lunes, 25 de noviembre de 2013

Mentir es pecado

Si el toro lo es de verdad, no hay mentira que le resista


Hubo una vez, hace mucho, que me dio por pensar, para ver qué era eso, si dolía, si te hacía cosquillas o si te producía urticarias o algo parecido. No hubo nada de eso, pero tampoco fue la cosa como para tirar cohetes. Pero ya que me lanzaba a este mundo de lo desconocido, tenía que intentar caminar por campos más o menos cercanos y no se me ocurrió otra cosa que pensar en esto de los Toros. Me dio por acordarme de cosas escritas por esta grada y de las respuestas de algunos lectores, de las opiniones que por ahí se leen y se escuchan de los taurinos oficiales y me quedé más que sorprendido; la mayor exigencia de todos estos señores para asegurar la supervivencia de la Fiesta de los Toros es la mentira. ¡Cágate lorito! Señores tan bien plantados, tan respetables y bien relacionados, tan educados, moderados y ceremoniosos, los de maestro por aquí, maestro por allí, van y te ordenan que mientas, como ellos deben hacer todos los días. ¡Qué sí, qué sí! Que es verdad, que para ser un taurino de bien hay que ser un mentiroso, o por lo menos, como se dice ahora, “hay que faltar a la verdad”. Igual en ese caso dejamos de ser mentirosos y pasamos a ser unos faltones, pero si según ellos uno ya lo
es, casi me quedo como estoy. Pero bueno, sigamos.

Ya lanzado a eso de pensar, seguí cavilando y llegué a la conclusión de que poco futuro y poco presente puede tener algo que se construya sobre una mentira. Es como levantar un rascacielos sobre un cenagal, igual queda muy bien en apariencia, se venden todos los apartamentos, pero tarde o temprano, eso se vendrá abajo y como las mentiras, cuanto mayores, peor será el porrazo. Los constructores dirán que ya se han embolsado sus buenas perras y que se las apañen los que pusieron todas sus ilusiones y ahorros en esa casa, que hubieran elegido mejor, ¿no? Pues ahora, haciendo un sobre esfuerzo mental, uno va y proyecta este ejemplo sobre el mundo del toro. Unos depositamos nuestras ilusiones, nuestras pasiones y hasta nuestras pocas perras en ir el toro y ¡Cataplum! de repente se nos viene encima y todo se va a tomar viento.

Resulta que si somos testigos de un fraude, nuestra obligación es aclamar al infractor y no digo delincuente por no molestar a esos señores de bien. Ves que te sueltan becerros por toros, mojicones desmochados por toros, inválidos por toros y lo que tú pides son toros y protestas, pues ya estás atacando la Fiesta, eres peor que los antitaurinos. Hay que callarse, decir que el ganado era muy bonito, muy en tipo, muy serio, muy bravo y encastado, aunque luego eches a correr buscando un confesor de guardia, pero tu alma no importa, hay que proteger el negocio. Que sale un tramposo descoyuntándose y pasándose el torillo allá a lo lejos y con unas precauciones fuera de los límites imaginables, pues eso es arte, la forma de expresarse del de luces y hay que jalearle y hasta hacer que se pierde la cabeza ante esa imagen bochornosa. Hay que mentir, hay que hacer que gusta, sin gustar. Hay que hacer creer a otros que esto es el no va más, porque si no es que eres un derrotista.

Pero esa mentira está tan bien instalada, que ya hasta a los mismos profesionales del toro les pretenden colar sus falacias. Resulta que van y montan sus huelgas y sus plantes a ser televisados, se enzarzan en un jaleo mal planteado para cobrar por los derechos de imagen, ¿se acuerdan? Y según decían, todo aquello era para salvaguardar los intereses de los más modestos. Esos a los que no permiten entrar en sus carteles, no vaya a ser que en una de estas llegue un proletario de esos y les descubra. Si acaso en contadas ocasiones en plazas escondidas del mundo. Que si hace falta, se pega un telefonazo al empresario que sea, se le pide amablemente que a uno por ser figura le incluyan en un cartel y le importa un pito que levanten de este a un compañero que iba a torear sólo esa corrida en toda la temporada. Pero eso sí, ellos, los figurones, luchaban por defender a los que menos torean. Vivir para ver. Sólo tenemos que pararnos dos segundos, esta vez sin necesidad de tener que pensar, que tampoco es bueno abusar, y ver las situaciones de unos y de otros, de los de arriba y de los de abajo. Los primeros se contratan hasta para actuar en las ferias entre los coches de choque, los coches chocones, como dicen en mi pueblo, junto a la tómbola, el perrito piloto, el tren de la bruja y el gusano loco; y es que no ha habido nadie que les haya explicado lo que quiere decir feriantes. Y los que menos torean y que se agarran a un clavo ardiendo por poder vestir de luces y llevar tres pesetas a su casa, resulta que son tuneleros, los culpables de que haya unos jetas que les ofrecen nada y menos por torear y o lo toman o lo dejan, rechazando unos dinerillos que les vendrían muy bien para ir a la compra. Pero los de arriba, los que se han autodesignado como reguladores de todo el tinglado taurino, los meten en el mismo paquete de los tuneleros que quitan a un compañero del cartel a costa de cobrar menos que este. Lo que da que pensar que aquellas reivindicaciones no eran lo que decían, o sea, que era una mentira más.

Pero la cosa no queda sólo ahí, ni mucho menos, pretenden modificar el pasado a su antojo y decir que no pasó lo que pasó y que pasó lo que no pasó. Algo parecido a aquella novela de 1984, en que el poder reconstruía la historia como mejor le venía. Corregían lo publicado en la prensa, las noticias de los informativos y hasta hacían que las personas no convenientes no hubieran existido jamás. Pero claro, eso lo podía hacer el Gran Hermano que todo lo veía, pero estos no creo que tengan tanto alcance. No me imagino yo a dos mozos engominados con el “pulóver” sobre los hombros, pantalón de pinzas y zapatitos sin calcetines entrando en mi casa y arrancando las hojas conflictivas de mis libros de toros, rayándome el Cossío por todas partes y quemando vídeos y fotos de otros tiempos, además de hacerme un lavado de cerebro como si me hicieran la permanente, pero quién sabe, igual esa es la segunda fase.


Que la mentira es un pecado y una fea costumbre, y el obligar a pecar al prójimo para favorecer a otros pecadores mayores es ganarse cuanto menos, el purgatorio, sino la eterna condena a las llamas del infierno. Si vemos algo malo, no podemos declarar que es bueno, magnífico, excelso; si nos engañan, habrá que decirlo, quejarse y protestar; y el silencio, aunque no lo crean, es otro pecado, pues es otra forma de mentir y si además te cuesta dinero, es de bobos. Sólo faltaba eso, que fuéramos de cabeza a las calderas de Pedro Botero y que encima el cornudo con cola y tridente se partiera la caja carcajeándose en nuestro hocico. Bastante se ríen de nosotros los taurinos y sus huestes, burlándose de nuestros gustos, nuestras preferencias y nuestras debilidades ¡Qué no! Que no me convencen, que no y no se hable más. Se acabó, porque “mentir es pecado”. 

8 comentarios:

MARIN dijo...

Bienvenido Enrique. Ya hace un tiempo que muchos "toreristas", por mi pasado, me dicen que en mi blog miento mas que escribo, porque apuesto por el toro. Y cuando defiendo a un torero, sea humilde o de los de arriba cuando lo hacen bien, los "toristas" me dicen que también miento mas que escribo. Aquí ya uno no sabe para quien mentir.

Pero ¿sabes que Enrique?, que voy a seguir equivocandome yo solo. Jamás permitiré que me quieran imponer algo, y si eso me cuesta que me aparten (sabrás de lo que te hablo), pues que me aparten.

Un abrazo.

El Secreto de la Bravura dijo...

Enrique:

Cada día lo tengo más claro y a medida que voy aclarando mi pensamiento me siento más tonto. Actualmente los toros están montados para que las "figuras" de turno se lleven el dinero. Si acaban con encastes de casi 300 años da igual, si echan al aficionado de las plazas da igual y si hunden la fiesta da igual. Aquí solo hay que tener en cuenta que la vida "artística" de un torero es bastante corta y las fincas y los coches de lujo son muy caros. Si por hacerse ricos acaban con el Toro pues a tomar por culo, y el que venga detrás que arree. Actualmente las "figuras" no aman al Toro (principal eje de su profesión o al menos debería serlo) más bien aman a los euros.

Y me siento profundamente tonto porque no entiendo que coño estamos haciendo los aficionados y que hemos hecho durante todo este tiempo. Sin público el negocio del toreo se desmorona ¿Por qué hemos dejado que hagan con nosotros lo que les de la gana y no nos tengan en cuenta? ¿No es hora ya de ponerse a exigir que para eso pagamos?

El problema es el "aficionado" que miente y lo único que busca es ser amigo de una "figura" para contarle a los amigos del bar que estuvo el sábado con el "gran" torero y poner la foto en el Facebook para presumir. Pero ¿sabes qué amigo Enrique? que con esta mierda de crisis que se nota en todos los bolsillos el público de clavel deja de ir a los toros porque para ellos el toro era algo donde presumir con el puro, la chaqueta y la mujer "guapa". Ya hay menos dinero y para ellos no es una prioridad. Pero los que llevamos el veneno del Toro dentro levantamos hasta las piedras y aunque sea a una o dos corridas intentamos ir. El público va y viene pero el aficionado siempre va a estar ahí. Y otra cosa muy buena que veo es que con esta maravilla de internet cada día estamos más unidos los aficionados, vamos teniendo más fuerza y, al menos, podemos quejarnos y denunciar las mentiras que van dejando caer estos antitaurinos que comen del Toro.

Perdón por la parrafada Enrique pero ultimamente ando algo más rebelde de la cuenta. Todo sea por y para el Toro.

Un fuerte abrazo y enhorabuena Enrique. Ánimo que hay que salvar al Toro.

Unknown dijo...

Enrique, y si me permites además, indigno.
Comparto tu negación al voyerismo que da visibilidad al abyecto, al vil que a golpe de uso y abuso de poder nos niega valores sagrados, heredados, aquellos que nos metieron esta locura en vena.

Defiendo esa postura cabal que sigue apostando por la emoción, la presencia de lo fundamental, la integridad del Toro y la brillantez, autoridad, valor de quien está ahí abajo.
Por esto, la visita a esta Grada 6 es obligada, después quizás, seguiremos siendo "los excluidos", pero en compañía todo, incluso las decepciones se hacen más soportables.

Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Una de dos, o esos que dicen que mientes no te conocen o te conocen muy bien y sólo quieren dar la lata. Pues allá ellos. ¿Realmente estarán satisfechos con esto? Pues que con su pan se lo coman. Eso sí, que al menos nos dejen decidir como equivocarnos, porque nosotros sí que nos equivocamos, ellos no, porque siempre tienen a quien echarle la culpa.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Alberto:
Como me gustan tus parrafadas. Ya podremos protestar y protestar, pero mientras tengan a ese público que les da para seguir trampeando, pues les vale, sin darse cuenta de que los que les salvarán el pellejo son los aficionados. Lo malo es que lo vean demasiado tarde. Y algo estaremos haciendo bien cuando les molesta tanto esto de internet y cuando se pillan los globos que se pillan con lo que se dice en las redes.
Un abrazo y a seguir.

Enrique Martín dijo...

Gloria:
En esta grada creo que siempre habrá sitio, especialmente fuera de feria, donde uno hasta puede tumbarse en el cemento.
Si saliera el toro todo cambiaría, porque éste se ocuparía de enseñar a todo el mundo como hay que tratarle. Entonces puede que los excluidos estuviéramos más felices, pero de momento habrá que seguir disfrutando de los amigos de los toros.
Un abrazo

Unknown dijo...

Enrique soy un seguidor de tu blog y comparto tus pensamientos, y por lo que veo y disfruto no soy el único. Me llamo Mariano, he iniciado esta semana en la aventura de un blog personal sobre mis pensamientos sobre todo lo que gira en torno al TORO. Pero tengo claro desde el principio que no me voy a callar, voy a expresar lo que siento pese a quien le pese. Cierto es que luego los que pedimos integridad y verdad en este mundo tiramos piedras sobre nuestro tejado. El otro día en el CEU lo dijo Victorino Martín hijo y creo que tiene razón, hablábamos de los encastes, de los figuras, etc. A lo que el argumento que según esta esto, hay gente que demuestra su verdad y sus ganas de torear todo tipo de encastes y encima les criticamos los que mas, en vez de apoyarles. Fandiño o Ferrera, sin ir mas lejos, anunciados en Otoño en Madrid, no apreciamos su disposición, creo que en este caso mas Ferrera porque Fandiño no estuvo... Conclusión que deberíamos unirnos mas los que buscamos la integridad del toro y su verdad, ¡¡ aunque luego discutamos de toreros, es lo bonito, para gustos colores !!

Enrique Martín dijo...

Territorio Toros:
Felicidades y muchos ánimos en esta aventura, que por lo que a mí respecta, me ha dado muchas satisfacciones.
No creo que decir las cosas como son sea echar piedras contra nosotros, ni mucho menos. Cuando se dice la verdad, esta sólo puede perjudicar a los golfos, los tramposos, los que quieren ocultar algo o los que se quieren aprovechar de mala manera.
Sobre los toreros, pues hay que contar lo que hacen cada tarde, independientemente de su pasado, todo esto según mi opinión, pero lógicamente creo que se es justo si a un torero que tiene una mala tarde no se le censura lo mismo que a uno que lo tiene por norma y que encima exige que se le idolatre. Yo no he aguantado casi nunca a Ferrera, pero este año tengo que reconocerle muchas cosas y si vuelve el año próximo y se le ve dispuesto, aunque no afortunado, habrá que darle ese margen que se ha ganado en la plaza.
Un saludo y mucho ánimo