferma y que pese a saberlo se haya lidiado y aquí no pase nada, me parece que es como si un señor saliese en TV admitiendo que ha robado un banco y nadie tome cartas en el asunto.
Para los que creemos que hay un trasfondo ético en esto de la tauromaquia, que legitima el hecho de lidiar toros (y no legitima otra serie de practicas con animales) y que uno de los pilares de esta legitimidad es el toro bravo y encastado en plenitud de facultades este es un paso más hacia el abismo.
Enrique:
Por desgracia vi la corrida en el campo y no tuve mejor idea que ponerla en el blog, evidentemente sin saber nada de lo que sucedía. Después de esto he decidido no poner las fotos de ninguna corrida más.
Luego tuve otra genial idea que fue ver la corrida. Lo que vi no me gustó nada, pero los comentarios del ganadero aun me gustaron menos, porque pienso que fueron un engaño.
Es cierto (siempre basándome en unos conocimientos que son de simple estudiante al que le queda mucho por aprender) que un defecto en la ración o en los ingredientes de la ración que compone el pienso puede dañar el hígado de los toros. Hasta ahí todo correcto. Pero poniéndolo en relación con lo que vi creo que fue una escusa como otra cualquiera. Creo que un toro que tiene dañado el hígado lo que manifiesta es falta de fuerza y la mayoría de los toros de este señor manifestaron falta de casta. Un toro con un problema hepático se cae y se derrumba en el ruedo pero embiste o lo intenta. La mayoría de los toros de esta corrida se rajaron (síntoma de falta de bravura más que falta de fuerza). Hasta ahí la primera parte del engaño.
Si bien puedo estar equivocado y puede que esa falta de casta estuviese causada por el pienso (que no lo creo), pero suponiéndolo así el engaño todavía es peor ¡Menuda falta de honestidad es lidiar una corrida sabiendo que está enferma y que se va a derrumbar! ¿Eso es un ganadero o un ganaduros? Hace unos años Peñajara tuvo un problema similar y se negó a ir a Pamplona y lo dejó para el año siguiente. Este señor no solo tiene la cara dura de lidiar la corrida sino que incluso dice después que la esperaba peor...
En definitiva, por una vereda o por otra, este señor (al que antes admiraba porque lo consideraba aficionado) ha engañado a la plaza de Bilbao y a toda la afición y ha demostrado una falta de honestidad impresionante.
Un saludo Enrique y perdón por la parrafada.
J. Carlos:
Esto es el "ellos se lo guisan, ellos se lo comen" y el resto, a pagar y a callar. Lo de Bilbao ha sido un timo en toda regla. Pero además lo que hacen es alabar a uno por "estar pasándolo mal" y al público por dejarse llevar el dinero y no rechistar. Lo que no sé ahora mismo es si sería posible un órgano independiente. Podría resultar algo fácil, pero los tentáculos de esta gente llegan a todas partes.
Un saludo
Óscar:
Tal y como lo dices lo veo yo y no hay más vuelta de hoja. Luego, que avisen y que entre el que quiera, pero gratis. Pero claro, si ya se cobra por todo, por esto mucho más. No ven motivo para no cobrar, igual que tampoco lo encuentran para tener un mínimo de ética. Esto es un robo reconocido, que al final llegó a buen término, cogió la bolsa y se marchó a su casa. Seguro que allí se le pasó la pena mientras contaba los billetes.
Un saludo
Alberto:
La parrafada, como tú la llamas, es muy clarificante. A mí tampoco me pareció tanto enfermedad, como falta de casta, pero si creemos lo que dice el señor Gallardo, es el reconocimiento a un fraude a conciencia, a ver si cuela y a seguir tan tranquilo. Actuó como un negociante sin escrúpulos, sin un mínimo de afición y yo diría que hasta la prepotencia y confianza de que nadie le iba a denunciar y que saldría impune. Vamos moviendo los límites y como decía Óscar, los vamos llevando más allá del abismo.
Un saludo
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