viernes, 19 de diciembre de 2014

Arrastrar la muleta u obligar al toro

El natural, natural, la máxima expresión del toreo en el que se obliga al toro, se le domina y se le manda, imponiendo la velocidad, el temple, al que el matador quiere que vaya el toro. Cualquier otra cosa es eso, otra cosa.


Si hay un hecho que se valore especialmente en el toreo moderno es el de llevar la mano muy baja, porque según parece, así será más fácil que el toro vaya arrastrando el hocico por la arena. No diré que esto no sea así, ni tan siquiera me atreveré a quitarle valor a tal “acontecimiento”, pero lo que si me permitirán es expresar mis dudas y la necesidad de que alguien, uno o varios, me ayuden a despejarlas. No ocultaré que en esta, como en cualquier otra reflexión, asomarán mis gustos y preferencias personales. Y tengo que partir aclarando que detesto esos contorsionismos tanto en el cite, como en la ejecución del pase. Curiosamente esto se realiza con la muleta y no con el capote, que no digo yo que no estaría bonito ver a un espada recibir al toro tocando la arena con la frente. Pero en ese trance se produce casi exactamente lo contrario, pues rara vez se ve al espada entregado en el lance y sin estar más pensando en marcharse de allí que en realizar el toreo y sujetar al toro. Lo del capote es la eterna historia del “me echo pa’trás”. Si estos retorcimientos se realizar ya de primeras, reconoceríamos a los toreros no ya por la coleta, que dejó de ser signo de dignidad torera hace mucho, sino por las marcas que lucirían en la frente, como si se tratara de un castizo y cañí ojo de Shiva.

Pero la cuestión de esto del arrastre está en la muleta, como ocurre con casi todo lo que juzga y se valora en el toro hoy en día. En estas dudas que me planteo hay varios aspectos que me gustaría abordar. Al toro se le echa la muleta abajo, haciendo que ya de entrada tome la muleta muy humillado. ¿No se nos hurta una parte del pase? Y me explico. Quizá luciría más, aunque también sería más complicado y de mayor riesgo, el hacer que el toro se arrancara a un objeto que está a una altura natural, sin necesidad de forzar posturas, para una vez encelado, bajar la muleta como parte del natural, por poner un ejemplo, con las dosis necesarias de mando y de llevar toreado al animal. En ese preciso instante ya se obliga a modificar el viaje. Ya digo que no es nada sencillo esta manera de iniciar el pase, que por otra parte, en sentido estricto, sería el segundo cambio de dirección, aunque no siempre sería posible llevarlo a cabo, que es cuando el toro viene derecho al bulto y adelantando la pierna de salida, cuando ya se ha iniciado la embestida, con la muleta se le desvía en primer lugar hacia afuera, empezando a describir un arco en torno al torero.

Me cuesta explicar con palabras todas estas dudas y lo que es peor, no sé si conseguiré hacerme entender, pero bueno, sigamos. Ya tenemos al toro que ha metido la cabeza en la muleta y ahora hay que decidir la dirección que va a tomar y las condiciones en las que va a realizar el trayecto. Hay quien se queda embobado viendo como entra como un tren de mercancías, a dos por hora y sin desviarse ni un poquito, ni inmutarse aunque le quiten la muleta de golpe, él sigue el carril y cuando se haya pasado tres pueblos y caiga en que ya no sigue nada, igual se gira. Lo que me gustaría que me explicaran es el motivo por el que uno se conmueve cuando lo que ve es al toro ir como un Talgo a velocidad supersónica, para frenarse ante la tela y seguirla girando alrededor del que maneja la tela, rozándole las lucecitas que brillan con la luz, enroscándose en torno al torero, retorciéndose, pero sin dejar de querer coger eso que nunca acaba de alcanzar, hasta que una muñeca se rompe y lo deja colocado para el siguiente viajecito; dos tre, cuatro veces y cuando el toro piensa que va a hacer presa, le cambian el pitón y lo despiden por alto con el de pecho.


La muleta traza una línea descendente completando ese arco en torno del torero, que a través de la ligazón dibuja espirales de arte y emoción, para terminar con el de pecho. Pero siempre al ritmo que marca el torero, no al que al toro le vaya bien, porque el toro no decide el ritmo, la inteligencia se debe imponer a la fuerza bruta y en algunos casos, hasta consigue que esta parezca arte. Y, ¿por qué será que a mí me gusta más esto? Ya decía que son muchas mis dudas. Y el matador siempre erguido, marcando la pauta, bajando la mano, que no partiéndose el espinazo en ese empeño de llevar la tela a rastras, pero sin erigirse en dominador del pase. Simplemente es un dejarse llevar, un mero acompañar, que no me recuerda al toreo. No entro en más disquisiciones, pues haciendo todo esto, creo que no es posible conseguirlo sin cargar la suerte, pero cargarla de verdad, poniéndose en el sitio por el que la inercia llevaría al toro, al que se aparta con la levedad que procura un muletazo, para acabar devolviéndolo a su ruta inicial, pero haciendo escala en ese retorcerse que logra el mando y que quebranta al animal de tal forma, que este no puede por más que pedir la muerte. para mí el momento en que la gloria y la muerte se cruzan enganchados en la muleta.

8 comentarios:

MARIN dijo...

Enrique:

Tras algunos años de observación de lo que puede ser un natural, voy a tener la osadía de intentar explicarlo como yo lo veo. Según yo he observado, una cosa es el bajar la mano y otra muy distinta el bajar el hombro. Se puede bajar la mano pero sin partirse el espinazo con contorsiones imposibles y antiestéticas (para mi).

Siempre me enseñaron, que los muletazos son de arriba a abajo. El cite debe ser natural, sin estar forzado, para luego ir bajando la mano y mandar (que no acompañar) la embestida del toro, para acabar rematando atrás con la muñeca. No por llevar el estaquillador a una cuarta del suelo el toro va a humillar mas. El humillar está en la condición del animal y no en bajar mas la mano o menos.

Por otra parte, ¿Se puede empezar el muletazo citando con el estaquillador a una cuarta del suelo?...depende. Al bobón de turno quizás si. Ejemplos hay en internet de toreros toreando con una silla, y hasta con cualquier cosa. Con uno encastado y pidiendo papeles la cosa cambia. Como no estés tapado en el momento justo del embroque...te puede quitar del tabaco sin terapia ninguna.

En resumen Enrique, que cada natural tiene su que siempre atendiendo al animal que tienes delante. Hay toros que se torean solos, y otros, que una vez QUE SE LES PUEDE, se torean. Que el natural debe ser eso, natural, sin posiciones forzadas, de arriba a abajo y rematando detrás para poder ligar el siguiente. Pero claro, todo esto es según siempre mis observaciones insisto, que para esto tendría que venir un profesional y explicarlo.

Perdona por el chapón que te he vuelto a dar. Un abrazo y Felices Fiestas.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Ya se me van aclarando las dudas, pero te voy a confesar una cosa. A medida que iba escribiendo, no sé por qué, tenía la sensación de que me estaba dando el sol en la cara, sentado en una terraza en Úbeda, porque aquella mañana me contaron tan bien como lo has contado tú ahora, lo que es un natural. Y me acuerdo de eso de que el toro cree que va a coger la tela, se la vas apartando y sigue y sigue hasta que al final ya no puede más, porque el giro de muñeca le manda a donde él no quería ir.
Un abrazo y Feliz Navidad.

MARIN dijo...

Vaya fin de semana aquel Enrique. Lo que aprendí en todo el fin de semana no se me va a olvidar. Hay que repetir aquella mañana de Ubeda.

Por cierto, se me olvidó decírtelo en el comentario anterior. La entrada...ENORME!!!! como siempre. No se puede ser mejor aficionao. Esta entrada me sirve para reafirmarme de que aun no habiéndose puesto delante en plan profesional, se puede torear desde el tendido mejor que muchos en el albero.

Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Ya lo creo que hay que repetirlo. Muchas gracias por mantener la tribuna abierta, por entrar a leer, por pensar en lo que lees y por pararte a expresar tu opinión. Y encima eres tan grande que no te das cuenta de lo que ayudas, lo que enseñas y lo que se disfruta teniendo a Marín como amigo.
Un abrazo, torero

Jose Luis dijo...

Bonito muy bonito de verdad, es posible el toreo que esta ejecutando el Juli?
Saludos

Enrique Martín dijo...

José Luis:
Pues no me atrevería a afirmarlo, casi diría que no, pero ya digo que tengo muchas dudas.
Un saludo

Antonio Fernández Box dijo...

Para mi personalmente,el toreo natural llevado a su máxima expresión es el que ejecuta José Tomás algunas veces, pues hace lo verdaderamente dificil, tan natural,que es enroscarse el toro a la cintura teniendo que girar (el toro) en el embroque pues él cita con el pecho, para ceñírselo a su cuerpo, alargar el muletazo, llevando al toro en los vuelos de la muleta y dejárselo preparado para ligar el siguiente, todo ello con una suavidad en que toque (algunas veces es inperceptible) y sin forzar su postura ni al toro que parece mas bien invitar que obligar al toro a embestir.
Saludos.

Enrique Martín dijo...

Antonio:
parece que me has leído el pensamiento. Es que esa descripción creo que es exactamente, y perdón por la inmodestia, el toreo de José Tomás. Y parece que no hace nada, que es otra de las grandezas del toreo de siempre.
Un abrazo y perdón por la tardanza en la respuesta, pero es que me ha pillado fuera.