domingo, 12 de junio de 2011

¿A que no me ganas?

Y al final, ¿dónde está el toro?


Admiro el espíritu de superación del ser humano y esa ansia de querer siempre el primero en todo. El que de niño quería sacar las mejores notas de la clase, ser el más popular en el colegio o en el barrio, meter más goles que nadie, ganar a las chapas a todos los niños, ganar más canicas que ninguno o ser el que más corriera de todos. Y como dicen los mayores, algunos de estos rasgos marcan a una persona para toda la vida. Y si no, vayan a Granada y pregunten a los compañeros de aula de David Fandila, quién era el que más corría en el patio. A mi no me cabe la menor duda, si ahora corre lo que corre con ese incómodo atuendo que es un traje de luces, con chándal y zapatillas tenía que ser un trueno. Pero la cosa no es correr en línea recta, eso para otros; él es capaz de correr para adelante o para atrás, o para adelante y para atrás al mismo tiempo. Que es fácil decirlo, pero hay que hacerlo. El único problema es que cuando decidió ponerse las medias rosas, nadie le dijo que el correr era de cobardes y que para atrás un torero no debe ir jamás si tiene muleta y estoque en la mano. Una frase llena de segundas lecturas que pronunció en su momento Pedro Romero, pero que quizás debería haberla desarrollado más, e incluso pensar en unas actividades a modo de ejercicios, como en el cole, para los aspirantes a toreros.

Madre del amor hermoso, lo que nos ha costado llegar hasta aquí, como si no hubiéramos tenido bastante, de postre La Palmosilla y El Fandi, caramba con los de Taurodelta, si es que tiran a dar. Nos creíamos que ya se habían acabado los parches, pero nos quedaba uno, el de los dos de Carmen Camacho y el sobrero de El Torero. Entre todos les mandan levantar una piedra, no muy grande, que cupiera en una mano, y seguro que no pueden. Cuanta flojedad, cuanta invalidez, cuanta croqueta por el ruedo de las Ventas. Pero luego, si el toro va tres veces a la muleta, nos olvidamos del esperpento del caballo y empezamos a decir que fue un buen toro y a maravillarnos de cómo iba en el último tercio. Yo entiendo las ganas de los buenos aficionados de ver algo que se les clave en el ojo, pero así creo que no ayudamos demasiado a que esto se regenere. Si aceptamos que a una corrida entera no se le pueda bajar la mano porque si no se cae y admitimos el toreo sanitario, entonces tragamos con la mentira y la asumimos.

Carmen Camacho remendó el encierro y abrió la corrida con el peligroso primero que esperó a todo el que se le acercaba por el pitón derecho y que cuando se notó herido soltó el traicionero derrote que llevó a Miguel Abellán a la enfermería. El otro, el quinto, empujó en el caballo lo que sus escasas fuerzas le permitieron. Debió ser devuelto inmediatamente, pero quizás la cosa no se veía tan clara desde el palco presidencial. Resultaba extraño que D. Trinidad López- Pastor Expósito otras tardes tuviera la mano presta a sacar el pañuelo verde y que de repente se le hubiera encasquillado el brazo ante semejantes muestras de invalidez. El sobrero de El Torero, con un aspecto más caprino que bovino, manseó descaradamente en el peto, queriéndose quitar el palo constantemente, saliéndose suelto en cuanto no le taparan la salida. Luego, después de las carreras que tuvo que echarle a El Fandi, no se le podía bajar la mano ni para echarle de comer, no se aguantaba en pie. Los tres de La Palmosilla que quedaron no recibieron un puyazo entre los tres juntos; Quizás habría sido mejor que no salieran los picadores y que hubieran llamado a Super Nanny, por lo menos así alguien les hubiera puesto las peras al cuarto. Se dolían de la puya, corneaban el peto, les molestaban las banderillas y los trapazos de sus respectivos matadores se reducían a cariñosos banderazos.

Miguel Abellán salió bajo de revoluciones, dando sensación de apatía. Tanto por el pitón derecho como por el izquierdo, su toreo se reducía a abusar del pico y a las carreritas para colocarse a cada pase. Y aunque el toro era un inválido sin cura posible, quizás le tendría que haber castigado con la muleta y si se caía, que se cayese, pero por lo menos a lo mejor le habrían quedado menos ganas de soltar derrotes a traición. A mí me gustaría saber que ocurriría si los matadores empezaran a torear por bajo a los toros que, aunque tullidos, por su mala condición la cordura exige que se les baje la mano. Lo mismo muchos se darían cuenta del estado del toro de lidia. Igual los públicos de esas plazas de Dios empezaban a poner el punto de mira en el toro y puede que los empresarios empezaran a comprar ganado de hierros que aguantaran el primer tercio y que en la muleta no rodaran por el suelo. ¡Qué iluso! A veces hablo de la gente del toro como si todo esto les importara algo y no lo vieran como un negocio familiar heredado de sus mayores, los que sí tuvieron afición, que lo mismo les podrían haber dejado una ganadería, la gestión de plazas de toros o una farmacia. Pero a lo que iba; Miguel Abellán acabó en la enfermería por el golpazo que se llevó en la cara. Primero parecía que era un palotazo, pero solo pudo llegar a las tablas, donde se desmoronó, para ser sacado del ruedo instantes después.

El Fandi tuvo la oportunidad de demostrar lo que da de si en un toro más, lo malo es que da muy poco de si. Su actuación se basa en las facultades físicas, en la resistencia de piernas y pulmones, lo que a alguno nos rechina bastante. Intenta cosas como llevar al toro al caballo con un galleo por chicuelinas o tirando de él metiéndolo en los vuelos del capote, pero todo resulta tan violento, tan rápido, tan destemplado, sin tener en cuanta al toro y tan sin sentido, que resulta grotesco. Con las banderillas el espectáculo que otros proclaman es la carrera y el abuso de un animal inválido. Todo son ventajas. De frente siempre deja pasar al toro antes de clavar, con brincos y exagerando el culo fuera. Cuando va hacia atrás le da tiempo a medir la salida, no se encuentra nunca entre los pitones en el compromiso de tener que salir del embroque apoyándose en los palos, porque cuando clava ya está fuera. O esos recortes en los que deja parado al toro para clavar desde la pala del pitón. Y lo del violín, pues eso, muy musical, pero desentonando. En postura de contorsionista clava los palos cuando el toro está camino de Ávila. Aunque al menos no se le cayeron los palos y no se le vio el truco de los rehiletes cosidos por la punta. Con la muleta demostró que no sabe torear, que le han contado que el derechazo es con la derecha y con la espada de mentira, porque tantas facultades y no puede torear con el acero en la muleta; el natural como el derechazo, pero con la izquierda y sin el palo agrandando la tela. Lo de citar, cruzarse, rematar atrás y esas cosas, eso son tonterías de cuatro chalados. Pico, retorcimientos, muchas carreras, como no, y trapazos en línea recta que parecen más cómicos que toreros. Todo este esperpento se acerca más al abuso de un animal que a la tauromaquia de siempre. Con la espada le preocupa más hundir el acero en lo negro, que ver donde la deja, y si en estas hay que soltar la muleta en el hocico del toro, pues se tira. Pero todavía habrá quien alabe su “espectacularidad”.

Daniel Luque salió con la idea de torear, o eso debería ser, pero casi se vio obligado a quitarse los alamares y cambiarlos por una bata blanca y unos guantes de látex, un palito y pedirle al toro “Diga treinta y tres”. A su primero le recibió con unas verónicas rectificando, que no es que me importe esto demasiado, pero que lo hagan todos los días en todos los toros y que no acaben de tomar la medida de los terrenos, ya cansa ¿no? Empezó a muletear al palmosillo con trapazos cariñosos para evitar que rodara por el suelo. Naturales alternados con carreritas delatoras de la falta de mando y dominio, pico, trapazos, derechazos de igual condición, pero sin bajar la mano, eso no por favor, que luego el animalito se cae y la gente se ofusca. Que si no le bajo la mano y no se cae, estos ni se enteran. Pues sí nos enteramos y él se dio cuenta de su error en el otro de su lote, el de Carmen Camacho, al que en medio del escándalo solo pudo matarlo de infame bajonazo, que no le produjo ningún sonrojo.

Y así llegamos al final de estas ferias, que creo que no han defraudado, ni sorprendido a nadie. Los triunfalistas están encantados con sus orejas y sus puertas grandes, con ver a las figuras con los despojos en la mano y felices de haberse conocido, aunque tal y como han sucedido las cosas, creo que andan con la mosca detrás de la oreja, pensando que aquello no fue tan bueno como creía. Y los que auguraban un desastre ganadero y artístico, pues han acertado de pleno. Y no creo que sea por que sean más listos que los demás, simplemente llevan años viendo lo que pasa y que esto va a peor. Pero todo esto lo dejamos para alguna entrad más en la que cuente mis conclusiones de esta eternidad en la piedra de Las Ventas. Luego igual decidimos dejarles descansar. Muchas gracias a todos por dedicarme todos los días un rato a leer mis cosas, por sus opiniones, unas a favor y otras en contra, pero con un respeto que me ha conmovido, que no sorprendido, porque sé que los que se pasan por aquí, además de saber ver toros, tienen educación para hablar de ellos sin aspavientos de mal torero, y que día a día me han obligado a darle vueltas a lo visto en la plaza de Madrid. A todos, MUCHAS GRACIAS.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer tuve el "placer" de escuchar a Moncholi, Bernadó & Company la retransmisión de la corrida de ¿toros?

El buenismo, la justificación y el apuntar y no disparar fue la tónica de la tarde.

De espectaculares tildó Moncholi los pares de banderillas de Fandila. Bernadó justificaba el que Luque levantara el capote para que no se cayera el toro. Como si el toro, en vez de dominarlo, hubiese que cuidarlo cual hermanita de la caridad. Y la perla de la tarde vino de Moncholi al decir que también era mérito mantener en pie al justito de fuerzas.

Actitudes así desinforman a la gente que ve las corridas por Telemadrid. No es de extrañar que estos mismos teleespectadores vayan a Las Ventas y pidan orejas a diestro y siniestro. Seguro que, de tantas veces que han escuchado a Moncholi y Molés, todo les parece bien.

Para más Inri, Moncholi decía que debían ser los subalternos los encargados de sacar al toro del caballo y, ¡fíjate por donde!, Bernadó dice que debe ser el matador. Hasta ahí la cosa iba en empate pero ¡ay amigo!, en estas salta el ganadero y dice que debe ser el matador. ¡Qué mano izquierda tuvo Moncholi, qué temple! A todo esto suelta: "creo que se habrá entendido la ironía de mis palabras".
¡Y el tío se queda tan pancho!

Te felicito por ese enorme y buen trabajo que has realizado cubriendo la feria, sin duda mucho mejor que cualquier juntaletras del periodismo oficial (recomiendo leer el nuevo artículo que les dedica Francisco Callejo en la Charpa). Si te parece bien, podrías elaborar algún artículo para analizar el resumen del ciclo ferial en cuanto a matadores, ganado, empresa y afición (juntos o por separado).

Saludos,
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Vaya por delante que me habéis ayuda muchísimo a seguir escribiendo todos los días, que vuestros comentarios noes que hayan enriquecido lo escrito, es que me han parecido imprescindibles y sí que voy a intentar escribir mis conclusiones, aunque a lo mejor mno parezca un resumen como tal. Y oye, tengo que estar de acuerdo con Moncholi, mantener a aquellos inválidos en pie tiene mucho mérito, lo que pasa es que el mérito no es el taurino precisamente, quizás sería para sacarlo en una revista médica o algo así. Y me acabas de dar la respuesta perfecta para cuando alguien diga lo contrario a lo que escribo, "Veo que no han captado la ironía. Y así además le estoy llamando petimetre al que no pilla la "ironía". Pero mérito mérito, el de los que se han plantado delante de la tele a escuchar lo que se escucha.
Un saludo y muchas gracias por visitarme de nuevo. Mira si seremos masocas, que ya pensamos en los siguientes carteles.

Anónimo dijo...

Esto es la contrafiesta. Siempre ha sido que el remate por abajo servía para someter y, de este modo, el toro iba más largo porque le sobraba la fuerza.

Ahora es todo lo contrario. En cuanto se les baja la mano, a caerse, a quedarse cortos a no pasar... Todo al revés.

Por cierto, ayer la plaza de Madrid parecía la de mi pueblo coreando las carreras de Fandila y los pares a toro pasado.

Graicas por las crónicas, Enrique.

Luis Miguel.

Enrique Martín dijo...

Luis MIguel:
Es que ahora es el mundo al revés y lo que es peor, nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino y hacernos creer que eso es lo bueno. Pues bien, a mi entonces me gusta lo malo, me emociona mucho más. Y Madrid es como la plaza de muchos pueblos, desgraciadamente.
Muchas gracias a tí por tu apoyo y tu tiempo.
Un saludo

Xavier González Fisher dijo...

Enrique: Que los chalados de "...citar, cruzarse, rematar atrás y esas cosas..." sean ya cinco, me agrego.

Diego Cervera Garcia dijo...

Sr Enrique, una vez mas digo lo mismo, pero carai!!! no se le pueden poner ningun "pero" a sus comentarios, con lo cual, una vez mas, has descrito la tarde tal cual.
Por otro lado, ojala Miguel Abellan, tenga una pronta recuperación, porque la verdad es que las imagenes en televisión fueron feisimas, bueno, yo creo que cualquier cornada en la cara es bastante desagradable.

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Es que tú me da que tambíén estás un poco chalado, con perdón, pero bendita chaladura ¿eh? Lo bueno de que acabe la feria es que ahora voy a poder ver con toda tranquilidad las entradas de la Aldea del Tauro. De momento tengo a medias la de El Papelero, pero como todas, hay que leerla con tranquilidad y atención.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Diego:
Muchas gracias de nuevo. Si siempre es una faena que a un torero le coja un toro, en este caso más si cabe, justo después de dejar la espada y cuando ya había pasado. Es la última jugarreta de aquel manso con mala clase.
Un saludo

MARIN dijo...

Gracias a ti Enrique por tenernos todos los dias al tanto de lo que pasaba en las ventas y siempre bajo el prisma de un gran aficionado.
Un saludo.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Gracias por estar siempre ahí.
Un saludo

Juselín dijo...

Enrique, enhorabuena por tus entradas isidriles y por enseñarnos a ver lo que otros no vemos o no sabemos ver.

La verdad es que no sé de dónde sacarás el tiempo para regalarnos estas entradas.
Yo he ido haciendo algún comentario en mi blog de lo que iba viendo, a mi manera, pero entre ir, estar, y volver no me daba tiempo para nada.

Seguiremos atentos por aquí para seguir aprendiendo de tus comentarios.

Un saludo

Enrique Martín dijo...

Juselín:
Muchas gracias por estar ahí. El tiempo es el que no he dedicado a otras cosas, nada más. AHora podré leer con más tranquilidad y detenimiento lo que se publique en "Cárdenos y Jaboneros".
Un saludo

franmmartin dijo...

Enrique ¡cómo estará la fiesta! ,(sí con minúsculas),para que El Fandi sea el número uno de la promoción en corridas toreadas y no sé si también en orejas rabos y patas cortadas en los últimos años.
O más bien cómo estará el toreo y sus figuras "para relojes" o "poderosas e importantes," o "con mucho empaque y recibiendo a topa carnero",para que éste modesto torero sea el "leader" del escalafón.
Mi concepto del toreo y mis gustos fraguados a lo largo de muchos años,no van por la parte de El Fandi,pero quiero romper una lanza a su favor, y ya van varias, porque aún sin ser un exquisito de toreo desmayado y del alba del alhelí y los grandes expresos europeos, es un profesional que hace lo que sabe todas las tardes,que se entrega sin ratonerías todas las tardes , en todas las plazas y que seguramente por eso y no por su exquisitez, lleva más gente que casi nadie, o nadie, a los tendidos.
El público podrá no saber de toros, pero de vergüenza torera sí sabe.
Qué coño hace ese fondón Morante arrastrandose por las Plazas ante un montón de "almas mías", esperando ver un recorte o media verónica de relojería, o una trincherilla de cartel de toros.
O un "Super Ajax"(el más poderoso), dominando a un animalejo que venía ya dominado desde antes de que su padre fuera novio de su madre, o....... y sobran ejemplos de gente que aburre a las ovejas merinas, pero que,eso sí, un día pueden dar dos pases que quiten er sentío ,con lo cual se dan por bien pagados la legión de exquisitos que han convertido la fiesta de los toros, en algo que huele más a "Kio ou Lí" que a sangre sudor y lágrimas.
Siempre ha habido toreros con distintas características y eso le da variedad y valor a la fiesta.Siempre ha habido toreros de formas exquisitas y toreros de rompe y rasga.Siempre ha habido toreros que han cimentado sus valores en las benderillas , en la forma física y en el tremendismo.Pero nunca se les ha intentado ningunear por eso, ni devaluar su entrega y su categoría.
De los muchos que se me vienen a la memoria a vuela pluma, menciono a Chicuelo II,a Litri padre, a Miguelín,a Chamaco, El Fundi y si me apuran un poco, hasta a Diego Puerta. Y hay muchos,muchos más, que se han ganado el respeto a base de entrega valor ganas de agradar y dar siempre todo lo que tienen.
Hoy en el ABC viene un desdichado artículo del llamado maestro Burgos, en el que para honrar a un empresario amigo fallecido,deshonra o intenta deshonrar y denigrar, la trayectoria y los cojones de un legionario del toreo, que con medio cojón suyo sobra para formar una dinastía: De El Fundi ;al parecer porque no es tan exquisto como Curro con un borrego, ni para relojes, ni es importante, ni da verónicas eternas,muy eternas,de casi 4 segundos.
Toda esta banda, está más cerca de Coros y Danzas que del toreo ,que no hay que olvidar que viene de TORO.
Esto Enrique , aunque lo parezca,no es una bronca ni mucho menos,es simplemente un intento de alzar la voz para que nos quitemos las orejeras y valoremos otras características del toreo y de los toreros, que cuando había toro eran imprescindibles y que ahora en éste ballet mariconero en el que se está convirtiendo el toreo, sobran y hasta casi ofenden.
Hasta la tarde por la radio,amigo.

P.D.Perdona algún palabro "malsonante" deslizado en el comentario, pero que estan debidamente catalogados en el Diccionario de la R.A.E.,no así las trapacerías que se traen los figuras y taurinos, que no aparecen en nigún apartado ni artículo, de los 17 Reglamentos de las Fiestas de Toros ¿en vigor? en éste desdichado país.

Enrique Martín dijo...

Franmartin:
Por Dios, que regañina ni nada, un comentario intenso, claro, sincero y real, muy real y lo de las palabras altisonante, pues mira, prefiero dos tacos a dos cuchilladas ¿no? Sobre los toreros artistas, ahora parece que hemos llegado a el torero de ese corte es el que se pasea por las plazas de España sin hacer nada, y cuando pega una natural o una media se fotografía, se hacen vídeos, se reparte por medio mundo y ya hasta la próxima. Resulta que el artista es el torero como Curro con más de sesenta ñaos, que no tenía ya las facultades de su juventud, e incluso para juzgarle se olvidan de lo que hizo mucho antes. Y eso es a lo que parece que aspiran con Morante. EL Juli, y muchos otros, son toreros a los que hay que admitir, tragar y aplaudir por narices y si no, es que no tienes ni idea o eres un amargado. Tú tienes más experiencia que yo y seguro que no recuerdas una época en el toreo en la que las primerísimas figuras fueran tan contestadas por el aficionado, que interesaran menos que las de ahora y que fueran menos capaces de lo que son esta tropa. Está claro que no soy partidario de El Fandi, pero coincido en lodel amor propio y que a pesar de pitos y demás, él da lo que tiene, eso sí, que tampoco es mucho. Pero te pongo otro ejemplo y es el de El Cordobés, un torero con muchísimas limitaciones, pero que las últimas veces que vino a Madrid respetó la plaza como he visto a pocos, sobre todo si tenemos en cuenta que su toreo no es de los que más gusten por aquí. Hasta el momento en que no ha interesado o no le ha interesado a él y dejó de venir. Quizás a El Fandi lo que le falle es que le expliquen un poco la idiosincracia de este público. Pero ¡qué tonterías digo! Si la gente se volvía loca con él. No sé ahora si que me he quedado pensativo.
Un abrazo y ya sabes que tus vistas por aquí son muy bien recibidas.

Anónimo dijo...

Acabado el "serial", lo primero que quiero es agradecerte tus crónicas que han servido para saber lo que realmente pasó en la plaza los días que no fui que han sido muchos a pesar de tener un abono de mayores que me sirve para todos los festejos, pero ya mo cuerpo y mi paciencia no están para aguantar nada de lo que ocurre en el ruedo casi siempre y menos aún los comentarios de la mayoría de vecinos que se "divierten" tanto.
Lo segundo felicitarte por el estado de forma en que tienes que estar para haberte tragado todo sin morir en el intento.
Por último, pedirte un favor: sigue así, pues si de la plaza me están echando, no conseguirán echarme de tu blog.
Y ahora corto que me voy a escuchar el paseillo.

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
Muchas gracias por su seguimiento. Solo espero no decepcionar y que se siga pasando por este blog.
Un saludo

Tercio de Pinceles dijo...

Enrique...

a ti... siempre, gracias.

Por tu pura afición que es romanticismo puro; por tu criterio compartido o no y por poner esa nota de color que viene de tu pluma.

Solo leer tus comentarios y basta darse cuenta de que ganas por goleada.

Un abrazo, los que te seguimos no faltamos,

Luis

Enrique Martín dijo...

Luis:
Jamás me habían dicho que mi afición fuera puro romanticismo, pero me gusta. Quizás sea romanticismo el pelear por algo que tiene toda la pinta de ser una causa perdida. También se podría hablar de quijotismo, pero ya es demasiado autobombo el calificarse a si mismo como romántico y Quijote. Ya me gustaría.
Un abrazo y gracias por tu apoyo.