Nadie me negará que el espectáculo que se está viendo en torno al folletín del Parlament es cuando menos bochornoso. ¿Tan ignorantes y tan indocumentados son los parlamentarios catalanes que necesitan que vayan a contarles de qué va esto de las corridas de toros? Y si es así, ¿qué votaron cuando decidieron iniciar todo este proceso? Quizás han querido ser más papistas que el Papa y en un exceso de celo y de equidad han querido oír los argumentos de las partes. Lo que yo no tengo claro es que todas estas comparencias varíe el voto de sus señorías, ni que sus señorías no tuvieran una opinión propia sobre los toros, previamente a esta parada de los horrores.
Yo entiendo que los pro-corridas de toros vayan a defender su pasión. No conozco ni un solo aficionado que no caiga en la tentación de hablar de toros si se le presenta la oportunidad. Y también entiendo a los antitaurinos que intenten atacar hasta la aniquilación a su abyecto enemigo. Pero lo que estos pretenden es la abolición sin más. No se han planteado ni la más mínima documentación y se mantienen en sus mismos argumentos desde hace décadas, sean o no verdad, sean o no una barbaridad. No voy a entrar en estos argumentos, que no me parecen dignos de ser repetidos, y menos en horario infantil. Pero ¿qué pretende ese señor mostrando un estoque a sus señorías? ¿Alguien se cree que algún aficionado piensa que eso no lo nota el toro? Por supuesto que lo nota, igual que la puya, las banderillas o verse dominado por un trapo que quiere coger, pero que le hace seguirlo una y otra vez, retorciéndose y lanzando cornadas al aire. La cuestión principal, el quiz, como diría un erudito, es cómo se comporta el toro ante todo esto. El toro no huye, al contrario, se crece e intenta imponer su supremacía ante el torero. Nota la puya y empuja más y más, aunque tenga franca la salida. Siente las banderillas y vuela queriendo coger a quien se las ha prendido.
A los que nos tildan de salvajes, asesinos y ya no sé cuantas cosas más, intentamos justificar nuestra afición por haberla compartido con genios universales del arte, como si estos fueran los que lo convirtieran en acto cultural. Yo no estoy de acuerdo con esto. Creo que los Lorca, Picasso, Benlliure o Goya ya lo tenían asimilado como acto cultural y como forma de expresión de las gentes de unos territorios determinados. Lo que ellos hicieron fue no negarse a sucumbir a ello y plasmar en el lienzo, en el papel o esculpir en la piedra un sentimiento, una fuerza expresiva que les venía de dentro y que ha contribuido decisivamente a la universalización de este arte. Quizás esto nos tendría que hacer reflexionar a todos, aficionados y no aficionados, y pensar en cuál sería la situación sin corridas de toros. Puede que además de las corridas de toros se aboliera también un rasgo fundamental de nuestra cultura. Porque algo que está unido a los pueblos de la península Ibérica desde mucho antes de ser Ibérica, no puede eliminarse con un decreto y tras unas votaciones. Sólo hay una forma de conseguir que las corridas de toros desaparezcan, y es que éstas caigan en un profundo declive, que no interesaran a nadie y que como consecuencia de esto murieran.
Pero igual que la fiesta de los toros no puede hacerse desaparecer a golpe de decreto, tampoco se pueden proteger con estas mismas armas. No me parece ni muy lógico, ni acertado, el brindis al sol de la señora presidenta de la Comunidad de Madrid. No creo que esto favorezca a los toros, quizás a ella que tiene sus expectativas puestas en otro sitio, puede, pero no a la fiesta de los toros. Y el motivo es el mismo, tampoco podemos empeñarnos en hacer aficionados a golpe de leyes. En este caso creo que la forma de ayudar y promover este espectáculo es garantizar su integridad, anteponer el toro ante cualquier interés de toreros, empresarios, periodistas y demás almas errantes de este mundo y salvaguardar los intereses del espectador, que es el que mantiene todo este tinglado; porque paga sus entradas, porque compra libros, periódicos, escucha los programas de radio y televisión y porque lo vive con una pasión y afición desinteresada. Quizás, y aprovechando esta fiebre protaurina de doña Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, haría mejor en pensar como empezar a hacer esto en la plaza de Madrid. ¿Qué mejor escaparate para este fin? Igual podría exigir a sus colaboradores que cada año la feria de San Isidro, Otoño, la Comunidad o la Paloma, superen al anterior, que los carteles de temporada sean realmente atractivos y así intentar que el aficionado vuelva a visitar las Ventas todos los domingos y fiestas de guardar con el aliciente de poder ver algo, y no para seguir acumulando muescas en su corazón de aficionado.
Como un maestro de esto ha dicho hace poco, un tal José Antonio Morante, alias de la Puebla, que para el que no lo sepa es puro sentimiento torero, lo mejor para defender la fiesta de los toros es mostrarla. Y mejor si es con toda su verdad e integridad.
Yo entiendo que los pro-corridas de toros vayan a defender su pasión. No conozco ni un solo aficionado que no caiga en la tentación de hablar de toros si se le presenta la oportunidad. Y también entiendo a los antitaurinos que intenten atacar hasta la aniquilación a su abyecto enemigo. Pero lo que estos pretenden es la abolición sin más. No se han planteado ni la más mínima documentación y se mantienen en sus mismos argumentos desde hace décadas, sean o no verdad, sean o no una barbaridad. No voy a entrar en estos argumentos, que no me parecen dignos de ser repetidos, y menos en horario infantil. Pero ¿qué pretende ese señor mostrando un estoque a sus señorías? ¿Alguien se cree que algún aficionado piensa que eso no lo nota el toro? Por supuesto que lo nota, igual que la puya, las banderillas o verse dominado por un trapo que quiere coger, pero que le hace seguirlo una y otra vez, retorciéndose y lanzando cornadas al aire. La cuestión principal, el quiz, como diría un erudito, es cómo se comporta el toro ante todo esto. El toro no huye, al contrario, se crece e intenta imponer su supremacía ante el torero. Nota la puya y empuja más y más, aunque tenga franca la salida. Siente las banderillas y vuela queriendo coger a quien se las ha prendido.
A los que nos tildan de salvajes, asesinos y ya no sé cuantas cosas más, intentamos justificar nuestra afición por haberla compartido con genios universales del arte, como si estos fueran los que lo convirtieran en acto cultural. Yo no estoy de acuerdo con esto. Creo que los Lorca, Picasso, Benlliure o Goya ya lo tenían asimilado como acto cultural y como forma de expresión de las gentes de unos territorios determinados. Lo que ellos hicieron fue no negarse a sucumbir a ello y plasmar en el lienzo, en el papel o esculpir en la piedra un sentimiento, una fuerza expresiva que les venía de dentro y que ha contribuido decisivamente a la universalización de este arte. Quizás esto nos tendría que hacer reflexionar a todos, aficionados y no aficionados, y pensar en cuál sería la situación sin corridas de toros. Puede que además de las corridas de toros se aboliera también un rasgo fundamental de nuestra cultura. Porque algo que está unido a los pueblos de la península Ibérica desde mucho antes de ser Ibérica, no puede eliminarse con un decreto y tras unas votaciones. Sólo hay una forma de conseguir que las corridas de toros desaparezcan, y es que éstas caigan en un profundo declive, que no interesaran a nadie y que como consecuencia de esto murieran.
Pero igual que la fiesta de los toros no puede hacerse desaparecer a golpe de decreto, tampoco se pueden proteger con estas mismas armas. No me parece ni muy lógico, ni acertado, el brindis al sol de la señora presidenta de la Comunidad de Madrid. No creo que esto favorezca a los toros, quizás a ella que tiene sus expectativas puestas en otro sitio, puede, pero no a la fiesta de los toros. Y el motivo es el mismo, tampoco podemos empeñarnos en hacer aficionados a golpe de leyes. En este caso creo que la forma de ayudar y promover este espectáculo es garantizar su integridad, anteponer el toro ante cualquier interés de toreros, empresarios, periodistas y demás almas errantes de este mundo y salvaguardar los intereses del espectador, que es el que mantiene todo este tinglado; porque paga sus entradas, porque compra libros, periódicos, escucha los programas de radio y televisión y porque lo vive con una pasión y afición desinteresada. Quizás, y aprovechando esta fiebre protaurina de doña Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, haría mejor en pensar como empezar a hacer esto en la plaza de Madrid. ¿Qué mejor escaparate para este fin? Igual podría exigir a sus colaboradores que cada año la feria de San Isidro, Otoño, la Comunidad o la Paloma, superen al anterior, que los carteles de temporada sean realmente atractivos y así intentar que el aficionado vuelva a visitar las Ventas todos los domingos y fiestas de guardar con el aliciente de poder ver algo, y no para seguir acumulando muescas en su corazón de aficionado.
Como un maestro de esto ha dicho hace poco, un tal José Antonio Morante, alias de la Puebla, que para el que no lo sepa es puro sentimiento torero, lo mejor para defender la fiesta de los toros es mostrarla. Y mejor si es con toda su verdad e integridad.
PD: Mi recuerdo a la familia Rivas que está pasando por unos momentos muy amargos. J.L. Rivas D.E.P.
11 comentarios:
Enrique, como siempre, has dado en el clavo.
Has plasmado en tu post casi todos los pensamientos que estos dias me rondan la cabeza a raíz del temita del Parlament pero que, sinceramente, no me apetecía escribir. El tema me empieza ya a cansar bastante. Este popurri de información que estamos recibiendo estos días me tiene tremendamente desasosegado y hastiado y lo único que me apetece ya es ver Olivenza, Castellón, Valencia y las siguientes. Que empiece ya la temporada que queremos hablar, pero de toros.
Dan pena esos "parlamentarios", porque parlamentar implica diálogo y cuando el "diálogo" es de sordos, porque unos se empeñan en impedir que la contraparte exprese su punto de vista, o se dirige a ella en un dialecto o idioma que aquella no comprende, lo único que pretende, es precisamente no-parlamentar.
Me dan pena también los que cayeron en el garlito del Parlamento de Cataluña, porque su decisión se ve que está tomada de antemano y solo la han barnizado de "democracia" para que no les tachen después de intolerantes y autoritarios, que es lo que en el fondo y en la superficie son.
A la fiesta solo la podemos defender asistiendo a las plazas, exigiendo el toro íntegro y señalando cuando las cosas no se hacen como es debido. Lo demás, lo demás será solo palabrería hueca, como la que generalmente se pronuncia en las tribunas parlamentarias.
Saludos desde Aguascalientes, México.
Xavier:
Que razón tienes y que bien defines lo que es parlamentar. Y como bien dices, lo único que podemos hacer es ir a la plaza y exigir un espectáculo íntegro. Saludos para México.
Toro de la Jota:
Si quieres que te confiese la verdad, no tenía ninguna intención de escribir nada sobre este asunto, pero ese esperpento que nos han brindado parlamentarios, antitaurinos y presidentas de Comunidad Autónoma, y lo que te rondaré, me han hecho sentarme ante el teclado. Un saludo y ánimo.
Xavier ¿desde cuando algun parlamentario va al Parlemento con una decisipn tomada previmente en la sede de su partido? en Mexico no se, peo España, ninguno sopena de ser expulsado, y esto de dejar de voto en determinados temas hay mucho que hablar.
Y encima nos quieren hacer creer que votarán de acuerdo a lo escuchado en las sesiones. Para mi esta situación sería perfecta para describir lo que son unas "discusiones bizantinas".
Vaya por delante que soy aficionado a los toros desde hace más de 60 años y que he luchado, lucho y seguiré haciéndolo por defender la verdad y la integridad de la Tauromaquia. ¡Ojo!, no digo de las corridas de toros, digo de la Tauromaquia que es mucho más que una corrida de toros.
Y la esencia de la Tauromaquia está en el TORO, no en los toreros por mucho que lo quieran ellos, pero lo que actualmente ocurre es que se han tergiversado los valores (de casi todo en esta sociedad moderna) y todo está al servicio de los intereses económicos de los “taurinos”, integrando en éstos, a ganaderos, toreros, apoderados, empresarios, periodistas, palmeros, autoridades, aficionados que se venden por un plato de lentejas y algún otro etc. que se me olvida.
Dices en tu comentario: “Sólo hay una forma de conseguir que las corridas de toros desaparezcan, y es que éstas caigan en un profundo declive, que no interesaran a nadie y que como consecuencia de esto murieran”.
Estoy absolutamente de acuerdo y este es el camino que llevan gracias a los taurinos que no han dejado desde hace unos 50 años de agredir al toro para “fabricar”, en su propio y único beneficio, un animal de diseño a petición y medida de eso que llaman figuras, que, lejos de aterrorizar, causa compasión y, como leí hace unos días que dijo Bergamín, “El único insulto para el toro es la compasión”. Por esto, y sólo por esto, se han atrevido los nacionalistas catalanes a emprender la cruzada contra las corridas de toros (1). Si fuese el torero el que causase compasión, ¿podía alguien hablar de tortura, maltrato “animal”, etc.?
Por otra parte, otro de los argumentos esgrimidos por los políticos catalanes es que en Cataluña cada vez hay menos aficionados, y es cierto, porque hoy los que van por primera vez a los toros, van a “divertirse” y a los toros hay que ir a “emocionarse” y para esto, para que haya emoción, tiene que sentirse, que palparse, el riesgo, la posibilidad de la cogida y esto, con ese semoviente que causa compasión, no es posible.
Los taurinos están amedrentados porque ven que peligran las corridas pero ¿es por su amor a la Tauromaquia?, ¡no! es porque temen que se les acabe el chollo, si de verdad fuese porque amasen la cosa de los toros, lo tenían muy fácil, dar la vuelta a la tortilla y criar al toro bravo y sacarlo al ruedo como lo parió la vaca y entonces sería el torero el que causaría compasión.
Y termino hablando de nacionalismos. Que el trasfondo de la cuestión es político creo que no cabe la menor duda y tampoco dudo personalmente de que la mayoría de los catalanes no estarán de acuerdo con lo emprendido.
Pero, lo mismo que digo esto, también digo que la iniciativa de la Sra. Aguirre es oportunista, inadecuada y peligrosa.
Oportunista por el momento escogido.
Inadecuada porque si de verdad le preocupa la Tauromaquia, que empiece por limpiar su casa, en este caso Las Ventas: desprecio absoluto a los aficionados, concesiones y prórrogas dedocráticas, CAT (Cuento de Arreglos Taurinos), con su gerente al frente, al servicio de la empresa al consentir, y en ocasiones colaborar, en todos sus abusos y en los carteles más infames y peseteros de la historia de la plaza …
Peligrosa porque no hay que olvidar que todos los nacionalismos son malos y arriesgados, y tan pernicioso puede ser el español como el catalán.
Sra, Aguirre, algo más de prudencia, busquemos puntos de coincidencia, no de separación, que esos vienen aunque no queramos, no busque confrontaciones y olvídese de ¡votos al precio que sea! …
(1) Con los correbous y otros festejos populares, no sólo no se han atrevido, sino que incluso parece ser que han llevado al Parlament una iniciativa para su protección, increíble ¿no?, ¡todo por los votos!
Perdón por la extensión del comentario.
Lupimon
Lupimon:
Tus comentarios pueden ser extensos o no, pero loque son siempre son certeros. Me resulta curioso que el 99,9% de los aficionados siempre desracan que en los toros quieren emocionarse y casi el mismo procentaje rechaza la palabra diversión. Quizás tendrían que reflexionar sobre esto los "taurinos". Ahora parece que es una dualidad sobre la que hay que decidir, o una cosa u otra. Yo pienso que lo primero es la emoción, y la cinsecuencia de esta es la diversión, pero como si nos subiéramos en un tío vivo. Es la misma diversión que nos provoca una película u obra de teatro que nos estremece, nos hace llorar o que nos revuelve las tripas. Diversión en cuanto a goce y disfrute, no en cuanto a verbeneo sin sustancia.
En mi opinión la palabra diversión tiene generalmente una connotación frívola y superficial por la que tal vez la rechacemos, pero admito que tienes razón y la diversión como consecuencia de la emoción es perfectamente admisible.
Ahora bien, lo que pregonan los taurinos es, como tú dices, berbeneo sin sustancia.
Lupimon
Yo la diversión la busco antes y después de la corrida en los bares alrededor de la plaza cuando comparto tertulias y conversaciones con mis amigos de localidad, en el tendido busco que me emocionen.
Muy buena visión de la actualidad. Muy real tu crítica.
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