Actualmente, la casta Gallardo es prácticamente sinónimo de Pablo Romero, o Partido de Resina como se anuncia en los carteles. Se trata de un toro del que se decía que era el más guapo, el que mejores hechuras presentaba y este honor se puede decir que lo sigue ostentando, aunque lo que tienen dentro ya es harina de otro costal. Esta ganadería, como la de Miura, ha venido sufriendo a lo largo de los años un importante problema de consanguineidad de muy difícil solución. Los antiguos propietarios y los actuales han intentado después de muchos esfuerzos, sacar adelante una ganadería cuya sangre no se puede refrescar, como se hace en otros casos, por ser casi el único representante de Gallardo en la actualidad. Y utilizo el término “casi” porque puede haber una punta de ganado escondida en la Asociación, lo cual desconozco ahora mismo, y porque en algunos casos se habló de la posibilidad de cruzar el ganado con lo de Miura, con quien tiene un ascendente común de la sangre Cabrera, aunque ya muy remoto, aparte de la sangre jijona y vazqueña y la de la casta Navarra, aunque sobre esto hay opiniones contrapuestas. Orígenes que se remontan al siglo XVIII, al convento de los dominicos de San Jacinto, en Sevilla, hasta su adquisición en 1885 por Carlos Conradi y Felipe de Pablo Romero.
La historia más reciente se puede resumir en múltiples intentos de sacar adelante este hierro legendario, a querer ver como una posible resurrección cualquier asomo de mejora, a caer y volver a caer, a un intento último por salvar el hierro como un patrimonio cultural y zootécnico a conservar, y por una venta final que nos lleva al actual Partido de Resina, antes Pablo Romero.
El toro de Pablo Romero se caracteriza por presentar una cabeza pequeña, pero ancha, corta y chatos de hocico, con la frente rizada. Al contrario de lo que ocurre con Miura, su cuello es corto, con un morrillo muy desarrollado y muy habitualmente, también con el pelo rizado. Coronados con unos pitones en forma de gancho, sin destacar por ser demasiado desarrollados, ni demasiado gruesos, aunque si suelen ser veletos, cornidelanteros y corniabiertos.
Estamos hablando de un toro profundo, ancho de pecho y con poca papada y poco badanudo. No son demasiado largos, aunque sí son de cuerpo en forma de cilindro, destacando los costillares arqueados, con un vientre muy poco marcado, acaban en una grupa musculada y desarrollada, con una cola larga y poblada. De patas fuertes, pero cortas y finas, suelen ser cárdenos y negros, y los accidentales de entrepelado, bocinegro, jirón, gargantillo, rebarbo, coliblanco, rabicano, bragao, meano y axiblanco.
De momento sólo nos queda seguir esperando y seguir intentando ver el principio del renacimiento de este encaste y volverlo a ver anunciado en las grandes ferias: A lo mejor se podía pedir ayuda a los matadores actuales, para que se apunten a esta corrida y para que esos atisbos se vayan convirtiendo en una línea de regularidad, bravura y de un sin fin de toros guapos
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