martes, 11 de diciembre de 2012

Resumen de la temporada, Madrid y su afición



En este año de reivindicaciones y disputas, estos señores y yo os deseamos a todos mucha felicidad en las fiestas y el año que se nos echa encima

¡Madrid, que te quedas sin gente! Esa era la frase que se escuchaba hace años cuando los hijos de la Villa y Corte, que son todos los que aquí viven, sin tener en cuenta su procedencia, se encaminaban a las playas de Levante y Andalucía para pasar el verano, o a los pueblos de origen, o a las elegantes ciudades del Norte. Dejaban el Foro vacío, convirtiéndolo casi en una ciudad fantasma, por escasez de almas que atascaran sus calles, porque los turistas, por muchos que fueran, no eran capaces de llenar el hueco dejado por los madrileños ansiosos de sol, playa, descanso y paseos por el pueblo.

Pues trasladémonos al coso de la calle de Alcalá y exclamemos ¡Madrid, que te quedas sin afición! Y apliquen todo lo dicho anteriormente a la plaza de Las Ventas. Solo unos años después, pero las circunstancias son idénticas. Unos aficionados que antes poblaban los tendidos, gradas y andanadas, que hartos de tanta vulgaridad, tanta pantomima y tantas ilusiones dinamitadas por la ineptitud y ansias recaudatorias de una empresa, con el consentimiento de la Comunidad de Madrid, han abandonado su punto de encuentro con la Fiesta de los toros, la plaza. En su lugar se han incorporado otras gentes, nuevos aficionados perfectamente adoctrinados por los medios de comunicación, especialmente por la tele de las corridas, por gentes que sacan su entrada con el único objetivo de ver cortar orejas para luego poder contarlo a los amigos y los que acompañan al paisano que esa tarde se viste de luces, con la tarea de sacarle por la Puerta de Madrid a fuerza de sacar pañuelos a dos manos.

Entonces es cuando esos señores, acompañantes o seguidores de ídolos de cartón, lanzan las campanas al vuelo, porque su torero ha triunfado en Madrid. Pero no nos hagamos trampas en el solitario, si los que piden las orejas son los isidros y transeúntes ocasionales, entonces no es el aficionado de Madrid, aquel que antes tanto se valoraba, el que les ha sellado el visado como torero bueno, dominador y de arte. Porque haber si nos damos cuenta de una cosa, las piedras de Las Ventas no imprimen carácter. Uno, por mucho que se roce con el granito de los tendidos, no recibe el saber taurómaco por ciencia infusa, y si no podemos decir saber, digamos que no se ve inundado por el gusto que siempre ha tenido esa plaza. Puede que muy diferente a las del resto del mundo, pero era el que tenía y el que se tenía como baremo para calificar a toreros y ganaderías que por allí pasaran.

¿Y por qué todo este preámbulo? Pues muy sencillo, para explicar sucintamente el declive y bajada a los infiernos del adocenamiento de esta plaza. Ya no se ve el no hay billetes todas las tardes de feria, que algo quiere decir, y a veces, aunque se agotara el papel, era significativo el vacío de localidades de grada en el sol y de las andanadas. Que si leemos entre líneas, nos damos cuenta de que hay muchos que han preferido quedarse en casa, aún con la entrada en el bolsillo. En San Isidro se vendieron muchos menos abonos que hace dos o tres años; vale como excusa la crisis, pero el que se quede en este argumento, de nuevo se engaña a si mismo. Ha habido otras crisis, y en mayo se llenaba la plaza casi todas las tardes. Igual es que el desinterés empieza a adueñarse del público.

Pero aparte del desinterés, no hay que ocultar el preocupante bajón en el nivel de exigencia, que ha sufrido la plaza. Actuaciones que hace no más de diez años causaban risa, crítica y censura procedente de los tendidos, ahora son jaleadas como hazañas del Capitán Trueno. Han saltado al ruedo animales infames, que si no se han caído ha sido porque ni se les ha castigado, ni se les ha sometido, aunque esto no le importara a nadie, lo que esperaban era ver cortar orejas. Tan estricta en otros tiempos a la hora de juzgar la suerte suprema, ahora solo se valora la rapidez en hacer doblar al toro, ¿para qué? Para seguir pidiendo orejas. La protesta, muy reducida tanto en intensidad como en expansión por los tendidos, así como la duración de esta, en demasiadas ocasiones es casi algo testimonial, una expresión de cuatro que se aferran al pasado, que son tomados como locos por el resto del respetable. Atrás quedaron aquella andanada del 8, el más reciente tendido 7, del que solo quedan algunos restos fosilizados, y por supuesto los tendidos de sombra que ya en otra época, eran verdaderos Torquemadas taurinos. Aquello era la afición de Madrid, mucho más protestona y ruidosa que ahora y mucho más entendida que lo que hoy se aposenta en la piedra de Madrid.

Madrid ya no marca el camino, ahora Madrid imita a otras plazas; si Manzanares triunfa en Sevilla, también lo tiene que hacer aquí; si en Albacete se aprecia sobremanera las eternas faenas de Perera, pues aquí también; si en México se idolatra a El Juli y Talavante, ellos no van a ser menos. Qué tiempos en los que un torero salía catapultado de Madrid. Y lo peor de todo, es que si las cosas no salen como marca el guión, a esta nueva afición le entra sentimiento de culpabilidad. Él solo se inventa coartadas. De siempre han sido conocidas las novilladas que se echaban aquí, pero ahora resulta que nos parece inhumano, porque los chavales vienen con dos o tres festejos en la talega; cómo si nosotros tuviéramos la culpa. Que no los traigan, porque al que pasa por taquilla se lo cobran como si fuera bueno. Lo mismo ocurre con el ganado. Cuando no son los hierros que las figuritas se traen bajo el brazo, son ganaderías infames, cuya única virtud parece ser lo arregladito de su precio y las facilidades de pago de que se beneficia la empresa.

Y dirán, ¿esto qué tiene que ver con la afición de Madrid de siempre? Pues nada, pero no pensemos que lo que se sienta en los tendidos no es el público de Las Ventas, no cometamos ese error, porque nos guste o no, esa es ahora la que se llamaba la primera plaza del Mundo, pero que va desbocada al abismo para convertirse en una más en el circuito de los Coros y Danzas del taurinismo. Aunque no se crean, todavía queda ese el grupo de los incrédulos, esos que habitualmente se pasaban por aquí dos o tres veces al año para empaparse del espíritu venteño, y que respiraban el toreo desde que asomaban por Manuel Becerra; pero se dan cuenta de que es inútil hacerse una montonada de kilómetros para ver toros, que con ir a la capital de su provincia o a las fiestas de su pueblo, es suficiente y además se ahorran el paseo en coche.

Mientras seguiremos viendo como aplauden en el arrastre a un manso que pasaba por la muleta con el ánimo de un tractor a pilas, se protestarán cada vez más los mansos, gritándose eso de “Fuera ese toro”, como di esperaran que el señor presidente cometiera el error de mandarlo para adentro. Aprovecharán el primer tercio para llamar al de las bebidas, porque el caballo es algo de otro tiempo y no respetarán aquello que era tan sagrado en los toros y ejemplo para todo el mundo, eso de no ocupar, ni abandonar su localidad durante la lidia de cada toro. Pero no nos engañemos, ahora, así es Madrid y su afición.

12 comentarios:

MARIN dijo...

Es un tema sencillo de tratar y complicado de resolver Enrique. He estado varias veces en las Ventas que para mi, junto con Sevilla y Bilbao son los templos del toreo. A la única que no he ido a sido a Bilbao, pero sinceramente, esperaba que Sevilla se pareciese algún dia a Madrid y no a la inversa. Eso si, sin perder cada una su idiosincrasia.

El problema no está solo en Madrid. Esto está pasando en todos lados, aunque siempre tenia la esperanza de que Madrid no se entregase, pero amigo... como hemos cambiado. Como bien dices, hemos visto aplaudir a mansos y regalar orejas de saldo, pero es lo que nos queda. Hasta que en Madrid no vuelva a salir el toro, el primer tercio no se recupere y se exija como Madrid que es... acabareis siendo la plaza de talaqueras en la que se está convirtiendo, por ejemplo, Sevilla.

Como me dijiste a finales de Septiembre, sentados en la grada del 6, por aquí abajo lo expresamos de otra manera, pero lo vemos de la misma. Y lo dicho, sencillo de tratar pero dificil, muy dificil de resolver, sencillamente porque los huecos de granito que dejan los AFICIONADOS que se van, dificilmente los rellenaremos los aficionados nuevos.

un abrazo.

Xavier González Fisher dijo...

Enrique: Tal parece que en este "siglo XXI cambalache", como casi reza el tango de Enrique Santos Discépolo...

"No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón..."

Así que no nos extrañemos de que en esta fiesta ¿nuestra?, se vea lo que se ve.

Habrá que hacer la cartita a los Reyes Magos a ver si ellos nos pueden resolver este asunto, que de otro modo no veo solución posible, que todo esto está igualado, a la mala.

Que las fiestas sean buenas y los fríos pocos.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Enrique, el resumen de todo lo que acertadamente has escrito es que estoy perdiendo la afición en movimiento "uniformemente acelerado". Y no sigo escribiendo porque veo que se me acaba del todo y quiero guardarme una poquita afición porque mañana tenemos la comida taurina anual y ya se sabe de lo que uno habla en esas tertulias.

Deseo a todos los lectores de este blog y, cómo no, a su buque insignia unas felices fiestas.

J.Carlos

Enrique Martín dijo...

MArín:
Hay tantas cosas a las que nos tendríamos que acostumbrar, que sinceramente no sé si seremos capaces de hacerlo; y aquí te incluyo a ti también. La solución es sencilla, pero no fácil, y además requiere tiempo. Bastaría con que saliera el toro. Entonces todo volvería a sus cauces. Pero como pasa con la naturaleza, que no admite cambios, que luego vuelve a su ser, con violencia a veces, seguro que todo se reconducirá. Lo que no sabemos es si esto lo veremos nosotros o si ya no será demasiado tarde.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Ya se sabe, es mucho más fácil igualar hacia abajo, que hacia arriba, los dolores de cabeza vienen luego, que son muchos en el primer caso y bastante menos en el otro. Es lo que tiene el trabajar buscando lo bueno.
Mucha felicidad también para ti y que en este año que viene podamos comentar una corrida codo a codo sobre el granito de Madrid.

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Igual no estás perdiendo afición, lo mismo es que la tienes intacta y es la que impide aguantar medianamente bien, esto que nos quieren hacer creer que es la Fiesta de los Toros. Ahí está el origen de todo, que se piensa que esto es consecuencia y evolución de aquello que un día fue grande.
Un saludo y muchas felicidades para ti y los tuyos

franmmartin dijo...

Mal arreglo tiene ésto si desertan,como están haciendo,los que aman y sienten la Fiesta.Aunque floreciera económicamente,si algún día se acabara ésta jugada maestra y burda a la vez del capital a la que llaman crisis.
La Fiesta se ha ido remodelando y dulcificando a lo largo de los tiempos. A cada remodelación los listos de turno le han pegado una dentellada a su autenticidad y con la última ,la del toro, media en las agujas que va a ser suficiente.
Gracias,amigo, por el fondo de pantalla para el próximo año.

Anónimo dijo...

La protesta esta finiquitada y lo que queda esta mas que podrido por algunos de los del 7, que son unos ineptos totales incluido su jefecillo.

Grada del 8

Cárdeno dijo...

Que este año no se llenara ni con Victorino,aunque fuera en la feria del arte,que sobra a mi parecer, es significativo.Yo voy desde un pueblo de guadalajara que está a 100 km,que llego a mi casa a las 11,y nunca me importó,pero...los que tenéis el abono,y os ofrecen estos espectáculos,que no corridas, gobernados por la tauro-mafia,no me extraña que no se llene.Todo tiene un por qué.Todos sabemos que la fiesta del toro sólo la arreglamos los taurinos,y no los mafiosos del puro que se intercambian lotería en los aledaños de sombra mientras los del sol nos pegamos por una oreja mal concedida.Mucha mierda en los despachos,mucha torería de pastel, mucho palmero,mucho apoderado-empresario-millonario que manipulan toros con descaro y eligen 6 toros a la carta por 20mil euros con regalo de sobreros,pero por favor, todos sabemos lo que pasa, los que vamos al campo a ver toros en invierno comentamos lo que pasa en los corrales,hay ganaderos y ganadineros,y todo gira alrededor del torero,no del toro,y como dijo Sanchez Mejías,el torero no es buen aficionado a los toros...y como digo yo:...el dinero tampoco.

Enrique Martín dijo...

Franmartin:
Fondos de pantalla, si te gustan, los que quieras, faltaría más. Ya ves como se van preparando su acomodo y a lo mejor, cuando quieran darse cuenta, ya no les queda nada para seguir llenando la bolsa. Y además eso, con media estocada, ni una entera en todo lo alto, así de mediocres son.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Grada del 8:
No quiero yo echar nada encima del 7, quizás porque tampoco quiero darle la importancia que muchos quieren, como pudimos comprobar aquella tarde de la vuelta al ruedo. Yo sí que he visto algunos brotes por otros sectores de la plaza, pero para que eso tenga consistencia tienen que ser núcleos más concentrados de aficionados. O al menos que haya cierta conexión entre ellos.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Cárdeno:
Es que hay formas y formas de ir a los toros. Unos, tengan razón o no, van por la pasión y se emocionan con lo que les gusta y les duele lo que se le hace a la Fiesta. Los otros van a hacer negocio o a intentar mantenerse presente para estar en fiestas, homenajes y demás, y para eso, lo primero es no molestar y si además se hace de palmero, pues mejor. Sobre lo de Sánchez Mejías, estos últimos puede que ni sepan quién era o que era un loco de estos de los tiempos de Mari Castaña.
Un abrazo