Mi Vicente Pastor también estuvo presente en La Rioja y hasta decidió acompañar a los asistentes que se lo pidieron |
La palabra amantes suele llevar implícita la clandestinidad,
la pasión y la entrega incondicional, pero no siempre esto es así, en ocasiones
ese amor, esa pasión es tan fuerte, con un poder tan arrollador, que es
admitido por todo el mundo, por las parejas de los amantes, por las familias y
por los espectadores que no sólo no se escandalizan, sino que se congratulan de
ser testigos de este arrebato. Esto es lo que ocurrió en Logroño, nos
encontramos dos amantes, dos pasiones, dos personas llenas de amor, Gloria
Cantero y un servidor. Allí nos citaron los de la Peña El Quite, que ejercieron
de alcahuetes, de celestinas de un amor que ya venía de lejos, pero que ellos
querían ver escenificado de cara a un auditorio más o menos numeroso, pero nada
morboso y sí lleno de curiosidad.
Allí declaramos nuestro amor, más que con palabras, con
actos, queriendo descubrir a esos carcamales que tanto hacen para acabar con
nuestro enamoramiento, intentando contar con las palabras que cada uno tenía al
alcance de su mano lo que brota desde el corazón, porque el amor, el verdadero
amor no se puede explicar de otra forma que no sea dejándose llevar por esa
pasión. Gloria y yo compartimos ese amor, pero ninguno de los dos sentimos
celos del otro, porque somos conscientes de que nuestro amante debe satisfacer
a otros muchos que sienten lo mismo o algo parecido. Es más, creo que no me
equivocaría si afirmara que entre los asistentes había más amantes, unos por
empatía con su pareja, otros que por declararse en público fueron expulsados de
una plaza, otros que a pesar de sentirse defraudados una y otra vez porque las
madrastras de la Tauromaquia 2.0 no les permiten acudir a esa Fiesta mágica que
embruja los sentidos y se apodera del alma. Y basta un baile, basta un
muletazo, una media, una verónica, para hacer que busquemos de por vida a quien
lució ese zapatito de cristal, a quien desde ese mismo instante queremos
convertir en nuestro amante, en un amor incomprensible, pero que comprenden los
que nos quieren de verdad.
El Toro, el Toreo, mi amante siempre fiel, que aunque estén
rodeados de chulos empeñados en prostituir su belleza en beneficio propio,
cuando emergen con su pureza y su verdad, se elevan despegándose de la
vulgaridad, la mentira y los intereses mezquinos de quien no ha saboreado la
pasión y el amor de este rito. Un rito que nos transforma, nos hace fuertes y
nos libera de las cadenas de la vergüenza, el pudor y el temor a declarar en
público sentimientos tan íntimos. Como hizo Gloria Cantero, que no dudó en
viajar desde Murcia, acompañada de su maestro en esto del toro, nos dejó ver su
ideal del toreo y el que desearía desterrar a una isla abandonada y desierta en
mitad del océano, en la que se concentraran la mentira, el adocenamiento, la
soberbia y esos seres que se alimentan de la carroña y que nos quieren negar la
frescura y la luz que nace de nuestra idea de Toreo, ese clasicismo que hemos
heredado de aquellos que con tanto mimo lo cuidaron para entregárnoslo frondoso
y lleno de aromas.
Servidor hizo lo que pudo, lo que supo y lo que me salía de
dentro, pero tranquilos, que de aquí no pasaré, no me voy a entretener en
contarles lo que conté, si acaso que puse toda la sinceridad de que soy capaz,
sin importarme si ofendía a unos u otros, porque al fin y al cabo, es lo que
pienso. Además tampoco creo que hubiera sido demasiado honesto por mi parte el
disfrazar mis sentimientos; hasta allí se llegó don José Olid, un maestro, se
congregó la Peña el Quite, que tanta ilusión pone en sus ciclos y tan
generosamente acoge a quien les visita, don Joaquín, al que no sé, ni me atrevo
a calificar, pues mi relación con él traspasa muchos límites, y como no, a mi
mujer que tanto me ayuda y tanto me apoya para que yo pueda seguir viviendo la
pasión de los Toros. Logroño y todos ellos fueron testigos de este “Encuentro
entre amantes”.
8 comentarios:
Ahora, que ya los amantes nos habéis dejado los dientes largos, os digo y os redigo que ¡Vaya putada el no haber podido estar allí!.
Gloria Cantero, D. José Olid y D. Enrique Martín, cartelón de lujo para disfrutar del buen toreo, de la verdad de la fiesta y de la pureza del buen aficionado. Te perdono por esta vez que me hayas puesto "los cuernos".
Un abrazo Enrique, y otro para Ana que como dice el dicho, detras de un buen hombre siempre hay una gran mujer.
Eh...! Qué yo estaba en el cartel, pero me sacaron a los medios "toas" las veces que les dió la gana: El uno con el tema de los "encastes", la otra con lo de la Integridad. Y yo allí, y con "estos pelos". Me pusieron "colorao" todas las veces que se les figuró. Vaya par de dos!
Y qué pasó? Pues que en los pasillos -yo con mi mochila-, Gran Vía abajo en comitiva, y así hasta el restaurante donde me taparon la salida, de forma que los dardos envenenados de "todos" hicieron -atizados pos la pareja- presa en mí. Y no veas! hasta qué, aquello lo transforme, eso sí sin meter pico, en una balsa de aceite en la que el Toro como protagonista principal, puso a cada uno en su sitio. José María, de verdad, tenías que haber estado allí.
¡Buen cartel!
Marín:
Habrías estado como pez en el agua, porque entre aficionados sólo cambia el acento, unos del norte y otros del sur, pero con las ideas muy claras. Y ya ves, Ana no puede ir detrás de mí, porque si no, me estampo, me tiene que llevar al lado y de la manita, marcándome el camino y haciendo que vaya para adelante, que no hay obstáculos.
Un abrazo
Gil de O.:
Si fuera hace años, igual le sacábamos a los medios para comprometerle, como aquellos matadores a los que un compañero les pedía que no le ofrecieran banderillas y acto seguido, toma dos palos y déjalos en lo alto. No era el caso. Si acaso eran más las ganas de verle desenvolverse en los medios sin carreras, sin prisas, casi andando y con torería, como el que no hace nada. Un abrazo
Fabad:
¿Y si pudiéramos celebrar un festejo de 8 o 10 matadores? Yo ya tengo algún nombre que otro en la cabeza.
Un abrazo
Enrique:
Pienso lo mismo que Marín: ¡Vaya putada el no haber podido estar allí! Eso es un cartel de toros y no lo que nos ofrecen los empresarios. Habría preferido estar allí con ustedes antes que ir cualquier día a la plaza, porque ustedes, amigo Enrique, saben de Toros.
Un fuerte abrazo para todos y enhorabuena Enrique.
Alberto:
Tampoco te confíes tanto, que no todo el mundo sabe de eso, pero sí que habría estado bien tenerte por allí. Además, con la gente de El Quite lo habríais pasado de miedo.
Un abrazo
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