Parece que Fandiño quiere colocarse en todo lo alto de la Fiesta |
Ya hemos entrado en el invierno taurino y sin más demora ya
se abre la caja de los rumores, de las noticias a medio confirmar y de las
ilusiones que desearíamos que se hicieran realidad, por muy descabelladas que
pudieran parecer. Ahora díganme dónde metemos la noticia de Ivan Fandiño sobre
su encerrona anunciada para Madrid, al comienzo de la temporada, y ante toros
de diferentes ganaderías, hierros de esos que revalorizan al que se enfrenta a
ellos y que también provocan que todo lo que se haga con toro sea digno de
tener en cuenta: Victorino Martín, Adolfo Martín, Pablo Romero (ahora Partido
de Resina), Miura, Palha, Cuadri, Escolar, Baltasar Ibán y Cebada Gago. No me
negarán que no tiene buena pinta y además nos impulsa a reflexionar sobre los
motivos, consecuencias e intenciones del matador.
Fandiño siempre ha sido un torero considerado de valor, que
por momentos hasta se le incluía entre los elegidos que quería agarrarse a la
verdad del toreo y que no volvía la cara a nada que tuviera cuernos, mientras
él tuviera muleta y espada en la mano. Pero la temporada pasada tuvo una
sucesión de lunares negros que nos hacían pensar que definitivamente se había
sumado a la comodidad que trae la modernidad y los nuevos tiempos del toreo. Hasta
parecía darse cuenta él mismo y se esforzaba en querer ocultar lo que parecía
más que evidente. Recuerdo ahora aquel día de Madrid en que tras un concierto
de suma vulgaridad, no exenta de precauciones, despreció la muleta y se tiro a
matar a cuerpo limpio. Pero no aquello fue valorado como el vasco pretendía.
Daba la sensación de que tal ejercicio circense estaba “demasiado” estudiado,
con movimientos muy bien ensayados para minimizar los riesgos, aparte de la
precaución de echar la tela en dirección a la salida del toro. Pero bueno, no
es momento ya de volver a aquello. El caso es que estos alardes y otros propios
de su repertorio se producían con corridas de las llamadas comerciales, las del
medio toro, las de Juan Pedro y derivados, las que eligen con mimo las figuras,
esas que hacen que el toreo deje de ser tal y se convierta en una danza
burlesca, caricatura de lo que es esto de la tauromaquia. No debió ser un buen
año para Iván Fandiño. Si nunca ha sido un torero estilista, si más que
poderoso es “aguantador”, si el temple no es algo que esté entre sus
condiciones de torero y si la lidia tampoco es uno de sus valores a mostrar;
¿qué quedaba? Pues ese querer y demostrar lo que es la verdad y lo que es
enseñarle los dientes al toro; algo casi imposible cuando no hay toro.
Y en estas que no ha acabado el año, sí la temporada y salta
la noticia de esta espectacular encerrona. No voy a declararme yo ahora
partidario de estos gestos, o gestas, como en seguida se califica esto de los
seis toros, pues yo soy más partidario de hacer temporadas serias. Díganme si
no estarían como locos si esas nueve ganaderías las matara en corridas de tres
espadas en plazas como Madrid, Sevilla, Bilbao, Pamplona y las que surgieran. Y
retando públicamente a otros compañeros de los puestos altos del escalafón y a
los que gozan de una comodidad extrema por ser considerados figuras, artistas o
inventores de los huevos pasados por agua. La cosa se animaría, ¿no? Que no
pretendo yo quitarle valor a esto de los seis toros, pero a mi modo de ver, las
encerronas deberían ser más un broche, que un trampolín. Y me explico. Si tal y
como decía antes, tras una temporada fuerte y compitiendo con todo el mundo, va
y se anuncia con seis toros, cuando ya no tiene nada que ganar, pero sí quiere demostrar
que es un verdadero matador de toros, entonces es para echarle la capa al suelo
y pedir que pase por encima para no manchar las suelas de sus zapatos. Eso
sería como si después de hacerse la maratón cuesta arriba, va y esprinta en el
último kilómetro, para rebajar su marca. Pero si esto se toma como trampolín,
queriendo llegar lo más arriba posible, para después, pasarse el año hacia
abajo hasta la zambullida final en octubre, pues, ¿qué quieren que les diga?
Pues que no, que así no.
Seis toros de entre nueve ganaderías de compromiso,
¡cuidado! que esto tampoco se puede despreciar gratuitamente, sería una falta
de respeto al que quiere ser torero y una injusticia, sea o no oportuno el
llevar a cabo tal “gesta”. Ya me gustaría a mí que todos los que vistes medias
rosas se plantearan responder de esta forma a las críticas recibidas por el
aficionado, queriendo espantar las sombras de duda tomando la vía del toro.
Dice mucho del amor propio de Iván Fandiño, como si él no acabara de estar
conforme con el Fandiño de 2014 y decidiera competir consigo mismo. La verdad
es que esta actitud responde muy bien a la imagen que de él hemos tenido
muchos, un torero con muchas limitaciones, pero con un ansia por ser más y más,
envidiable. Pero claro, esto me plantea a mí otra duda y grande. Si hay un
torero capaz de enfrentarse a si mismo, queriendo demostrar que quiere ser
alguien y que no le importa correr estos riesgos, ¿quién es el que le dirige,
el que lleva su carrera que no sabe aprovecharlo? Personalmente tengo la
sensación de que este pura sangre está en manos de alguien que no sabe ni
subirse al caballo. Le revienta cuando no es necesario y cuando tiene que
apretar el galope le hace ir al trote y además, pegando un rodeo. Pero esa es
otra cuestión, simplemente es la reflexión de alguien que está fuera de todo
este embrollo y al que no le toca andar en esas cosas. Lo que sí que me llega a
despertar la curiosidad es saber en que quedará esta lucha de Fandiño contra
Fandiño.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo de nuevo contigo Enrique. Yo también soy partidario de que los toreros deben mantener este compromiso con este tipo de ganaderías durante toda la temporada y en carteles de tres. Y el que pueda aguantar que se suba al carro y el que no que se baje definitivamente. Y este tipo de encerronas (que no gesta, que los matadores de toros están para matar toros) tienen mas sentido como dices a final de temporada.
Yo he sido el primero en ilusionarme con Fandiño en su día y el primero en acusarlo el año pasado de pasarse al lado oscuro, pero tengo que reconocerle que matar seis toros de este tipo de ganaderías no es nada facil. Ojalá muchos se diesen por enterados, aunque lo dudo mucho.
Excelente entrada Enrique. Un abrazo.
Marín:
Muchas gracias. Lo de Fandiño tiene una parte negativa y otra positiva. La negativa es que no sé si es el momento y la manera y lo positivo es que, a pesar de sus limitaciones, cuando ha notado que la gente no está de acuerdo con sus nuevas tendencias, parece que reacciona y lo quiere arreglar. Otra cosa es la forma de encarrilar todo esto. Si tenemos que poner nuestras esperanzas en lo que le arregle su apoderado, apañados vamos.
Un abrazo
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