viernes, 22 de agosto de 2014

¿Pereza, desencanto, hartazgo?


Y uno eligió un modelo, no fue el mejor, ni el más artista, pero le admiraron los mejores y los más artistas

No sé cuánto tiempo llevo alejándome cada vez más de las tertulias taurinas en la red, lo mismo en esta grada, que en otros foros en los que los aficionados se desfogan y claman al cielo para exigir el cese de la degradación de la Fiesta y su posterior regeneración. Como si fueran unos Stanleys taurinos en busca del profesor Livinstong, van abriéndose camino a golpe de machete intentando liberar sendas inexistentes. Desde el tendido los veo bregar en el ruedo esquivando los gañafones de los taurinos oficiales, de los taurinos aspirantes a palmeros y de todos esos a los que les molesta que algún inoportuno les fastidie una tarde de las dos o a lo máximo tres corridas que contemplarán en todo el año, sin importarles si la Fiesta se hunde o no el resto del año. Los hay que se apartan de todo esto de puro dolor, no quieren ni tele, ni blogs, ni nada de nada, porque no quieren ver como se desintegra esto que tanto aman.

Me parece estar en otro mundo cuando leo los comentarios de lo ocurrido estos días en Bilbao, la indignación ante la mentira y el apasionamiento que les brota de dentro cuando se les ofrece la verdad. Eso sí, por el mismo precio hay que soportar las incondicionales alabanzas a las figuras del movimiento taurino oficial, que a veces van acompañadas de fotografías que ofenden el buen nombre del toreo. Eso sí, que nadie se fie de las fotos, porque estas pueden dar una imagen distorsionada de la realidad. Estoy convencido de que una imagen que anda por ahí de Manzanares dando un derechazo a un borrego que deambula a varios palmos de los dominios del maestro es un efecto perverso de la cámara. Eso sí, no faltan las crónicas y comentarios de la gran faena del alicantino plena de arte y estética. Pero ya digo, será cosa de la foto. Pero los aficionados que abogan por la integridad se ofuscan y se ponen como motos. Y no es para menos. Lo que me admira es ese tesón, ese permanecer alerta permanentemente.

A unos los ves lo mismo en la feria de Madrid, que en los festejos veraniegos, desentonando entre los japos, guiris colorados como gambas luciendo pectorales, paisanos de los alternantes y demás transeúntes que se dignan aceptar el plan que Taurodelta les propone para una tarde de domingo. Otros buscan el toro allá donde creen que se hará presente, engullendo kilómetros y más kilómetros durante la temporada y cuando el bolsillo o las fuerzas no dan para más, se plantan delante de la televisión. Es para ponerles una calle.
Unos se autodenominan talibanes, apelativo que nunca me ha gustado, ni para mí, ni para el prójimo, otros se postulan como aficionados al toro, otros como toristas, tomasistas, del que lo hace y los más sabios, los que no se pueden dejar perder, dentro de su sabiduría se califican como aspirantes a ser aficionados. Si encuentran uno de estos engánchese de su brazo y no lo suelten por nada del mundo. Yo puedo considerarme un ser afortunado en este aspecto, muy afortunado y vanagloriarme de haber topado con algunos casos de estos. El primero, como ya he dicho en multitud de ocasiones, mi padre, al que nunca escuché decir que supiera de toros, pero que sí que me recordaba a cada minuto mi ignorancia en estas cuestiones. Luego con el paso del tiempo he podido disfrutar de un compañero de grada que siempre está con que él no sabe nada, otro de por allí abajo que simplemente se llama aspirante o aprendiz, o el que habla de los demás como los que saben, como si el pájaro se acabara de caer de una higuera. Incluso un maestro de lejos solo se permite aceptar su maestría en lo del toro como experto copista de lo que dicen otros, como si ya no hubiera para más. Los que aprendieron de sus mayores y que mantienen vivos el recuerdo de toreros como Félix Rodríguez, su infancia en la plaza de Barcelona. Pero hay un eslabón que les une a todos, ese no rendirse, el seguir cargando la suerte contra el fraude y muy cruzaditos, dejar con las vergüenzas al aire a esos taurinos oficiales.


Puedo afirmar que quizá todo esto se produzca en un momento de extraña lucidez mental, quizá por ese sentirme apartado, un poco distante. Veo a unos pocos crecidos, encastados, bravos y nobles, que meten los riñones sin reservas al sentir como el hierro les castiga, se vienen arriba con los palos y buscan la muleta con ese deseo de hacer jirones si consiguieran atraparla. Algunos necios puede que se pongan bonitos delante de ellos, pero cuidado, no son bobalicones que van y vienen. Aunque esto es algo que los modernos al uso no podrán asimilar, pero que sí entenderán los que sepan qué es la bravura. Yo, como si estuviera en mi grada un domingo de tantos, seguiré contemplando su pelea, esa en la que de momento no me veo, quizá por pereza, desencanto, hartazgo, o por todo  la vez. A lo mejor solo me falta encontrar un motivo y para eso cuento con que cualquiera de las figuras abra la boca y nos quiera explicar eso de que un toro les quiere coger o que miraba al bies. 

7 comentarios:

MARIN dijo...

Amigo Enrique, eso que crees que te está pasando, nos pasa a muchos. Ya ves, yo que era de esos que en mi afán de aprender (que sigo en ello) devoraba horas y horas de televisión, me leía revistas y revistas, grababa cintas y cintas de vídeo (ahora cds), y resulta que me miro en el espejo y no me conozco.
Ya no veo las grandes ferias, la de tu pueblo si me apuras (donde vives me refiero). Sevilla no es ni la sombra de lo que era, Pamplona hace mucho tiempo que prima el faranduleo antes que la fiesta, Zaragoza se perdió en el tiempo y los despachos, Bilbao ha perdido su identidad totalmente, y tu plaza lleva el mismo camino... y así hasta que nos aburramos. Ya ni te cuento de las plazas de segunda.

Pero ¿sabes que?, que aquí en esta grada encuentro refugio de lo que para mi es la fiesta. En Murcia, con una señora de los pies a la cabeza encuentro la lógica a todo, en Medina Sidonia ecuentro "el Secreto de la bravura" y asi un largo recorrido por todos los aficionados de los que aprendo. Pero sobre todo Enrique, en los momentos de bajón siempre hago lo mismo: Salgo al campo, encuentro una buena piedra a la sombra y espero a que llegue una vaca con su becerro, un toro, un novillo o un semental. Entonces es cuando se me vuelven a cargar las pilas, cuando encuentro el verdadero sentido de todo...EL TORO.

De ti aprendí a hablar con ellos sin dirigirnos la palabra, cuando hace un año te ví hablando con Revisor. Si si, hablando. Así que si tienes oportunidad escápate, busca esa piedra a la sombra y espera. Recarga las pilas y ayúdanos a meter riñones en todo esto. A no venirnos abajo en la lucha de que esto no deje de ser lo que siempre fue, LA VERDAD MAS GRANDE JAMÁS CONTADA.

UN ABRAZO COMO TU PUEBLO DE GRANDE

fabad dijo...

Enrique, la foto de Manzanares, hijo por supuesto, me ha producido la misma repulsa que a ti. Lo primero que me vino a la cabeza fue el conocimiento taurino de su "jefe de prensa"...
Pero lo peor es que piensen que eso es lo bueno. Parece ser que a Manzanares le pitaron en Bilbao por torear como en Granada o Sevilla corta orejas...
Que poquitas ganas me van quedando...y no escarmiento del todo.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Me tendré que buscar una piedra cerquita de casa, una piedra que no sea la de un parque, que por aquí hay muchos, tiene que ser en el campo, como bien dices. Hay mucha diferencia. Y si es con un toro de por medio, ¿para qué más. Tú eres de esos que "no saben nada", ese eterno aspirante, pero porque tu afición y tus ganas de saber son ilimitadas. No te haces una idea de lo que nos transmites y nos haces aprender. A mí me enseñaste una cosa que te fascina como si te fuera ajeno. De ti aprendí que se puede hablar con los toros. Fíjate, se te vuelve la pelota, pero tantas horas de campo que nos has contado, al final uno piensa que los toros hablan. ¡Qué mañana tan buena pasamos con Revisor! Un abrazo, maestro

Enrique Martín dijo...

Fabad:
No aprendemos, pero lo malo es que están empeñados en enseñarnos a apartarnos de esto. Quieren atraer a los que no han sido aficionados y lo pretenden hacer cambiando todo para agradar a quien no se interesó por el toro, pero a cambio están echando a los que vivimos para esto.
Un abrazo

fabad dijo...

Enrique, tenías que ver una foto que viene hoy en IDEAL de Granada. El pie de foto dice: Espectacular estocada de El Fandi.
Se le ve clavando la espada desde la parte externa del pitón derecho...
Claro que la corrida fue en la MONUMENTAL de Cogollos de Guadix, plaza portátil donde habitualmente se celebraban novilladas sin picadores (con novillos de mucho trapío). Si tengo gana pondré la efeméride en el blog.
Deberían castigarnos por seguir...
Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Fabad:
Ya sabes eso de que en el pecado llevamos la penitencia.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Fabad:
Ya sabes eso de que en el pecado llevamos la penitencia.
Un abrazo