domingo, 19 de diciembre de 2010

Los especialistas del toreo

Hace tiempo leía unas declaraciones de Joaquín Buendía en Toro, Torero, Afición, en las que decía que los toreros de hoy están especializados en un solo encaste, porque los demás exigen variedad de lidia y recursos, al tener unos comportamientos muy diferentes unos de otros.

Pues así en dos líneas se ha hecho una exacta descripción de la torería actual y al mismo tiempo les ha puesto en su sitio de una forma muy delicada y muy educada. Y ¿quién le dice que esto no es así al señor Buendía? Pues nadie, porque no tendría argumentos para ello. Pero la estandarización de la fiesta de los toros nos ha llevado a esto. Estandarización que parte de los propios toreros, quienes consideran intoreable todo lo que presente alguna dificultad y además, con sus hechos, quieren condenarlo al ostracismo y como consecuencia, al matadero. Son los mismos que quieren reducir el oreo a pegar pases, los mismos que demuestran su tremenda ignorancia, en la que se suben para sentar cátedra sobre la grandeza de su aburrimiento y monotonía, aireando su incapacidad a los cuatro vientos.

Quieren echar el muerto encima al aficionado con eso de que esta fiesta se adapta a los gustos del público. Es lo mismo que aducen los programadores de televisión y los presentadores de la telebasura: es lo que le gusta a la gente, es lo que demanda la audiencia. Pero resulta que un cualquiera va y hace un programa sin Belenes, ni Pantojas y alcanza los mejores índices de audiencia, igual que una tarde llega un desterrado, denostado y apartado Juan Mora y en quince muletazos pone el mundo del revés. A ver si va a ser que no gusta tanto la basura, pero resulta que es más fácil y más barata de preparar, que con sólo empanarla y ponerle el apellido de “a la milanesa”, ya la hemos convertido en un manjar.

Siempre las figuras han elegido el ganado más apropiado para estar más a gusto, más cómodo o para asegurarse el triunfo, incluso no me parece mal, lo entiendo; pero lo que sí se hace difícil de digerir es que elijan absolutamente todo. Ya no es aquello de que una figura elegía dos corridas y además tenía que matar otra u otras dos de las que le imponía la empresa, la presión del aficionado o el amor propio de querer ser un matador de toros que podía con cualquier tipo de toro. Como siempre se ha dicho, con las ganaderías cómodas triunfaban y cortaban las orejas y con las otras daban la verdadera muestra de lo que era capaces, daban su verdadera medida como torero.

Hemos llegado a unos límites infumables. Los veedores, esa figura sombría y que al aficionado le inspira muy poca confianza, van a acabar haciendo castings de ganado.

- Dinos tu nombre
- Consolito
- ¿de qué encaste vienes?
- Santa Coloma
- ¿Ganadería? Flor de Jara
- gracias, ya te llamaremos; el siguiente por favor

Y ya puede revolcarse el ganadero por el suelo reclamando una oportunidad para su pupilo, que éste se va a tener que conformar con matar el gusanillo de ser un toro encastado en las fiestas de los pueblos, aguantando que los borrachos del lugar le azoten en el culo a traición, que le hagan mil perrerías amparados en la oscuridad de la noche u ocultos entre una masa de gente dando voces escondidos detrás de una talanquera.

Eso de no matar otros encastes aparte del monoencaste no solo no es motivo de vergüenza, sino que es un verdadero orgullo y si alguien les tienta a las figuras con anunciarse con unos santacolomas, albaserradas, veraguas o coquillas, salen escapados gritando “Quita, tuso”. Pero incluso no matan todo lo de Juan Pedro, matan las babosas bobas de indulto, para gloria del matador.

Cuanto encierran las palabras de Joaquín Buendía y cuantas vergüenzas debería destapar, pero claro, si ya desde pequeñitos vemos a los novilleros fracasar estrepitosamente con una novillada de Moreno Silva y salen más chulos que un ocho diciendo que han estado cumbres, que ese ganado merecía ir al matadero y todo después de que le hayan echado un toro al corral y no pasa nada. Entonces ¿qué esperamos?

Y como si hubiera un enorme muro nos encontramos el mundo de los toros inevitablemente partido en dos. De un lado están los profesionales del toro, incluidos los sombríos veedores y público satisfecho y feliz de contar sus tardes por indultos y con agujetas en el brazo de tantas orejas que piden por festejo. Del otro el aficionado que suspira por un cambio, soñando ver en los carteles otro tipo de toro, otras ganaderías entre las que predomina el gusto por lo de Veragua y por lo santacolomeño, para satisfacción del señor Buendía, que igual que sus toros, se las apañan de maravilla para en dos embestidas sacarle los colores al más pintado, si éste desconoce lo que es la buena lidia; don Joaquín en dos líneas ha sacado a relucir las vergüenzas de unos asalta plazas atrincherados en la vulgaridad.

18 comentarios:

Unknown dijo...

Enrique todo perfecto, pero lo del casting, DE PREMIO!
Gracias
Un abrazo!

Xavier González Fisher dijo...

Especialistas... para todo. Es una tristeza que no haya gusto, en los toreros, por la variedad. Ni en la ejecución de las suertes, ni en los toros que enfrentan.

Todos buscan calcar una faena, una, y otra, y otra vez. Para eso requieren al toro fabricado en serie, que no de "problemas" y que sea lo más predecible que las circunstancias permitan.

El problema es que las calcas, acaban por desgastarse y por perder todo su interés. Y creo que eso es lo que nos está pasando.

Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Como dicen los castizos, "ahí le has dao". Ya no se escucha de un torero, o se oye muy poco, eso de "tiene gusto".Ahora pretenden que con sus salmodias toreras nos muramos de gusto. Y al principio puede tener su gracias, que no la tiene, pero como bien apuntas, el calco se acaba desgastando y aburriendo.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Iván:
Te podría asegurar que lo del casting es verdad, pero no, es mentira, en cuanto ven que el toro0 no es del tipo que gusta a los maestros, ni el nombre le preguntan.
Un saludo

MARIN dijo...

Pues si esto lo ha dicho Don Javier Buendia, yo no le voy a añadir ni un punto ni una coma.
Yo me quedo en el segundo grupo que has descrito. El de aficionados que seguimos esperando carteles con ganaderias y toreros dispuestos a lidiar. Mientras tanto, creo que seguiré yendo poco a los toros.
Un saludo.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Al leer tu respuesta no puedo dejar de preguntarme si hay alguien que está decidido a echarnos de las plazas y no me refiero a los antis, que sé que están como locos por acabar con esto; pero el que se empeñen los que viven del toro, eso ya no me entra en la cabeza.
Un saludo

Juan Medina dijo...

Enrique:
Llevo unos días preparando una entrada sobre encastes... con números, claro. A ver si estoy a la altura de tu artículo.
Un saludo.

Enrique Martín dijo...

Juan:
Estoy deseando ver esos números y por donde vas a tirar. Estoy convencido que los fríos números volverán a hablar como tantas veces han hablado.
Un saludo

franmmartin dijo...

Enrique:Dos inquietantes dudas me asaltan:
¿Será que la Fiesta va como va porque el número de aficionados,aficionados que conozcan y respeten el meollo de éste asunto,son ya meramente testimoniales en la plazas?.
Y con todo el respeto por el Sr.Buendía por cuyas lindes ganaderas paso con mucha frecuencia,¿Mantendría públicamente su opinión si sus toros fuesen objeto de deseo de la torería andante?.
Lo primero es seriamente preocupante,lo segundo una "maldad" sin mala intención, aunque con algunos antecedentes.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Franmartin:
Me lo pones complicado, pero te voy a dar mi opinión. Sobre lo de los aficionados, creo que ahora hay un cambio de criterios sobre el objetivo de una corrida de toros. Y no te digo que la gente esté equivocada, porque primero tendríamos que saber si otros estamos en lo cierto. Antes el objetivo era poder al toro, mostrar su bravura y prepararlo para la muerte, momento al que se llegaba después de haberle hecho las cosas muy bien. Ahora el objetivo casi exclusivo es el triunfo y a partir de ahí no importa la bravura, la casta, la lidia, ni la hora de la muerte. En un plumazo hemos eliminado las tres cuartas partes de la fiesta y nos queda lo que a muchos no nos gusta, el triunfo a costa de lo que sea.
Sobre el señor Buendía, pues no sé, pero si los toreros pidieran sus toros y él no cambiara su tipo de toro, pues entonces no tendría motivo para decir que están especializados. Y nosotros nos íbamos a divertir de lo lindo viendo como a los portentos de ahora se les seca la boca aguantando el picantito de los Santa Coloma. Toros que por otra parte a mí no me parecen nada fieros, lo único que tienen ese punto de pimienta que hay que poder y que le da un gusto buenísimo al guiso del toreo ¿no crees?
Un saludo

David Campos dijo...

Enrique:

Algún día tendrás que hablarnos de los toreros "técnicos", que, gracias a ese "don" deberían dedicarse a arreglar lavadoras y todo tipo de electrodomésticos.

Un saludo!

Enrique Martín dijo...

David:
Como me buscas los costados ¿eh? Pues tengo que decirte que no sé que es la técnica en el toreo, no tengo ni idea. Sí que tengo mi opinión sobre ello, pero no coincide con lo que dice la gente. A mi me pasa lo mismo, que me hablan de un torero técnico y me pienso que es uno que da un pase y manda el toro a 40 metros a los pies de un compañero, para que éste remate a puerta vacía.
Pero algún día hablaré de mi idea de eso de los toreros técnicos.
Un abrazo

Antonio Díaz dijo...

Son palabros que se han inventado para poder describir un "algo" que no existe. ¿Toreros técnicos? Cualquier dia te llega a casa el mecánico de la Balay o la Zanussi y se te presenta como el "torero de la lavadora".

Ésto esta de revés.


Saludos y feliz navidad.

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Si me arreglan la lavadora todo va bien, pero y si la empiezan a hacer embestir.
Feliz Navidad

Olivier Franconetti Benamor dijo...

Torerillo en Triana
frente a Sevilla cántale a la sultana
tu seguidilla".

Salud! viva Gitanillo!

Enrique Martín dijo...

Olivier:
Olé y salud para ti.
Un saludo

Anónimo dijo...

El señor Buendía no ha podido decir más con menos palabras. Los diestros de la parte alta del escalafón tienen que servir de ejemplo y tienen una responsabilidad con el pasado, presente y futuro de la fiesta; pero visto lo visto parece que es algo secundario por mucho que vayan al ministerio. Tu ilustración me ha recordado a la escultura que hay de Manolo Vázquez, en el sevillano Paseo Colón. Saludos.

Enrique Martín dijo...

En Barrera:
Creo que las palabras de Joaquín Buendía son claras como el agua, aunque muchos no quieren entenderlas y prefieren enredarse en cosas que ahora son secundarias. Sobre la imagen, creo que es evidente que todos bebemos de la misma fuente, de una imagen de Manolo Vázquez en Madrid, aunque este era su sello que estampaba por todas las plazas, y a la que es difícil sustraerse sin esculpirla o pintarla.
Un saludo