domingo, 18 de abril de 2010

Victorino, Palha y la ley del péndulo… inmóvil


Que la realidad es cambiante, es algo evidente. Es algo sobre lo que han reflexionado filósofos, pensadores, poetas y todo tipo de artistas. Unos decían que el mundo avanzaba en forma de espiral, lo que quiere decir que la historia avanza y retorna al mismo punto cíclicamente, e incluso también están los que afirman que el movimiento es pendular, que se pasa de un extremo a otro periódicamente. Pero aunque parezca mentira, en los últimos tiempos esta norma no se cumple en el toreo. Nuestra historia es un línea recta, como el toreo de los maestros del momento, que se dirige a un punto desconocido, por no decir eso tan sobado del abismo.

Todos hemos sido testigos de las grandes tardes de algunas de las ganaderías actuales, como la de Victorino y Palha. Una símbolo durante años del gusto del aficionado torista de la plaza de Madrid y la otra como clara aspirante a recoger el cetro que el ganadero de Galapagar se olvidó en la barra de un bar, un día que iba con prisa.

Yo tengo que confesar que no soy de los que investigan en la vida de toreros o ganaderos para conocer el motivo de un bache y darme por conforme. Naturalmente que me gusta saber todo lo que ocurre en torno a cualquier actor de la fiesta, pero por lo que no paso es por admitir como buena esta coartada y comulgar con ruedas de molino, porque a mi la entrada me la cobran igual.


Estamos en la primera parte de la feria de Sevilla y ya hemos podido corroborar el batacazo de las dos ganaderías ya nombradas. Si seguimos esa ley del péndulo, después de un momento bueno, viene otro malo, al que sigue otro bueno o una corrida que sea un chasco, frente a otra en la que salen uno o dos que te hacen albergar ciertas esperanzas. Pues no, el señor don Victorino Martín, uno de los que mejor conocen, o conocían, lo que tenía en su casa, hace años que se lanzó por el tobogán de la mansedumbre, vulgaridad y falta de casta y todavía no sabemos si ha llegado abajo o si sigue cayendo. Porque lo de Sevilla no ha sido una tarde mala, es una tarde mala más. A Madrid, su casa, no viene porque no tiene que traer y se debate en devaneos con plazas que nunca soñaron tener a los archifamosísimos toros de la A en su ruedo. Lo que voy a decir me cuesta mucho y me duele, pero esta ganadería ya no es ni sombra de aquella que garantizaba emoción, que exigía saber lidiar y que en ocasiones regalaba calidad con algún toro surcando la arena con el hocico. Los terroríficos Victorinos ya no aterran a nadie, se caen como los demás, se paran como los demás y aburren igual que los demás. El péndulo de este hierro hace años que se quedó clavado en el polo negativo, quizás esperando hasta que don Enrique Ponce los exija por las ferias de esos mundos de Dios.

La otra ganadería que he nombrado ha sido la portuguesa de Palha, esa de aquella corrida en Madrid que nos hizo frotarnos los ojos al volver a ver de nuevo lo que era el toro bravo de siempre. Pero que nadie piense que don Joao echó seis ejemplares bravos como el toro Diano, nada más lejos de la realidad; unos fueron buenos, otros menos buenos, otros regulares, pero nos hicieron recuperar la emoción, algo tan necesario y tan escaso en las corridas de toros de este siglo XXI. Luego volvió a Madrid para cambiar el éxito por el fracaso, sembró o dejó sembrar la duda sobre posibles oscuras actividades en los corrales de las Ventas y de nuevo en Sevilla ha pegado el petardazo. Otro clavado en el polo negativo. Según las crónicas, los Palha de Sevilla se acercaban más a una moruchada con peligro que a una corrida de toros.

No quiero hacer un juicio de valor precipitado, pero me da en la nariz que el señor Folque ha podido tomar la misma opción que otros antes, y me explico. Han sido muchas las ganaderías que han pasado por un bache a lo largo de su historia y que para salir de él, da la sensación de que lo primero que buscan es que no se les caigan los toros. Me viene a la cabeza ahora Miura. Un toro duro, que no dobla las pezuñas, pero que es intoreable desde cualquier punto. No es que sea duro y que haya que poderle, lidiarle y dominarle hasta que llega el momento supremo; no, son burros con cuernos que no son demasiado aptos para la lidia.

De momento no he querido entrar en otras ganaderías por varios motivos. Primero porque para hablar del monoencaste Domecq, ya voy a tener toda la feria de San Isidro y segundo porque para ir desgranando el estado actual de cada hierro, uno por uno, ya voy a tener toda la feria de San Isidro. De momento con conseguir que el péndulo prosiga su balanceo de lo bueno a lo malo y de lo malo a lo bueno, ya nos conformaríamos más de uno. Ahora a seguir lo de Sevilla como se pueda y a ir preparando la almohadilla, el chubasquero, la libreta y el boli para la feria de San Isidro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Don Enrique, estoy de acuerdo con sus razonamientos; cómo no iba a estarlo??
Además de la desilusión que supone ver a esta ganadería fracasar, pagamos por verlo y eso enfada y mucho.
Pero como bien dice usted: “hasta que don Enrique Ponce los exija por las ferias de esos mundos de Dios”(y yo añadiría que otros muchos…) Pues eso, que hasta que eso no ocurra, hasta ese día y ni uno más, yo tendré esperanza. Mientras las figuritas no los quieran, es que algo queda…

De momento pienso así; tal vez pueda parecer algo cándida en este tema, pero por ahora no lo puedo evitar.

Un saludo
Gloria

Enrique Martín dijo...

Gloria:
Que razón tienes, el día que en estas casa entren las figuras, se acabó. Esperemos que tarde.

Anónimo dijo...

Creo que Victorino debe de buscar mas en casa, ese Toro asaltillado, com cara de rata,cardeno, mas clarito y ojos vivos.
Y por supuesto creo que lidiar 20 Corridas de Toros, puede acarrear problemas en la selecion y mas si se va buscando el favoritismo de alguna " Figura ".
Sobre Palha, me duele que se pierda la seriedad hasta en la presentacion.
De todas formas como Aficionado seguire apostando por ellos.

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
No nos queda otra que tener esperanzas y pensar que el péndulo se va a mover para el lado contrario. La duda que temgo sobre Victorino es que todavía le quede ese toro que apuntas y que fue el que le convirtió en lo que ha llegado a ser. Ójala que lo encuentre.