martes, 20 de septiembre de 2016

Llenar las plazas, pero, ¿cómo?

Quizá el señor de Galapagar sea el último gran motivo para llenar plazas, que se lo pregunten a monsieur Casas, pero, ¿puede ser esta la única vía para garantizar un futuro halagüeño? ¿Tres tardes al año por plazas de segunda?


Resulta habitual utilizar el argumento de las plazas llenas para que muchos muestren su regocijo por el “buen estado” de la Fiesta. Y es verdad que da gusto ver los tendidos llenos en una tarde de toros, cosa que por otro lado es muy infrecuente, aunque muchos insistan en lo contrario. Solo tomando un ejemplo, el de la plaza de Madrid, que antaño contaba sus tardes de feria por llenos, ahora si acaso, de los treinta espectáculos de San Isidro, llena siete u ocho. Que por la tele les contarán lo contrario y las cámaras enfocarán a los tendidos más concurridos, pero la realidad del cuatro, cinco y seis, es tozuda. Estoas zonas no aguantan la prueba de las “piernas encogidas”. A pesar de esa cifra de días de no hay billetes, les cuento que en todo el San Isidro de 2016 solo hubo tres o cuatro tardes en las que no pudimos estirar cómodamente las piernas.

Ahora se han presentado las candidaturas para regir el destino de las Ventas en los próximos años y llama la atención la coalición de monsieur Casas con Nautalia. Está claro, el objetivo del señor empresario no es otro que llenar la plaza, sacar sus buenos billetes y después, el que venga detrás, que arree. No hay ni asomo de intentar fortalecer los cimientos de la plaza, ni fidelizar al aficionado, ni mucho menos recuperar a tantos y tantos que se han perdido. El “éxito” se pone en manos de los circuitos turísticos que tanto apetecen a monsieur Casas. y servidor que piensa que la plaza de Madrid debería llenarse un día con huelga de RENFE, de los pilotos de Iberia y de los conductores de ALSA y Autores. Menuda majadería, dirán ustedes, ¿no? Pues no digo yo que no, pero la cuestión es que en Madrid tiene que haber una afición lo suficientemente potente y establecida como para llenar por sí misma, que los que vayan lo hagan em metro y autobús y el que tenga dónde aparcar, que lo haga en coche. Lanzaron las campanas al aire aquel día en que Fandiño llenó Madrid. Pues ese fue el gran fracaso de Madrid, se necesitaron riadas de autobuses de aficionados de fuera para poder cubrir la piedra de las Ventas.

A los señores empresarios les importa un bledo de dónde les venga la pasta, lo mismo les da si les viene de la familia Kawasamata, que de la peña la “Lopecina” de Vila Real del rei Jaume el Conqueridor, que de los amigos del Rebujito de Trebujena, que de la Asociación de Escanciadores de Fanta de Cudillero, lo mismo da, la pasta es pasta y si una vez forrados dejan la plaza y la fiesta como un solar, allá penas, mejor, porque así podrán edificar un centro comercial de quince plantas, con trescientas salas de cine y un Carrefour con gasolinera. ¡Ojo! que cualquiera que venga a mi plaza no solo es bienvenido, sino que además le estaremos muy agradecidos por visitarnos y ofrecernos su visión de todo esto; no quiero que se me malinterprete. Los isidros no son el mal de la plaza de Madrid, el mal son los que, como monsieur Casas o los mismos Choperitas, solo buscan el negocio por el negocio, para hacer aún más negocio, con el mínimo esfuerzo. Si acaso aparentan que esto les importa, se indignan con que el Ayuntamiento de Madrid no aporte su parte a la Escuela Marcial Lalanda y cuando les piden que se hagan cargo de la de José Cubero “Yiyo”, echan las muelas.

Estos señores empresarios mantienen ahí una pelea interna entre llenar la plaza y el forrarse con el mínimo esfuerzo. Si primara lo de llenar, en San Isidro habría cambiado la cosa, se habrían empeñado en confeccionar mejores carteles e intentarían superar el cuarto de plaza de fuera de feria, que en la actualidad ya les supone un entradón. 11 millones de turistas en la capital en 2015 y los tendidos de Madrid muestran esa presencia famélica de la piedra al descubierto. A ver si eso de querer llenar con los visitantes no va a ser la mejor fórmula. Eso sí, los cuatro despistados no van a protestar el que entre los tres actuantes sumen cinco actuaciones en los últimos dos años, o que el ganado se arrastre por el ruedo. A estos no les tienen que mandar a los guindillas para que les desalojen de su localidad para que no protesten más. Si acaso, obligar al cervecero a que acelere el paso y les visite más a menudo.

Que igual a monsieur Casas le funciona eso en su Nimes natal, con un puñado de festejos al año, anunciando a muchos que él decide convertirlos en figuras, contando con visitantes de todo el orbe taurino, pero esta fórmula no puede ser la empleada para construir el futuro de Madrid; eso sí, si quiere que Madrid tenga futuro, porque a lo mejor esto no entra en sus planes. Que lo que funciona aquí, puede ser la debacle de allí, así que hay que pensarse mucho las cosas y tener en cuenta todos los elementos que adornan a cada plaza, que sí, que hay que llenar las plazas, pero, ¿cómo?




Enlace programa Tendido de Sol del 18 de septiembre de 2016:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Enrique, por muchas ideas que tenga este monsieur u otro, si lo que hay abajo nos aburre, vamos a seguir viendo mucho cemento en la plaza. Sin ir más lejos pongamos el ejemplo de hoy, un cuarto de plaza sin toros ni toreros. Con este panorama a uno se le quitan las ganas de volver.

Si te animas, nos vemos el 8 de Octubre en Villarejo de Salvanés, final del ciclo de novilladas sin picadores "La Ribera del Tajuña", con la siempre interesante ganadería de Saltillo.

Un abrazo
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Si es que esa es la cuestión, se pasan la vida ideando fórmulas mágicas, pero lo esencial, el toro, lo dejan de lado.
Pues no sé cómo me andarán los ánimos para ir por ahí a ver toros, aunque lo de Saltillo siempre es un aliciente.
Un abrazo