miércoles, 30 de marzo de 2011

La libertad, la concubina de los demagogos


A raíz de las declaraciones de El Juli, de las que ya hemos hablado y comentado un buen rato en esta ventana taurina, se me han venido a la cabeza la multitud de veces en que muchos utilizan la palabra libertad sin pensar en lo que realmente significa. Se pide libertad para atufar del humo de un cigarro a aquel que ni se le ha pasado por la cabeza encender un cigarrillo, para el que se siente en el derecho de exigir que nadie encienda ese cigarrillo, para poder beber el alcohol que a uno le venga en gana y después coger su coche sin importarle un pito que otros sufran las consecuencias, para los que se creen en el derecho de que toda la vecindad aguante sus curdas y las de sus camaradas de botella, para los que se sienten atacados porque el vecino se case con el otro vecino, para los que se ven acosados porque un juez les grabe las charlas de sus fechorías pasadas o futuras, para los que no conciben que se les pueda exigir responsabilidades por crímenes del pasado porque son del pasado, para los que entienden que el culto religioso tenga que llevarse clandestinamente o los que quieren imponer los símbolos de sus creencias, los que se ven encadenados por ver satisfechos sus caprichos, los que quieren cambiar el signo político de las urnas o los que nos quieren imponer a todos el resultado de estas.


Todo esto en nombre de la libertad, esa señora con un pecho fuera que con una bandera en la mano guiaba a su pueblo. Esa señora que ahora iría rodeada de esa panda de golfos y descarados que confunden libertad con capricho y que se escandalizarían porque el pueblo no le dejara tocarle el culo a la señora del pecho al aire. Y esto se extiende a todo el mundo, lo mismo al deportista que en su libertad acusa al de enfrente de tramposo con el único fin de conseguir el beneficio que falsamente reprocha al contrario, que al político que pone lo ancho del embudo para su lado, que a los maestros que no soportan una china en el zapato; china que crece a medida que crece su mentira y de la misma forma que la verdad resulta más evidente.


Los demagogos del G (7, 10 ó mil) se van paseando luciendo sus vergüenzas por los salones de ministerios, hoteles y tascas de mala muerte que los reciban y se van pasando la libertad de unos a otros a conveniencia, según el deseo libertario de mancillar a la señora que ellos quieren convertir en mero objeto de tráfico carnal. Pero no tardan un segundo en saltarle los ojos a cualquiera que se atreva a profanar su divinidad a base de recitarle la verdad de la realidad que vivimos. Uno de los últimos ha sido el maestro Esplá, quien no tiene nada que agradecer a esta troupe y sí al toro, a la fiesta y al público, con el que él fue tan generoso vestido de luces. Igual que esta fiesta y que su trayectoria, el torero de Alicante es contradictorio, y lo mismo se planta delante de todo el estamento taurinista, que se marca la pantomima de Alicante; igual se arriesgaba a tener que cortarse la coleta por inactividad forzosa cuando el conflicto de las televisiones, que se marcha de charleta con Juli y Ponce, pero esa misma contradicción le impide tener la boca callada y decir a todo que sí a los mandones del momento.


En este caso el maestro Esplá es el espíritu bondadoso que empeña su esfuerzo en salvar a la concubina de los brazos de los oligarcas tiránicos y que no duda en luchar a favor de la libertad de esa señora llamada Libertad y de la que todos esos demagogos abusan, aunque nos quieran hacer creer que la llevaran del brazo al altar; de esto estoy seguro aunque no sea para unirse a ella per secula seculorum. Lo más probable es que la lleven al otro altar, al de los sacrificios y la entreguen en holocausto a la divinidad de los dineros y le saquen las entrañas con el único fin de sacar un beneficio, por pequeño que sea, hipotecando cualquier bien futuro para su bolsillo o, ¿por qué no? para el bien de esa fiesta a la que tanto dicen defender y a la que tratan de la misma forma que a esa libertad de quien tanto hablan, como la concubina de los demagogos.


PD: No me quedo a gusto si no pido perdón por el término empleado para titular esta entrada, aunque tampoco voy a prescindir de él en esta ocasión.

12 comentarios:

Xavier González Fisher dijo...

Enrique: Si por "concubinato" hemos de entender "la unión entre un hombre y una mujer libres de matrimonio, sin impedimentod legales para contraerlo y que hacen vida en común de manera pública como si estuvieran casados", no creo que lo que planteas sea eso precisamente.

Más bien y de acuerdo con el Diccionario de la Lengua, me sugiere una mera y vulgar barraganía o amancebamiento...

Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Quizás debería hecho caso a mi primer impulso y dejar lo que estaba en el borrador, que era "ramera", pero francamente no me atreví a tanto. A pesar de mi estado de cabreo con los señores que nombro, no creí que tuviera que ir tan lejos. Mi intención es reflejar el estado de una señora que tiene que satisfacer a los señores, engañada u obligada y que aquellos solo "usan" para satisfacer sus más bajos instintos, como decían Les Luthiers. Quizás ese reblandecimiento haya quitado el significado de mi idea original.
Un saludo y gracias por estar al quite tan rápida y eficazmente.

Gil de O. dijo...

Es que les cabe todo: concubinos, barraganes y amancebados.
Distinto es que pretendan usar La Libertad, como instrumento servíll en su demagogia insultante; como ha sido el montaje de la Corrida de Priego, y como ha sido la reunión de Sevilla; y otras muchas cosas más utilizando a aficionados de buena fé para sus fines.
Enrique, totalmente de acuerdo con tu articulo una vez más, así como con los paralelismos tan acertados y expresivos con los que has venido a retratar el momento politico tan excelso del que disfrutamos -por los cojones- gracias a la falta de preparación de los que tenemos la obligación de ir a las urnas. No digamos de los que nos gobierna, que además de saber hacer la "o" con un canuto, tampoco les propongas tirar de la yunta para marcar un surco en esas benditas tierras leonesas, tan afables y tan agradecidas para la labor.
A los toros, el ir no es obligatorio, pero bien bueno sería de que los claveleros -al final tendré que aceptar el término- trataran de progresar en los fundamentos taurinos en lugar de servir como soporte económico del Cinturón de Acero.
Qué Caperucita, vaya al río a "lavarse el coño" me parece perfecto, pues no hace otra cosa que hacer uso de las libertades por las que tanto trabajo y tanto precio hubo que pagar.
Yo sé de eso. Un saludo para todos.

Gil de O.

Si tienes enojo, por usar pseudónimo te ruego me lo indiques.

Enrique Martín dijo...

Gil de O.:
Espero que el cabreo no sea por contagio mío, pero en el momento de escribir esto no es que estuviera feliz y contento. Además parece que por un lado nos cuentan la situación que sufrimos, y que vivimos en carne propia, y por otro los que nos quieren hacer tragar unas maravillas que no hay quien las pase. Y nosotros con cara de bobos, lo que tampoco quiere decir que lo seamos.
Sobre eso de los pseudónimos, no creo yo que le pueda molestar a nadie, a mi por lo menos no. Y menos en el mundo de los toros, donde tan buenas plumas ha habido c que utilizaban otro nombre, lo que no creo que quiera decir que sea una forma de esconderse. Esconderse es decir barbaridades gratuitamente y firmar con un ofensivo anónimo.
Un saludo

Anónimo dijo...

El concubinato es las parejas de hecho, actuales.
Mejor lo de "ramnera",
jeje je.

Saludos,

UN LECTOR

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
A mi me sigue costando. Aunque el espíritu de la entrada sea ese.
Un saludo

Anónimo dijo...

Quiero decirle a Gil de O, que Caperucita, vaya al río a "lavarse el coño" aparte de hacer uso de las libertades es demostrar que es limpia, curiosa y que mejor que el río para asease y que no suba el contador del agua.
Pero que esto no vayan a copiarlo todas las mujeres, porque algunas podrían contaminar las limpias aguas de algunos ríos y lo sufrirían los peces que no tienen culpa de nada.

Un saludo

Clavelitos

Enrique Martín dijo...

Clavelitos:
No me imaginaba yo que la higiene de Caperucita preocupara tanto al personal.
Un saludo

Aficionado Venteño dijo...

Sería importante el respeto a la MUJER.

Lo que se lee en el post y comentarios me resulta muy desagradable, la verdad,
y así lo expreso.

RESPETO PARA TODAS LAS MUJERES, PARA EMPEZAR CON LAS EXPRESIONES QUE MSE EMPLEAN.

gRACIAS.

Gil de O. dijo...

Buena la nota de humor de Clavelitos.

Maestro Martín, cuando ésto ha sido con Caperucita, que me diría, el del clavel, si llego a hacer mención de cuando se lo lavaron Victoria Abril y Paz Vega, en el uso de sus libertades escénicas; y además, por qué no, para aliviar la penas de los pececitos. Me los imagino saltando y bailando como en el villancico del "Niño Dios".

Si el otro día estaba "cabreao" hoy con lo de Pegalajar, estoy que bramo, así que no dé mucho "porculillo" éste de los claveles. Ja,ja, ja...Es broma.

Gil de O.

Enrique Martín dijo...

Aficionado Venteño:
No me agrada que nadie pueda llegar a la conclusión de que no se respeta a la mujer en esta entrada, lo que no quiere decir que me desagrade su comentario. Mi entrada toma a la libertad como mujer, porque esa es la imagen que siempre se le ha asignado. Y el abuso de otros que pretenden hacer su capricho apelando a esa libertad, es lo que me parece censurable y criticable. Quizás lo malo no esté en las referencias y si en los referentes.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Gil de O.:
No es por ser un aguafiestas, pero si ya estás "cabreao" anda que no te queda, que no nos queda, "na" de aguantar en el mes de mayo. No sé si estarás en Madrid en mayo o si verás la feria desde tu pueblo, pero verás como acabas mosqueado más de una tarde. La diferencia será si con el lomo partido por las "cómodas" localidades de las Ventas o no.
Un saludo