El Campo Charro echará de menos a Nicolás Fraile |
Eso parece que ha hecho don Nicolás Fraile, el ganadero de
Valdefresno, hacerse a un lado para poder ver con detalle el jaleo en el que se
encuentra inmerso el mundo del toro, que si unos no quieren ir a Sevilla porque
no se les respeta, que si otros se parten la cara a guantazos, que si la tele.
Mientras, este ganadero se marchaba a los cielos para poder volver a
encontrarse con los suyos que le precedieron, con aficionados, maestros y
compañeros en esta pasión de criar el toro de lidia. Cuántas tientas podrá
organizar allá arriba invitando a matadores de verdad a probar sus vacas
celestes, esas que luego parirán esos Lisardos de pitones escandalosos, los
feos y toscos de Valdefresno, con ese pecho y esa cabeza que parecen la proa de
un tanque de asalto. Las tientas y los herraderos a los que acudirá mi padre,
aunque ya no será avisado por la abuela, que había visto herrar los caballos de
picar, para que todo estuviera a punto.
Ya me decía Rosa, la que me tiene al día de lo que pasa en
Tamames, que Nico estaba pachucho, que si le internaban o le mandaban para
casa, pero cada vez con menos esperanza. Hablaba de él como uno de la familia,
porque así lo sentían mutuamente, lo mismo para ir a bodas que a funerales.
Esta vez toca lo peor, y ya no le volverá a ver entrar en el Casino, detrás de
la iglesia, por donde tantas veces se pasó, sólo, con los hermanos, con
matadores de fama, cuando iba Julio Robles a comer cosido. Pero ya, ni el
casino es tal. Cambian los tiempos, cambian las personas, pero quedan los
recuerdos, sobre todos los buenos.
Seguro que seguiremos viendo la divisa de Valdefresno en la
plaza de Madrid, con esos toros que engañan a los aficionados impacientes de
nuevo cuño, esos que de salida ya dictaminan que el animal es manso, bravo o
vaya usted a saber qué y que no se apean del burro tan fácilmente, pues ellos
tienen “muy buen ojo para los toros”. no es nada raro ver a uno de estos
Lisardos salir escapando del aire, respingados de los capotes como alma que
lleva el diablo, y ya se sabe, mansos, pero mansos, mansos. Si ya hasta piden
que los cambien en esta tauromaquia de nuevo cuño, pero es entrar en las telas
y el animal pasa de cobardón a no tan manso, parece que hasta toma los capotes con
cierto agrado y hasta puede que se entreguen en sus embestidas. En el caballo
se comportan como lo hacen los toros de lidia, los bravos aprietan al notar el
palo y los mansos se lo quieren quitar a toda costa. ¡Vaya perogrullada! Puede,
pero acostumbrados a ver animales que llegan y se van sin que allí pase nada,
hacen que lo lógico se convierta en extraordinario. Luego en la muleta pueden
ofrecer embestidas de dulce, regalos para matadores que sepan aplicar los
secretos del toreo, el temple y el mando. Y si la fuerza les acompaña, pueden
ser toros de escándalo, con calidad y no exentos de casta. Pero las fuerzas,
¡ay esas fuerzas! Ese era el mal que desde hace años planea sobre este hierro.
Aquellos toros de El Puerto de San Lorenzo que en su tiempo adquirieron fama de
duros, pero que después de ser elegidos por las figuras, será una casualidad,
empezaron a flojear y medir el suelo con sus lomos demasiadas veces. El
problema heredado por las divisas que nacieron de la ganadería madre.
Dirán que qué tiene que ver todo esto con el fallecimiento
de Nicolás Fraile; pues a mi juicio, que puede ser discutible, tiene que ver
todo, pues creo que no hay mejor homenaje a un ganadero que recordar su obra,
su trabajo y su aportación al toro, como es el aguantar con un encaste en vías
de extinción, como lo están otros que fueron parte de los cimientos de la
Fiesta. Yo prefiero hablar del toro a hacerlo de cómo unos señores pretenden
mantener e incrementar sus privilegios, llegando incluso a echar mano del
chantaje, exigiendo el cambio de empresa en la plaza de Sevilla, como si ellos
estuvieran limpios de todo pecado. O hablar de que un señor de la prensa y un
banderillero quieren arreglar sus divergencias a tortas. Ya se sabe, ¿para que
hablar cuando se puede solucionar a mamporros? Pues eso, ya puestos, pongamos
un ring y que se aclaren allí los convenios del sector, lo de esa supuesta
trama mexicana que acecha como un fantasma que pocos ven, los litigios
televisivos y ya puestos, se podrían
confeccionar así los carteles de las ferias que vienen. Yo seguiré recordando
los ratos que he pasado apoyado en la tapia de El Pilar, Fraile Mazas, la
Ventana del Puerto, el Puerto y por supuesto Valdefresno, de los cantos de los
toros al sol que se hacen más presentes a medida que vas acercándote a la finca
o de aquella tarde de la Feria de San Isidro en que encontré a Nicolás Fraile
que se marchaba de la grada y al que pude saludar fugazmente. Pero él se ha
apartado, ha tomado distancia para contemplar todo con más claridad desde allá
arriba, como el árbitro que se aparta para poder ver el jaleo. Don Nicolás
Q.E.P.D.
8 comentarios:
Como siempre un escrito fantastico Enrique, mas que un articulo creo es el sentimiento de una buena persona hacia uno de los ganaderos mas puros que ha tenido la cabaña brava-
Don Enrique: Por lo que leo y lo que he visto, esta sí que es una verdadera pérdida y no lo otro que hace que los feriantes que acostumbran batir palmas se desgarren las vestiduras. Un abrazo.
Me he enterado del fallecimiento hoy al leerte.
Que en paz descanse. Tal y como están las cosas, seguramente allí arriba con bastantes menos sobresaltos que aquí abajo.
Que bien escribes bandido.
Un Saludo Maestro.
José:
Muchas gracias. Ya sabes que aunque no como otras personas que tengo muy cerca, existe un lazo que me une especialmente a esta familia ganadera, más por el lugar en que están y por mi padre, que por mi relación personal con ellos, que la considero muy limitada.
Un abrazo
Xavier:
Pues ya ves, un señor que apostó por un toro y lo ha mantenido hasta sus últimas consecuencias. Y también creo que significa algo el que el aficionado se esté volcando. Al final las cosas saltan solas.
Un abrazo
Óscar:
Con todos los que se nos están yendo, allí arriba van a poder montar corridas, tertulias, tientas y lo que surja, siempre con el toro. Ya me veo a San Pedro cogiendo la muleta.
Un abrazo
Manolo:
Muchas gracias. Por lo de maestro y sobre todo, por lo de bandido.
Un abrazo
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