jueves, 1 de junio de 2017

Un, dos, tres… ¡Fiesta!


Sin picar, la locura; el día que nos permitan un tercio de varas completo...

Absténganse aficionados aburridos; en la plaza de Madrid se reserva el derecho de admisión y solo se permitirá el acceso a los que de verdad vayan a divertirse, porque esto es la ¡fiestaaa! Disfrutemos de la alegría de la vida, de lo chabacano, de lo vulgar y de los torsos sin depilar. ¿Que qué tienen que ver torosos pilosos con esto de los toros? Pues casi tanto como lo que se ve en el ruedo y que hace que la masa pierda el sentido y se entregue a esa orgía del ¡Bieejjjnnnn torero! Pobres japoneses que se hayan gastado la mosca en la corrida de Victoriano del Río, ¿qué idea se habrán llevado de los toros? Veinte horas de avión de vuelta rumiando que eso de las corridas de toros es una oda a la chalanería, al animalito que hay que cuidar con sopitas y buen vino para que al menos llegue al momento en que un señor empieza aponer posturas a la altura de su hocico, del toro, claro.

Cartel, ¿qué digo cartel? Un cartelazo. Los artistas del “tatoo” van a tener cola a la puerta con todos los que se lo querrán tatuar en las nalgas, y a todo color. Y el primero de todos, en lo alto del cachete izquierdo, Miguel Ángel Perera, que para ir calentando el ambiente de este jolgorio modernista, elogio de la Tauromaquia 2.0, permitió a su primero que anduviera suelto, hasta que se encontró con el caballo. El de don Victoriano se puso a empujar, quién no lo hacía era el pica. Cara altita y alguna coz que otra, aquí se pelea con todo. Hablar de segunda vara me parece ofender a la verdad, pues no creo que rozar levemente con el palo sobre el lomo del toro pueda tomarse como tal. Igual que llamar quite a una danza para conjurar el mal de ojo ejecutada por Roca Rey con el trapo rosa. Tomó la muleta Perera, para mostrar un exceso de prisas, acelerado, permitiendo que el toro le tocara el engaño. Sin mando, entre retorcimientos y retrasando ostensiblemente la pierna de salida, atravesando la muleta un poco demasiado. Se le vencía por el pitón derecho, a lo que respondió con el pico y echándose al animal para afuera, con poca chispa, así que el personal se entretuvo buscando a Morante en el tendido del 7. No había color, entre Perera toreando y Morante sin torear, está clara la elección. Lo que disfrutó el personal con los rizos de José Antonio. Ya en el segundo del extremeño, el que hacía cuarto, con eso de que ya se había merendado, ya se habían trasegado los primeros yintonis y cervezas y se había cogido confianza con el vecino, los ánimos se vinieron arriba. Si bien es verdad que el toro llegó dos veces al caballo, tampoco se puede hablar de que se le picara. Y como estábamos de fiesta, Perera reedito su Caribe mix con un quite que más bien parecía un potpurrí de quites, pero sin poder identificar ningún canto.  Comenzó la faena citando de lejos en los medios con culerinas y barrigonas, allá dónde cayera el toro. Prosiguió con su habitual sesión de pico, pierna atrás, sin rematar los muletazos y con el consabido partelomos marca de la casa. Pases empalmados que no ligados, salteados con algún enganchón que otro, para rematar con molinetes y molinillos, que si por delante y por detrás, invertidos, alborotados y ya puestos, hasta una oreja le concedieron ¡fiestaaaaa!

Quizá habrá quién le eche en cara a López Simón el no sumarse al jolgorio, pero es que el pobre no está para jaranas, y como para estarlo, se pone a recibir a su primero a pies juntos y este se le va a corretear por el ruedo. Como todos, fue al caballo, pero ahí acabó su contacto con la suerte de varas, que se redujo a ver el peto de cerquita, bien cerquita. Hubo momentos que el de don Victoriano, incluso no perdió las manos. Quizá por eso el espada no se atrevió a bajarle mínimamente la mano. Desde muy fuera, muleta al bies, pierna retrasada y unos muletazos empalmados, que gustan mucho al personal y cuando no había para más, pues repertorio talanquera, invertidos, trapazos del revés y del derecho tras haberse desecho del palo que de lejos parece una espada. Al quinto también intentó eso de los pies juntos, pero como el animal le arrollaba, optó por el baile y no pararse quieto. El toro fue suelto al caballo y tras cogerlo trasero y rectificar, el caballero se fue al suelo. De nuevo suelto al segundo encuentro, para que Tito Sandoval le cogiera en buen sitio y señalara el puyazo. Qué gran ovación al de aúpa y eso que no picó, que si aprieta un poquito, igual le nombran dama de honor de la ¡fiestaaa! ¿Se imaginan a un cantante que le ovacionaran cerradamente por no cantar? Yo tampoco, pero en los toros todo es diferente, hasta las fiestas. El de don Victoriano iba allá adónde le llamaran, capotes, banderilleros y hasta a la muleta de López Simón, que le recibió de rodillas, con lo que eso alegra y anima. El animalico embestía y embestía sin reservas, pero al final todas esas buenas embestidas las desperdició el matador con un repertorio vulgar, aburrido y superficial, además de acelerado. Al final buscó el burel amparo en las tablas, harto y aburrido de tanto destoreo.

Pero el alma de la fiesta tenía que ser Roca Rey y digo de la fiesta, nadie ha hablado de torear, ¿no? Que si nos ponemos pejigueras, al final va a resultar que este chico no hace nada que recuerde al toreo fundamental, ni mucho menos a lidiar. Dejó que su primero diera mil y una vueltas por el ruedo, pero tampoco crean que el peruano se azoró, ¡qué va! Se marchó el toro suelto al picador que hacía la puerta en los dos puyazos, para que le taparan la salida y cabeceara con desesperación cuándo tenías las tablas a la espalda. En el segundo encuentro apenas le tocaron y directamente marchó a toriles. No sé si será de las peores lidias dadas a un animal en esta feria, esperaremos a ver si se lleva el premio como la más desastrosa del ciclo, pero, ¿qué caramba? ¿Estamos de fiesta o no estamos de fiesta? Pero Roca rey a lo suyo, se empeñó en hacer un quite capote a la espalda y por allí iba contoneándose con el mantón a la espalda, como si esperara que alguno se arrancara a cantarle el Cucurrucucú Paloma. Primera colada por el pitón derecho, sin poder hacerse con él, que a la mínima se iba de la suerte, espantado. Mucho pico y largando tela, para al segundo muletazo marcharse, así hasta que acabaron ambos a la puerta de toriles. Allí se hartó de pegar trapazos entre la algarabía popular; tantas eran las ganas de fiesta, que se le jaleaban hasta los muletazos moviéndose. Empalmados, invertidos, metido entre los cuernos, Un primor. Tras una entera rinconerilla, cundió la preocupación, porque muchos no entendíamos a qué venía esa agitación continua del brazo derecho, ¿le pasaría algo malo? Una orejita que es mejor que no intenten entender los motivos. Háganme caso, que servidor se ha tenido que tomar un caldito caliente para entonar el cuerpo después de tal impresión. El sexto también tuvo oportunidad de corretear, que don Roca no le iba a negar tal capricho. Ausente de la posible lidia, esperaba el maestro a la muleta, que es lo mejor para animar un fiestorro. Pero las caídas continuadas, con la inestimable colaboración de los trapazos supersónicos, no permitieron que el espada se explayara en su vulgaridad. Lo que me gustaría a mí es pillar a ese que la lió de semejante manera cuándo se le ocurrió decir aquello de Un, dos, tres… ¡Fiesta!

8 comentarios:

eldesjarretedeacho.blogspot.com dijo...

Enrique y Yo que me estuve andando por los alrededores antes que empezara "La Fiesta" , veo que no perdí na.
Un fuerte abrazo y encantado de haberos conocido in personae

POCHO

Anónimo dijo...

Conocerlo Pocho a usted señor Martín es interesante por la enorme afición y amor al Toro y la fiesta que comparten.Vale el bieeeenn.
Lo de la pica me recuerda una frase del Pimpi padre acerca de la falta de fuerza de los toros;
si no aguantan dos o tres puyazos es culpa del ganadero.Ahora no solamente sacan punta,también parece que afeitan.Los de la tv deberían pedir que la divisa la ponga el picador y todos contentos.
G.U.C.

Anónimo dijo...

Ahora vacunan a los toros en lugar de picarlos.Me parece injusto el que Sirio no reciba una ovación enorme por coger la montera cuando hacía hilo el manso,fue de más riesgo que lo de la muleta de Adame.Ja.Se supone que los comentaristas de la Tv deberían tener algún grado de influencia en la buena educación de los televidentes y no equivocarlos por interés.Sin embargo cuando se les escucha,se llega a la conclusión que se amparan en el servilismo y falta de sinceridad con lo que sucede en la arena.Muchas gracias y saludos.
Docurdó.

Anónimo dijo...

Enrique, ayer los tendidos de Las Ventas estaban pobladas de glamour, que no entienden una corrida sin orejas, y menos si no son para los toreros de moda a los que van a ver y aplaudir. No me gustó la corrida de D. Victoriano a excepción de uno o dos toros y de los matadores, prefiero no comentar, acertadamente lo hace Vd. El día 6 espero acudir con dos compañeros del club, y si es posible, saludarle. Un saludo. Rigores.

Enrique Martín dijo...

Pocho:
Fue un placer enorme y una sorpresa muy agradable. No me lo creía. Muchas gracias por acercarte.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

G.U.C:
Yo creo que Pocho tiene más afición y saber que yo, pero eso no lo vamos a discutir. Lo de los picadores ya no tiene nombre. Al final, como bien dice, la divisa contará como un puyazo. De hecho ya hay veces que sangran más por ella, que por la puya.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Docurdó:
Completamente de acurdo, pero desde la tele no solo no educan, sino que se inventan tretas miserables para justificar lo que no tiene justificación y mantener así su puesto. Cosas como eso de que los toros que se duelen en banderillas se duelen de bravos. Esto no tiene ni pies, ni cabeza.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Rigores:
Será un auténtico placer, un privilegio. Lo que estamos viendo es que sale el animal que piden y aún así, no saben qué hacer con ellos. Pases, pases y más pases.
Un abrazo y hasta el 6.