Esto es lo que estamos enterrando cada vez que se aplaude el no picar |
Habrá quién se piense que el fin de la suerte de varas será
que un día llegue un señor, la autoridad competente, y decida que se acabó, que
ni un caballo más con faldas en una plaza de toros y que el palo más largo que asome
por el ruedo sea el de un chupa chups de un arenero. Pero no, las cosas no son
tan simples, el día a día se va ocupando de ir cavando la fosa en la que
entonces sí, alguien enterrará definitivamente lo que ahora es el primer tercio
de la lidia, tal y cómo ahora la conocemos. Y quizá, si antes no se ha
certificado tal circunstancia, el enterramiento de la propia fiesta de los
toros.
Pero muchos de los que levantan el estandarte de defensores
de la fiesta, con la otra mano están sacando de forma incesante puñados de
tierra para que en el hoyo quepan el caballo, el picador, el peto, la mona, el
palo, los manguitos y hasta el trapo que ciega a los caballos. Llámenme
exagerado, pero la sucesión de hechos no hace más que confirmar todo esto. Que
algo tan razonable en su momento para muchos como es el reducir de tres a dos
los puyazos, ya fue el inicio de esa carrera por ir quitando fundamento al
caballo. Parecía como si los encuentros con el peto no fueran para medir la
bravura y si para quitar fuerza al toro y quizá para ahormar la embestida,
considerando que la ejecución fuera la correcta, que de eso habría mucho que
hablar. Pero no es solo el acortar las
entradas, los puyazos, porque también se va acabando con el tercio de varas en
el momento en que sale un toro que no se tiene en pie, el público lo admite, el
presidente lo mantiene y se consiente que no haya posibilidad de desarrollar
correctamente la suerte.
Se va acabando con el tercio de varas en el momento en que
alguien admite que el toro ya ha salido ahormado y que prácticamente no es
necesario que pase por el caballo. Porque, ¿quién no ha escuchado semejante
barbaridad de reputados personajes del taurinismo, incluidos matadores de
toros? Que barbaridad es, pero, ¿qué me dicen de los que aplauden ceremoniosamente,
como verdaderos conocedores de la lidia, cuándo los que deberían picar no
pican? Así están las cosas, el animalito se arranca y casi antes de que tope
contra la guata, el de arriba le propina un leve toque con el palo, para
inmediatamente y con sumo cuidado levanta la puya, incluso en el primer
encuentro, provocando una sonora ovación entre los que reconocen no tal mimo,
sino que la suerte de varas es una pura pantomima.
Pero tan malo es el no picar, cómo el masacrar o ejecutar de
mala forma la suerte. También se entierra la suerte de varas permitiendo que el
toro no se ponga correctamente en suerte, admitiendo como algo inevitable el
tapar la salida, el que el de arriba se cebe con el toro buscando escapar del
peto, el callar cuándo los matadores se inhiben de la lidia en este primer
tercio, que cada uno se quede allí dónde le parezca, que se pueda interferir en
el hecho de que el toro solo ponga su atención en el peto, el permitir que el
picador transite por el ruedo en el sentido de las agujas del reloj. Son mil y
un detalles los que concurren en esta suerte. Y aparte de todas, un hecho que
desagrada al aficionado, pero que solo en casos muy escandalosos enfada al
personal: los puyazos traseros, los puyazos en mitad del lomo, los puyazos en
la paletilla, el convertir al toro en un acerico.
¿Realmente queremos que perdure la suerte de varas?
¿Realmente queremos que perdure la fiesta de los toros? Pues quizá ayudaría que
el aficionado y público en general mantuvieran el rigor y la exigencia, que
piensen más en el toro y no tanto en los triunfos de los matadores. Que a todos
nos agrada ver salir a un torero con los trofeos en la mano, pero fundamentados
en el haber podido a un toro, en haberlo dominado a través de los cauces que
ofrece la lidia, entre los que por supuesto está el caballo, porque todo lo que
se haga en contra de ello nos mostrara que así se acaba con el tercio de varas.
2 comentarios:
En complicidad con la prensa a su servicio han vendido la idea que la suerte de varas carece de importancia y que el numeroso público indocto en la materia busca la perfección en el toreo y,en consecuencia el toro ha perdido agresividad,movilidad y la capacidad de transmitir emoción.La casta resulta molesta a las ''figuras'' y han impuesto un animal más noble,obediente y bondadoso que bravo.Si no respetan al toro todo lo que hagan con él seguirá siendo una farsa.Saludos.
M.D.S.
M.D.S.:
Ahí, en el tercio de varas se apoya principalmente el fraude, porque en el primer tercio es dónde afloran muchas condiciones del toro, entre ellas, esa misma, la de toro. Pero cómo dicen por ahí, al final tendrán lo que quieren; lo que no sé es si les gustará.
Un saludo
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