jueves, 20 de febrero de 2014

Encuentro entre amantes

Mi Vicente Pastor también estuvo presente en La Rioja y hasta decidió acompañar a los asistentes que se lo pidieron


La palabra amantes suele llevar implícita la clandestinidad, la pasión y la entrega incondicional, pero no siempre esto es así, en ocasiones ese amor, esa pasión es tan fuerte, con un poder tan arrollador, que es admitido por todo el mundo, por las parejas de los amantes, por las familias y por los espectadores que no sólo no se escandalizan, sino que se congratulan de ser testigos de este arrebato. Esto es lo que ocurrió en Logroño, nos encontramos dos amantes, dos pasiones, dos personas llenas de amor, Gloria Cantero y un servidor. Allí nos citaron los de la Peña El Quite, que ejercieron de alcahuetes, de celestinas de un amor que ya venía de lejos, pero que ellos querían ver escenificado de cara a un auditorio más o menos numeroso, pero nada morboso y sí lleno de curiosidad.

Allí declaramos nuestro amor, más que con palabras, con actos, queriendo descubrir a esos carcamales que tanto hacen para acabar con nuestro enamoramiento, intentando contar con las palabras que cada uno tenía al alcance de su mano lo que brota desde el corazón, porque el amor, el verdadero amor no se puede explicar de otra forma que no sea dejándose llevar por esa pasión. Gloria y yo compartimos ese amor, pero ninguno de los dos sentimos celos del otro, porque somos conscientes de que nuestro amante debe satisfacer a otros muchos que sienten lo mismo o algo parecido. Es más, creo que no me equivocaría si afirmara que entre los asistentes había más amantes, unos por empatía con su pareja, otros que por declararse en público fueron expulsados de una plaza, otros que a pesar de sentirse defraudados una y otra vez porque las madrastras de la Tauromaquia 2.0 no les permiten acudir a esa Fiesta mágica que embruja los sentidos y se apodera del alma. Y basta un baile, basta un muletazo, una media, una verónica, para hacer que busquemos de por vida a quien lució ese zapatito de cristal, a quien desde ese mismo instante queremos convertir en nuestro amante, en un amor incomprensible, pero que comprenden los que nos quieren de verdad.

El Toro, el Toreo, mi amante siempre fiel, que aunque estén rodeados de chulos empeñados en prostituir su belleza en beneficio propio, cuando emergen con su pureza y su verdad, se elevan despegándose de la vulgaridad, la mentira y los intereses mezquinos de quien no ha saboreado la pasión y el amor de este rito. Un rito que nos transforma, nos hace fuertes y nos libera de las cadenas de la vergüenza, el pudor y el temor a declarar en público sentimientos tan íntimos. Como hizo Gloria Cantero, que no dudó en viajar desde Murcia, acompañada de su maestro en esto del toro, nos dejó ver su ideal del toreo y el que desearía desterrar a una isla abandonada y desierta en mitad del océano, en la que se concentraran la mentira, el adocenamiento, la soberbia y esos seres que se alimentan de la carroña y que nos quieren negar la frescura y la luz que nace de nuestra idea de Toreo, ese clasicismo que hemos heredado de aquellos que con tanto mimo lo cuidaron para entregárnoslo frondoso y lleno de aromas.


Servidor hizo lo que pudo, lo que supo y lo que me salía de dentro, pero tranquilos, que de aquí no pasaré, no me voy a entretener en contarles lo que conté, si acaso que puse toda la sinceridad de que soy capaz, sin importarme si ofendía a unos u otros, porque al fin y al cabo, es lo que pienso. Además tampoco creo que hubiera sido demasiado honesto por mi parte el disfrazar mis sentimientos; hasta allí se llegó don José Olid, un maestro, se congregó la Peña el Quite, que tanta ilusión pone en sus ciclos y tan generosamente acoge a quien les visita, don Joaquín, al que no sé, ni me atrevo a calificar, pues mi relación con él traspasa muchos límites, y como no, a mi mujer que tanto me ayuda y tanto me apoya para que yo pueda seguir viviendo la pasión de los Toros. Logroño y todos ellos fueron testigos de este “Encuentro entre amantes”.

8 comentarios:

MARIN dijo...

Ahora, que ya los amantes nos habéis dejado los dientes largos, os digo y os redigo que ¡Vaya putada el no haber podido estar allí!.

Gloria Cantero, D. José Olid y D. Enrique Martín, cartelón de lujo para disfrutar del buen toreo, de la verdad de la fiesta y de la pureza del buen aficionado. Te perdono por esta vez que me hayas puesto "los cuernos".

Un abrazo Enrique, y otro para Ana que como dice el dicho, detras de un buen hombre siempre hay una gran mujer.

Gil de O. dijo...

Eh...! Qué yo estaba en el cartel, pero me sacaron a los medios "toas" las veces que les dió la gana: El uno con el tema de los "encastes", la otra con lo de la Integridad. Y yo allí, y con "estos pelos". Me pusieron "colorao" todas las veces que se les figuró. Vaya par de dos!
Y qué pasó? Pues que en los pasillos -yo con mi mochila-, Gran Vía abajo en comitiva, y así hasta el restaurante donde me taparon la salida, de forma que los dardos envenenados de "todos" hicieron -atizados pos la pareja- presa en mí. Y no veas! hasta qué, aquello lo transforme, eso sí sin meter pico, en una balsa de aceite en la que el Toro como protagonista principal, puso a cada uno en su sitio. José María, de verdad, tenías que haber estado allí.

fabad dijo...

¡Buen cartel!

Enrique Martín dijo...

Marín:
Habrías estado como pez en el agua, porque entre aficionados sólo cambia el acento, unos del norte y otros del sur, pero con las ideas muy claras. Y ya ves, Ana no puede ir detrás de mí, porque si no, me estampo, me tiene que llevar al lado y de la manita, marcándome el camino y haciendo que vaya para adelante, que no hay obstáculos.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Gil de O.:
Si fuera hace años, igual le sacábamos a los medios para comprometerle, como aquellos matadores a los que un compañero les pedía que no le ofrecieran banderillas y acto seguido, toma dos palos y déjalos en lo alto. No era el caso. Si acaso eran más las ganas de verle desenvolverse en los medios sin carreras, sin prisas, casi andando y con torería, como el que no hace nada. Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Fabad:
¿Y si pudiéramos celebrar un festejo de 8 o 10 matadores? Yo ya tengo algún nombre que otro en la cabeza.
Un abrazo

El Secreto de la Bravura dijo...

Enrique:

Pienso lo mismo que Marín: ¡Vaya putada el no haber podido estar allí! Eso es un cartel de toros y no lo que nos ofrecen los empresarios. Habría preferido estar allí con ustedes antes que ir cualquier día a la plaza, porque ustedes, amigo Enrique, saben de Toros.

Un fuerte abrazo para todos y enhorabuena Enrique.

Enrique Martín dijo...

Alberto:
Tampoco te confíes tanto, que no todo el mundo sabe de eso, pero sí que habría estado bien tenerte por allí. Además, con la gente de El Quite lo habríais pasado de miedo.
Un abrazo