lunes, 24 de septiembre de 2018

Referéndum taurino, claro que sí


Quizá podríamos imaginar lo que votaría este caballero y sus entregados intelectuales, pero eran otros tiempos

Como decía mi padre, vuelta la mula al trigo. Ahora el señor Iglesias propone un referéndum para decidir si los toros deben prohibirse o no. Bueno, es una opción, pero si nos ponemos a pedir referéndums, igual no acabábamos nunca. Que conste, que a mí, personalmente, todo lo que sea votar me parece muy bien y además está bien que se pueda votar todo, pero cuando votamos en las elecciones generales, también lo hacemos para que unos señores tomen decisiones, que a veces, los encastados de la casta y los descastados de enfrente, también se tienen que mojar un poquito, ¿no? ¿Qué usted no quiere que haya toros en su patria? Muy bien, es muy legítimo, pero dígalo con claridad, que así no tendrá que hacer el papelón cuando vaya a “jugar al hormiguero” y soltar una ristra de tópicos típicos para no mojarse el culo. Que aquí nos conocemos todos y ya sabemos de qué palo va cada uno. ¿No quiere toros? Pues dígalo.

La verdad es que no soy nada partidario de eso de “con la que hay montada en el país y se dedican a esto de los toros” , no, pero la verdad, ganas me dan de decirle que si esto es lo más importante o simplemente ha visto un camino propicio para colgarse la medalla del buenismo naturista. Que ya puestos a convocar referéndums, se me ocurren unos cuantos para proponer: Monarquía o República, que ahí también se puede usted lucir; el poder tener animales no domésticos en las casas y las condiciones para tener los domésticos; la proporcionalidad entre el salario más alto y más bajo en las empresas; un estatuto que sirva para exigir responsabilidad a los políticos por sus actos demenciales, aunque legales, cuando ostentan el poder; legalización de la marihuana; regulación de la prostitución; un modelo estable de enseñanza; un modelo estable sanitario y de pensiones; la eutanasia; el sistema territorial español; si los bomberos pueden sacar un calendario luciendo sus cuerpos esculturales; si en las cabalgatas de Reyes se admiten ocas y demás animales o no. Anda que no hay cuestiones que nos tienen divididos a los españoles, aparte de otros que no, pero que como afectan a unas minorías, resultaría muy fácil quitárselos de encima con una votación. Que ya puestos, votemos para prohibir la capa española, que al fin y al cabo son cuatro los que la portan y siempre podrían tirar del goretex. O prohibir los sombreros, especialmente los de ala ancha, pero cuidado, que por esto y menos, casi queman a Esquilache.

Pero no creo que usted se haya metido en este lindero así, porque esta mañana la mermelada le recordó la sangre del toro en la plaza y le pareció una imagen a suprimir. Quizá ha visto una vía directa al éxito, al suyo, y ya se ve triunfante, entogado y coronado de laureles. Que bien, ¿verdad? Pero ahora le pregunto yo, ¿y después? Sale un sí en el referéndum por la prohibición de las corridas de toros y, ¿qué hacemos al día siguiente? ¿Lo tiene pensado? Espero que no tenga como asesora a Lucía Echevarría, porque entonces la cosa se nos iba a complicar a todos y las urgencias de los hospitales no iban a dar abasto. Usted, que por sus iniciativas parece un amante de los animales y en consecuencia de la naturaleza, ¿qué tiene pensado para las miles de cabezas de ganado que estarían abocadas sin remedio al matadero? ¿Qué tiene pensado para esos campos en los que el toro vive en unas condiciones de privilegio tal y como lo hacía hace miles de años? Aparte de la gente que se dedica al toro y que vive de ello, aunque eso tampoco es problema, porque montamos una cadena de montaje de bolis en la provincia de Soria y les ponemos a colocar capuchones a todos los que antes ponían fundas en los pitones- a propósito, pitón es la parte del toro que más pupa hace, no haga caso a Lucía Echevarría, aunque le diga lo contrario-. Que oiga, igual es la solución y así sacamos a no sé cuantos miles de trabajadores, con sus familias, del medio rural y los reubicamos en un arrabal de una gran ciudad y las dehesas de bravo las dedicamos a montar parques temáticos en pro de la defensa de la naturaleza, ¿no? Que a los niños igual les convence de lo útil y bonita que es una encina, pero, ¿y los señores de una constructora, de una mina, ideadotes de macrocentros del ocio, urbanizaciones? Esos que revolotearían como buitres queriendo especular y hacer negocio con los terrenos en los que ahora vive el toro de lidia y todas las especies que lo hacen en el ecosistema en el que él es el motivo de todo. Piénseselo, medítelo y luego decida, que igual el enemigo lo tiene en casa y es el que mismo que le dice para esto de los toros eso de: referéndum taurino, claro que sí

Enlace programa Tendido de Sol del 23 de septiembre de 2018:

No hay comentarios: