lunes, 6 de diciembre de 2010

Bendita afición


La frase le resultará familiar a los que como yo abrazan la fe rojiblanca y además lo llevan como un orgullo de superación y sufrimiento, pero aunque les pese a algunos con otra creencia deportiva, o incluso los que carecen de ella, esto es aplicable a esos tontos que nos volvemos locos cuando un señor con un trapo sortea las embestidas de un animal todo fiereza, que solo desea hacerlo jirones con sus pitones.

Hace unos días publiqué una entrada sobre la degradación de la fiesta y sobre la desesperante ceguera e inoperancia de los que deberían conducir la fiesta por los caminos de la verdad e integridad. Pero ya sea porque son unos necios, porque no dan para más o porque resulta muy cómodo tener una clientela cautiva, sólo se limitan a lanzar exabruptos contra los que no piensan como, sobre los que mantienen un punto de vista totalmente opuesto al suyo o sobre aquellos que les quieren incomodar en su posición de privilegio en la que casi se limitan a recaudar sus buenos dineros, a cambio de ofrecer siempre la misma basura, con los mismos tramposos, ante los mismos engendros bovinos hechos a imagen y semejanza de un señor con mucha labia y no demasiados escrúpulos, el tal Juanpe este de los toros artistas.

Y resulta curioso que los comentarios a esta entrada corrían a cargo de buenos aficionados, que presentaban el rasgo común del amor a la fiesta, de vivir para ella y de luchar por evitar el actual estado de ruina en una pelea desequilibrada, tirando piedras contra la división acorazada Taurinos nº 1, con sede en la Mesa del Toro y el G7 y próximamente en el Ministerio de Cultura. Son una panda de idealistas con los que comparto fatigas y alegrías. Y todos coincidían en una dar respuesta a esta gente dejando de acudir a las plazas. A todos uno por uno les manifesté que estaba completamente de acuerdo con ellos. Es tan simple como la ley de la oferta y la demanda, si la primera no cumple con unos mínimos niveles de calidad y de coincidencia con las expectativas que presenta el cliente, pues la segunda disminuye y viceversa. Algo tan básico no se cumple en los toros que se han convertido en un acto social en el que se ha cambiado la escala de valores que se había mantenido durante décadas. Ahora ha pasado a una posición de preferencia aquello de “dejarse ver”, el convertirse en una excusa para encuentros interesados que persiguen otros fines, o simplemente para disfrutar de una suculenta merienda tostándose al sol.

Pero como en todo, siempre tiene que haber excepciones que confirmen la regla y ahí entran de nuevo esa panda de aficionados entregados que no viven del toro, pero sí viven para él. Son los mismos que viajan para ver toros en el campo, que van de plaza en plaza en plaza durante la temporada, que el largo invierno leen de toros, ven películas de toros, hablan de toros y reviven sus recuerdos de afición. Pues he aquí que todos se plantean ir abandonando los tendidos. Algo que podría resultar impensable, pero que es muy comprensible. Y, ¿quién tiene el valor de echárselo en cara? Pues nadie en sus cabales, aunque seguro que los taurinos no dudarían en ponerles en su punto de mira como responsables de la decadencia de las corridas de toros, como si ellos accedieran a las pretensiones inadmisibles de las figuras a la hora de exigir semitoros que se comportan como borregas, o como si ellos mismos vetaran la presencia de toreros que tarde tras tarde se tienen que poner delante de todo lo que les manden, que suele ser grande, con pitones y con más casta que todas las camadas del monoencaste que se lidien de marzo a octubre en toda España.

A uno por uno de los comentaristas de este blog les he ido contestando y aplaudiendo esa idea de abandono progresivo, hasta llegar un momento en que me he dado cuenta de que esta puede no ser la solución. Como ya debe saber más de uno, yo soy abonado de la plaza de Madrid, esa plaza en que toda empresa que sea designada para su explotación goza de una clientela cautiva, que mantiene su abono casi única y exclusivamente para no perderlo, ya que su recuperación sería prácticamente imposible. Y allá que vamos año tras año en mayo para San Isidro y en Septiembre para la feria de Otoño, aguantamos nuestras incómodas y eternas colas y hala, a los toros. Con ilusión o a regañadientes, el caso es que una tarde tras otra nos despedimos de la familia a eso de las seis de la tarde y no volvemos hasta unas horas más tarde, preguntándonos que quien nos manda ir otra tarde más.

Como ya digo, coincidía con esa idea del abandono, pero de repente se me encendió la bombillita y me dije: no señor, eso no puede ser. Y voy a explicar mis razones. Alguien cree que los taurinos y figuras de ahora iban a echar de menos a los levantiscos que no consienten que el toro se les venga abajo, que no dudan en mandar a su sitio a esos matadores que se quedan del lado derecho del caballo, que protestan esas alas deltas con varillas con que nos castigan los banderilleros oficinistas, que después del primer picotazo en el caballo piden que “hay que picar”, que no sólo no se vuelven locos con las banderillas del maestro, sino que además las protestan, que exigen al maestro que se coloque en su sitio y que presente la muleta como se debe, que no tragan las faenas eternas de pases y pases y que lo que quieren es ver torear y que aunque el de las medias rosas haya toreado como los ángeles, no le perdonan que asesine al toro con un bajonazo infame, o que ejecute la suerte suprema con trampas.

Creo que muchas de los figuras, empresarios, apoderados y hasta periodistas descansarían si nos vieran claudicar ante su negocio de vulgares y fraudulentas maneras. Quizás los toreros no saldrían ya a la plaza de Madrid blancos como la cal, con la certeza de que no se les pasa una desde que salen a hacer el paseíllo, hasta que se marchan por la puerta de cuadrillas o por la Puerta de Madrid. Ya no se le atragantaría a nadie una oreja regalada por la mayoría bullanguera preocupada de su bocata del tercer toro. No tendrían que aguantar como mientras dan sus vueltas al ruedo triunfales siempre hay un tío que muy serio les dice “no” con el dedo índice, esos mismos que se expresan con palmas de tango que deben atronar a más de uno, no se lo pongamos nada fácil. Por todo esto yo os pido, con toda la humildad posible, que no os vayáis, que sigáis yendo a las plazas y que sigáis diciendo que así no. Ya sé que pedir es la mar de fácil, pero nos tenemos que dar cuenta de que molestamos a los que queremos molestar, a esos que por tres pesetas no dudan en ir enterrando poco a poco a esto que nos quita la vida, pero que también nos lleva al cielo. Toda esta banda de sacaduros están como locos porque nos vayamos a nuestras casas y que nos estemos quietecitos. Y si además contáramos con una prensa con formación y con escrúpulos, pues ¿para qué más?

Más de una vez, cuando manifestaba mis intenciones de cortarme la coleta y mandar esto al garete, muchos habéis sido los que me habéis dado un empujón y me habéis dicho que pa’lante, incluso alguno me ha venido a decir que no tenía derecho a dejarlo, que había que pelear por nuestra fiesta, por ese ideal que todos tenemos en la cabeza, que unos por razones de edad hemos visto cosas que se acercaban bastante a esta utopía y que otros, aún sin haberlo visto, sabéis que hay otra cosa diferente y mucho mejor a esto que nos quieren hacer tragar como chorizo de Salamanca (siempre barriendo para casa) y es mortadela de la mala. Ahora me podréis decir todo lo que se os pase por la cabeza, empezando con que quién me creo yo para pediros estas cosas, y tenéis toda la razón del mundo, pero al menos me he quedado más ancho que largo y he soltado todo lo que tenía dentro. Aunque si alguien deja su blog, abandona los tendidos o no quiere saber nada de esto, el primero que lo entenderá seré yo, porque motivos le sobran.

20 comentarios:

Juan Medina dijo...

Enrique:
Salvo ESTADO DE ALARMA EN LA BLOGOSFERA TAURINA, yo seguiré dando la vara con mis números o, como me dice Raúl, desmontando mitos. No estando callados en los blogs ni en los tendidos, algún dolor de cabeza les damos, seguro.
El abono ya lo dejé. Voy a las corridas que me interesan. No tiene gran mérito mi actitud, porque aquí en Badajoz, a diferencia de Madrid, cuando quieras vuelves a recuperar un abono similar. Pero al menos no pago zalduendadas.
Un saludo.

Juselín dijo...

Comparto tu paso hacia atrás. Viniendo de un colchonero no cabe esperar menos. Yo que soy merengón no me planteo una retirada, así que fíjate como estará el tema.
A las plazas hay que ir. Todavía me duele recordar como estaba la plaza de las Ventas la tarde de los Gracilianos hace escasamente dos meses http://cardenosyjaboneros.blogspot.com/2010/10/12-de-octubre-los-gracilianos-en-las.html

Y si lo que vemos no acompaña, habrá otros entretenimientos en el tendido. Yo no creo que el enemigo “letal” esté dentro. Es simplemente el amiguete molesto y dañino. El enemigo está fuera y acechando. Llenar plazas, aunque complazca al indeseable vecino, resta argumentos al que nos quiere apuntillar.
¿Te imaginas el Calderón vacío…? El taurino, aunque sea vikingo como es mi caso, tiene algo de colchonero…

saludos

Enrique Martín dijo...

Juan:
Quizás sea esa una de las diferencias de Madrid con otras plazas, que no nos podemos permitir el lujo de dejarlo y cogerlo. Entonces lo que nos queda es ir y decir que eso no nos gusta, incluso a costa de fastidiarle la merienda al de al lado, en la única corrida que va en todo el año. Ya te digo que eso ya molesta bastante a los asaltaplazas. Aunque a estos ya les molesta hasta una simple e inocente lista de cifras, ¿no? Y es que ya les molesta todo.
Un saludo
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Juselín:
En esto dan muchas ganas de irte, pero no sé por qué siempre hay un impulso que te lleva hacia adelante y que te dice que hay que seguir. Luego empezamos a echar de menos a la antigua afición de Madrid, a la andanada del 8, echaremos de menos a los del 7 el día en que los acaben de exterminar, que es lo que están buscando. Y de lo del día de los Gracilianos, ´pues qué quieres que te diga, que aparte de apetecer verlos hasta en Navidades, tampoco se pueden poner en las fechas en que los pusieron. Lo que no quiere decir tampoco que se fuera a llenar la plaza, porque a mucho aficionadillo les debe sonar eso a chino. Y no sabes la razón que tienes en cuanto al sentido atlético y la afición a los toros.
Un saludo

Xavier González Fisher dijo...

Enrique: Yo hago causa común con Juan. Seguiré revolviendo las bibliotecas y hemerotecas, tratando de demostrar que algún día hubo grandeza en esto.

Así que mientras haya un libro o periódico viejo que revolver, aquí seguiré, si el tiempo y las fuerzas están a punto.

Saludos.

franmmartin dijo...

Enrique es emocionante tu fé y tu afición.
Uno ha pasado por muchas etapas desde que, de niño, se aficionó a ésta Fiesta única.
Ha habido etapas de de "abandono"total,otras de ser de nuevo abonado,otras de darse de baja del abono.
Actualmente mi fé en la recuperación es nula y veo claros indicios de que estamos en tiempos de ir preparando un buen entierro a nuestra afición.
Como último clavo ardiendo al que agarrarme me planteo que una Fiesta sin toros y con animalejos claudicantes, tampoco va a gustar a los del clavel y a los del dia del Patrón y que dado su nula afición y su poco compromiso con lo taurino, van abuscar otra afición más gratificante.
Cuando los "taurinos" vean ésto posiblemente tengan que echar mano de los aficionados y aceptar una Fiesta más verdadera.
Ten en cuenta que estamos casi en Navidad y en ésta época llegamos a creernos los cuentos que les contamos a nuestros nietos.
Un abrazo y gracias por tu afición contagiosa.

franmmartin

Enrique Martín dijo...

Xavier:

Que sepas que todo lo que revuelvas y rebusques, si luego lo plasmas en tu blog, siempre habrá alguien que lo espere y devore con interés. Alguien que quiere recordar la grandeza que esto tuvo un día aquí en España y que se deleita descubriendo la de México. Y lo mejor de todo es que esta fiesta ha sido tan grande que ha tenido grandeza suficiente para España y México. Aquí estaremos.

Un saludo

Enrique Martín dijo...

Franmartin:
Muchas gracias por tus palabras que han conseguido emocionarme, sobretodo porque nunca creí que esa fe pudiera considerarse como tal y muchísimo menos que mi afición pudiera ser contagiosa. Eso es de las cosas más grandes que nadie me ha podido decir. De momento me conformo con poder seguirla alimentando, aunque también tengo que reconocer que hay quien me presta su ayuda y comparte conmigo sus tesoros taurinos. Así es más fácil ser aficionado.
Un abrazo

Gil de O. dijo...

Ni se os ocurra:

Si se produjera el milagro de que la plaza de Las Ventas, con su Gobierno de la Comunidad al frente, asumiera la organización, de lo que por otra parte, debiera imponérselo como obligación, ésto estaría a un paso de su salvación. Si no saben, ya aprenderían.

Los ganaderos están preparados, me refiero a los que tienen productos comerciales, para un posible cambio. En una plaza de tercera, afeitados y con poco remate, ví este año una zalduendada que con lo dicho me daban ganas de vomitar, pero luego en el juego -no olvidemos que los toros bravos los paren las vacas, y los ganaderos saben, cuales son las vacas que los van a parir- con tan sólo veinte arrobas de canal volvieron locos a sus matadores, excepción hecha de Manzanares, que con ponerse de medio culete y ligar periférico, les hizo una faena a la aprovechanda que en la plaza de mi pueblo, hubiera tenido que salir entre la guardia civil y no a hombros. Ellos también están preparados para ello, y por esa razón, es por la que de cuando, en cuando les sale un criminal de guerra, lo resuelven siempre teniendo en cuenta en la plaza en que se produce la situación, como en el caso de Jaén con el Juli a uno de Gavira -y ese, si que sabe lo que tiene- al ligar los muletazos, siempre lo hizo con la figura descompuesta, ya que no se fiaba de lo que tenía delante. En ambos casos cinqueños y sin cuajo, poco picados y que no tengo duda se hubieran muerto debajo de los petos -que esa es otra- pero fieros y bravos y que en otras manos se los hubieran comido por los pies.

El "psicótico belicum" se lo quitan de enmedio en tres añadas, pero antes tienen que ver la burra "carga de conejos".

Mientras Madrid no tire del carro no habrá nada que hacer. Lo que se hace en Francia, en la plaza de mi pueblo y en algún otro sitio se lo pasan ellos por el arco...

Así que a perseverar. Enrique Martín, ni tú mismo te das cuenta del alcance de tu labor. Estás aglutinando a la reserva "etiqueta negra" del aficionado. Los presumidos del dedito de las Ventas, se lo pueden meter...Quienes son ellos...?

Gil de O.

Paco Montesinos dijo...

Tienes mucha razón en tu reflexión y sabes lo que pasa que al final el gusanillo nos hace asistir aunque sepamos que nos dirigimos a otra corrida tediosa y monótona. En cuanto lo que me dices en el otro comentario de los encastes un servidor suele buscar corridas con encastes diferentes, por aquello de lo diferente y de la emoción que algo tiene que ver en todo esto.

Enrique Martín dijo...

Gil de O.:
Coincido contigo en la fuerza que podría tener Madrid, pero por aquellas cosas, desiste una y otra vez a ejercerla. Y quizás por esa posibilidad están empeñados los otors con acabar con Madrid. Y aparte de exigencias, toro o lo que sea, esta plaza se diferencia porque tiene una afición más o menos estructurada, que tiene la posibilidad de aglutinarse una vez cada semana y un mes continuado durante las ferias apelotonadas, y eso hace que se fortalezca su sentido de unidad.
Respecto a mi poder de aglutinar a los "pata negra" yo creo más bien que estos van buscando de un lado a otro y se quedan con quien les entiende o quien comparte su forma de pensar, pero de todas formas, muchas gracias por tu piropo.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Paco:
Es que cuando vemos algo diferente todo es diferente. Además creo que esa es una de las características de los toros, esa variedad y el que no se sepa que va a pasar cada tarde, que todo dependa de lo que el toro ponga encima de la mesa. A eso también me apunto yo.

Un saludo

Juselín dijo...

Enrique, iba a hacer otro comentario, pero como me suele pasar, me he liao y me ha salido muy largo, así que voy a publicarlo en mi blog como una nueva entrada.
Y no pongo el enlace porque me he dado cuenta que no sé hacerlo, pero con tu permiso, la dirección es http://cardenosyjaboneros.blogspot.com/

saludos

Enrique Martín dijo...

Juselín:
Estás en tu casa y si estas letras te empujan a escribir una entrada, estupendo. Además te confieso que ya la he leído y se la recomiendo a todo el mundo porque es una entrada de cine. Pero mi comentario te lo dejo en Cádenos y Jaboneros.
Un saludo

Anónimo dijo...

Gil de O, en la plaza de Madrid, caben todos, incluidos los del dedito que tu dices, ¿quien eres tu para quitar y poner a nadie?.
¿protestas tu los invalidoas acaso?.
Fuera sectarismos Gil de O.

Juan Carlos

Enrique Martín dijo...

Juan Carlos:
Yo no soy nadie para defender a Gil de O., porque seguro que él encontraría un defensor más oportuno pero quizás he entendido yo mal lo del dedito; pero sea como sea, claro que caben todos. La plaza de Madrid es tan grande que caben todos, pero ella sola también se ocupa de poner a cada uno en su sitio.
Un saludo

Gil de O. dijo...

Por supuesto que no soy nadie para decidir quién debe o no estar en la plaza de las Ventas. Por supuesto que cabemos todos. Hago una excepción, no quiero empresarios del Cinturón de Acero, ni en las Ventas ni en ninguna otra plaza; como así tampoco a los ganaderos y otros mercaderes integrados en él.

Los propietarios de las plazas de toros están demostrando ser unos irresponsables, comenzando por las Instituciones propietarias, continuando por las Maestranzas y terminando con las Sociedades de gestión mixta y los propios propietarios privados; como verán se quedan muy pocos fuera del rondal; sólo algunas excepciones, las casas de Misericordia y las Comisiones de Gestión. No crean que justifico a ninguno por el hecho de ser arrendador y crea que las responsabilidades le corresponden exclusiva y subsidiariamente a sus arrendatarios.

Los pliegos no es el tema a discutir. Sencillamente con lo que tenemos encima es que no deben ni de existir. Vean las situaciones de muchas plazas, todo consecuencia de los pliegos, a destacar aquellas en las que la Universidad tiene algun aula taurina, gestionadas y supervisadas por el empresario de turno; igual sucede con las Escuelas taurinas; los Actos de afirmación de la Fiesta; los ciclos de Conferencias; y encima todos hasta los más significados aficionados inclinados en los besapié habituales. Con todo lo que se dice en el "Patas", en la Ceu o debajo de la "higuera", tragándoselo como...ya iba a decir una barbaridad; y como resulta que conforme escribo, me voy cabreando, acabaré por soltarla.

Enrique si ves que sucede lo eliminas, que te comprenderé. Pero la Fiesta ha llegado a este punto y hay que sacarla adelante. Y dicho ésto, continuo:

Gran parte del escalafón esta en condiciones de torear lo que salga por toriles, no nos equivoquemos. Les ha tocado vivir esta etapa y sus circunstancias; y yo no seré quién les exija -con dedito o sin dedito- que renuncien a su profesión. Pretendo que el aficionado sea respetuoso, y le dé a la Fiesta la categoría que se merece. Ahora bien, los aficionados, somos lo que tenemos que continuar exigiendo a todos los profesionales, uno por uno, el respeto a la Fiesta que nos exigimos entre nosotros. Voy a continuar abogando por un Segundo circuito, en el que se cuente con todo el escalafón y con los emolumentos iguales para todos los profesionales, cobrados a las doce de la mañana. La Fiesta llegará hasta dónde sea capaz de llegar; y si se ha de quedar en el camino que no sea por qué los propios aficionados, ganaderos exiliados y los matadores arrinconados no den el paso hacia adelante.

Con lo que no debemos de contar es con las Empresas instaladas y largarlas de las plazas que no sean de su propiedad; en las que pueden continuar con su actual Circuito. El que quiera, que les asista; y el que no, que se quede en su casa.

Con una Fiesta integra, ésta se recupera. Seguro.
Aunque el organigrama lo tengo, claramente proyectado; me he permitido pasar algunos apuntes básicos en la casa de Enrique Martin, que hoy por hoy, insisto, es el lugar de la blosfera más incardinado con la realidad de lo que está pasando. Esta situación de crisis puede ser un momento óptimo como punto de partida.
Insisto si arranca las Ventas, esto puede tener solución a corto plazo.

Quiero hacer un ruego: no me acusen de sectarismo, por favor.

Saludos de Gil de O.

Enrique Martín dijo...

Gil de O.:
No me equivocaba al afirmar que sabías defenderte solo a la perfección. No he borrado el comentario, como puedes apreciar, porque creo que lo que afirmas es muy pertinente. Si he boorado dos copias más que se han colado en el sistema, pero tu opinión está íntegra.
Un saludo

Isabel-19 dijo...

Gil de O. puede estar en la linea acertada. Si a ello le unimos la diversidad de opiniones que vienen -no solamente en este post- acompañando los criterios acertadisimos de Enrique Martín, no pasaría nada con señalar a la muy ilustre liberal Doña Esperanza Aguirre como responsable; pues aunque desconociendo el documento real del Pliego de la Concesión de las Ventas, si que, por ser del dominio público, sé que la Comunidad puede intervenir de forma que un cartel inapropiado se celebre.

Ruego si alguien conoce el Documento de la Concesión administrativa o sabe el lugar dónde pueda hacerme de él o consultarlo, me lo indique por ésta misma linea. No pasaría tampoco nada con lo supiesen los asiduos de Enrique Martín.

Del Abella,puede decirme alguién, cual es su labor.

Isabel-19

Enrique Martín dijo...

Isabel-19:
Has dado en el callo a más de uno. Se supone que la Comunidad es la que aprueba los carteles de Madrid, entonces si salen adelante, será porque doña Esperanza lo consiente. Lo del señor Abella es un misterio que deseo como tú que alguien nos lo desvele. Quizás sea esta la forma de proteger a los toros.
Un saludo