lunes, 17 de noviembre de 2014

Fandiño contra Fandiño


Parece que Fandiño quiere colocarse en todo lo alto de la Fiesta

Ya hemos entrado en el invierno taurino y sin más demora ya se abre la caja de los rumores, de las noticias a medio confirmar y de las ilusiones que desearíamos que se hicieran realidad, por muy descabelladas que pudieran parecer. Ahora díganme dónde metemos la noticia de Ivan Fandiño sobre su encerrona anunciada para Madrid, al comienzo de la temporada, y ante toros de diferentes ganaderías, hierros de esos que revalorizan al que se enfrenta a ellos y que también provocan que todo lo que se haga con toro sea digno de tener en cuenta: Victorino Martín, Adolfo Martín, Pablo Romero (ahora Partido de Resina), Miura, Palha, Cuadri, Escolar, Baltasar Ibán y Cebada Gago. No me negarán que no tiene buena pinta y además nos impulsa a reflexionar sobre los motivos, consecuencias e intenciones del matador.

Fandiño siempre ha sido un torero considerado de valor, que por momentos hasta se le incluía entre los elegidos que quería agarrarse a la verdad del toreo y que no volvía la cara a nada que tuviera cuernos, mientras él tuviera muleta y espada en la mano. Pero la temporada pasada tuvo una sucesión de lunares negros que nos hacían pensar que definitivamente se había sumado a la comodidad que trae la modernidad y los nuevos tiempos del toreo. Hasta parecía darse cuenta él mismo y se esforzaba en querer ocultar lo que parecía más que evidente. Recuerdo ahora aquel día de Madrid en que tras un concierto de suma vulgaridad, no exenta de precauciones, despreció la muleta y se tiro a matar a cuerpo limpio. Pero no aquello fue valorado como el vasco pretendía. Daba la sensación de que tal ejercicio circense estaba “demasiado” estudiado, con movimientos muy bien ensayados para minimizar los riesgos, aparte de la precaución de echar la tela en dirección a la salida del toro. Pero bueno, no es momento ya de volver a aquello. El caso es que estos alardes y otros propios de su repertorio se producían con corridas de las llamadas comerciales, las del medio toro, las de Juan Pedro y derivados, las que eligen con mimo las figuras, esas que hacen que el toreo deje de ser tal y se convierta en una danza burlesca, caricatura de lo que es esto de la tauromaquia. No debió ser un buen año para Iván Fandiño. Si nunca ha sido un torero estilista, si más que poderoso es “aguantador”, si el temple no es algo que esté entre sus condiciones de torero y si la lidia tampoco es uno de sus valores a mostrar; ¿qué quedaba? Pues ese querer y demostrar lo que es la verdad y lo que es enseñarle los dientes al toro; algo casi imposible cuando no hay toro.

Y en estas que no ha acabado el año, sí la temporada y salta la noticia de esta espectacular encerrona. No voy a declararme yo ahora partidario de estos gestos, o gestas, como en seguida se califica esto de los seis toros, pues yo soy más partidario de hacer temporadas serias. Díganme si no estarían como locos si esas nueve ganaderías las matara en corridas de tres espadas en plazas como Madrid, Sevilla, Bilbao, Pamplona y las que surgieran. Y retando públicamente a otros compañeros de los puestos altos del escalafón y a los que gozan de una comodidad extrema por ser considerados figuras, artistas o inventores de los huevos pasados por agua. La cosa se animaría, ¿no? Que no pretendo yo quitarle valor a esto de los seis toros, pero a mi modo de ver, las encerronas deberían ser más un broche, que un trampolín. Y me explico. Si tal y como decía antes, tras una temporada fuerte y compitiendo con todo el mundo, va y se anuncia con seis toros, cuando ya no tiene nada que ganar, pero sí quiere demostrar que es un verdadero matador de toros, entonces es para echarle la capa al suelo y pedir que pase por encima para no manchar las suelas de sus zapatos. Eso sería como si después de hacerse la maratón cuesta arriba, va y esprinta en el último kilómetro, para rebajar su marca. Pero si esto se toma como trampolín, queriendo llegar lo más arriba posible, para después, pasarse el año hacia abajo hasta la zambullida final en octubre, pues, ¿qué quieren que les diga? Pues que no, que así no.


Seis toros de entre nueve ganaderías de compromiso, ¡cuidado! que esto tampoco se puede despreciar gratuitamente, sería una falta de respeto al que quiere ser torero y una injusticia, sea o no oportuno el llevar a cabo tal “gesta”. Ya me gustaría a mí que todos los que vistes medias rosas se plantearan responder de esta forma a las críticas recibidas por el aficionado, queriendo espantar las sombras de duda tomando la vía del toro. Dice mucho del amor propio de Iván Fandiño, como si él no acabara de estar conforme con el Fandiño de 2014 y decidiera competir consigo mismo. La verdad es que esta actitud responde muy bien a la imagen que de él hemos tenido muchos, un torero con muchas limitaciones, pero con un ansia por ser más y más, envidiable. Pero claro, esto me plantea a mí otra duda y grande. Si hay un torero capaz de enfrentarse a si mismo, queriendo demostrar que quiere ser alguien y que no le importa correr estos riesgos, ¿quién es el que le dirige, el que lleva su carrera que no sabe aprovecharlo? Personalmente tengo la sensación de que este pura sangre está en manos de alguien que no sabe ni subirse al caballo. Le revienta cuando no es necesario y cuando tiene que apretar el galope le hace ir al trote y además, pegando un rodeo. Pero esa es otra cuestión, simplemente es la reflexión de alguien que está fuera de todo este embrollo y al que no le toca andar en esas cosas. Lo que sí que me llega a despertar la curiosidad es saber en que quedará esta lucha de Fandiño contra Fandiño.

2 comentarios:

MARIN dijo...

Totalmente de acuerdo de nuevo contigo Enrique. Yo también soy partidario de que los toreros deben mantener este compromiso con este tipo de ganaderías durante toda la temporada y en carteles de tres. Y el que pueda aguantar que se suba al carro y el que no que se baje definitivamente. Y este tipo de encerronas (que no gesta, que los matadores de toros están para matar toros) tienen mas sentido como dices a final de temporada.

Yo he sido el primero en ilusionarme con Fandiño en su día y el primero en acusarlo el año pasado de pasarse al lado oscuro, pero tengo que reconocerle que matar seis toros de este tipo de ganaderías no es nada facil. Ojalá muchos se diesen por enterados, aunque lo dudo mucho.

Excelente entrada Enrique. Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Muchas gracias. Lo de Fandiño tiene una parte negativa y otra positiva. La negativa es que no sé si es el momento y la manera y lo positivo es que, a pesar de sus limitaciones, cuando ha notado que la gente no está de acuerdo con sus nuevas tendencias, parece que reacciona y lo quiere arreglar. Otra cosa es la forma de encarrilar todo esto. Si tenemos que poner nuestras esperanzas en lo que le arregle su apoderado, apañados vamos.
Un abrazo