viernes, 5 de diciembre de 2014

Animalistas, animabestias... o simples salvajes

No permitan que los animalistas decidan mi futuro.


Son muchos los que no están de acuerdo con los Toros, los que muestran una actitud displicente o incluso los que muestran una indiferencia extrema, pero si hay algo que me ocurre con los animalistas, opositores acérrimos a esta pasión, es que no dejan de sorprenderme y además me cuesta un mundo entender sus argumentaciones. No creo que tenga nada que ver el que se apiporren a lechugas y acelgas, con las que por otra parte no muestran ningún sentimiento fraternal. Qué curioso, tienen con las berzas el mismo comportamiento que con las personas a los que nos gustan los toros, a ambos nos quieren hincar el diente y si pueden, nos tronchan como si fuéramos hojas de rábanos. Y ruego me perdone Andrés de Miguel al compararle con una zanahoria, pues él ha sufrido en sus carnes la humanidad de estos amantes de los animales, que no quiero decir con ello que practiquen la zoofilia, ni mucho menos, que todo hay que aclarárselo a estos... a estos... a estos activistas en la defensa de los animales, de todos los animales.

Ya sabrán de la agresión sufrida por el propio Andrés de Miguel, que fue el que peor salió del suceso, Yolanda Fernández Fernández- Cuesta y Rafael Cabrera Bonet, durante la conferencia que estaba pronunciando la presidenta de la Asociación del Toro de Madrid. Según cuentan, unos individuos pretendieron boicotear el acto y como esto les debió saber a poco, ya sabemos que ellos están acostumbrados a grandes bocados, se liaron a mamporros. Había que callar “democráticamente” a quien utilizaba la palabra para hablar de algo con lo que no están de acuerdo. Por supuesto que los métodos deberían observar la proporcionalidad que requiere el enfrentarse a aficionados a los Toros. Doña Yolanda, una señora que osa hablar apasionadamente del toro; don Rafael, que como un violento anarquista se encierra entre libros, hasta tal punto, que puede que sea el más erudito bibliófilo taurino del momento; y Andrés de Miguel, que necesita sus casi dos metros para que le pueda caber tanto saber y tanta bondad. No hace mucho me crucé con él por la calle Arenal y acabé aterrorizado, iba paseando buscando rincones taurinos de Madrid. ¡Escalofriante! ¡Intolerable!

Es posible que los salvajes, como lo son las amapolas, los leones de la sabana, los cocodrilos del Nilo, las hienas y demás alimañas de la naturaleza y estos mismos delincuentes, pensaran que en una conferencia sobre Toros solo habría ancianos y seres timoratos que al primer golpe de viento meten la cabeza debajo de la mesa camilla no vaya a ser que se lleven un tortazo. Que no digo yo que alguno hubiera y que todavía esté temblando, pero lo que sí había era gente que vive una afición, que disfruta con ella y sobre todo, que no tiene que esconderse por ello y que no permite que unos zampaberengenas les pisoteen la dignidad. Estará Andrés tragándose el dolor, seguro, pero lo que no soportará es el pensar que alguien quiera imponerle una opinión y robarle su libertad a fuerza de golpes. Resulta paradógico, los animalistas que abogan por la no violencia, por esa paz y amor con las criaturas del reino animal, tratan a los seres humanos salvajemente, empleando la violencia verbal y la otra, la que fractura huesos, cuando les viene bien. Baste con no darles la razón y no acatar sus dictados, para que se líen a empellones. No creo que quieran poner en práctica lo que tantas veces vociferan, eso de que nos muramos, que todos los toreros tenían que estar muertos y lindezas parecidas, pero viendo sus reacciones, cualquiera diría que buscan la paz y el equilibrio con el Universo.


Cuando me enterado del suceso no puedo más que reconocer que me he indignado y habría pagado con dos cajones de nabos por habérmelas con uno de estos indeseables, sobre todo pensando en el talante de las tres personas que más sufrieron las consecuencias de la agresión y en especial al ver la imagen de Andrés de Miguel siendo agredido por estos animabestias, pero ahora ya más reposado, al menos puedo reflexionar sobre entes como estos. Pero yo les digo que no vayan a estos actos en los que la asistencia no puede ser multitudinaria, más por razones de espacio, que no por el interés que despiertan estas charlas, acudan a la plaza, vénganse un día a los toros, saquen su entrada y allí dentro podremos hablar, cada uno expondremos nuestros puntos de vista y estoy convencido que los aficionados a los toros tendrán un amor a los animales y a la naturaleza mucho más arraigado que ustedes, incluso comiendo chuletones de Ávila, viendo corridas de toros y haciendo la matanza allá por San Martín. Piensen una cosa, de los animales destinados a la lidia, el que menos vive lo hace dos años y en libertad, después de estar uno entero junto a su madre. Si este espectáculo desapareciese hoy mismo, la primera consecuencia, que no la única, es que en menos de una semana desaparecerían cientos de miles de cabezas, todo dependería de la saturación de los mataderos. Y uno de los primeros que lamentaría este holocausto sería precisamente don Andrés de Miguel, al que junto a Yolanda Fernández Fernández- Cuesta y a Rafael Cabrera Bonet dedico este escrito, mis mejores deseos y mi solidaridad. Seguro que ahora, desafortunadamente, son perfectamente capaces de discernir entre Animalistas, animabestias... o simples salvajes.

10 comentarios:

MARIN dijo...

Que te voy a contar yo ahora Enrique. Nada, porque a lo mejor suelto por la boca cosas de las que después me arrepiento. Pero todo esto me lleva a una reflexión. Si en estos últimos días se ha liado en este país la que se ha liado con el tema del fútbol (y con razón), ¿se le dará la misma repercusión en los medios de comunicación a esta agresión, o se dejará en el olvido por el tema de estar relacionado con el mundo del toro? ¿Es mas grave que se peguen ultras radicales de distintas ideologías políticas bajo los colores de un determinado equipo a que le peguen a unos aficionados a los toros?.

Todo esto es lamentable Enrique, tanto lo uno como lo otro, lo que pasa es que a los aficionados a los toros nos ningunean y nadie se queja.

Un abrazo.

pedrito dijo...

No señores, futbol es un deporte pacifico, pùblicos pacificos, niños educados con valores humanos, respecto de ajeno, jugadores, àrbitros, en tauromaquia sola hay violencia, somos acostumbrados atestiguar cada tarde....
Lo peor, los pùblicos quedan mudos, frente a los tramposos - y sus cumplices de los callejones - que puntillan a la Fiesta Brava, y frente las agresiones de los animalistas fascistas, sin olvidar los politicos profesionales podridos. Esos han olvidado que Hitler fué el primer defensor de los animales, mientràs que asesinaba millones de humanos.
¿Que podemos esperar?
Saludos

Andres de Miguel dijo...

Muchas gracias Enrique. No tengo muchas palabras ahora para dar adorno a mi agradecimiento. Gracias

Enrique Martín dijo...

Marín:
No sé si es cosa de que nos ninguneen cuando ocurren estas cosas, o simplemente es que no se enteran, porque no les interesa, eso sí que es ninguneo, para la sociedad no existimos.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Pedrito:
Resultan unas palabras muy duras, pero no porque tú lo hayas pretendido, sino porque describen una realidad y porque nos hacen meditar sobre ellas, pero como bien dices, no podemos quedarnos mudos.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Andrés:
No agradezcas, ponte bueno pronto y entonces todos estaremos contentos. También ha sido una válvula de escape ante la indignación de ver como los salvajes intolerantes campan a sus anchas.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Yo soy muy temperamental y me cuesta creer que la gente que presenció aquello se quedara quieta, y si lo hicieron luego que no digan que hay que defender la fiesta ante los ataques antis, porque han sufrido uno y se han quedado quietos, pero claro yo soy futbolera y del atleti, lo del rio para mi se queda corto, a mi me lleva la policia pero alguno va "tocao". Tirar por las escaleras a un pobre hombre merece mas castigo que el quedarse quieto, ni miedo ni ostias ¡¡¡YA ESTA BIEN!!!. Lo siento si alguien no coincide conmigo o si molesto a alguien pero ese dia se merecian haberles plantado cara a base de ostias

Una venteña

El Secreto de la Bravura dijo...

Enrique:

Amigo Enrique, esto es una vergüenza. Entiendo que no les gusten los toros e incluso los respeto. Intento escuchar sus argumentos y me pongo en su piel y hago fuerzas por entenderlos, porque pienso que piensan así porque no conocen al toro. Incluso he hablado con muchos antitaurinos y les he explicado mis argumentos y he escuchado los suyos. Lo que no comparto ni respeto es esta falta de respeto y libertad ¿se creen superiores a nosotros para prohibirnos algo totalmente respetable? ¿se creen por encima de nosotros para decirnos lo que está mal y lo que está bien? ¿En ningún momento piensan que a lo mejor son ellos los que están equivocados? Con la violencia y limitando nuestra libertad a la fuerza lo único que demuestran es que ni son capaces de respetar a sus semejantes, que no son capaces de defender sus argumentos de forma civilizada y que quizás son ellos los que están más cerca de los animales, puesto que el ser humano se caracteriza, o eso debería, por el diálogo y la capacidad de entendimiento.

Un abrazo y enhorabuena por denunciar un suceso así Enrique.

Enrique Martín dijo...

Venteña:
Esa rabia y esas ganas de "arreglar" las cosas por la vía rápida es lo que creo que nos ha invadido a todos, pero creo que en estos casos lo mejor es armarse de serenidad, pensar bien las cosas, ver las herramientas que tenemos a nuestra disposición y emplearlas con la ley y la justicia en la mano. Eso sí, sin ninguna contemplación, sin piedad y que a cada uno se le administre la medicina que mejor le convenga.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Alberto:
Yo hasta puedo entender a los antis, incluso lucharía porque pudieran opinar sobre su idea de lo que es esto, pero exijo lo mismo para mí, para todos los que queremos esto. Luego si quieren me pueden escuchar o no, es su derecho, hasta entiendo que quieran prohibir esto, pero ellos también deberían entender a quienes no quieren esa prohibición y tampoco deberían intentar imponerla a base de golpes, fuerza, amenazas o incluso por mayorías, pues esto de las mayorías no siempre es justo. Hasta puede que seas el mejor camino para alcanzar la uniformidad, el pensamiento único y hasta la falta de libertad de todos, pues no siempre se puede pertenecer a las mayorías. Siempre te tocará ser minoría en algo.
Un abrazo