domingo, 3 de enero de 2016

Queridos Reyes Magos, ¿me traéis un toro?

Mis queridos Reyes/as Magos/as

Yo sé que somos muchos los niños que pedimos cosas y cosas, que hacemos listas muy largas de todo lo que queremos que nos traigáis, quizá esa sea la explicación a tantos años ignorando mis deseos. ¡Vale! Yo soy un niño bueno, que se come todo, que obedece sumisamente a sus papás, maestros, hermanos mayores, personas mayores, políticos que son los mayores... y además, soy muy comprensivo; así que borrón y cuenta nueva, sin rencores. Eso sí, por favor, no paséis de mí también este año, no sé si lo podría resistir y tampoco sé si a ustedes, mis majestades, les quedaría mucho en el cargo, pues no tardaría ni dos minutos en ponerme de parte de esa idea del Papa de las Reinas Magas. Que tengo la sensación de que ustedes se me han acomodado, se han aferrado al cargo y aunque no sean capaz de cumplir las ilusiones de los niños, aquí no dimite nadie. Pues ojito, que vienen las reinas.

Bueno, pues a lo mío. Yo este año solo les pido una cosa, algo muy facilito: Un toro. Uno de esos con sus pitones, su trapío, con presencia y cara de acoj... y cara de toro. El color lo dejo a su gusto, me da igual negro, que cárdeno, que castaño, que berrendo, ¡berrendo! Ya ni me acuerdo como es un toro berrendo. Pero ya digo que en esto no me voy a poner pejiguero. Eso sí, que sea encastado y si ya fuera bravo, ¿para qué más? Es que ni me lo puedo imaginar. ¡Un toro bravo y encastado! ¿Existirá de eso?  Pero ojo, que no quiero un toro bravo y encastado de esos que pone debajo de la penca del rabo “Made in Taiwan”, no, de esos no. Creo que esos tienen piezas pequeñas desmontables y me las podría tragar y que luego me hicieran daño por no poderlas digerir. Que cuando no se puede digerir un toro de estos se pasa muy mal. Que ha habido veces que la gente ha estado toda una temporada a ver si eso pasa y que no hay manera. Mejor, en este caso, producto nacional, o ibérico, que da lo mismo. No vamos a discutir ahora que el toro sea un Palha o Murteira, ¡Quiá! Faltaría más. Hombre, si es por afinidad del paisanaje, estaría de fábula que fuera uno de Salamanca. Lo mismo, hasta podría ser berrendito y todo. ¿Podrá ser este año? Miren ustedes que con solo un toro ya me apañaría yo para ir poniendo en su sitio más de tres desajustes de esto de la Fiesta de los Toros.

Con un toro, pero de los que yo quiero, ya no tendría que pedirles un ordenador, ni un clasificador, ni nada. Esto es como la termomix, tú lo pones en el ruedo todas las tardes y él solito te va poniendo todo en claro. “Tú vales, tú no vales, tú para allá, tú para adentro, a ti te quiero volver a ver”. Y sin tenerle que dar más instrucciones. Lo que son las cosas, que sabia es la naturaleza. Un simple torito bravo y encastado te hace la limpia de las malas hierbas en un pis pas. Además también se ocuparía de que la pureza volviera al toreo, no esa de los encastes, sino la del toreo de verdad, la del toreo puro, pues a este torito eso de que le citen y le quieran llevar con el pico de la muleta, pasándolo a larga distancia, allá por la circunvalación y en línea recta, sin mandarle y sin bajarle la mano sometiéndole, lo lleva mal. Que le da por levantar los pies del suelo al atrevido que ose intentar tomarle el pelo. Pero no se confundan, que no es mal chico. Si le haces las cosas como se debe y desde el primer momento se le hace saber quién manda allí, al final suele entregarse, sin que te deje confiarte, pero se entrega.

Además, con un toro, en cuantito que el público lo viera, seguro que se enamoraría de él y ya no soportaría ni una sola tarde más ese animalejo del “made in Taiwan”. Me juego un duro que sí. Que eso de la durabilidad, la toreabilidad y la aburribilidad iba a saltar por los aires a la voz de ya. Iban a volar los yintonises y los canapeses a la primera arrancada. Se iban a arruinarlos vendedores de pipas y chuches a la puerta de las plazas. Eso sí, igual si alguno reconvertía el negocio y vendiera valeriana embotellada, igual hacía el agosto. Los toreros ya no tendrían que ir mendigando respeto, ni ir asaltando plazas para arrancar orejas, como si fueran robagallinas en la noche. El público y el aficionado se les entregaría sin reservas. Quizá sería el momento de recuperar al matador de toros y comenzaría la extinción de la figurita de mazapán. Bastaría que el toro, mi toro, saliese todas las tardes, para acabar con los bailes de corrales, las amenazas de no torear y los atropellos exigiendo inconfesables manipulaciones de los pitones. Y todo esto con un toro.


Los voceros de las teles, las radios, prensa del movimiento y redes sociales tendrían que volver al sitio del que nunca debieron escapar, al de la verdad del toro, al de su integridad, sin concesiones a la figurita que luego responde a los halagos generosamente. Quizá hasta dejarían de lado ese afán de adoctrinamiento de las masas para que no molesten a los que tanto les dan. ¿Se imaginan ustedes? Mis majestades y todo esto solo con un toro. Que no pido más, que no hace falta ni güiffi, ni bluetooth, ni actualizaciones, ni na’ de na’. Ustedes me traen el toro y ya les digo, él solito me hace el resto del trabajo. Que si me traen a mí el toro, seguro que a muchos aficionados ya no tendrían que traerles nada, que con mi regalo se apañarían con todo el gusto del mundo. Piénsenlo. Y no les entretengo más, lo dicho, queridos Reyes Magos, ¿me traéis un toro?

4 comentarios:

fabad dijo...

Feliz año nuevo, amigo Enrique. Tu no pides los Reyes del 6 de Enero. Tu pides un milagro... A lo mejor en Pentecostés, en Vic Fezensac, te encuentras con alguno. Eso si, Morante, Manzanares, Talavante, Perera, Castella, Ponce, Juli, Cid, Abellán,...puede que ya ni Urdiales (antes si iba) van a estar allí. los Toros ya están comprados, y andan buscando TOREROS que quieran ir.
Si algún día te encuentras con alguno en algún sitio...AVISA.
Un abrazo.

MARIN dijo...

Recuerdo ese anuncio de hace un par de años Enrique, el de ese niño abriendo su regalo junto a el árbol de Navidad: "¡UN TORO! ¡UN TORO!, ¡ES UN TORO!...pues eso.

Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Fabad:
Ahora corren que vuelan las fotos de los toros para tal y cual feria, muchas de Francia, pero, ¿Y los toreros dónde están? Como si fuera la canción de la escalera. Pues estarán eligiendo las camadas de borregos que se van a comprar para el año que empezamos.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Marín:
Y lo curioso es que antes, detrás de un toro, siempre solía haber un torero. Era el regalo completo.
Un abrazo